Detenido un abogado por asesinar a su pareja tras caer de un edificio cuando huía de la escena del crimen

Ella era perfecta, yo no": Alberto, el 'psicópata' que mató a su novia Cristina con una piedra, cuchillos...​

El acusado ha reconocido a los forenses que el crimen machista que conmocionó a la sociedad valenciana en diciembre del año pasado.​



El 3 de diciembre de 2021, Alberto, licenciado en Derecho y de 36 años, asesinó en su apartamento del número 33 de la calle Conde de Altea de Valencia a su novia, Cristina, una joven empresaria de 30 años con un futuro prometedor y brillante.

La pareja solo llevaba unos tres meses de relación. Sus personalidades no tenían nada que ver, pero empezaron a salir juntos tras coincidir en una discoteca de la ciudad después de las vacaciones de verano.


Él era una persona reservada y pesimista, con tendencia a sufrir episodios depresivos, aunque nada hacia presagiar el trágico desenlace. Ella era todo lo contrario, una mujer vital e independiente, muy conocida en Valencia e integrante de la Falla de Maestro Gozalbo, que destacaba en el sector inmobiliario.

Me cuadra mucho todo lo que dice el articulo con lo que vi en su dia.
Ya lo dije, cuando ya lo pillo la policia era muy consciente de lo que habia hecho y estaba tan tranquilo, ni arrepentimiento, ni estado nervioso ni nada. Vamos, se paso la noche entera roncando, no digo mas
 

Ella era perfecta, yo no": Alberto, el 'psicópata' que mató a su novia Cristina con una piedra, cuchillos...​

El acusado ha reconocido a los forenses que el crimen machista que conmocionó a la sociedad valenciana en diciembre del año pasado.​



El 3 de diciembre de 2021, Alberto, licenciado en Derecho y de 36 años, asesinó en su apartamento del número 33 de la calle Conde de Altea de Valencia a su novia, Cristina, una joven empresaria de 30 años con un futuro prometedor y brillante.

La pareja solo llevaba unos tres meses de relación. Sus personalidades no tenían nada que ver, pero empezaron a salir juntos tras coincidir en una discoteca de la ciudad después de las vacaciones de verano.


Él era una persona reservada y pesimista, con tendencia a sufrir episodios depresivos, aunque nada hacia presagiar el trágico desenlace. Ella era todo lo contrario, una mujer vital e independiente, muy conocida en Valencia e integrante de la Falla de Maestro Gozalbo, que destacaba en el sector inmobiliario.

Dios. Yo pensaba que habría sido algo de arrebato, en medio de una discusión fortísima, con drogas de por medio incluso en él. Pero no, lo que lo hace todavía más aterrador. Vaya peligro de tío. Es para echarse a temblar. Es que ni siquiera un detonante que le hiciera perder el control, simplemente que como algún día le iba a dejar, mejor matarla... Pues nada, oye, a ver si tu padre piensa lo mismo de tu madre o viceversa y hacen lo mismo. "Ella era mi alivio y sufro depresiones", y? de verdad que yo alucino. Y este tío era profesor de filosofía del derecho?????? Los que estudian tanto y tal (el asesino de Nagore Laffage, este) no adquieren para sí mismos lo aprendido?
 
Ya, al final nada de drogas ni de brotes. Lo que no me cuadra es estar pensando varios días en hacerlo y luego acabar en semejante destarifo utilizando tres modos diferentes y un tanto precarios para acabar con la pobre. Y en su casa.
Kamikaze total.
 
De la noticia me quedo con que al menos ha reconocido todo y que no habrá atenuantes de drogas ni enfermedades mentales (espero que así sea aunque la defensa de este señor ha pedido por segunda vez un nuevo informe psiquiátrico, así que me da que quieren agarrarse a la posibilidad de que sufra un trastorno):

"Los forenses de la Unidad de Valoración Forense Integral (UVFI) de Violencia de Género de la Ciudad de la Justicia de Valencia han entregado recientemente al juzgado de Violencia sobre la Mujer 1, que instruye el caso, un informe en el que concluyen que Alberto es un maltratador con características de psicopatía. Era consciente de lo que hacía en todo momento -no consumió drogas ni bebió alcohol- y no se arrepiente.

