Elijah Wood: hay un circulo de pedofilos en Hollywood.

Las fiestas secretas de Hollywood




23/06/2015

Félix Linares nos desvela en el programa de ETB2 cómo son las fiestas en las que los famosos dan rienda suelta a los vicios y pasiones. Las hay sólo para chicas, sólo para chicos, para todos...

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No hay secreto mejor guardado que el de las fiestas secretas de Hollywood, según nos ha desvelado Félix Linares en 'La Noche De'. Son fiestas en las que los famosos dan rienda suelta a todos sus vicios y pasiones, aprovechando que tienen dinero de sobra para gastar. Hace poco se emitió en Estados Unidos un polémico documental de investigación sobre esas fiestas, en el que ha salido a la luz que algunas estrellasson capaces de gastar hasta 1,3 millones de dólares por fiesta en bebida.

Sólo unos pocos promotores de fiestas se han atrevido a hablar de estas fiestas secretas, y por supuesto, sin revelar los nombres de los participantes.

No obstante, sabemos que en los años 70, el principal organizador de esa clase de fiestas era Jack Nicholson, acompañado casi siempre de sus amigos Warren Beatty y Michael Douglas. Las fiestas empezaban en el salón solían acabar en los dormitorios. Y durante un tiempo se puso de moda el sushi sobre cuerpos desnudos, como desveló en un documental una de las animadoras que ha participado en ellas.

Club de costura

Pero estas fiestas secretas no son cosa de ahora ni de los años 70, sino que han existido desde siempre. Ya en los años 40 había, por ejemplo, fiestas secretas "sólo para mujeres", donde las lesbianas de Hollywood podían relacionarse entre ellas sin que nadie más lo supiera. Precisamente, para mantener la discreción, se referían a esas fiestas como reuniones del club de costura. Y toda discreción era poca, teniendo en cuenta que sus carreras podían irse a pique, si se desvelaba su auténtica sexualidad.

La mítica Joan Crawford solía estar presente en esas fiestas. Y tenía muchos secretos de alcoba, porque le gustaban tanto las mujeres como los hombres. De hecho, su lista de amantes confirmados es interminable, hasta el punto de que su enemiga Bette Davis dijo que Joan Crawford se acostó con todas las estrellas de Hollywood… menos con la perra Lassie".

Por supuesto, en Hollywood también había fiestas "sólo para hombres", donde los gays de la Meca del Cine podían reunirse sin miedo. ¡Aunque algunos tenían gustos muy específicos! Por ejemplo, al compositor Cole Porter, cuatro veces nominado al Oscar de mejor canción, le gustaba acostarse con marines. Y al famoso Tyrone Power, que también se acostaba con mujeres pero sobre todo con hombres, le encantaba citarse con sus amantes en moteles de carretera.

Las manías eran frecuentes en Hollywood, y los heterosexuales también tenían las suyas. Por ejemplo, el productor, director y magnate Howard Hughes era un asiduo cliente de los prostíbulos más caros de Los Ángeles, pero tenía estrictas manías en relación a la higiene corporal de las chicas con las que se acostaba: las quería sin maquillaje y sin granos en la piel. La obsesión de Howard Hughes con la limpieza queda clara en El aviador: la película de Martin Scorsese en la que Leonardo DiCaprio encarnó al mítico magnate.
 
La pederastia, el secreto más oscuro de Hollywood
¿Hay redes de abusos sexuales cobijadas en la industria del cine? El documental 'An Open Secret' destapa realidades espeluznantes.

Por Yago García - 10 de mayo de 2015



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Amy Berg

Caso curioso: dos de las películas más terroríficas de 2015 podrían ser documentales. Si el lunes te hablábamos de The Nightmare, un filme centrado en los terrores que nacen dentro de nuestros propios cerebros, hoy toca hablar de An Open Secret, la cinta de Amy Berg cuyo tráiler acaba de hacerse público y que aborda un tema escabroso donde los haya: la probable existencia en Hollywood de círculos organizados de pederastia. Algo que se vuelve aún más desagradable cuando constatamos que, según las fuentes manejadas por el filme, los abusos sexuales a menores en la Meca del cine podrían ser una realidad asumida o, como indica el propio título del filme, “un secreto a voces”.

