EN El CINE

ESTRENOS DE CINE
'Rodin': un escultor en el infierno
Jacques Doillon dirige este 'biopic' lento y sin brillo protagonizado por Vincent Lindon e impulsada por el Museo Rodin


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Vincent Lindon es 'Rodin'. (Caramel)

ALEJANDRO ALEGRÉ

24/08/2018
Dada la habilidad inigualable que Auguste Rodin siempre mostró para esculpir figuras que sugirieran intensidad emocional y tensión y movimiento, resulta casi asombroso que ahora una película dedicada a homenajearle haga precisamente lo contrario, convirtiendo a los seres humanos que la protagonizan —que, además, son artistas llenos de pasión— en algo parecido a pedazos inertes de arcilla. En manos del director Jacques Doillon, las escenas por las que esos personajes transitan se suceden como epígrafes de una entrada de la Wikipedia. Cada vez que una de ellas se resuelve con un fundido a negro es como si la cámara simplemente se quedara traspuesta en vista de la falta de actividad cinematográfica frente a ella.





La película arranca en 1880, cuando el escultor, que por entonces empezaba a ser reconocido por su trabajo, recibió un mastodóntico encargo: la creación de 'La puerta del Infierno', un grupo escultórico monumental inspirado en la 'Divina Comedia' de Dante que serviría como entrada del futuro Museo de Artes Decorativas de París. Pese a que el edificio no llegó a ser construido, Rodin pasó el resto de su vida desarrollando esa gran obra, de la que de hecho surgieron varias de sus esculturas individuales más famosas, como 'El pensador'. La película convierte ese proyecto interminable en uno de sus dos motivos narrativos esenciales, asomándose regularmente a su proceso de construcción.



El otro motivo son las relaciones sentimentales paralelas que Rodin mantuvo con Rose Beuret —aquí despectivamente caricaturizada— y con su discípula y amante Camille Claudel, hoy considerada una valiosa artista por derecho propio. Sabemos que llegado el momento Claudel fue víctima de su propia inestabilidad psicológica, agravada por la falta de reconocimiento a la que se vio abocada por el hecho de ser una mujer a la sombra de un artista cada vez más famoso. La película, eso sí, no se toma ninguna molestia en desarrollar ese conflicto. Vemos a la joven intercambiarse gritos con su mentor varias veces hasta que, en un momento dado, se deshace de ella.



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Higelin como Claudel y Lindon como Rodin en la película de Doillon. (Caramel)


Doillon tampoco presta atención verdadera al proceso creativo a pesar de usar buena parte de su metraje para contemplar a Rodin trazando bocetos y moldeando y aplicando yeso —al parecer, el actor Vincent Lindon pasó cinco meses aprendiendo a esculpir— y para ofrecer sucesivos planos en los que el artista permanece con el ceño fruncido. Sí, somos testigos de conversaciones sobre la soledad de las catedrales y de lo mucho que se puede aprender contemplando las nubes y los árboles —en un momento dado, de hecho, Rodin abraza un árbol—, pero eso es todo.

Se suceden conversaciones sobre la soledad de las catedrales y lo mucho que se puede aprender contemplando las nubes y los árboles

Durante la segunda mitad de 'Rodin', una vez Claudel ha desaparecido de escena, el escultor sufre un subidón de libido y empieza a seducir a modelos sin descanso; el frenesí alcanza su cénit en un 'ménage à trois'que no habría desentonado en una película erótica, no porque sea particularmente explícito sino por los terribles diálogos que incluye. Y, hablando de diálogos: ni en las escenas en las que esculpe ni en las que fornica, deja Rodin de decir cosas increíblemente petulantes. Dado que es en las manos donde el escultor tenía el talento —y, al parecer, también en la genitalia—, tal vez Doillon podría haberle dejado cerrar la boca de vez en cuando.



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Cartel de 'Rodin'.




Por lo demás, decimos, la película avanza de forma del todo rutinaria, quizá asumiendo que la unánime admiración generada por Rodin se encargará de aportar el brillo. Por la pantalla desfilan muchas de las obras más famosas del escultor, y la sucesiva aparición de otros artistas y escritores famosos de la época da lugar a varias escenas que funcionan como gags —gags sin gracia, eso sí— de 'La hora chanante'. En el proceso, todo cuanto acabamos sacando en claro del periplo de su protagonista es que los artistas pueden ser gente difícil y que generalmente despiertan la incomprensión de los mediocres y los políticos. Quizá la falta de hondura de la película quede explicada al recordar que su producción fue en parte patrocinada por el Museo Rodin. Inicialmente, de hecho, Doillon aceptó el encargo de realizar dos documentales, pero pronto decidió que una obra de ficción era más conveniente. Alguien debería haberle hecho recapacitar.

https://www.elconfidencial.com/cult...icula-vincent-lindon-jacques-doillon_1607227/
 
ESTRENOS DE CINE
'Un océano entre nosotros': ¿qué fue del marinero loco que dio la vuelta al mundo?
Lo más cuestionable de 'Un océano entre nosotros' es que no muestra un interés particular en buscarle una dimensión psicológica, política o social más honda a la misión fallida de su protagonista


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'Un océano entre nosotros'.

ALEJANDRO ALEGRÉ

07/09/2018
La historia de Donald Crowhurst, el marinero aficionado que entre 1968 y 1969 perdió la dignidad, la cordura y hasta la vida en su intento de dar la vuelta al mundo a bordo de su embarcación, ha sido inagotable fuente de fascinación a lo largo de los años para escritores y cineastas. Y, en concreto, es fácil imaginar qué fue lo que le interesó acerca de su vida al director James Marsh, que a lo largo de su carrera se ha dedicado a recrear las odiseas de figuras históricas —'Man on Wire' (2008), sobre el funambulista Philippe Petit; el 'biopic' de Stephen Hawking 'La teoría del todo' (2014)— determinadas a lograr sus objetivos a cualquier precio.

Crowhurst partió de Teignmouth —al sur de Inglaterra— el 31 de octubre de 1968, días después de que lo hicieran sus ocho rivales en la carrera Sunday Times Golden Globe. Era un marinero de fin de semana, y su trimarán —diseñado por él mismo— de ningún modo estaba preparado para la travesía; el mero hecho de zarpar fue un gran error, al que hay que sumar todos los que cometió al adentrarse en aguas turbulentas. ¿Por qué lo hizo? 'Un océano entre nosotros' intenta ofrecer dos respuestas al respecto: por un lado, la búsqueda algo arrogante de fama y gloria; por otro, una situación financiara complicada y la necesidad tanto de salvar su negocio como de proteger a su familia. Fue este segundo factor el que en última instancia selló el destino de Crowhurst.






A medida que acompaña a un personaje atrapado en una situación que lo supera de numerosas maneras, 'Un océano entre nosotros' pasa de intentar envolverlo de cierto romanticismo durante la primera parte del relato a recurrir tanto a la luz como especialmente al sonido —el traqueteo y el crujido del equipo a bordo, el golpeteo de las olas—para adentrarnos en la mente de un hombre completamente aislado y abocado al colapso.

En ese aspecto, por un lado resulta admirable que Marsh trate de observar el descenso de Crowhurst a la locura de un modo relativamente contenido; por otro, sin embargo, esa sobriedad hace que quede aún más evidente la poca intensidad dramática que por sí solo genera un hombre que va perdiendo progresivamente la cabeza dentro de la abarrotada cabina de un trimarán. Eso podría haberse contrarrestado si la película tratara de alcanzar el tipo de integridad narrativa de un relato de supervivencia en la línea de 'Cuando todo está perdido', pero se lo impide el hecho de ir haciendo oscilar la acción entre las angustias del marinero en alta mar y las zozobras de su esposa en tierra firme.



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Colin Firth, como Donald.


En última instancia, lo más cuestionable de 'Un océano entre nosotros' es que no muestra un interés particular en buscarle una dimensión psicológica, política o social más honda a la misión fallida de su protagonista. Su intención más evidente es lavarle la cara, convertirlo en un héroe más que en un antihéroe, y arrojar la culpa por su muerte a los manipuladores socios comerciales que se buscó y a los medios de comunicación ávidos de carnaza que lo acosaron. Como resultado, lo que podría haber sido un relato trágico lleno de preguntas sin respuesta se queda en simplón melodrama.

https://www.elconfidencial.com/cult...o-entre-nosotros-critica-colin-firth_1612428/
 
El auténtico demonio Valak da más miedo que ‘La monja’
Por mucha inquietud que nos pueda generar una señora con hábito, los ojos inyectados en sangre y afición al parkour, los manuales clásicos de demonología van más lejos.