Su perfil corresponde al de un hombre controlador, posesivo y con rasgos machistas. Una persona insegura, con complejo de inferioridad y frustraciones, que no ha mostrado ninguna reacción emocional al dolor causado a la familia de la víctima o a la suya propia. "


Además creo que estaba preocupado porque su "hombría" se viese cuestionada:
"El asesino de Cristina ha contado a los forenses que arrastraba problemas de eyaculación retardada y seguía un tratamiento con un sexólogo. Recurría frecuentemente a la mas***bación, según recoge el informe, y ella conocía este problema y lo trasladó a su entorno."


Y el cinismo de este despojo que encima de no mostrar arrepentimiento, dice que mató a Cristina para castigarse a él mismo.
Si te querías castigar, pedazo de animal, haberte matado tú.
 
a mi me parece que este tipo aunque en el momento del crimen no estuviese drogado, tenia frito el cerebro por consumo cronico de cocaina,,

acarrreaba deudas pese a tener trbajo y los que lo conocen de la facultad de derecho manifiestan su informalidad para asistir a algunas clases y de aspecto ido

no acabo de entende el "Movil" del crimen; al principio pensaba que era por discusion de motivos economicos
entonces fue ante el temor de ser dejado? ¿vengganza por que la victima habia difundido aspectos de él qe queria mantener en secreto?
¿una mezcla de ambas cosas?
 
a mi me parece que este tipo aunque en el momento del crimen no estuviese drogado, tenia frito el cerebro por consumo cronico de cocaina,,

acarrreaba deudas pese a tener trbajo y los que lo conocen de la facultad de derecho manifiestan su informalidad para asistir a algunas clases y de aspecto ido

no acabo de entende el "Movil" del crimen; al principio pensaba que era por discusion de motivos economicos
entonces fue ante el temor de ser dejado? ¿vengganza por que la victima habia difundido aspectos de él qe queria mantener en secreto?
¿una mezcla de ambas cosas?
Una mezcla de todo, pero yo creo que el principal es un enorme complejo de inferioridad y su machismo.
 
Se me ha ocurrido dotorear el ático para ver lo del deslunado por el que se descolgó.... si es el grande nos hemos quedado cortos con los 1500€ 😲Ver el archivo adjunto 2387081
..

No es el grande. Pagaba 900 euros (ahora los alquileres están más caros), le consiguió el alquiler Cristina (a parte de en la empresa familiar, trabajaba de consultora en una de las inmobiliarias top de Valencia).
 
a mi me parece que este tipo aunque en el momento del crimen no estuviese drogado, tenia frito el cerebro por consumo cronico de cocaina,,

acarrreaba deudas pese a tener trbajo y los que lo conocen de la facultad de derecho manifiestan su informalidad para asistir a algunas clases y de aspecto ido

no acabo de entende el "Movil" del crimen; al principio pensaba que era por discusion de motivos economicos
entonces fue ante el temor de ser dejado? ¿vengganza por que la victima habia difundido aspectos de él qe queria mantener en secreto?
¿una mezcla de ambas cosas?
Perdón por meterme. Y una posible psicosis transitoria, una enajenación, unido a todo lo último que dices, posiblemente debida al consumo durante tanto tiempo de drogas? (Bueno, y ser un indeseable y un cobarde, claro).
 
una posible psicosis transitoria, una enajenación, unido a todo lo último que dices, posiblemente debida al consumo durante tanto tiempo de drogas?
aunque en ese momento no hubiera consumido drogas a mi me parece muy probble que tuviera el cerebro medio frito y tednencia a la paranoia, agresividad etc por consumo contnuado
pero lo que es un brote psicotico, parece que no es, esos no suelen dar explicacion o es una explicacion enajenada de la realidad
este asesino al proncipo se negó a declarar y luego no ha dicho mucho, pero sí que parece que tuvo un razonamiento, algo bizarro, pero lo tuvo,arguemtnado que la mató porque se temia en breve ella iba adejarle debido a sus multiples defectos o algo asi

