Coronavirus

Pero es que nunca estamos preparados para nada...
Hay inundaciones todos los años que causan muertos y ves año tras año casas inundadas y oye a verlas venir... Algo se podrá hacer no? Hay dos hombres bajo los escombros de un basurero en Euskadi y nada pasan días, semanas... Y a quien da el pésame el gobierno? Esos no son españoles? Trabajadores? Que encima estaba aquello mal de antes y como siempre para no gastar mejor que se derrumbe cuando sea y mientras mandamos a personas allí a jugarse la vida...
Me enciendo...?

Ahí le has dado, nunca estamos preparados para nada, esa es la clave, y estamos en el siglo XXI, no en el XV, e increíblemente siempre nos pilla con el pie cambiado.
 
Para nada estoy de acuerdo con la teoría de la inmunidad de grupo. Es un "su***dio". Nada más que ver a los gobiernos que defendían esa teoría. Como han reculado.
El señor Boris Johnson es un refrán con patas. Trump es otro que tal baila. El problemón que se le viene encima en USA es para echarse a temblar.
Y los países del norte de Europa, para mí, no están dando cifras reales. Mira los holandeses, pidiendo camas de UCI en otros países.
En España no habría servido confinar sólo a la población de riesgo. Tendemos a vivir mucho más tiempo padres mayores e hijos adultos en la misma casa, que en otros países. Llámalo cultura, llámalo problemas de paro, llámalo hijos cuidando de padres ancianos. No hubiera servido de nada. El contacto es mayor y diario con nuestros mayores.

El primer aviso de la OMS fue en Enero

Hubo tiempo para planificar un, digamos, contagio controlado

El problema, de todos los países, cierto, es que no se tomaron en serio esta mierda
 
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Sara Burgo, en casa de su tía, durante el confinamiento.

PREMIUM
  • PEDRO SIMÓN
    Madrid
  • FOTOS: ALBERTO DI LOLLI
Jueves, 9 abril 2020 - 09:23
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Ignora si todo fue culpa de la enfermedad mental que por entonces no sabía que tenía o del consumo de cocaína que conocía de sobra. Aunque lo más probable es que fuera la mezcla de las dos cosas.
Sea lo que fuere, la joven gallega de 25 años llegó a un punto hace tres en que se quería morir, en que tenía un miedo constante a estar sola, en que tenía pensamientos autolesivos: necesitaba saber qué parte de esa cabeza que le estallaba iba mal.
La respuesta es de tres siglas, se llama Trastorno Límite de Personalidad (TLP) y las personas que lo sufren son especialmente sensibles al aislamiento: viven dentro de uno permanente a causa de su patología. Si el confinamiento es una prueba de fuego para el más armado, imaginen para alguien marcado por la obsesiva sensación de soledad.
Hablamos de Sara Burgo, enferma con TLP que tiene un tratamiento de cinco pastillas al día y que ahora, desde la nueva situación, asiste a terapia con su psicóloga por videoconferencia una vez a la semana.
«La gente con TLP evitamos la soledad porque no queremos estar mucho tiempo con nosotros mismo», señala.
«Nunca he estado tanto tiempo sola y eso, ahora mismo, es un problema. Estar todo el tiempo con tu cabeza es una lucha constante. No sé cuánto tiempo puedo aguantar así».
Sara compartía piso con su mejor amiga, pero cuando el Gobierno decretó el estado de alarma, ésta se encontraba con su pareja en Alicante. Así que nuestra protagonista hizo la maleta, cogió sus cosas y se fue a vivir con su tía. Desde entonces allí sigue: «Pasarlo sola me habría costado mucho».
Nunca he estado tanto tiempo sola y eso es un problema con el confinamiento
SARA, PACIENTE CON TLP
Como en medio de la pandemia tratamos de enfocar al vaso medio lleno, aquí enumeramos los logros. Todo eso que, haciendo de tripas corazón, está logrando Sara durante estas semanas.