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La monja ha conseguido el mejor estreno de toda la saga Expediente Warren este fin de semana, atemorizando salas de cine aquí y allá con Taissa Farmiga, Demián Bichir y una monja demoniaca que siembra el terror en el monasterio de Cârta, en el sur de Transilvania (Rumanía). La historia del filme, cuyo guion firma Gary Dauberman con James Wan, está ambientada en 1952 para explicar los orígenes de la monja que acosaba a Lorraine Warren (Vera Farmiga) en Expediente Warren: El caso Enfield, donde ya tenía una inspiración muy distinguida en un ser clásico de la demonología.



Tanto en El caso Enfield como en La monja, se identifica a esta terrorífica figura diabólica vestida con hábito y aficionada al acecho desde las sombras con un demonio llamado Valak; también conocido como Volac, Valu o Ualac, entre otras transliteraciones. Dicha criatura ha aparecido nombrada en numerosos grimorios a lo largo de la historia de la humanidad.

En dichos libros, que en la Edad Media funcionaban como manuales de magia con instrucciones para conjurar demonios y realizar hechizos, Valak nunca se asocia a la figura de una monja como han hecho James Wan y el director del spin-off Corin Hardy, sino a una imagen ligeramente más inquietante. En la Clave de Salomón, el más estupendo grimorio del Renacimiento italiano, Valak era descrito como un niño de apariencia angelical y con alas de querubín que cabalga sobre un dragón de dos cabezas.

Algo más bien así:



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Dicho incunable, atribuido al mismísimo rey Salomón, dio pie unos pocos siglos después al Lemegeton Clavicula Salomonis o La llave menor de Salomón, otro manual mágico del siglo XVII donde se menciona que Valak es el Gran Presidente del Infierno, con una legión de 38 demonios a sus órdenes.

En fin, todo eso fue descartado por James Wan a la hora de buscar una forma definitiva para la manifestación de Valak en Expediente Warren: El caso Enfield y así se ha mantenido en su precuela. El el filme de Wan, Lorraine Warren veía a la monja en dos ocasiones: en el exorcismo de Amityville como premonición de lo que estaba por venir y en el de Enfield, donde la derrotaban.


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De hecho, el director no tuvo clara la decisión de dar aspecto de monja a la big boss de su película –la auténtica Lorraine Warren solo hablaba de haber sido atormentada por un espíritu encapuchado y con forma de remolino– hasta uno de los últimos estadios de la producción.

Sin embargo, con ocasión de La monja se han rescatado algunas características del bueno de Valak, como la capacidad de tomar otras formas sin restringirse exclusivamente al hábito monjil o la particular habilidad para comunicarse con las serpientes (sin necesidad de aprender a hablar pársel ni nada de eso) que se le atribuye. Eso sí, parece que la afición para aparecer por detrás de la gente en espejos o cuadros le viene de largo.



http://cinemania.elmundo.es/noticias/el-autentico-demonio-valak-da-mas-miedo-que-la-monja/
 
'El capitán': el falso soldado nazi que ordenó ejecutar a cientos de disidentes

La película de Robert Schwentke reflexiona sobre lo poco que necesita el hombre para comportarse de forma brutal e inhumana


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Max Hubacher es el protagonista de 'El capitán'. (Karma)

ALEJANDRO ALEGRÉ
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21/09/2018

Uno de los grandes riesgos que 'El capitán' toma es tratar de hacernos empatizar con su protagonista, al menos al principio. En su secuencia inicial, en efecto, se nos invita a identificarnos con Willi (Max Hubacher), un joven de rostro aniñado que huye de un grupo de sádicos soldados nazis en busca de desertores. Cuando el muchacho saquea una granja para hacerse con unos huevos y luego huye mientras su amigo es atrapado y apuñalado, su comportamiento parece razonable dadas las circunstancias. Es una mera forma de sobrevivir.





Pero cuando, momentos después, Willi encuentra un uniforme de capitán nazi en la parte trasera de un coche abandonado y se embute dentro de él, todo en él se transforma de forma repentina. Sus mejillas parecen alargarse, sus pómulos se pronuncian, su espalda se endereza, como si se hubiera liberado de todo el peso del hambre y el miedo. Y empieza a actuar de otra manera.




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Max Hubacher, en un momento de 'El capitán'. (Karma Films)


Lo que sucede a partir de entonces parece asunto de una fábula excepcionalmente macabra, pero en realidad está basado en hechos documentados. Lo que el director Robert Schwentke recrea aquí es la verdadera historia de Willi Herold, que en los últimos días de la Segunda Guerra Mundial se hizo pasar por oficial nazi y, tras reunir a una banda de secuaces, orquestó la ejecución de todos los prisioneros en un campo de detención para soldados acusados de deserción y, en general, de un total de 170 de sus compatriotas. Sus hazañas le permitieron convertirse en el único soldado en ser condenado a muerte tanto por el Tercer Reich como por el ejército británico.

La película no explora por qué su protagonista se comporta de manera tan sádica

Schwentke nos muestra a Herold sintiéndose cada vez más cómodo en su nuevo rol. Nota cómo sus hombres lo miran con admiración cuando ajusticia a un saqueador, y se deja emborrachar por esa admiración. La película, en todo caso, rehúye el análisis psicológico; no explora por qué su protagonista se comporta de manera tan sádica, ni se pregunta si ya era mentalmente inestable o si fueron las circunstancias de la guerra las que lo convirtieron en alguien así. No especifica, en otras palabras, siel uniforme lo convierte en un monstruo o si simplemente desata al monstruo que siempre llevó dentro.



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Otro momento de 'El capitán'. (Karma Films)


Filmada en blanco y negro —posiblemente, menos con intenciones estilísticas que para atemperar el impacto visual de la cantidad de sangre que fluye por la pantalla—, 'El capitán' combina unos diálogos y unas interpretaciones realistas con una aproximación a la violencia que bordea el absurdo y coquetea con la farsa. Schwentke exhibe un humor negro como la pez en imágenes de soldados que aúllan al cielo como una manada de lobos o de oficiales que dan órdenes a su tropa en paños menores, y en una escena final en la que un juez argumenta que los actos cometidos por Herold no solo son admirables sino precisamente el tipo de comportamiento necesario para la victoria nazi.

Hay imágenes de soldados que aúllan al cielo como una manada de lobos o de oficiales que dan órdenes a su tropa en paños menores

Es en momentos como ese que 'El capitán' explicita con más claridad sus intentos de comprender la psicología de los soldados alemanes, en buena medida apoyada en la búsqueda de la eficiencia y en el sentido de comunidad que causar dolor en grupo estimula. Sus conclusiones, en todo caso, no afectan solo a la personalidad teutona sino a la naturaleza humana en general. Es una película sobre lo poco que necesita el hombre para comportarse de forma brutal e inhumana: simplemente, que alguien le dé la orden de hacerlo.

https://www.elconfidencial.com/cult...nda-guerra-mundial-capitan-hauptmann_1618684/
 
Última edición por un moderador:
'El escándalo Ted Kennedy': el cadáver que casi acabó con el último de los Kennedy
Jason Clarke ('El hombre del corazón de hierro', 'First Man') interpreta al senador en este filme basado en hechos reales sobre la noche en que murió la joven Mary Jo Kopechne


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Jason Clarke y Kate Mara, en un fotograma de 'El escándalo Ted Kennedy'. (A Contracorriente)

MARTA MEDINA
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21/09/2018

El mantra de "todos somos iguales ante la ley" es el gran acto de fe de una democracia. Si la monarquía puede soportar el peso de esta máxima, entra dentro de la literalidad que exija cada uno. Lo más parecido que ha tenido Estados Unidos a una familia real —antes de que el imperio Kardashian rebajase el listón hasta el 'spandex'— ha sido la saga de los Kennedy, arraigada en el Capitolio y venerada por la cultura popular, mártir de una 'maldición' que acabó con tres de los cuatro hijos varones de Joe Kennedy Sr. y Rose Fitzgerald, todos educados para llegar a lo más alto de la política estadounidense, muertos antes de tiempo. El último hermano superviviente, Edward 'Ted' Kennedy —de las hermanas, Jean Ann sigue viva—, consiguió convertirse en el cuarto senador que durante más tiempo ostentó el puesto, hasta su muerte en 2009 a causa de un cáncer.