El asesino de Cristina: "Ojalá con la piedra hubiera sido suficiente. Ella era perfecta, yo no"​

La exploración psiquiátrica revela de Alberto L. H., el abogado y profesor asociado de la UV, que es antisocial, manipulador y frío, y que no hay arrepentimiento​


Ese informe, ya en poder de la jueza de Violencia sobre la Mujer número 1 de València y que deja claro que no sufre ningún trastorno mental y que no consumió ni drogas ni alcohol el día del crimen, traza un retrato que no deja lugar a la duda de que el investigado, que tilda la prisión de «coñazo» aunque ahora está «más entretenido» desde que sus padres le han llevado un televisor, no solo cumple con buena parte de los rasgos de personalidad y comportamientos propios del maltratador, sino también del psicópata.

Así, la exploración detecta respuestas aprendidas, frialdad emocional y conductas antisociales, además de muestras de egoísmo, por ejemplo, cuando pregunta «pero esto me va a aportar algún beneficio» cuando se le pregunta si accede a la exploración psicológica o se niega a ver la imagen del cuerpo de su víctima con este comentario: «No quiero ver la foto por mi sufrimiento».

Las dos médicas forenses dejan claro el distinto talante mostrado en la primera entrevista, realizada el pasado 14 de febrero, y la segunda, la del 1 de abril. En la primera, se muestra «colaborador, con cierta empatía y escasa manipulación». En la segunda, sin embargo, intenta engañar a las dos psiquiatras y manipular su discurso «haciendo constantes referencias a terminología de tipo psicológico para justificar cualquier tipo de conducta sobre la que se le pregunta» en relación con el asesinato

«He tenido a lo largo de mi vida episodios depresivos previos», «unos días antes tuve una crisis depresiva tremenda», «yo tengo anticipación negativa vital», «esas ideas se estaban fraguando en mi cabeza», «es una espiral psicológica y ella era mi alivio»



Ella era perfecta, yo no», resumió.

Según la autopsia, Cristina fue atacada mientras dormía. Utilizó primero una piedra con la que le provocó fracturas craneales letales, continuó cosiéndola a puñaladas con tres cuchillos y una tijera y también la asfixió con el cinturón de un albornoz. «Ojalá hubiera sido suficiente con la piedra», llega a expresar durante las entrevistas.

Él no habla del móvil. Se niega, utiliza evasivas o guarda silencio. Durante la primera valoración psiquiátrica, la que se le realiza en el hospital a petición de la jueza, ya que los médicos no habían apreciado ningún indicador de trastorno que la aconsejara, ya había expresado incongruencias como, por ejemplo, «quiero castigarme a mí mismo agrediendo a Cristina», que «llevaba dos días pensando en matarla», que la acuchilló tras los golpes en la cabeza «para asegurarse de matarla» o que le había dado muerte porque tenía «miedo a perderla», ya que «estaba seguro de que ella lo iba a dejar», aunque «tampoco de forma inminente».

De Cristina dice que «yo sabía que ella era mejor que yo, era consciente de eso» o «me trataba bien,


 
aunque en ese momento no hubiera consumido drogas a mi me parece muy probble que tuviera el cerebro medio frito y tednencia a la paranoia, agresividad etc por consumo contnuado
pero lo que es un brote psicotico, parece que no es, esos no suelen dar explicacion o es una explicacion enajenada de la realidad
este asesino al proncipo se negó a declarar y luego no ha dicho mucho, pero sí que parece que tuvo un razonamiento, algo bizarro, pero lo tuvo,arguemtnado que la mató porque se temia en breve ella iba adejarle debido a sus multiples defectos o algo asi

El asesino de Cristina: "Ojalá con la piedra hubiera sido suficiente. Ella era perfecta, yo no"​

La exploración psiquiátrica revela de Alberto L. H., el abogado y profesor asociado de la UV, que es antisocial, manipulador y frío, y que no hay arrepentimiento​


Ese informe, ya en poder de la jueza de Violencia sobre la Mujer número 1 de València y que deja claro que no sufre ningún trastorno mental y que no consumió ni drogas ni alcohol el día del crimen, traza un retrato que no deja lugar a la duda de que el investigado, que tilda la prisión de «coñazo» aunque ahora está «más entretenido» desde que sus padres le han llevado un televisor, no solo cumple con buena parte de los rasgos de personalidad y comportamientos propios del maltratador, sino también del psicópata.