El tema de la pederastia no es nuevo para Amy Berg: en 2006, esta directora ya se ganó una nominación al Oscar por Líbranos del mal, narrando el encubrimiento por parte de la Iglesia Católica a Oliver O’Grady, sacerdote que violó a al menos 25 niños entre 1973 y 2001. Ahora, habrá que ver si An Open Secret acaba compitiendo por otra estatuilla dorada: a juzgar por lo que se ve en el avance, y por las críticas ya publicadas en la prensa de EE UU, el filme no sólo apunta a la existencia de depredadores sexuales en el seno de la industria, sino también a que los grandes estudios han hecho lo posible por encubrirles para así proteger sus intereses. No en vano uno de los antiguos actores juveniles (y ahora adultos destruidos) que aparecen en su metraje es Michael Egan, el hombre que acusó al director Bryan Singer de haberle violado cuando tenía quince años y era un aspirante a estrella.


Según Variety, a An Open Secret se le nota la necesidad de ser cautelosa: pocas de sus acusaciones están respaldadas por una sentencia judicial, con lo que atreverse a señalar con el dedo podría costarle a Amy Berg y a su equipo un buen susto. Además, las acusaciones de Michael Egan contra Singer y otros tres individuos (el director Gary Goddard y los ejecutivos Garth Ancier y David Neuman) fueron retiradas en agosto del año pasado, y cuatro meses más tarde el ex actor se vio envuelto en otro proceso, sólo que esta vez como acusado, por diversos cargos de fraude. Aun así, y pese al posible sensacionalismo de la cinta, hay detalles en ella que, o bien ponen los pelos de punta, o que resultan toda una invitación a las especulaciones morbosas. Por ejemplo, el hecho de que Bob Villard, el que fuera agente de unos jovencísimos Leonardo DiCaprio y Tobey Maguire, venda ahora fotos de sus antiguos representados en eBay tras haber sido condenado dos veces: la primera, en 2001, por distribución de por**grafía infantil, y la segunda, en 2005, por abusar de un niño de trece años. O que otro manager, Marty Weiss, se ganara la amistad de las familias de sus pupilos antes de aprovecharse de éstos.

Tras todo esto, la historia más escabrosa abordada por la película de Amy Berg podría ser la de Digital Entertainment Network (DEN), una iniciativa pionera en el streaming de vídeo por internet que comenzó a funcionar en 1999, cuando YouTube no era todavía ni un proyecto, cuya programación estaba orientada a adolescentes… y en la cual participaron Bryan Singer (como inversor), David Neuman (que se incorporó a sus filas tras haber encabezado la rama televisiva de Disney) y el que seguramente quede como el personaje más sorprendente, por lo siniestro y por lo disparatado, de toda esta historia: Marc Collins-Rector, unyuppie cuyo periplo vital (incluyendo una temporada en una cárcel española, de la cual fue extraditado a EE UU en 1998) le pondría los dientes largos a Brett Easton Ellis, el autor de American Psycho.Del documental se infiere que Collins-Rector usaba la cantera de efebos empleada por DEN en sus programas poco menos que como un harén compartido por él y por sus amigos. Y también por otros altos cargos del negocio, invitados regularmente a fiestas llenas de actores menores de edad y, en muchos casos, dispuestos a todo.

A falta de que An Open Secret se estrene en España (¿llegaremos algún día a verla por aquí, a todo esto?) cabe objetar que algunos de sus aspectos más sensacionales recurren al ‘quien calla, otorga’ y a la fermentación de sospechas en el espectador. Por otra parte, también cabe considerar que el tráfico de favores sexuales es, en ocasiones, un camino de doble dirección. Es cierto que, según afirman las reseñas, Michael Harrah, antiguo representante de actores jóvenes y alto cargo delScreen Actors Guild, se cae con todo el equipo en sus fotogramas. Y también es cierto que la antigua estrella teen Corey Feldman, que aparece en el documental mediante imágenes de archivo, ha llamado la atención sobre lo enraizado, y lo consentido, de la pederastia en la industria de Hollywood. Pero también es cierto que, tomadas en su contexto, algunos de los hechos sobre los cuales especula el documental quedan menos como depredaciones de niños inocentes que como actos de prostit*ción acordados entre ambas partes: muchachos ya entrados en la pubertad, por un lado, y ejecutivos maduros que compran a éstos últimos a base de promesas, dinero y otras prebendas, por otro. La patente asimetría de la transacción, tanto en edad como en poder, el hecho de que dichas promesas nunca se cumplieran (al menos, en los casos que conocemos) y el riesgo de culpabilizar a las víctimas, que siempre acecha, deberían hacer que nadie se planteara esto último durante demasiado tiempo. Pero, aun así, no conviene olvidarlo del todo.