Ted Kennedy se convirtió en la gran esperanza del Partido Demócratapara llegar a la Casa Blanca tras de los asesinatos de JFK en 1963 y de Bobby en 1968. Pero su perspectiva de hacerse algún día con la presidencia de Estados Unidos, como él mismo sentía que se esperaba de él, se vio truncada la noche del 18 de julio de 1969, cuando al borde de la medianoche, después de una fiesta en honor de las secretarias de campaña del recientemente fallecido fiscal general, el coche que conducía el senador se salió de la carretera y se hundió en una charca de la isla de Chappaquidick (Massachusetts) con Mary Jo Kopechne, una joven de 28 años, dentro.



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Jason Clarke interpreta al senador Ted Kennedy, hermano pequeño de JFK. (A Contracorriente)


El director neoyorquino John Curran recupera esta mancha en la carrera del pequeño de los Kennedy —y en la historia de la democracia estadounidense— en 'El escándalo Ted Kennedy', y plantea los múltiples interrogantes que la Justicia dejó sin esclarecer en su día para, aparentemente, proteger al político. Curran apenas esboza los antecedentes del momento funesto, para adentrarse en las cloacas de la política y apuntar a la capacidad de las clases dirigentes de tergiversar el relato e influir en todos los estratos de la sociedad. Por acción o por omisión, por el bien común o por el apellido, por la casualidad —al tiempo que el político pensaba cómo manejar el asunto, la llegada del hombre a la Luna ocupaba las portadas de los periódicos de todo el mundo—, la contención de los daños que pudieron causar las circunstancias de la muerte de Kopechne —a quien pone rostro Kate Mara— en la imagen pública de Kennedy evitó que las consecuencias fueran las que cabría esperar 'a priori'.

La película plantea los múltiples interrogantes que la Justicia dejó sin esclarecer en su día para aparentemente proteger al político


El retrato de Curran de Ted Kennedy —interpretado por Jason Clarke— es demoledor: un hombre que no acepta las consecuencias de sus actos, infantilizado e incapaz de aceptar sus responsabilidades, lastrado por las expectativas incumplidas para con un padre estricto, distante y ambicioso, y que pasa continuamente del sentimiento de culpa al de victimización y al cálculo más frío. Es difícil sentir una mínima empatía por un hombre preocupado exclusivamente por escapar de sus obligaciones y que, para más inri, se erige como referente de los valores democráticos de cara a la galería. Cinismo al poder.



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Otro momento de 'El escándalo Ted Kennedy'. (A Contracorriente)


'El escándalo Ted Kennedy', al igual que la rueda de prensa que el senador ofreció en su momento, deja abiertas muchas de las incógnitas en torno al suceso y no especula con algunas de las teorías más morbosas que desde entonces circulan. Curran se limita a subrayar las inconsistencias del relato oficial, que no llegó a explicar cómo salió el líder demócrata del coche que se hundía, por qué no avisó a la policía hasta un día más tarde o por qué la autopsia y el estado en el que apareció el cadáver de Kopechne no concuerdan con las explicaciones del menor de los varones Kennedy.

El senador no explicó cómo salió del coche que se hundía ni por qué no avisó a la policía hasta un día más tarde


Curran ha optado por dirigir el guion escrito por Taylor Allen y Andrew Logan como un 'thriller' político, aunque con algunos dejes televisivos, incidiendo en las injerencias del equipo de Ted Kennedy y sus estrategias comunicativas para influir en la opinión de los votantes. La película acaba con metraje de entrevistas reales de la época en las que ciudadanos exponen su apoyo u oposición a la figura del líder demócrata después de la resolución del juicio.



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Ed Helms y Jason Clarke, en 'El escándalo Ted Kennedy'. (A Contracorriente)


Y si la mayor parte del peso de la película recae en Clarke, efectivo en su patetismo, la presencia de Mara es apenas funcional. 'El escándalo Ted Kennedy' pone el foco en los colaboradores del senador, en especial su relación con su primo hermano Joseph Gargan, a quien da vida Ed Helms, como una especie de voz de la conciencia frente a un padre moribundo (Bruce Dern) y una camarilla de asesores sin escrúpulos. Una revisión de la cara más oscura de Ted Kennedy —y de la política en general— a la que le falta cierto refinamiento, pero que mantiene al espectador en perpetuo estado de pasmo.


https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2018-09-21/ted-kennedy-muerte-escandalo_1617647/
 
'Cold War': uno de los finales más hermosos y desoladores de la historia del cine
Drama romántico de apariencia clásica pero corazón moderno, el nuevo filme del director de 'Ida' sigue la historia de amor entre un músico y una cantante en la Europa de la Guerra Fría

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'Cold War', de Pawel Pawlikowski, se postula como una de las grandes películas del año. (Caramel)


EULÀLIA IGLESIAS

05/10/2018

Pocos directores como David Lean encarnan la capacidad para dirigir películas donde lo íntimo se entrecruza con lo épico de la dimensión histórica en que se mueven los personajes. Un buen ejemplo de ello es 'Doctor Zhivago' (1965), su adaptación de la novela homónima de Borís Pasternak sobre el romance entre el médico del título que encarnaba Omar Sharif y Lara, a quien daba vida Julie Christie, que se ve frustrado por los acontecimientos en la Rusia de la primera mitad del siglo XX.

Es inevitable pensar en la película de David Lean ante 'Cold War', de Pawel Pawlikowski, otra historia de amor arrebatadora e imposible que surca durante dos décadas las turbulencias históricas de Europa después de la Segunda Guerra Mundial. A primera vista, la nueva película del director de 'Ida' desprende también cierto aroma clásico. Los dos intérpretes principales, Tomasz Kot como el músico Wiktor y Joanna Kulig como la cantante Zula, una pareja que se enamora en la Polonia comunista e intenta retomar su romance en el París de los años cincuenta, desprenden una fotogenia propia de otra época. Kot presenta la buena planta y la elegancia de un Gary Cooper o un Gregory Peck. La capacidad de Kulig para embrujar a la cámara está a a la altura de la de cualquier actriz del Hollywood dorado... pero sus actitudes y gestos no tardan en recordarnos a algunos de los nombres femeninos clave en el cine moderno, de Monica Vitti a Gena Rowlands.





Como en 'Ida', Pawlikowski rueda en formato académico, y en un asombroso blanco y negro. A primera vista, la estética del filme remite a ese tiempo en que se podían desarrollar historias de amor a contracorriente como esta. Pero Wiktor y Zula no son Zhivago y Lara. El director, de origen polaco pero criado en Londres, se dio a conocer internacionalmente con 'Last Resort' (2001), su primer largometraje de ficción, que reseguía las tribulaciones de una mujer rusa con un hijo para ser reconocida como refugiada en Reino Unido. En este filme, por tanto, ya se exponía el rostro menos amable de ese supuesto paraíso occidental al que huían algunos habitantes de la países del Este.


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Joanna Kulig, en 'Cold War'. (Caramel)



En 'Cold War', la escapada de la Polonia comunista tampoco garantiza la felicidad de los dos protagonistas. Porque nos encontramos ante una película que, tras su apariencia clásica, encierra una concepción de la pareja propia del cine de la modernidad. El amor entre Wiktor y Zula tiene que sobrevivir a unas circunstancias externas que le son hostiles, es cierto. Pero sobre todo a sus dinámicas internas. En 'Cold War', como en el cine de Ingmar Bergman, Maurice Pialat o John Cassavetes, la pasión amorosa confronta su propia guerra interior. Pawlikowski despliega el proceso de atracción, desgaste y reunión entre los dos protagonistas durante dos décadas a través de una narración intensa pero concisa que devuelve todo su peso dramático al arte de la elipsis. Hasta el punto de que, en estos tiempos de hipertrofia narrativa en el cine y la televisión, la capacidad de síntesis del filme puede llegar a chocar al público.

Pawlikowski despliega el proceso de atracción, desgaste y reunión entre los dos protagonistas durante dos décadas


Pawlikowski también se distancia del cine clásico y de sus revisiones en el uso de la música. Siempre adoraremos las temas que compuso Maurice Jarre para 'Doctor Zhivago'. Pero el trabajo con la banda sonora del cineasta polaco resulta mucho más fascinante en tanto que 'Cold War' deviene también un magnífico filme sobre las diferente formas y significaciones de la música popular en Europa a partir de la segunda mitad del siglo XX en relación con sus habitantes, sistemas políticos y distintas generaciones. ¿Cómo arranca el filme? Como una suerte de documental musical en que Wiktor y una colega se dedican a recoger pueblo por pueblo las canciones de la Polonia profunda.