Así, la exploración detecta respuestas aprendidas, frialdad emocional y conductas antisociales, además de muestras de egoísmo, por ejemplo, cuando pregunta «pero esto me va a aportar algún beneficio» cuando se le pregunta si accede a la exploración psicológica o se niega a ver la imagen del cuerpo de su víctima con este comentario: «No quiero ver la foto por mi sufrimiento».

Las dos médicas forenses dejan claro el distinto talante mostrado en la primera entrevista, realizada el pasado 14 de febrero, y la segunda, la del 1 de abril. En la primera, se muestra «colaborador, con cierta empatía y escasa manipulación». En la segunda, sin embargo, intenta engañar a las dos psiquiatras y manipular su discurso «haciendo constantes referencias a terminología de tipo psicológico para justificar cualquier tipo de conducta sobre la que se le pregunta» en relación con el asesinato

«He tenido a lo largo de mi vida episodios depresivos previos», «unos días antes tuve una crisis depresiva tremenda», «yo tengo anticipación negativa vital», «esas ideas se estaban fraguando en mi cabeza», «es una espiral psicológica y ella era mi alivio»



Ella era perfecta, yo no», resumió.

Según la autopsia, Cristina fue atacada mientras dormía. Utilizó primero una piedra con la que le provocó fracturas craneales letales, continuó cosiéndola a puñaladas con tres cuchillos y una tijera y también la asfixió con el cinturón de un albornoz. «Ojalá hubiera sido suficiente con la piedra», llega a expresar durante las entrevistas.

Él no habla del móvil. Se niega, utiliza evasivas o guarda silencio. Durante la primera valoración psiquiátrica, la que se le realiza en el hospital a petición de la jueza, ya que los médicos no habían apreciado ningún indicador de trastorno que la aconsejara, ya había expresado incongruencias como, por ejemplo, «quiero castigarme a mí mismo agrediendo a Cristina», que «llevaba dos días pensando en matarla», que la acuchilló tras los golpes en la cabeza «para asegurarse de matarla» o que le había dado muerte porque tenía «miedo a perderla», ya que «estaba seguro de que ella lo iba a dejar», aunque «tampoco de forma inminente».

De Cristina dice que «yo sabía que ella era mejor que yo, era consciente de eso» o «me trataba bien,


Madre mía... Estaría enfermo y todo lo que se quiera, pero qué hijo de su putísima madre...
 

La Fiscalía pide la máxima pena, 25 años, para el asesino machista de Cristina​

La acusadora pública ha pedido que estén a la vista del jurado, las tres piedras, los tres cuchillos de cocina, las tijeras y el cinturón que el acusado usó para matar «a sangre fría» a su novia en València​



Mientras dormía, sin oportunidad alguna de defensa y utilizando ocho armas distintas «para asegurarse de su muerte». Es la base, obtenida a partir de la autopsia y del atestado policial, en la que la Fiscalía se ha apoyado para pedir la máxima pena posible, 25 años de cárcel, la que corresponde a un asesinato, por el crimen machista de Cristina B., la joven de 30 años brutalmente asesinada en la madrugada del pasado 3 de diciembre de 2021, hace casi un año, por el hombre que desde hacía tres meses era su novio y que incluso le había hablado ya de boda.

En los mismos términos se expresa la acusación particular ejercida por la madre y la hermana de Cristina, quien, además, considera su muerte un feminicidio, esto es, que la mató por su condición de mujer, de manera que añade la agravante de género en su calificación provisional de los hechos.

