Mi madre conoció a Conchita y a María José ya como actrices adultas. María José y nunca avaló el testimonio de su hermana a viva voz por miedo pero siempre estuvo a su lado.
Concha empezó a darse cuenta del peso de esa experiencia y del trauma que arrastraba bien entrada la madurez, cuando esos recuerdos empezaron a afectar a su salud física y psicológica. El haberlo hecho público la honra mucho. No tenía nada que ganar y sí mucho que perder.
En aque
Y Camilito tb era repulsivoTe cuento yo como era: un tío acomplejado y amargado que nunca asumió que literariamente no sería como Miguel Delibes, que fue quien le tendió una mano en Valladolid o si me apuras como Camilo José Cela, con quien acabó tarifando.
Lo enloquecía la fama y un buen cotilleo, casi más que ser respetado como escritor o periodista. Sabía muy bien adular y medrar a costa de personajes como Pedro Jeta Ramírez, que lo tuvo muchos años de bufón y le reía las gracias.
Las mujeres jóvemes y guapas lo enloquecían aún más y, si no conseguía su atención u otros favores, era capaz de difamar y calumniar hasta la náusea.
En ese aspecto tuvo mala suerte con mujeres como Pepa Flores.