Por otra parte, la historia de An Open Secret plantea otra pregunta, esta vez sí muy seria y digna de consideración: ¿qué pasa con las chicas? Aunque, a base de rumorología y demandas, el hecho de que en los ‘sofás de cásting’ también se tumban hombres sea hoy bien sabido, hay que tener presente que las mujeres siguen siendo más propensas que los hombres a verse víctimas de chantajes sexuales y abusos de poder. Además de homófobo (y mucho), Hollywood también es un lugar atrozmente sexista, tal y como señaló hace poco Kristen Stewart: tal vez el próximo gran bombazo documental desvele casos de managers, productores o directores que abusan sistemáticamente de actrices jóvenes. Sólo que ese documental hipotético no contaría, por desgracia, con la dosis extra de morbo que envuelve a la cinta de Amy Berg. Consideraciones aparte, si esta película y el halo de gran revelación que la envuelve, puede traer consigo una moraleja: en el negocio del cine, lo peor no son las transgresiones que alguien pueda cometer, sino el hecho de que se descubra que las ha cometido. Qué horror, ¿verdad?
 
Que hagan fiestas con vicios, putas, chulos y chaperos me da igual si es consentido.
Pero con niños, uy con niños. Les rociaba con napalm a todos y cada uno de ellos. Sólo deseo que esta gentuza que hace daño a los críos muera entre el más terrible de los sufrimientos y horrores. Una vida de sufrimiento hasta la agonía. :kiss:
 
La secreta y obligada práctica de abortos del Hollywood clásico
Tendemos a mirar hacia la Edad de Oro de Hollywood como un tiempo que era más elegante y, a la vez, más inocente. En parte lo fue: El famoso y muy debatido Código de Producción atenuó muchos de los comportamientos en pantalla, y las estrellas interpretaban papeles menos sexualizados. Como sabes, hoy en día, las mujeres en Hollywood batallan por eliminar la brecha salarial entre hombres y mujeres y por terminar con la escasez de roles complejos, de lo que quizá no estabas al tanto es que tampoco era fácil para las estrellas femeninas del viejo Hollywood. Ellas se enfrentaron a algo que hoy nos cuesta asimilar, procediendo de la propia industria: abortos forzados.

La secreta y obligada práctica de abortos del Hollywood clásico
Según una historia reciente publicada en Vanity Fair, estrellas femeninas como Bette Davis, Judy Garland o Joan Crawford pagaron un alto precio por darnos todos esos momentos memorables que conforman la historia del cine.


El artículo está lleno de historias dolorosas sobre las mujeres que en público parecía poderosas y con el control de sus vidas, pero que en privado fueron presionadas o incluso obligadas a abortar a unos hijos que quizá si hubieran deseado criar.


Cabe señalar que, como ahora, los chismes de Hollywood no siempre eran fidedignos o procedían de fuentes fidedignas, pero la mayoría de estas historias fueran contadas por las mismas actrices, entre ellas: Judy Garland, Jean Harlow, Bette Davis y Ava Gardner.

Pero, ¿cómo conseguir que estrellas tan fácilmente reconocibles, pasaran por estas intervenciones y mantenerlo en el más absoluto secreto? Las actrices acudían al hospital con la excusa de padecer una supuesta enfermedad o haber sufrido una lesión, para que les realizasen el procedimiento y, así, poder volver a la pantalla grande con su “reputación” intacta y, por supuesto, el mismo potencial para hacer dinero.



La imagen lo era absolutamente todo, e incluso aunque fueras una mujer casada, un bebé podía estropearla. Las expectativas eran tan altas y tan contradictorias que ninguna mujer viva podía enfrentarse a ellas sin ser rechazada: tenían que ser al mismo tiempo accesibles y sofisticadas, duras y dulces, sensuales y virginales.

Por encima de todo eso, tener un bebé significaba tomar tiempo libre en el trabajo a corto plazo y dividir lealtades a largo plazo. Así que las mujeres fueron en mucas ocasiones obligadas a abortar.

