Fallece Francisco Rocasolano, abuelo de Letizia.
- Autorgateta_dolceta
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Muchas foreras y yo te echamos mucho de menos, tus aportaciones no dejan indiferente a nadie resultan muy interesantes.
Que se mejore tu abuelo y aquí te estaremos esperando, formas parte muy imprtante del foro. Se te quiere y admira de corazón.
Un saludo.
Aunque no se si con él sigues manteniendo el contacto supongo que te sentirás preocupado y estarás atento a su evolución, ánimo y me alegro que no viva, es un decir, en una residencia y siga en su casa con su familia.
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Bue velorio en puertas
Tendra ocasion Leti de meter la pata en algo
Tendra ocasion Leti de meter la pata en algo
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A la prensa le encanta magnificar y edulcorar todo lo que tiene que ver con Letizia. Lo de la finca del amigo del abuelo les ha encantado y si hubieran podido meter un palacete de por medio también lo hubieran hecho. Yo no sé hasta qué punto ha sido una equivocación o lo han escrito con toda la intención...
Las mejoras de tu abuelo, que rápido esteja en casa con alguna salud.
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Quizá la finca que ha estado visitando se esta
El Bosque, en Béjar (Salamanca), una auténtica joya de jardín otoñal.
«He llegado a mi villa, no para cultivar los campos, sino el alma», escribió Cósimo di Médicis en 1462 al referirse a su finca de recreo en las cercanías de Florencia.
El Bosque, creado en 1567 por el segundo duque de Béjar, Francisco de Zúñiga y Sotomayor, es su vástago español; una villa renacentista concebida para la contemplación y el disfrute de la vida rural. Todavía hoy este excepcional conjunto, que incluye palacete, jardines, huertas, prados y bosque, conserva la esencia de los jardines humanistas italianos, inspirados a su vez en las villas romanas descritas por autores clásicos como Cicerón y Plinio el Joven en sus cartas. Fiel a las recomendaciones que hace el arquitecto Alberti en su emblemática obra De re aedifi catoria, la villa se situó sobre la ladera de una colina cercana a la ciudad (El Bosque se encuentra a sólo un kilómetro del centro de Béjar) y se guardó una relación íntima entre el edifi cio y el jardín, dispuesto en terrazas decoradas con elementos arquitectónicos y decorativos: escalinatas, fuentes, bancos, plazoletas, exedras… Estos elementos, hoy envueltos en líquenes y acompañados por viejos plátanos y castaños, son vestigios de la exquisitez del diseño original. Pero si el trazado clasicista del jardín invoca la Italia renacentista, el enorme estanque, situado a los pies de la casa y verdadero protagonista de El Bosque, evoca lugares más remotos. Con una isleta en el centro –que actualmente cuenta con un cenador romántico de fi nales del siglo XIX–, recuerda los grandes jardines mogoles del norte de la India y Pakistán, con sus pabellones flotando en medio de gigantescas extensiones de agua, como los del famosísimo palacio del Lago en Udaipur. Probablemente esta influencia oriental llegará a través de Portugal, el primer país europeo con presencia en la India desde la llegada de Vasco da Gama en 1498, ya que en nuestro país vecino encontramos similares estructuras de estanques con pabellones, por ejemplo, en los bellísimos jardines de la Quinta das Torres.
Es la riqueza del agua –gracias a un abundante manantial que nace en la cercana sierra de Candelaria– lo que hace posible el conjunto de El Bosque, con sus múltiples elementos acuáticos, su generoso huerto y su frondoso bosque de robles y castaños. Encontramos aquí una delicada simbiosis entre el paisaje natural y el paisaje cultural. Si seguimos nuestro recorrido por El Bosque, al bajar desde el estanque a una terraza inferior nos encontramos con un jardín de corte romántico, que pertenece ya a otros tiempos. En 1869, el último duque de Béjar, Mariano Téllez Girón, vendió la propiedad. Los nuevos propietarios cambiaron la original estructura geométrica por otra muy de moda en la época con caminos sinuosos y exóticas coníferas, secuoyas, píceas, pinsapos, además de un magnífico ejemplar de Magnolia grandiflora. En un nivel inferior se extiende la huerta, poblada de frutales regados por acequias con las aguas del gran estanque, que servía de depósito de agua. Más abajo, el agua se recoge en otro estanque, de reducido tamaño, que servía de reserva. Así se unen lo práctico y lo estético en un conjunto único, que a pesar de varias modificaciones conserva su disposición original.
Desde 1996 El Bosque es propiedad del Ayuntamiento de Béjar. La cordillera del Sistema Central, verde y granítica, que separa las dos Castillas, se convierte aquí en un remanso de serenidad con resonancias de cuentos orientales.