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Otro momento de 'Cold War'. (Caramel)


Así, el cineasta nos sitúa en un régimen comunista incipiente que pretende dar valor y categoría a la cultura popular. Los dos personajes participan en la creación de una academia para jóvenes cantantes y bailarines que representarán la esencia del folclore nacional. Pawlikowski filma los números oficiales de danzas y coros otorgándoles la fuerza y dignidad que en otra película podría tener una interpretación de una obra sinfónica o de un ballet. La corrupción de los ideales socialistas va pareja a la progresiva apropiación de las músicas del pueblo por parte del Gobierno comunista a fin de ponerlas al servicio de la propaganda oficial.

Pawlikowskiel nos sitúa en un régimen comunista incipiente en Polonia


A su vez, Wiktor y Zula encarnan dos formas diferentes de vivir la música. Él es un académico experto en el tema. Ella, mucho más joven, una muchacha con buena voz que sin embargo no conoce tanto las baladas de la tierra como los temas popularizados por el cine. No es una campesina, sino una superviviente que encarna esas nuevas clases populares que adoptarán como propias las obras producidas por los medios de comunicación de masas.



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Joanna Kulig y Tomasz Kot, en 'Cold War', de Pawel Pawlikowski. (Caramel)


Cuando Wiktor llega a París, no suenan aires franceses sino jazz, la música estadounidense que en Francia señala un cambio de paradigma en lo que a la concepción de cultura popular en Occidente se refiere. El intento de integración en la cultura francesa de Zula se lleva a cabo a través de un disco de 'chanson' en un proceso en el que ella descubre el lado oscuro de la industria de la música: los favores sexuales, la comercialización de la biografía de la cantante...



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Cartel de 'Cold War'.



En una escena, ella se distancia de todo lo que significa esta música y el jazz de Wiktor arrancándose a bailar 'Rock Around the Clock', de Bill Haley & His Comets, canción cuasi inaugural de la cultura juvenil a partir de los años cincuenta. Cuando Zula regresa a Polonia, ha dejado atrás los coros y danzas, e interpreta un mambo, música más bailable pero de procedencia no norteamericana... Pawlikowski desarrolla la accidentada historia de amor entre Zula y Wiktor a través de estos ritmos cambiantes para desembocar en uno de los finales más hermosamente desoladores del cine reciente.

https://www.elconfidencial.com/cult...r-pawlikowski-polonia-amor-ida-oscar_1625266/
 
'Climax': baile, sangría, LSD... y bajón
En su película más alucinante hasta la fecha, Gaspar Noé nos invita a una fiesta con bailes increíbles y sangría adulterada antes de sumergirnos en el mal viaje mejor filmado de la historia


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Fotograma del filme.

EULÀLIA IGLESIAS
11/10/2018


En los primeros minutos de 'Climax' tiene lugar una de las escenas de baile más poderosas de la historia del cine. La nueva película de Gaspar Noé se inspira, dicen, en un suceso real que tuvo lugar en los años noventa. La acción se desarrolla en una sala de ensayo aislada en medio de la nieve donde un grupo de jóvenes se ha reunido para ultimar un espectáculo. Tras un prólogo que nos anuncia un terror venidero y nos presenta a los personajes a través de una serie de entrevistas a cámara donde desgranan algunos de sus anhelos, miedos y pasiones, la película arranca con su número de danza alucinante, una conjunción de coreografías de estilos diversos, del vogue al krump, al ritmo del 'Supernatural' de Cerrone. La secuencia electrifica la pantalla y supone una brutal descarga de energía para la audiencia, un subidón en toda regla que marca el resto del metraje.

Rodada en 15 días en un único escenario, con un reparto de intérpretes desconocidos (a excepción de la protagonista, la argelina Sofia Boutella) y con una historia mínima que se desarrolla a lo largo de una noche, 'Climax' condensa la mayoría de constantes del director de 'Irreversible' y 'Enter the Void': los personajes encerrados en una situación extrema que deriva hacia la pesadilla, el tono provocador (el menú incluye incesto, racismo, machismo, otros prejuicios varios, bromas macabras con un niño, violencia hacia una embarazada...), la cámara flotante (Gaspar Noé se encarga en persona de moverla), la fotografía antinaturalista y psicodélica (que firma el habitual Benoît Debie), el estallido de violencia y una visión sobre la sociedad más bien pesimista... La depuración de elementos le sienta muy bien a un filme que se mueve más en el plano sensorial que en el narrativo.





Partiendo de unas formas de expresión artística propias de unas subculturas urbanas poco frecuentadas en el cine, 'Climax' ofrece un retrato colectivo de la diversidad cultural y sexual de la juventud francesa que no vive precisamente en el centro de París. Tras el número de danza, la película vuelve a detenerse en los diferentes personajes, a los que retrata a través de sus conversaciones. Noé transmite la naturalidad de las charlas entre estos chicos y chicas, que incluyen diálogos muy brutos sobre las mujeres y el s*x*.

Pero alguien añade LSD al barreño de sangría... y la fiesta empieza a degenerar. Tras el éxtasis del baile en que todos los cuerpos se unían y convergían en perfecta armonía, empieza el bajón. Un mal viaje colectivo en que se entrecruzan paranoias varias, deseos prohibidos y arrebatos de violencia. Noé continúa filmando como si nos encontráramos en un momento musical. La banda sonora encadena grandes éxitos de la música disco y electrónica de la época (además de recuperar el pegadizo tema de Cerrone, suenan entre otros Daft Punk, Soft Cell, Patrick Hernandez y 'Angie', de los Rolling Stones, para rematar la bajona). La cámara asume el estado alterado de conciencia de los protagonistas y resigue el proceso de disgregación del grupo en un torbellino de energías negativas que se dispersan por el lugar. El mal rollo exacerbado también se transmite a través del movimiento de los cuerpos, ahora convulsionados, agresivos y al borde del colapso.

'Climax' ofrece un retrato colectivo de la diversidad cultural y sexual de la juventud francesa que no vive precisamente en el centro de París


En el prólogo de la película, Gaspar Noé enmarca las entrevistas a los bailarines en un viejo televisor colocado entre libros y cintas de vídeo. Los títulos que vemos en la estantería son toda una declaración de intenciones. 'Suspiria', de Dario Argento, 'La posesión', de Andrzej Zulawski, 'Un perro andaluz', de Luis Buñuel, 'Saló o los 120 días de Sodoma', de Pier Paolo Pasolini… Películas extremas y alucinadas con las que consigue sintonizar 'Climax'. Pero esta es también la obra más divertida del cineasta francés de origen argentino. El mal viaje colectivo que experimentan los personajes está salpicado de pequeños toques de humor negro cuya principal víctima es el único menor presente en la escena, que acaba encerrado en el cuarto de los contadores eléctricos...


Aunque uno de los méritos del filme es su naturaleza casi experimental, muy ligada a la tradición de la videodanza, 'Climax' también puede leerse como un retrato encapsulado del colapso de la convivencia multicultural en la Francia contemporánea. La sala de baile donde todo se desmorona está presidida por una enorme bandera francesa y Noé intercala un par de intertítulos que expresan de forma altisonante su visión nihilista del mundo. El anuncio en el plano final de quién es la persona responsable de adulterar la sangría subraya la posible interpretación política y la expande a nivel europeo. Convenza o no esta visión metafórica, el subtexto discursivo y la moralina que encierra el filme sobre el uso de las drogas no erosionan la experiencia única que resulta 'Climax', un vibrante trance cinematográfico entre el éxtasis y el horror, en la cartelera actual.

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NUEVA PELÍCULA
Vuelven Scorsese y DiCaprio: un 'bromance' en seis películas y 16 años
Martin Scorsese y Leonardo DiCaprio vuelven a unir fuerzas para el rodaje de 'Killers of the Flower Moon', que tiene previsto arrancar en 2019; es su sexta película conjunta


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DiCaprio y Scorsese colaboran en una nueva película (EFE)
PAULA CANTÓ
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25/10/2018

La primera colaboración de Martin Scorsese y Leonardo DiCaprioarranca en el año 2002, con la película ‘Gangs of New York’, pero su fructífera relación daría su primer paso unos años antes. “Acabo de ver ‘Vida de este chico’ con Leo DiCaprio. Es muy bueno. Deberías trabajar con él algún día”, le dijo en su momento Robert De Niro al director italoamericano. Scorsese, tiempo después, recordaba sus palabras: “Siempre es muy amable con otras personas, pero muy pocas veces me ha dicho que debo trabajar con alguien”.

