Por dios Haakon, ¡qué camisa tan arrugada! ¿y esas hondas en el pelo?
Me entró el cague pensando que me iba a convertir en Rey en pleno vuelo de papá y me puse la primera camisa que encontré antes de que la doncella le pasase una plancha. Ni me peine los cuatro pelos. Necesito contratar a aquel peluquero de F. Olane que por 70.000 euros al mes le peinada la calva.