Además, el Ministerio Público pide que se le impongan al presunto asesino machista, Alberto L. H., de 36 años (35 cuando ocurrieron los hechos), ocho años de libertad vigilada, que obviamente cumpliría una vez saldada la pena de cárcel, y el pago de una indemnización de 90.000 euros a la madre y a la hermana de Cristina.

Un ataque salvaje y alevoso​

La fiscal recoge la larguísima lista de lesiones que Alberto L. H. le infligió a su víctima, a la que atacó mientras estaba dormida en la cama del ático que él tenía alquilado, en el número 33 de la calle Conde de Altea, sin más motivo que el de acabar con su vida guiado por «un pensamiento recurrente en el que creía que Cristina dejaría la relación por no ser el acusado ‘demasiado bueno ‘ para ella», como confesaría a las forenses.

Así, estando despierto por sus «problemas de insomnio», el acusado «empezó a pensar en cómo acabar con la vida» de ella. «Con una total sangre fría, cogió una piedra que se encontraba en uno de los maceteros de la terraza y golpeó varias veces con fuerza a Cristina en la cabeza y cara» para eliminar toda «posibilidad de reacción» defensiva, esto es, con la alevosía que eleva el homicidio a asesinato. Le causó decenas de contusiones por todo el cuerpo, desde la cabeza a lo pies, ensañándose principalmente en la cara hasta el punto de desfigurarla por completo, con una saña absoluta.

Buscó «asegurar la muerte»​

Además de tres piedras, empleó tres cuchillos de cocina de grandes dimensiones, el panadero, de sierra, y dos cebolleros de 19 y 20 centímetros de hoja, así como unas tijeras que fueron halladas debajo del cuerpo de su víctima. Con ellos le infligió más de una treintena de lesiones, varias de ellas mortales de necesidad, que le atravesaron un pulmón y el hígado en distintas acometidas. Incluso le clavó una de las armas blancas en la cabeza.


Antes de eso, y para terminar de «asegurar la muerte», la estranguló desde atrás –el estudio de las heridas permite inferir que la joven dormía recostada sobre su lateral derecho– con el cinturón de un batín de hombre de su propiedad. De hecho, los forenses concluyen que la muerte le sobrevino por la pérdida masiva de sangre –shock hipovolémico– y la asfixia «por compresión cervical».

No se intentó su***dar​

Después, con la misma sangre fría, «se duchó» y se puso «un pantalón de pijama». Y así, descalzo, pasadas las tres de la madrugada, «cayó por el patio de luces, ‘aterrizando en un tejado de uralita de una pequeña habitación» del restaurante italiano que ocupa la planta baja del edificio. Pese a que en algún momento se pensó en que Alberto L. H., abogado y profesor asociado en varias materias en el grado de Criminología de la Universitat de València, habría tratado de suicidarse, esa posibilidad parece descartada dadas las escasas lesiones sufridas, poco compatibles con una precipitación voluntaria desde un séptimo piso, pero sí con la caída casual, ya que se fracturó los tobillos, por lo que trató de caer de pie.

De hecho, lo más probable es que Alberto L. H., al que el informe psiquiátrico forense describe como «antisocial, manipulador, frío y carente de arrepentimiento», tal como adelantó en exclusiva este periódico, cayera accidentalmente mientras se deslizaba por los canalones al perder pie desde el segundo o tercer piso, en un intento por huir, dado que sabía de la existencia de una cámara de seguridad en el portal de la finca y podía ser descubierto por alguno de los vecinos ade haber bajado por la escalera.

Una vez en el restaurante, tal como ha venido informando Levante-EMV y recoge la calificación fiscal, comió y bebió en el restaurante. Y solo pasado un tiempo, cuando ya eran las 7.23 horas, decidió llamar al 112, pero únicamente para pedir ayuda para sí mismo. Sin embargo, su conversación fue poco precisa, por lo que los operadores de Emergencias, aunque alertaron a la Policía Nacional, no pudieron localizar el lugar desde el que llamaba. De hecho, telefoneó una segunda vez a las 7.27 horas para pedir ayuda médica pero con idéntico resultado: nadie acudió.