Según los escritores de Vanity Fair, Marcie Bianco y Merryn Johns, en aquel entonces era más fácil acceder al aborto en Hollywood. “Más facil que lograr una aspirina” en muchas partes de los Estados Unidos de hoy. Los poderosos jefes de estudio -hombres, claro- que dirigían la industria se aprovecharon de tales facilidades para dictar lo que sus preciadas estrellas podían hacer con sus cuerpos. A menudo, las estrictas “cláusulas de moralidad” que prohíben el embarazo incluso fueron escritas en sus contratos, explican Bianco y Johns. La maternidad era una amenaza para los cuerpos de las estrellas, el atractivo sexual y la imagen pública, lo que significaba un menor número de taquillas.

Es difícil lidiar con la verdad de que tras escenas de películas que moldearon nuestra cultura e incluso nuestras vidas, existen tales sordidez y abusos. ¿No es cierto que cuando hablamos del viejo Hollywood, suele ser -irónicamente- con nostalgia por el glamour de los días pasados? Como ves, poco había en realidad de toda esa elegancia y pulcritud. El interés económico mandaba y nada ni nadie podía interponerse en el camino hacia este.

Si te ha gustado este tema no te puedes perder nuestro artículo: Las medidas de Marilyn no eran las que nos han contado ¡en absoluto!
 
@Euridice , siempre he pensado que la "fuga" de Hollywood de Grace Kelly tenía algo que ver con ese rollo del control sobre las estrellas, a las cuales obligaban a hacer cosas horribles, como los abortos entre otras muchas.
A Grace le gustaba ganarse la vida actuando, era una mujer muy sensible, pero en esos tiempos controlaban la vida de los actores a niveles de abuso y extorsión.
Creo que Kelly vio que llegó la hora de casarse y ella, educada para trincar a un tío con pasta vio en el príncipe oportunidad de oro para culminar un montón de carencias en su vida pero también, salir a toda pastilla de la industria (luego cuando Hitchcock le propuso Marnie y lo rechazó por órden de Rainiero lo pasó bastante mal pues echaba de menos ese mundo); pero Grace era ya un nivel de folleteo el que tenía con sus compañeros que cualquier día acabaría teniendo un "susto" de estos. No pegaba con Rainiero ni con cola cola "aprenderé a amarlo", osea, que se casó con él casi agarrándose a un clavo ardiendo, siempre me pregunté qué era tan primordial para ella el salir literalmente pitando.
Eso y muchas cosas, fue lo que le hizo decir adiós. A mi no me extraña nada la jubilación prematura de Greta Garbo, menudas tragaderas para estar en ese mundillo.
 
@Euridice , siempre he pensado que la "fuga" de Hollywood de Grace Kelly tenía algo que ver con ese rollo del control sobre las estrellas, a las cuales obligaban a hacer cosas horribles, como los abortos entre otras muchas.
A Grace le gustaba ganarse la vida actuando, era una mujer muy sensible, pero en esos tiempos controlaban la vida de los actores a niveles de abuso y extorsión.
Creo que Kelly vio que llegó la hora de casarse y ella, educada para trincar a un tío con pasta vio en el príncipe oportunidad de oro para culminar un montón de carencias en su vida pero también, salir a toda pastilla de la industria (luego cuando Hitchcock le propuso Marnie y lo rechazó por órden de Rainiero lo pasó bastante mal pues echaba de menos ese mundo); pero Grace era ya un nivel de folleteo el que tenía con sus compañeros que cualquier día acabaría teniendo un "susto" de estos. No pegaba con Rainiero ni con cola cola "aprenderé a amarlo", osea, que se casó con él casi agarrándose a un clavo ardiendo, siempre me pregunté qué era tan primordial para ella el salir literalmente pitando.
Eso y muchas cosas, fue lo que le hizo decir adiós. A mi no me extraña nada la jubilación prematura de Greta Garbo, menudas tragaderas para estar en ese mundillo.
Y no hay que olvidar la presión que también ejercía su padre sobre ella.
 
