CONSECUENCIAS DE LA CRISIS A CORTO/MEDIO PLAZO EN LA GENTE DE A PIE

Es lo que quieren. Ayer dijeron los tres caminos mas o menos que han elegido diferentes países. Reino Unido se inclinaba porque pasaran todos a la vez el virus y se acabó el problema.

Italia dejó una zona aislada y con ello contuvo al resto del país para que el virus avanzara poquito a poquito por la ventanita que tenía la zona aislada al resto del país antes de aislar al país entero.

España por confinar a todos en casa.

Francia veremos....
Francia cortò las elecciones porque a Macron le està yendo mal
 
Asombrosamente frágiles: coronavirus y gobierno de coalición
Juan Carlos Monedero

Juan Carlos Monedero
Profesor de Ciencia Política (Universidad Complutense de Madrid). Clases, cursos, libros, charlas. Venimos del 15M y Podemos. Crecemos. Vivimos



19/03/2020




"El poscoronavirus será como un período de posguerra. Encontraremos sólo escombros (...) el coronavirus nos impulsa a repensar el significado de nuestra vida, nuestra forma de estar juntos, los peligros de la globalización, ya que es posible que nos devuelva una normalidad diferente, un renacer distinto, incluidas las reglas financieras internacionales. El problema es que hemos perdido el sentido del equilibrio entre los diversos componentes de nuestra sociedad"

Joseph Stiglitz

¿Que somos muchos ya? ¿Que devorar animales es dañino? ¿Que la mayor parte de los afanes del mundo son vanos? ¿Que la lentitud y la soledad son preferibles? ¿Que las ciudades, más allá de ciertos límites civilizados, son un error y una trampa? ¿Que el modelo económico en que vivimos no solo es desigual e injusto, sino absurdo y asombrosamente frágil? ¿Que las corporaciones pueden derrumbarse con la misma facilidad que los seres humanos? ¿Que lo que llamamos el poder es una brizna de hierba al viento de la historia? ¿Que así como Ricardo al final estaba dispuesto a cambiar su reino por un caballo, hay un momento en que cambiaríamos todas nuestras riquezas por un poco de aire puro en los pulmones, por un sorbo de agua en la garganta?

William Ospina

A la fuerza ahorcan

La crisis del covid-19 ha llegado al mundo. En la globalización no había otra. Aunque descerebrados como Trump o Bolsonaro digan que no es para tanto y que las alarmas son inventos de comunistas. En Brasil, la gente que apoya al lider populista ha salido a manifestarse. Quieren, como en Estados Unidos que la gente esté armada como respuesta al coronavirus (¿para disparar a los infectados?). En cualquier caso, hay más gente atenta a la televisión que al funeral de lady Di o de Michael Jackson. A la fuerza ahorcan.
"Si hace un mes un Ministro dice que habría que impedir la celebración de la Semana Santa, cae el gobierno".
Es el momento de frases a la altura de las circunstancias. Una muy apropiada es aquella de "A grandes problemas, grandes soluciones". El problema es que esta frase vale para buscar salidas por la derecha o por la izquierda. Hay medidas que no van a generar grandes discusiones porque son de sentido común y porque no tomarlas afectan a la vida de toda la población. Para ser más exactos: no van a generar una gran discusión hoy. Porque si hace un mes un Ministr dice que habría que impedir la celebración de la Semana Santa, cae el gobierno. Pero hoy le hemos visto la mayoría las orejas al lobo y nos estamos volviendo prudentes. El irracionalismo va a salir golpeado de la crisis. Porque la gente va al hospital, no a la iglesia neopentecostal. Ya han rezado y se han contagiado igual. Lo pasional, lo irracional, lo sentimental son parte de lo humano. Ojalá pudiéramos dar marcha atrás. Aunque me temo que cometeríamos los mismos errores. Porque nos impulsa un motor que está equivocado. Como si vivir fuera estar 24 horas en un supermercado infinito,donde todo el mundo quiere comprar pero donde la mayoría está en un subterráneo de reponedores, en las tiendas como empleados o en un país más pobre cosiendo, ensamblando o cosechando, y que aguanta porque sueña con estar arriba.
"Aún hoy sigue viajando demasiada gente en el metro, no tienen protección los teleoperadores, el personal de vuelo, la gente que trabaja en los mercados, en las fábricas, en la limpieza. Como si unos tuvieran derecho a estar sanos y otros estuvieran condenados a contaminarse".
La condición democrática del corona virus a la hora de contagiar ayuda mucho a reducir la confrontación política. Del covid-19 no se libran ni los gobernantes, ni los ricos, ni los reyes, ni las que tienen el cuello más largo ni los que tienen anticuerpos españoles. Por cierto, anticuerpos españoles que son principalmente antineuronas españolas, que a fuerza de gritar Muera la inteligencia, la inteligencia les ha hecho caso y les ha dejado revolcándose en su necedad como los puercos en el barro. Empieza una confrontación que antes, cuando se miraba a la historia, se llamaba lucha de clases.