Tardaron 24 horas en encontrarla​

A las nueve de la mañana, cuando llegó el cocinero, se lo encontró comiendo en ese cuarto, del que no podía salir, y llamó a la Policía Nacional. Los agentes que acudieron se lo llevaron detenido cuando farfulló que había entrado con la intención de robar y que se había caído accidentalmente.

Tuvieron que pasar 24 horas más para que fuera descubierto el asesinato de la joven, gracias a la denuncia por desaparición interpuesta por la hermana de Cristina y la geolocalización de su teléfono móvil, que la situaba en casa de su novio, tal como adelantó en su momento en exclsuiva este diario. De hecho, el cuerpo sin vida de la joven, caído junto a la cama de matrimonio y con el arma aún en su cabeza, fue descubierto por el padre y por el hermano del acusado, a quien ya sabían en el hospital y detenido por robo, y que habían acudido con un juego de llaves propio acompañando a la madre de Cristina y a un primo de esta.

El juicio con jurado contra Alberto L. H., quien se ha adaptado perfectamente a la vida en prisión, según las psiquiatras forenses expertas en violencia machista que le realizaron la valoración a lo largo de tres entrevistas, se celebrará, casi con toda seguridad, la próxima primavera.

 

La Fiscalía pide la máxima pena, 25 años, para el asesino machista de Cristina​

La acusadora pública ha pedido que estén a la vista del jurado, las tres piedras, los tres cuchillos de cocina, las tijeras y el cinturón que el acusado usó para matar «a sangre fría» a su novia en València​



Mientras dormía, sin oportunidad alguna de defensa y utilizando ocho armas distintas «para asegurarse de su muerte». Es la base, obtenida a partir de la autopsia y del atestado policial, en la que la Fiscalía se ha apoyado para pedir la máxima pena posible, 25 años de cárcel, la que corresponde a un asesinato, por el crimen machista de Cristina B., la joven de 30 años brutalmente asesinada en la madrugada del pasado 3 de diciembre de 2021, hace casi un año, por el hombre que desde hacía tres meses era su novio y que incluso le había hablado ya de boda.

En los mismos términos se expresa la acusación particular ejercida por la madre y la hermana de Cristina, quien, además, considera su muerte un feminicidio, esto es, que la mató por su condición de mujer, de manera que añade la agravante de género en su calificación provisional de los hechos.

Además, el Ministerio Público pide que se le impongan al presunto asesino machista, Alberto L. H., de 36 años (35 cuando ocurrieron los hechos), ocho años de libertad vigilada, que obviamente cumpliría una vez saldada la pena de cárcel, y el pago de una indemnización de 90.000 euros a la madre y a la hermana de Cristina.

Un ataque salvaje y alevoso​

La fiscal recoge la larguísima lista de lesiones que Alberto L. H. le infligió a su víctima, a la que atacó mientras estaba dormida en la cama del ático que él tenía alquilado, en el número 33 de la calle Conde de Altea, sin más motivo que el de acabar con su vida guiado por «un pensamiento recurrente en el que creía que Cristina dejaría la relación por no ser el acusado ‘demasiado bueno ‘ para ella», como confesaría a las forenses.

Así, estando despierto por sus «problemas de insomnio», el acusado «empezó a pensar en cómo acabar con la vida» de ella. «Con una total sangre fría, cogió una piedra que se encontraba en uno de los maceteros de la terraza y golpeó varias veces con fuerza a Cristina en la cabeza y cara» para eliminar toda «posibilidad de reacción» defensiva, esto es, con la alevosía que eleva el homicidio a asesinato. Le causó decenas de contusiones por todo el cuerpo, desde la cabeza a lo pies, ensañándose principalmente en la cara hasta el punto de desfigurarla por completo, con una saña absoluta.