Ahora, 16 años después volverán a rodar juntos la que es ya su sexta película como tandem. ‘Killers of the Flowers Moon’ será un filme basado en la novela homónima del periodista David Grann y comenzará a rodarse el próximo verano. La historia, basada en hechos reales, se adentra en la Oklahoma de los años veinte, concretamente en la Nación Osage. Por entonces eran las personas más ricas per cápita del mundo gracias al petróleo. Tras el descubrimiento de su preciado recurso, su gente empieza a ser asesinada y el FBI descubre una escalofriante conspiración.


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Martin Scorsese recibe el Cinematic Imagery Award de manos de Leonardo DiCaprio (Reuters)


“Somos de generaciones diferentes, pero él va en los mismos lugares que yo quiero ir”, comentaba el actor. “No tiene miedo de tratar con esa parte de sí mismo y eso es interesante. Tenemos un contexto diferente, crecimos de manera diferente, pero creo que hablamos el mismo lenguaje emocional y psicológicamente”. Scorsese recuerda el momento en el que le llegó la noticia de que a DiCaprio le gustaban sus películas: fue cuando comenzó “una relación muy especial”.

Antes de ‘Killers of the Flowers Moon’, la colaboración Scorsese-DiCaprio engendró cuatro películas más después de su arranque con ‘Gangs of New York’: ‘El Aviador’ (2004), ‘Infiltrados’ (2006), ‘Shutter Island’ (2010) y ‘El lobo de Wall Street’ (2013). “Cuando miro atrás y veo algunas de las cosas que he llegado a hacer, y que en el centro de ellas está esta increíble colaboración accidental que he llegado a tener con Marty… Es difícil decir con palabras todo lo que he aprendido de él”, reflexionó DiCaprio en 2014 en ‘Indiewire’. “He crecido enormemente como actor solo por estar en esos momentos con él, esos en los que te da la directriz correcta”.




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DiCaprio en el papel de Teddy Daniels, y Martin Scorsese en el rodaje de 'Shutter Island' (EFE)



Ambientada en el Nueva York de 1863 dominado por la corrupción y la guerra entre bandas, DiCaprio interpreta a un joven inmigrante irlandés, Amsterdam Vallon, que quiere vengarse de William Cutting, "Bill el carnicero" (Daniel Day-Lewis), el hombre que mató a su padre (Liam Neeson). “Leo posee, en su rostro y en su capacidad de expresar sentimientos y emociones, la mirada limpia que se va empañando de cualquiera que mira de frente a esa idea, a ese ideal del sueño americano”, comentó Scorsese. “No veo ya a nadie como él para ese personaje que llega a América y va perdiendo la inocencia en medio de la violencia, la corrupción y ese sentido de la autodestrucción que acabaría construyendo una nación joven y moderna”.





Biografía del polifacético Howard Hughes con firma de Scorsese. DiCaprio, que aseguró involucrarse en la producción y conseguir que Scorsese la dirigiera, interpreta a un hombre que con el poco dinero que heredó de su padre se trasladó a Hollywood, donde amasó un gran fortuna. Hughes, además de productor, fue un gran industrial y comerciante que desempeñó un importante papel por sus innovaciones en el mundo de la aviación. ‘El aviador’ ganó cinco Oscars, incluyendo Mejor Actriz Secundaria, Fotografía y Montaje.





“Es mi única película con guion”, dijo Scorsese recogiendo el Oscar por ‘Infiltrados’. La que fue su tercera colaboración DiCaprio retrata a la mayor banda de crimen organizado de Boston y el poderoso jefe de la mafia irlandesa, Frank Costello (Jack Nicholson). DiCaprio interpreta a Billy Costigan, un joven novato que se encargará de infiltrarse en la banda. Lo que nadie sabe es que otro joven policía, Collin Sullivan (Matt Damon) es un topo infiltrado por el propio Costelo. ‘Infiltrados’ ganó elOscar a Mejor Película, Director, Guion Adaptado y Montaje.





‘Shutter Island’ se estrenó en 2010 cuando, en palabras de entonces de Scorsese, DiCaprio se encontraba en la cumbre de su carrera. “Fuera del trabajo, el mayor regalo que (Scorsese) me ha hecho es dejarme compartir su sincero y honesto amor por el cine. Cuando ves una película a su lado, te sientes el tipo más afortunado del mundo”, comentó el actor en una entrevista en 20 minutos con motivo del estreno. En ‘Shutter Island’, DiCaprio interpreta a un agente judicial que es destinado a una isla del puerto de Boston para investigar una desaparición de una asesina que estaba recluida en el hospital psiquiátrico Ashecliffe. No tarda en descubrir que el centro y la isla esconden algo más peligroso que los pacientes.





Basada en hechos reales, en ‘El lobo de Wall Street’ DiCaprio interpreta al corredor de bolsa Jordan Belfort. Aunque en los 80 era un joven honrado, se dio cuenta de lo importante de ser ambicioso y ganar una buena comisión. Su enorme éxito le valió el apodo de ‘El lobo de Wall Street’. La comedia salvaje de Scorsese obtuvo cinco nominaciones a los Oscar, incluyendo Mejor Película y Director.


https://www.elconfidencial.com/cult...-dicaprio-y-scorsese-durante-16-anos_1636172/
 
ESTRENOS DE CINE
'Millennium': a Lisbeth Salander se le acabó la gasolina
Claire Foy protagoniza 'Millennium: lo que no te mata te hace más fuerte', la cuarta entrega de la saga literaria iniciada por Stieg Larsson y continuada por David Lagercrantz


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El uruguayo Fede Álvarez dirige 'Millennium: lo que no te mata te hace más fuerte'. (Sony)

MARTA MEDINA
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CRÍTICAS DE CINE
CARTELERA Y ESTRENOS DE CINE

CINE


09/11/2018

A Lisbeth Salander se le ha acabado la gasolina. Y las cerillas. Hacía siete años que la protagonista de la saga 'Millennium' no se paseaba por las pantallas de cine en uno de los casos más inexplicables de franquicia frustrada. 'Los hombres que no amaban a las mujeres' (2011) era, 'a priori', un proyecto perfectamente diseñado para reventar la taquilla y camelarse a la crítica y a la Academia: un 'thriller' respaldado por un 'bestseller' mundial, un director de prestigio como David Fincher, una estrella de Hollywood como protagonista (Daniel Craig) y una cara fresca y joven (Rooney Mara) que se había metido tanto en el papel como para dar pie a rumores sobre una relación director-actriz algo tóxica y siniestra. Los objetivos se cumplieron a medias: la película consiguió un Oscar al mejor montaje —y cuatro nominaciones más, incluida la de mejor actriz— y una taquilla mundial de 200 millones de euros que, aunque fue más pobre de lo esperado, casi triplicó el presupuesto. Sin embargo, el que iba a ser el primer título de una trilogía se quedó descolgado a pesar de que Sony ya había empezado a desarrollar las secuelas, que en teoría iban a rodarse al mismo tiempo para poder fijar el estreno en 2013. Pero algo se enquistó. Fincher se centró en la adaptación de 'Perdida' (2014) y Mara rodó hasta cuatro películas por año, con una segunda nominación al Oscar por 'Carol' (2015) incluida.




En 2015, David Lagercrantz publicó la cuarta entrega de la saga escrita por Stieg Larsson, fallecido en 2004. 'Lo que no te mata te hace más fuerte' era una continuación apócrifa, pero al menos era una continuación y una posibilidad de reactivar el proyecto paralizado años atrás. 'The Hollywood Reporter' habló incluso de una película que aunase el segundo y el tercer título de la trilogía de Larsson y una adaptación de la novela de Lagercrantz como cierre de la trilogía fílmica. Algo que tampoco sucedió. Fincher, al parecer, quedaba fuera de la ecuación por motivos de presupuesto. El guionista Steven Zaillian, que ya había acabado el guion de una hipotética segunda parte, también; ahora tiene pendiente de estreno la última película de Scorsese, 'The Irishman'.

