Un mal dato puede ser claro, pero no tendrá necesariamente certeza, y conclusiones basadas en malos datos pueden ser rápidas pero no seguras y justamente contribuir a crear psicosis.
Por eso si la información correcta viniera con frecuencia y por cauces oficiales, la gente en general no daría credibilidad ni sitio a noticias que manipulan, tergiversan y confunden o dan vergüenza ajena.
Como esto no es así, hay personas confiadas que las creen y otras personas a las que nos hacen perder el tiempo buscando una claridad que no llega.
Si los canales fueran oficiales, seguros, claros y rápidos, la gente no se pararía en desinformación que a veces clama al cielo.