El Bosque, en Béjar (Salamanca), una auténtica joya de jardín otoñal.
«He llegado a mi villa, no para cultivar los campos, sino el alma», escribió Cósimo di Médicis en 1462 al referirse a su finca de recreo en las cercanías de Florencia.
El Bosque, creado en 1567 por el segundo duque de Béjar, Francisco de Zúñiga y Sotomayor, es su vástago español; una villa renacentista concebida para la contemplación y el disfrute de la vida rural. Todavía hoy este excepcional conjunto, que incluye palacete, jardines, huertas, prados y bosque, conserva la esencia de los jardines humanistas italianos, inspirados a su vez en las villas romanas descritas por autores clásicos como Cicerón y Plinio el Joven en sus cartas. Fiel a las recomendaciones que hace el arquitecto Alberti en su emblemática obra De re aedifi catoria, la villa se situó sobre la ladera de una colina cercana a la ciudad (El Bosque se encuentra a sólo un kilómetro del centro de Béjar) y se guardó una relación íntima entre el edifi cio y el jardín, dispuesto en terrazas decoradas con elementos arquitectónicos y decorativos: escalinatas, fuentes, bancos, plazoletas, exedras… Estos elementos, hoy envueltos en líquenes y acompañados por viejos plátanos y castaños, son vestigios de la exquisitez del diseño original. Pero si el trazado clasicista del jardín invoca la Italia renacentista, el enorme estanque, situado a los pies de la casa y verdadero protagonista de El Bosque, evoca lugares más remotos. Con una isleta en el centro –que actualmente cuenta con un cenador romántico de fi nales del siglo XIX–, recuerda los grandes jardines mogoles del norte de la India y Pakistán, con sus pabellones flotando en medio de gigantescas extensiones de agua, como los del famosísimo palacio del Lago en Udaipur. Probablemente esta influencia oriental llegará a través de Portugal, el primer país europeo con presencia en la India desde la llegada de Vasco da Gama en 1498, ya que en nuestro país vecino encontramos similares estructuras de estanques con pabellones, por ejemplo, en los bellísimos jardines de la Quinta das Torres.
Es la riqueza del agua –gracias a un abundante manantial que nace en la cercana sierra de Candelaria– lo que hace posible el conjunto de El Bosque, con sus múltiples elementos acuáticos, su generoso huerto y su frondoso bosque de robles y castaños. Encontramos aquí una delicada simbiosis entre el paisaje natural y el paisaje cultural. Si seguimos nuestro recorrido por El Bosque, al bajar desde el estanque a una terraza inferior nos encontramos con un jardín de corte romántico, que pertenece ya a otros tiempos. En 1869, el último duque de Béjar, Mariano Téllez Girón, vendió la propiedad. Los nuevos propietarios cambiaron la original estructura geométrica por otra muy de moda en la época con caminos sinuosos y exóticas coníferas, secuoyas, píceas, pinsapos, además de un magnífico ejemplar de Magnolia grandiflora. En un nivel inferior se extiende la huerta, poblada de frutales regados por acequias con las aguas del gran estanque, que servía de depósito de agua. Más abajo, el agua se recoge en otro estanque, de reducido tamaño, que servía de reserva. Así se unen lo práctico y lo estético en un conjunto único, que a pesar de varias modificaciones conserva su disposición original.
Desde 1996 El Bosque es propiedad del Ayuntamiento de Béjar. La cordillera del Sistema Central, verde y granítica, que separa las dos Castillas, se convierte aquí en un remanso de serenidad con resonancias de cuentos orientales.
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Buenos amigos que cuidan de un adulto mayor de 98 años mientras su hija pueda tomar unos dias de vacaciones.
Y una gran coincidencia que la abuela se pusiera mal, también de visita a esos buenos amigos.
Y una gran coincidencia que la abuela se pusiera mal, también de visita a esos buenos amigos.
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El abuelo es un roble, aún dará batalla.
Indigna la estupidez de la prensa, ni un solo medio ha dicho hasta ahora que el Sr. Rocasolano estaba en casa de unos amigos cuando se sintió indispuesto, todos repiten como loros que se encontraba en la finca de unos amigos en Bejar.
Esto muestra como los medios y la prensa distorsionan las noticias.
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Vaya, qué causalidad que ambos se hayan indispuesto de visita en la casa de esos amigos. Espero que se recupere pronto, que 98 años no es moco de pavo. Las personas «de antes» duran mucho, nosotros no llegaremos a tanto.
De la prensa qué esperar, aún recuerdo cuando le sacaban a Letizia ancestros monárquicos, los Rochesoleil de no sé dónde.
De la prensa qué esperar, aún recuerdo cuando le sacaban a Letizia ancestros monárquicos, los Rochesoleil de no sé dónde.