Al final, el proyecto acabó en manos del uruguayo Fede Álvarez, que en 2013 había dirigido el 'remake' de 'Posesión infernal'. Ante la imposibilidad de rodar las dos entregas faltantes, Álvarez se planteó la adaptación de la cuarta novela de la saga como un 'reboot', es decir, una película independiente de la anterior, con un reparto diferente y una propuesta autónoma. La 'reina' Claire Foy, la actriz británica del momento en Hollywood, pasaba a ser la tercera encarnación de Salander después de la sueca Noomi Rapace y de Rooney Mara. Y cumple, pero por su físico, por la dulzura de su mirada —por mucho que intente endurecerla—, la Salander de Foy tiene una calidez mucho más humana que las previas, más alienígenas, más extrañas.




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Claire Foy es Lisbeth Salander en 'Millennium: lo que no te mata te hace más fuerte'. (Sony)


'Lo que no te mata te hace más fuerte' es, en todos los sentidos, una versión más pobre y barata que el 'Millennium' de Fincher. Por mucho que Álvarez se empeñe en crear imágenes indelebles, su mano no es la del director de 'Mindhunter' y no consigue recrear la atmósfera envolvente de la película de 2011. Ni lo pretende, porque el cine del uruguayo es mucho más directo, más obvio y tosco que el del estadounidense. Tampoco ayuda un guion repleto de contradicciones, agujeros salvados vía 'deus ex machina' tecnológicos y diálogos grandilocuentes en la forma pero vacíos en el contenido. Que un 'gadget' supernovedoso sea la salida a una situación crítica una vez, sobre todo cuando la protagonista es una 'hacker', es necesario. Que tal cosa ocurra en dos, tres, cuatro escenas es pereza.

El 'reboot' de 'Millennium' sirve también para intentar explicar a Salander, al adentrarse en una infancia marcada por los abusos

El 'reboot' de 'Millennium' sirve también para intentar explicar a Salander, al adentrarse en una infancia marcada por los abusos de un padre sádico (Mikael Persbrandt), cabecilla de una organización criminal, del que escapó cuando era una niña pequeña, dejando a su hermana Camilla (Sylvia Hoeks) atrás. Desde la primera secuencia queda demostrado el gusto del director por la grandilocuencia, incluso si esta contradice las leyes de la física.



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Otro momento de 'Lo que no te mata te hace más fuerte'. (Sony)


La película de Álvarez es una concatenación de persecuciones a pie, en moto y en coche, y de explosiones, tiroteos y 'hackeos' a cualquier tipo de aparato tecnológico salpicada de una trama escueta y endeble: el científico Frans Balder (Stephen Merchant, en uno de sus pocos papeles dramáticos) se pone en contacto con Salander para recuperar un archivo que contiene un programa que puede infiltrarse y controlar los sistemas de misiles de cualquier país del mundo. Por un lado, un grupo criminal conocido como la Sociedad de las Arañas anda detrás del trabajo de Balder. Por otro, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos no quiere devolverle el archivo, pero tampoco puede acceder a él al no conocer las claves. Así que Balder viaja a Suecia junto a su hijo autista August (Christopher Convery) y contacta con la 'hacker' experta. Pero el plan se tuerce a medio camino y, durante toda la película, el objetivo de Salander no es más que enmendar su error.

Si los guionistas hubieran fulminado al personaje de Mikael Blomkvist, apenas variaría la trama

Y si en las anteriores películas el periodista Mikael Blomkvist (en esta ocasión, Sverrir Gudnason) era una pieza fundamental y protagonista, en 'Lo que no te mata te hace más fuerte' es apenas un esbozo, un personaje anodino e inservible: si los guionistas —Jay Basu ('Monsters: el continente oscuro', 2014), Steven Knight ('Locke', 2013; 'El caso Fischer', 2014) y el propio Álvarez— hubiesen fulminado a Blomkvist en su primera escena, la trama de la película apenas se vería alterada. Se excusa Álvarez en el intento de subvertir los roles de género en el cine de acción estadounidense y de subrayar el poco cuidado con el que la industria trata los papeles femeninos, habitualmente de compinche secundario, pero repetir los errores del cine tradicional no deja de ser un error.



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Cartel de 'Millennium: lo que no te mata te hace más fuerte'.




Quien esperase encontrarse algo parecido a la primera entrega, que desista. Ni el género, ni la aproximación a la historia ni los objetivos de 'Lo que no te mata te hace más fuerte' son los mismos. Es una cinta de acción entretenida que no se preocupa demasiado por la coherencia interna —unas ruinas en medio de la nieve no son el escondite ideal, y menos si vas en chaquetilla— ni por crear suspense. Álvarez hace un cine mucho más efectista y tramposo, apoyado en carreras de cochazos, donde todo el mundo es un francotirador nato y en el que la trama es tan accesoria —salvo la parte de la historia familiar de Salander— que queda perfectamente resumida en una secuencia final —esta vez sí— perfectamente elocuente: la pantalla de un ordenador en la que Blomkvist borra de fin a principio todo lo escrito sobre Salander. Blomkvist se queda igual. Y el espectador también.

https://www.elconfidencial.com/cult...llennium-lisbeth-salander-claire-foy_1641930/
 
SE HUNDIÓ EN AGOSTO DE 2000
"Escribo a ciegas, somos 23, no duraremos más de un día": así fue la tragedia del Kursk
El director danés Thomas Vinterberg estrena su última película sobre el submarino ruso el próximo 5 de diciembre

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Restos del submarino ruso Kursk
MARTA MEDINA
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CINE
NOTICIAS DE RUSIA

SUBMARINOS


22/11/2018

A las 8:51 del 12 de agosto de 2000, los tripulantes del submarino ruso Kursk, desplazado en el mar de Barents, en el Océano Ártico, emitieron su última comunicación: "Listos para disparar torpedos". Desde hacía dos días, la nave, con 112 tripulantes a bordo —44 oficiales y 68 marineros—, permanecía desplegada en la zona como parte de unas maniobras rutinarias con prácticas de lanzamiento de proyectiles submarinos. Poco antes de las 11.30 de aquella mañana, cuando el comandante Gennady Lyachin calculaba la geometría final y el momento preciso de los disparos, un torpedo HTP en mal estado explotó en una enorme bola de fuego, reventando la proa del submarino. Dos minutos después, una segunda explosión provocadapor el aumento de temperatura del resto de torpedos —casi 250 veces mayor que la primera— destrozó los cuatro compartimentos delanteros y provocó un seísmo de 3,5 en la escala Richter. Los restos del submarino destrozado e inundado fondearon a apenas 100 metros de profundidad. Y en popa, en el noveno compartimento, detrás del muro protector de los reactores, 23 hombres sobrevivieron a las detonaciones sin comunicaciones ni calefacción ni ventilación ni luces —salvo las de emergencia— ni contacto con el exterior.

En la oscuridad del compartimento que empezaba a anegarse, el tripulante Dmitri Kolesnikov redactó varias cartas: "Estoy escribiendo esto a ciegas. Toda la tripulación del sexto, séptimo y octavo compartimento nos metimos en el noveno. Aquí estamos 23 personas. Tomamos la decisión como resultado del accidente. Ninguno de nosotros puede subir a la superficie". Otra, privada, a su mujer embarazada y a su hijo pequeño. Su compañero, el comandante Rashid Aryapov, también escribió una misiva: "Nos encontramos mal… estamos débiles por culpa del monóxido de carbono provocado por el fuego. La presión en el compartimento crece… Si intentamos nadar hasta la superficie no sobreviviremos a la descompresión. No creo que duremos más de un día".





Dieciocho años después del "desastre naval más humillante para Rusia desde la Segunda Guerra Mundial", el danés Thomas Vinterberg lleva al cine 'Kursk', el relato de la angustiosa misión de rescate del submarinoen una adaptación del libro homónimo escrito por el periodista de investigación Robert Moore, antiguo corresponsal de la agencia británica ITN en Rusia. Un film dramático que se estrena el próximo 5 de diciembre y ha embarcado en el mismo proyecto a uno de los padres del manifiesto Dogma 95 —que prohibía rodar en 'sets', utilizar efectos especiales, mostrar armamento, jugar con el tiempo y el espacio, entre otras cosas— y a Luc Besson en el papel de productor ejecutivo, uno de los directores europeos que más ha imitado el estilo de cine 'made in Hollywood'. Las películas también hacen extraños compañeros de cama.