Hola, creo que Grace estaba más protegida que otras actrices porque su familia era poderosa. Creo que su matrimonio lo arregló un sacerdote, fue un poco un matrimonio de conveniencia, pero fueron felices
 
Hola, creo que Grace estaba más protegida que otras actrices porque su familia era poderosa. Creo que su matrimonio lo arregló un sacerdote, fue un poco un matrimonio de conveniencia, pero fueron felices

Eso es, así como Liz Taylor, pues los padres de Liz andaban en el mundillo de los marchantes de arte, el de Grace fabricante de ladrillos, vamos, que a unas malas abandonan el cine y vida resuelta, no creo que fueran de las abusadas standard (creo que por el aro pasaron las dos), pero no es lo mismo ir a por una desprotegida que a por hijas de ricos.
 
Nate Parker y Casey Affleck: Las dos caras del delito sexual en los Oscar
Mientras 'El nacimiento de una nación' se hunde, el protagonista de 'Manchester junto al mar' parte en los Oscar como favorito pese a dos acusaciones de acoso

Por Yago García - 27 de enero de 2017



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Manchester frente al mar

Cuando se hicieron públicas las nominaciones a los Oscar 2017, nadie se extrañó de que El nacimiento de una nación no cosechase ni una sola candidatura. No sólo por unas críticas tirando a flojas, ni por su mediocre taquilla: en realidad, las esperanzas del filme en la temporada de premios se fueron al traste en agosto del año pasado, cuando un artículo de Variety desenterró el capítulo más sórdido en la vida del actor y director, y también de su coguionista Jean Celestin.

Se trataba de un proceso por violación que tuvo lugar en 1999, cuando ambos estaban en la universidad, y que, pese a resultar en un veredicto absolutorio para Parker, dejó los suficientes cabos sueltos como para seguir despertando sospechas. Para colmo, la víctima (cuyo nombre no ha sido revelado) acabó suicidándose en 2012. En suma, la clase de escándalo que puede dinamitar una película. Y una carrera en el cine, también.

Sin embargo, la nominación de Casey Affleck a mejor actor principal fue acogida con la mayor naturalidad. En realidad, todo el mundo se la esperaba: el hermano pequeño de Ben Affleck se ha llevado aplausos sin cuento gracias a su trabajo en Manchester frente al mar, y ya tiene en las estanterías una larga retahíla de premios que incluye un Globo de Oro, el premio de la National Board of Review e innumerables trofeos de la crítica estadounidense.

Entre estos últimos se cuenta el galardón de la Asociación de Mujeres Críticos de Cine, algo que no deja de ser irónico: en 2009, Affleck fue acusado de acoso sexual por Amanda White (productora) y Magdalena Gorka (diseñadora de vestuario), dos mujeres que trabajaron con él en I’m Still Here, el híbrido de falso documental, performance y bufonada que aquel había pergeñado en 2010 junto a su entonces cuñado Joaquin Phoenix.
Ante estas dos historias, uno puede preguntarse qué ha ocurrido. Incluso puede preguntarse si en Hollywood existen escándalos de primera y de segunda. ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el caso de Nate Parker haya generado titulares durante seis meses, mientras que los presuntos delitos sexuales de Casey Affleck apenas hayan despertado comentarios en la prensa? Los factores que entran en juego, si queremos meternos en semejante jardín, son múltiples: están la etnia (Parker es negro, Affleck es blanco), los orígenes sociales (si el director de El nacimiento de una nación creció en una familia desestructurada, el actor de Manchester frente al mar se crió en el nada hospitalario sur de Boston) y, claro, la familia y los amigos. Porque Nate Parker puede ser muchas cosas, pero no es ni el hermano de Ben Affleck ni uno de los mejores amigos de Matt Damon.

Dejando de lado estos detalles, podemos decir que Parker tenía un peso añadido en la balanza. Si bien las acusaciones contra Affleck le adjudican una conducta incalificable (resumiendo mucho: tocamientos no consentidos) no habrían resultado en la odiosa palabra que empieza por “v”. Además, Magdalena Gorka y Amanda White resolvieron sus demandas mediante acuerdos extrajudiciales que les depararon a cada una sendas indemnizaciones de dos millones de dólares. Los términos de esos acuerdos, señala The Guardian, permanecen en secreto, y podrían haber incluido la prohibición de hablar de las acusaciones con la prensa.