Buscó «asegurar la muerte»​

Además de tres piedras, empleó tres cuchillos de cocina de grandes dimensiones, el panadero, de sierra, y dos cebolleros de 19 y 20 centímetros de hoja, así como unas tijeras que fueron halladas debajo del cuerpo de su víctima. Con ellos le infligió más de una treintena de lesiones, varias de ellas mortales de necesidad, que le atravesaron un pulmón y el hígado en distintas acometidas. Incluso le clavó una de las armas blancas en la cabeza.


Antes de eso, y para terminar de «asegurar la muerte», la estranguló desde atrás –el estudio de las heridas permite inferir que la joven dormía recostada sobre su lateral derecho– con el cinturón de un batín de hombre de su propiedad. De hecho, los forenses concluyen que la muerte le sobrevino por la pérdida masiva de sangre –shock hipovolémico– y la asfixia «por compresión cervical».

No se intentó su***dar​

Después, con la misma sangre fría, «se duchó» y se puso «un pantalón de pijama». Y así, descalzo, pasadas las tres de la madrugada, «cayó por el patio de luces, ‘aterrizando en un tejado de uralita de una pequeña habitación» del restaurante italiano que ocupa la planta baja del edificio. Pese a que en algún momento se pensó en que Alberto L. H., abogado y profesor asociado en varias materias en el grado de Criminología de la Universitat de València, habría tratado de suicidarse, esa posibilidad parece descartada dadas las escasas lesiones sufridas, poco compatibles con una precipitación voluntaria desde un séptimo piso, pero sí con la caída casual, ya que se fracturó los tobillos, por lo que trató de caer de pie.

De hecho, lo más probable es que Alberto L. H., al que el informe psiquiátrico forense describe como «antisocial, manipulador, frío y carente de arrepentimiento», tal como adelantó en exclusiva este periódico, cayera accidentalmente mientras se deslizaba por los canalones al perder pie desde el segundo o tercer piso, en un intento por huir, dado que sabía de la existencia de una cámara de seguridad en el portal de la finca y podía ser descubierto por alguno de los vecinos ade haber bajado por la escalera.

Una vez en el restaurante, tal como ha venido informando Levante-EMV y recoge la calificación fiscal, comió y bebió en el restaurante. Y solo pasado un tiempo, cuando ya eran las 7.23 horas, decidió llamar al 112, pero únicamente para pedir ayuda para sí mismo. Sin embargo, su conversación fue poco precisa, por lo que los operadores de Emergencias, aunque alertaron a la Policía Nacional, no pudieron localizar el lugar desde el que llamaba. De hecho, telefoneó una segunda vez a las 7.27 horas para pedir ayuda médica pero con idéntico resultado: nadie acudió.

Tardaron 24 horas en encontrarla​

A las nueve de la mañana, cuando llegó el cocinero, se lo encontró comiendo en ese cuarto, del que no podía salir, y llamó a la Policía Nacional. Los agentes que acudieron se lo llevaron detenido cuando farfulló que había entrado con la intención de robar y que se había caído accidentalmente.

Tuvieron que pasar 24 horas más para que fuera descubierto el asesinato de la joven, gracias a la denuncia por desaparición interpuesta por la hermana de Cristina y la geolocalización de su teléfono móvil, que la situaba en casa de su novio, tal como adelantó en su momento en exclsuiva este diario. De hecho, el cuerpo sin vida de la joven, caído junto a la cama de matrimonio y con el arma aún en su cabeza, fue descubierto por el padre y por el hermano del acusado, a quien ya sabían en el hospital y detenido por robo, y que habían acudido con un juego de llaves propio acompañando a la madre de Cristina y a un primo de esta.

El juicio con jurado contra Alberto L. H., quien se ha adaptado perfectamente a la vida en prisión, según las psiquiatras forenses expertas en violencia machista que le realizaron la valoración a lo largo de tres entrevistas, se celebrará, casi con toda seguridad, la próxima primavera.


Ojalá cumpla la pena máxima ese psicópata sin remordimientos, aunque una persona que se ensaña tan salvajemente con una chica sin posibilidad de defensa y de manera premeditada, no debería ver más la luz del sol.

En una cosa sí que tiene razón este despojo: ella era mucho para una mierda seca como él.
 

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