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Matthias Shoenaerts es el protagonista de 'Kursk', de Thomas Vinterberg. (A Contracorriente)


El hundimiento del Kursk es la analogía perfecta del desplome de una nación. Menos de una década después de la caída de la Unión Soviética, Rusia se enfrentaba a una crisis económica y de Gobierno con la dimisión de Boris Yeltsin en la Nochevieja de 1999. El desastre del submarino estrella de la flota rusa, al que habían calificado como imposible de hundir, fue la consecuencia fatal del colapso del comunismo, la cleptocracia de la era Yeltsin, el desgaste del aparato militar soviético y la desconfianza hacia los países de Europa Occidental por parte del Gobierno ruso. "Había mucha pobreza. De hecho, en ese momento más que nunca", explica Vinterberg. "Creo que tendría que haber incidido más incluso en ese aspecto en la película. Había tanta pobreza que a veces los trenes públicos paraban en medio del trayecto para que la gente pudiese correr hasta los campos colindantes con las vías para recolectar setas para llevárselas a casa y cocinarlas. No había comida. Y ni siquiera la marina tenía recursos".

Había tanta pobreza que a veces los trenes públicos paraban en medio del trayecto para que la gente pudiese recoger setas al lado de las vías

Los sueldos de los marineros pocas veces llegaban a tiempo o íntegramente. La flota naval soviética había mermado a su mínima expresión: algunos de los barcos y submarinos los habían vendido a potencias extranjeras, pero también a empresas privadas; otros estaban oxidándose en los puertos ante la falta de medios para su mantenimiento. Los tiempos de formación eran los mínimos para mantener la maquinaria en funcionamiento y las medidas de seguridad un lujo. Durante los días siguientes al accidente, la marina rusa descendió en varias ocasiones hasta la nave para rescatar a los supervivientes —que daban golpes en las paredes para indicar que seguían vivos—, pero el material estaba en tan mal estado que los intentos fueron infructuosos. "Es una ironía que los submarinos de rescate soviéticos que podían haber bajado hasta el Kursk los hubiesen vendido a Estados Unidos para que turistas ricos visitasen los restos del Titanic por 20.000 dólares cada uno. Es una ironía macabra. Es muy triste y cuenta en parte la brutalidad del capitalismo y el final de un imperio, el de la Unión Soviética, que tenía que caer, pero que acabó vendiendo como gangas sus principales recursos a los países capitalistas", continúa el director danés.



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Matthias Schweighöfer y Schoenaerts en otro momento de 'Kursk'. (A Contracorriente)


En el momento del hundimiento, Vladímir Putin, que acababa de ganar las elecciones apenas 100 días antes, estaba de vacaciones en Sochi. Tardó más de una semana en comparecer ante los medios y cuando le preguntaron en una entrevista en la CNN qué había pasado exactamente dentro del Kursk, el presidente ruso se zafó con un lacónico "Se hundió". Hasta el noveno día, el Gobierno ruso no aceptó la ayuda que le ofrecían Noruega y Reino Unido, que tuvieron que esperar a poca distancia del Kursk a que la marina rusa permitiese a la Royal Navy desplegar su sumergible de rescate LR5. "Probablemente alguien dentro de los altos mandos rusos, casi seguro perteneciente a la Flota del Norte, que prefirió rechazar la ayuda extranjera [...] a cambio de mantener el orgullo nacional y los secretos navales".





Vinterberg obvia el papel de Putin durante toda la película: siquiera se pronuncia su nombre. "Es que tengo a un grupo de rusos hostigándome a las puertas de casa", bromea. "No, ahora en serio. Fue una elección puramente artística. Sinceramente, yo no quería ver a un imitador de Putin en pantalla. Creo que hubiera desmerecido la película, la hubiese convertido en un producto de serie B. También he cambiado los nombres de los almirantes y de la tripulación. Es una ficción, inspirada en hechos reales, sí, pero una ficción, un drama, pero no es un documental sobre la vida de Putin. No sabemos en este sentido lo que pasó exactamente. No sabemos hasta qué punto participó. Creo que como él acababa de llegar a la Presidencia y como, además, estaba de vacaciones y había otros poderes fácticos más antiguos que venían desde el sistema soviético, hubo gente que tomó decisiones por él. Yo siquiera creo que fuese él quien tomó la decisión final".

Se suponía que esta época debía ser el comienzo de una sociedad libre en Rusia, pero se convirtió en el fin

'Kursk' divide su metraje entre el interior del submarino y el exterior, donde las familias en Murmansk esperan noticias sobre sus maridos, hijos, hermanos y padres ante el oscurantismo de las autoridades. La película reproduce incluso una rueda de prensa en el que, por primera vez, los familiares se rebelaron y acusaron a los altos cargos de ocultarles información. Y el Gobierno recurrió a tácticas que recordaban a tiempos sombríos. "En internet todavía hay colgados vídeos de ese momento desgarrador en el que se ve esta rueda de prensa —muy similar a la que nosotros hemos rodado— en la que las autoridades sedaron a traición a muchos de los familiares… ¡enfrente de las cámaras! Esta rueda de prensa es muy simbólica, porque se convirtió en la muerte de la prensa libre en Rusia. Se suponía que esta época debía ser el comienzo de una sociedad libre en Rusia, pero se convirtió en el fin; sólo hay que recordar que, desde entonces, muchos periodistas rusos han aparecido muertos".





Fueron los buceadores noruegos, apoyados por la Royal Navy, los primeros que abrieron la escotilla interior del Kursk. El lunes 21 de agosto, nueve días después del accidente, comprobaron que el noveno compartimento se había inundado. El Gobierno ruso adujo que los marineros no podían haber sobrevivido más de unas horas a partir de las explosiones. En su libro, Robert Moore contradice la versión oficial. "Inicialmente, los comandantes de la flota creían que la tripulación sólo había podido sobrevivir entre 18 y 24 horas. Pero las pruebas forenses rescatadas del submarino hundido sugieren que Dmitri Kolesnikov y sus compañeros sobrevivivieron al menos varios días, posiblemente hasta el miércoles o el jueves. El vicealmirante Vladislav Ilyin, que encabezó el gabinete de emergencia, está convenciado de que al menos sobrevivieron tres días".



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Léa Seydoux interpreta a una de las familiares de los marineros. (A Contracorriente)


"Los ochenta y seis tripulantes del submarino que no están enterrados en San Petersburgo descasan en cementerios repartidos por toda Rusia, mayoritariamente en las ciudades natales donde crecieron", explica Moore en su libro. "Las lápidas tienen fijada la fecha de la muerte como '12.08.2000', el día en que dos explosiones se extendieron a lo largo del submarino, matando a la mayoría de los que estaban a bordo en unos pocos minutos. Pero la inscripción para uno de los marineros, Dmitri Kolesnikov, es la excepción. No hay un acuerdo, sino una controversia considerable, sobre cuando murió, de manera que la fecha en su tumba lleva la sencilla inscripción de '08.2000', con el día exacto visiblemente ausente".

"Es el individuo contra el sistema, de nuevo, que es un tema recurrente en mi filmografía", explica Vinterberg sobre lo que le atrajo de la idea de llevar la historia del Kursk al cine, probablemente el proyecto de mayor envergadura de su carrera. "El guión me lo ofreció Matthias Schoenaerts [que comparte reparto con Colin Firth y Léa Seydoux], con quien ya había trabajado antes muy a gusto y que en 'Kursk' hace el papel principal. Al leerlo, pensar en el personaje de Matthias dentro del submarino, a oscuras, con frío, sin saber qué está pasando más allá de las paredes de su compartimento, me pareció demoledor. A nivel político era la oportunidad de que el antiguo bloque soviético y el antiguo bloque occidental de reencontrarse y cambiar el curso de la historia. La escena final, cuando el hijo de Mikhail rechaza darle la mano a las autoridades, es mi voz interior. Yo crecí en una comuna llena de socialistas, de socialistas desnudos. Esta indignación en contra de la autoridad es algo que he mamado desde pequeño. Esa desobediencia final es mi manera de animar a las generaciones más jóvenes a que se rebelen contra el sistema".

https://www.elconfidencial.com/cultura/2018-11-22/tragedia-kusk-submarino-vinterberg_1655086/
 
ESTRENOS DE CINE
'Verano del 84': homenaje al cine de adolescentes con giro perverso final
El trío de directores de 'Turbo Kid' añade una apropiada capa de perversidad a la enésima revisión del imaginario del cine juvenil estadounidense de los ochenta



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Caleb Emery, Judah Lewis, Graham Verchere y Cory Gruter-Andrew. (A Contracorriente)


EULÀLIA IGLESIAS

01/02/2019


Los canadienses Anouk Whissell, François Simard y Yoann-Karl Whissell debutaron en el largometraje con 'Turbo Kid', una celebración del espíritu del cine posapocalíptico estilo 'Mad Max' cruzado con las películas de adolescentes en bicicleta y salpicado de tantas otras referencias al fantástico de los ochenta. Su obsesión por el cine de esa década se hace patente de nuevo en 'Verano del 84', en este caso un pastiche un tanto visto pero con un interesante giro final de los filmes juveniles de entonces.