El diario británico también recoge declaraciones de un miembro de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood, la entidad que otorga los Globos de Oro: “A la gente, [Affleck] le cae bien. No quieren verle como un acosador, ni nada de eso”, señala esa fuente, quien añade que tanto Ben Affleck como Matt Damon han hecho lo posible por ver al miembro más joven de su pandilla triunfando de una vez. “Los dos andaban bromeando con que a Casey le hacía falta ganar un Globo de Oro. Han formado un frente común, y tal vez sea eso lo que protege a Casey de una investigación en serio”, explica, para después añadir: “Es un poco como lo que pasa con Woody Allen: la prensa de izquierdas lo quiere tanto que prefiere no buscar la verdad”.

Asimismo, Buzzfeed explica que Affleck cuenta con la asesoría legal de Martin Singer (un influyente abogado al que se conoce como ‘el perro guardián de Hollywood’, ya que su especialidad es librar de escándalos a las estrellas), y también con los servicios de la publicista Barbara Nuxbaum, responsable de una hazaña enorme: salvaguardar la imagen pública de un adúltero y juerguista de la talla de Sean Penn.

Venga o no a colación la referencia al director neoyorquino, esta descripción del ‘caso Affleck’ está alejadísima de la información que puede encontrarse sobre el ‘caso Nate Parker’. Para empezar, las acusaciones contra el autor de El nacimiento de una nación aparecen embarulladas desde el principio. Si bien es cierto que Parker y Jean Celestin fueron llevados a juicio, y que existían pruebas en su contra, también es cierto que el proceso, y la condena a Celestin, despertaron protestas en el campus de la Universidad de Pensilvania, a la que ambos asistían.

La razón: ambos acusados eran negros, mientras que el jurado que absolvió a uno y condenó al otro estaba formado exclusivamente por blancos. Asimismo, las declaraciones de Parker al respecto durante los últimos meses (“He descubierto que no mostré la suficiente empatía cuando luchaba por limpiar mi nombre”, por ejemplo) no son de las que despiertan adhesiones, ni tampoco de las que estimulan dudas razonables.





Porque, en general, la figura de Nate Parker no resulta simpática, aun sin identificarla con la de un violador. En 2000, cuando formaba parte de un equipo universitario de lucha libre, una trabajadora del campus lo acusó de exhibicionismo: dicha acusación fue sobreseída… pero ahora, al calor de el escándalo de El nacimiento de una nación, vuelve a ser investigada. Por otra parte, hablamos también de alguien que ha declarado que jamás interpretará a un personaje gay, ya que hacerlo le parece incompatible con “preservar la virilidad del hombre negro”.

Por último, y quizás lo más importante, estamos hablando de un advenedizo en la industria de Hollywood: Parker levantó El nacimiento de una nación sin el respaldo de ninguna major, para después llegar al acuerdo de distribución más caro del Festival de Sundance (casi 18 millones de dólares) en plena resaca del #OscarsSoWhite y de las acusaciones de racismo contra la Academia. Podría decirse, pues, que parte del establishment le tenía ganas. Y que carecía de un peso específico dentro del mundillo que le blindase contra la resurrección de noticias comprometedoras.



Así pues, aunque no cabe entrar en teorías conspirativas, hay una palabra que describe la diferencia entre Casey Affleck y Nate Parker: “asimetría”. Una asimetría cuyos resultados han sido, por una parte, una nominación al Oscar y las alabanzas de los expertos, y, por otro, el repudio por parte de los premios, una taquilla mediocre y críticas que dedican el mismo espacio (o más) a hablar de tribunales y declaraciones que a analizar los méritos o los fallos de un filme.

¿Cuál habría sido la solución más correcta para ambas situaciones? Ponernos a especular sobre ello nos haría entrar en camisa de once varas y, lo más importante, sería una falta de respeto para las víctimas. Pero una cosa sí podemos decir: la justicia (a ser posible, en un marco institucional, y con garantías) siempre es necesaria. Y que esa justicia sea igual para todos, también lo es.
 
Se llamaba Room 23 y contaban cómo Chris Hemsworth se acostó con Kenneth Brannagh para tener un papel protagonista, no recuerdo en dónde, vamos, que tuvo que pasar por caja. Como Sienna Miller y mil historietas del entonces matrimonio de nicole Kidman.
K fuerte, con l k yo admiraba al actor Britanico K. B. ASCO M DA.
 
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