«El confinamiento me está ayudando para no consumir». «Me estoy marcando una rutinas, algo que antes jamás tenía». «Me lo estoy tomando mejor de lo que pensaba: como una especie de introspección necesaria para tratar de entender por qué no quiero estar sola».
Sara, tocando la guitarra durante el confinamiento.
Sara, tocando la guitarra durante el confinamiento.
«Las personas con problemas de salud mental viven esto de una manera más complicada, porque la incertidumbre es un sentimiento que manejan muy mal», comenta Ana Cabadas, terapeuta de Sara y psicóloga sanitaria de la Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación del Trastorno Límite de la Personalidad.
«Son pacientes que incluso acompañados se sienten solos; imagina ahora con esta situación», añade. «El trastorno cursa con impulsividad, inestabilidad emocional y sintomatología depresiva. El mayor riesgo es que se desorganicen, porque les cuesta mantener un ritmo de vida organizado».
Cuando todo era más sencillo, la chica de Monforte de Lemos(Lugo) cursaba estudios de producción audiovisual y sonido.
Ahora que la realidad se ha vuelto más complicada, Sara se agarra a una agenda segura: se levanta a las diez, desayuna café con leche, zumo natural de naranja y tostadas con mantequilla y mermelada, hace media hora de ejercicio, se ducha, se viste, se maquilla, saca al perro, sube a casa, se pone a componer música, cocina, come con su tía, se echa la siesta, ven juntas la serie Freud, salen a aplaudir a las ocho, toman algo y -uf- se van a descansar...
Con la cabeza ahí dándole vueltas a su modo.
Es como si el coronavirus hubiese parado mi proceso terapéutico
«A las personas con mi problema nos cuesta expresar las emociones y las necesidades. Está siendo complicado no poder ver a la gente que quiero, a mi madre, a mi psicóloga... Es como si el coronavirus hubiese parado mi proceso terapéutico».
¿Hasta qué punto está afectando el virus a la salud mental no ya de los enfermos sino de los sanos?
El Colegio Oficial de la Psicología de Madrid ha elaborado unas Orientaciones para la gestión psicológica de la cuarentena por el coronavirus.
Estas son algunas de sus claves: «Es probable que se hayan cometido errores. Pero la situación depende mucho de nosotros mismos. Ser honestos y cumplir con las recomendaciones es ahora, casi, nuestra principal responsabilidad». «Vamos a modificar nuestras rutinas y, por lo tanto, hemos de organizar bien lo que podemos hacer, cuándo y cómo hacerlo. No lo dejes a la improvisación». «Evitemos la sobreinformación. Ésta puede ser muy nociva y provocar sensaciones de desasosiego que son absolutamente contraproducentes». «Mantengámonos conectados con nuestros familiares, amigos, compañeros de trabajo y especialmente con los mayores, sean o no familiares nuestros». «Haga deporte. Reduce los síntomas de depresión y ansiedad, mejora el funcionamiento de nuestro cerebro, activa nuestro cuerpo, aumenta la sensación de bienestar». «Debemos dar importancia del autocuidado: recibir luz natural 20 minutos al día, hacer dieta equilibrada y dormir un número de horas adecuadas».
En España, el Trastorno Límite de la Personalidad afecta a entre el 2% y el 3% de la población. Hablamos de una enfermedad muy difícil de diagnosticar: de media, los pacientes necesitan cinco diagnósticos previos para dar con esta patología.
-¿Cómo lo llevas? -le preguntamos por WhatsApp a Enrique Fernández (Madrid, 1965), enfermo con TLP.
Uno muy especial que, además, tiene brotes psicóticos y refiere abusos sexuales en la infancia
Tarda más de cinco horas en contestar.
Enrique Fernández nunca defrauda.
-Yo bien. Este es mi mundo que ahora comparte todo el mundo. Les doy la bienvenida a todos a mi distopía crónica. A mi miedo. A mi separación de los demás. A mi aislamiento. A mi obligada introversión por falta de semejantes. A mis no vacaciones desde hace lustros. A mi no mundo laboral.

 
El primer aviso de la OMS fue en Enero

Hubo tiempo para planificar un, digamos, contagio controlado

El problema, de todos los países, cierto, es que no se tomaron en serio esta mierda
En mi humilde opinión, el contagio controlado no creo que sirva de mucho en este caso. Es un virus nuevo y nuestro sistema inmune no lo conoce. Únicamente hubiera servido para no colapsar los hospitales.
 
Pues nada, ya están aquí familias enteras en segundas residencias para pasar semana santa. Donde coj*nes está el control policial? Que los conozco y mínimo recorren 40km




si policía local, policía nacional, guardia civil y ejército no son suficientes, hay que llamar a los Boy Scouts...



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