'Verano del 84' tiene lugar, cómo no, en uno de esos barrios residenciales de ciudad pequeña norteamericana de casas unifamiliares alineadas y jardines traseros. El quinceañero protagonista, Davey, se gana un pequeño sueldo repartiendo periódicos con su bicicleta. Ya desde el inicio y a través de su narración en 'off' nos deja constancia de su obsesión: en este tipo de escenarios en apariencia idílicos es donde suceden las cosas más raras. Y de hecho, hace tiempo que un asesino en serie actúa por la zona y probablemente sea el responsable de la desaparición de varios muchachos. Davey, amante de los misterios y las conspiranoias, se obsesiona con la idea de que el homicida en cuestión no es otro que su vecino, el agente de policía Wayne Mackey.






El protagonista se nos presenta como el típico muchacho 'normal' que puebla este tipo de cine. Su pandilla lo complementa a través de tantos otros roles estereotipados: el sabelotodo, el guaperas salido y el que se siente marginado. Sus conversaciones recurrentes giran en torno a las Paj*s, el por** y las chicas. Davey está enamorado de otra vecina que solía hacerle de canguro. Pero, a pesar de los comentarios procaces de sus amigos, él por supuesto evita objetivarla sexualmente. Los chicos se pasean por la bolera, juegan a las máquinas de Arcade o acompañan a sus padres mientras miran las noticias sobre el boicot soviético a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles '84. Los guiños al imaginario popular y al 'atrezzo' identificativo de la época, desde las linternas para pasear de noche hasta los 'walkie talkies' no paran. Y por momentos, 'Verano del 84' se limita a funcionar como el enésimo refrito de esta cansina nostalgia y adoración a las películas de Steven Spielberg, Rob Reiner, Robert Zemeckis o George Lucas, rememoración que han puesto en práctica desde J.J. Abrams a la serie 'Stranger Things'.

Más cerca de 'Stand By Me' que de 'Los Goonies', en 'Verano del 84' el espíritu aventurero de los adolescentes protagonistas y sus ansias de acceder a los misterios propios de la edad adulta acaban desembocando en un inevitable contacto con el mal como forma de conocimiento. Para Davey y sus colegas, intentar descubrir si hay un asesino en serie en el vecindario es 'a priori' un motivo de excitación. ¡Por fin sucede algo en la zona! Los directores articulan el suspense en torno a la misteriosa figura del agente Mackey jugando a no dejar claro, 'a priori', si realmente esconde cadáveres en el sótano o si por el contrario es la víctima indefensa de la fantasía descontrolada de un joven adolescente en proceso de cambio. Los tres directores podrían haberse conformado en cerrar la película desvelando la verdad en torno a este enigma. Lo que evita que 'Verano del 84' quede reducida a mera revisitación posmoderna de todos estos referentes es que la solución al misterio ni concluye la película ni aporta ningún tipo de satisfacción.

En su tramo final, 'Verano del 84' lleva más lejos de lo que es habitual en estas revisiones del cine de los ochenta su incursión en el terror, lo que se agradece. Sobre todo para desintoxicarnos un poco de la borrachera de nostalgia en apariencia naíf que empapa el grueso del filme. Pero el cambio de registro no se limita a conducir el desenlace hacia otro género cinematográfico. También permite releer todo aquello que hemos visto hasta el momento desde una óptica mucho más retorcida e interesante. En cierta manera, a lo largo de todo el filme, Davey se mueve más como un personaje del cine de Alfred Hitchcock o de Brian DePalma que como uno de Spielberg o Zemeckis. Es un joven normal, sí, pero arrebatado por cierta pulsión voyerística en sus ansias de descubrir ese mal que se esconde entre los rincones de su vecindario. En el fondo, Davey no para de espiar, atosigar e inmiscuirse en la vida de su vecino. En una escena del filme, los cineastas incluso apuntan la idea de que el asesino no es tanto la antítesis de Davey como su reflejo. O incluso el producto de su deseo no controlado por adentrarse en este lado oscuro. Aunque la película no se atreva a llegar más lejos, 'Verano del 84' esboza la posibilidad de revisar el cine adolescente de los ochenta desde una óptica más perversa.

https://www.elconfidencial.com/cultura/cine/2019-02-01/cine-estrenos-verano-del-84_1796914/
 
Carta abierta de Tarantino, Scorsese y otros 40 cineastas contra los Oscar: "Es un insulto"
el texto afirma que la institución está "sacrificando la integridad de su misión original" al disminuir el reconocimiento de los afectados por esta medida

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Quentin Tarantino
EUROPA PRESS
PERFIL



PUBLICADO14.2.2019 - 11:22

Más de cuarenta cineastas y directores de fotografía de primera línea, entre los que se encuentran figuras como Quentin Tarantino, Martin Scorsese, Damien Chazelle, Spike Lee o Roger Deakins han mostrado su rechazo a la decisión de la Academia de Hollywood de entregar cuatro premios Oscar durante la publicidad en una carta abierta remitida al presidente de la institución, John Bailey. Una medida que califican de "insulto a la profesión".

'Roma' acapara las nominaciones de unos Premios Oscar 2019 con presencia española'Roma' acapara las nominaciones de unos Premios Oscar 2019 con presencia española
Referentes del séptimo arte, entre los que también se incluyen Emmanuel Lubezki, Rachel Morrison, Ang Lee, Cary Joji Fukunaga o Seth Rogen, han instado a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de Hollywood (AMPAS, en sus siglas en inglés) a "revocar su decisión" de entregar los Oscar a mejor fotografía, mejor cortometraje de ficción, mejor montaje y mejor maquillaje y peluquería durante las pausas publicitarias de la gala.

La carta afirma que la institución está "sacrificando la integridad de su misión original" al disminuir el reconocimiento de los afectados por esta medida. "Cuando el reconocimiento de los responsables de la creación de un cine sobresaliente se ve reducido por la misma institución, cuyo propósito es protegerlo, dejamos de defender el espíritu de la Academia de celebrar el cine como una forma de arte colaborativo", critica la carta.

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Premios Óscar. EFE
"La Academia fue fundada en 1927 para reconocer y defender la excelencia del arte cinematográfico, inspirar a la imaginación y ayudar a conectar el mundo con el medio universal de las películas", continúa la carta publicada por The Hollywood Reporter. "Por desgracia, nos hemos alejado de nuestra misión al perseguir el entretenimiento en vez de ensalzar la celebración de nuestra forma de arte y a la gente que está detrás de ella".

En la historia del cine, existen obras maestras sin sonido, sin color, sin historia, sin actores o sin música. No hay una sola película que haya existido sin fotografía y sin montaje"

Para los firmantes, la relegación de "estos oficios cinematográficos esenciales a un estatus menor [...] no es más que un insulto para aquellos que hemos dedicado nuestra vida y pasión a nuestra profesión elegida".

Pretenden acortar la gala de los Premios Oscar
Ante esta ofensiva, la Academia ha salido en su defensa con un comunicado. En él, la organización asegura que no pretende restar protagonismo a las cuatro categorías afectadas e informa que solo se cortará el tiempo dedicado a caminar hacia el escenario y fuera de él. Además, sus discursos sí serán retransmitidos.

La crítica a esta iniciativa, que pretende acortar a tres horas la duración de la gala, llega después de la indignación desatada en redes sociales. Directores como Guillermo Del Toro y el propio Alfonso Cuarón, afectado directamente por esta medida al ser el máximo responsable de la fotografía en su filme Roma, mostraron su malestar en Twitter:

"En la historia del cine, existen obras maestras sin sonido, sin color, sin historia, sin actores o sin música. No hay una sola película que haya existido sin fotografía y sin montaje", criticó Cuarón en un tuit que, en inglés, emplea un juego de palabras con Cinema y Cinematography.
https://www.vozpopuli.com/altavoz/c...ta-Tarantino-Scorsese-Spike_0_1218478456.html
 
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