Los grandes empresarios, y no digo las PYMES, digo los grandes empresarios, que son más globales que españoles, al igual que la banca, los fondos de inversión, los fondos buitre, no van a descansar con el coronavirus. Siguen haciendo negocio y van a intentar que la parte que les corresponda en la salida del problema sea la menor posible. Incluso, van a intentar sacar ventaja, presionando al gobierno para doblarle el brazo y tratar de imponer sus medidas. La primera intervención de Pablo Casado iba en esa dirección: flexibilizar, privatizar, vaciar fiscalmente al Estado, despedir. Pero alguien le ha dicho que parecía un buitre a los ojos de la gente y ha aflojado. Sin embargo, aún hoy sigue viajando demasiada gente en el metro, no tienen protección los teleoperadores, el personal de vuelo, la gente que trabaja en los mercados, en las fábricas, en la limpieza. Como si unos tuvieran derecho a estar sanos y otros estuvieran condenados a contaminarse.
A grandes problemas, grandes soluciones. Las de la derecha tienen un gran obstáculo: que en el Gobierno está Unidas Podemos. Y que es un partido que nació para acabar con la forma en que se salió de la crisis de 2008, esto es, sobre las espaldas de la gente. Por eso la derecha se ofrece a Sánchez para que el Gobierno renuncie. Y pensemos lo que sería esta crisis con el PP, Ciudadanos y VOX meciendo la cuna del ala derecha del PSOE.

Salir por la izquierda o por donde siempre

Desde la izquierda la salida es muy exigente. Tan exigente como el riesgo de que en España tengamos a 20 millones de personas en situación de pobreza. El covid-19 es una catástrofe, nos impone condiciones de guerra contra el virus, desafía a nuestras sociedades sobre si salir más unidos o rotos por más desigualdades. Por eso, la gran solución desde la izquierda pasa por una renta básica que arranque de manera urgente con la gente a la que el coronavirus ha dejado en la lona, aumentar los servicios sociales, regular los alquileres y cubrirlos para la gente que no puede pagarlos, evitar los desahucios con aplazamientos, atender a los parados y a los que vivían de chapuzas, ayudar a los autónomos y a las PYMES, asistir a gente sin recursos ni hogar, moratorias en las hipotecas, evitar despidos amparándose por los ERTES, cuidar el mundo de la cultura, favorecer la conciliación, acordarse del servicio doméstico -simpre golpeado-, especial cuidado a las mujeres que conviven con maltratadores, o prohibir los cortes de agua, luz, gas. Y encima, sin perder las libertades civiles. Lo están haciendo países que cayeron rehenes del neoliberalismo: Francia, Italia, Alemania. Solo quedaba España.
Claro que todo esto cuesta dinero. Pero la alternativa es el capitalismo del desastre del que alerta Naomí Klein. Por lo que nos obliga a una reflexión en términos de contrato social. Tenemos que reunirnos todos en torno a la mesa, como hacen las familias cuando hay problemas, y decidir qué sociedad queremos.
"En esta ocasión, parece que de algo ha servido que estén los cinco ministros de Unidas Podemos en el gobierno. Aunque no nos engañemos: ninguno está en el gabinete de crisis".
La comparación entre la respuesta pública a la crisis de 2008 y ésta es evidente: hace una década el PP rescató a los bancos, golpeó a los funcionarios, abandonó a los parados, expulsó a los universitarios, paralizó a los jubilados y condenó a los desahuciados. En esta ocasión, parece que de algo ha servido que estén los cinco ministros de Unidas Podemos en el gobierno. Aunque no nos engañemos: ninguno está en el gabinete de crisis.

Quizá lo más importante de las medidas del gobierno sea la actitud: el mensaje que dice: esta vez no se va a quedar nadie atrás; esta vez, la crisis no la va a pagar el pueblo. Ahora hace falta que esa actitud se convierta en presupuestos. Y que se siga en la misma dirección.

Donde nos la jugamos

Hay tres preguntas claras: ¿vamos a salir de la crisis endeudando al sector público? ¿Van las rentas más altas a colaborar con parte de su patrimonio a solventar la crisis? ¿Vamos a olvidarnos otra vez de las pequeños autónomos y de la gente que vive de alquiler porque no tiene dinero ni avales para pagar una hipoteca?

Llevamos mucho tiempo drenando recursos de los pobres a los ricos. El sector financiero se ha hecho hegemónico y vimos con el caso griego que pudo poner de rodillas a un gobierno y a un país. Ahora no es el gobierno griego. Ahora es también Alemania, Francia, Italia y España. Por eso es momento de dar una respuesta colectiva que cambie el rumbo. Porque con el modelo anterior no hacían sino crecer las desigualdades y destrozar el medio ambiente. Ahora, parece, nos vamos a olvidar del medio ambiente, se van a morir decenas de miles de ancianos y van a regresar a la pobreza millones de personas.
"Es imposible que se hubieran dispuesto 200.000 millones de euros si no hubiéramos salido a la calle el 15M de 2011. Pero luego han faltado votos. Por eso ahora mismo están en el aire inquilinos, autónomos, empleadas de hogar, mujeres en riesgo de maltrato".
Las discusiones al interior del gobierno expresan las discusiones que debemos tener en Europa. La gente no puede salir a la calle a manifestarse y eso lo saben los poderosos. Por eso Felipe VI aprovecha este momento para contarnos que se ha enterado de que su padre es un presuntísimo ladrón. Y aprovecha también para hacer un discurso hueco y previsible que no sirve para absolutamente nada. Pero en nuestras casas, igual vamos acumulando rabia. Hay una Europa de los poderosos, financiarizada, que subcontrata los derechos humanos, que apoya las guerras y que considera la defensa medioambiental una lata que dificulta el negocio. Esa Europa es el PP, Ciudadanos y VOX, y ha recibido apoyos puntuales cuando lo han necesitado del PNV y de los Pujos, Mas y Puigdemont. Y también tiene audiencia en algunos sectores del PSOE.

Falta aún mucha sensibilidad social en las decisiones del Gobierno, pero van en la buena dirección. Es imposible que se hubieran dispuesto 200.000 millones de euros si no hubiéramos salido a la calle el 15M de 2011. Pero luego han faltado votos. Por eso ahora mismo están en el aire inquilinos, autónomos, empleadas de hogar, mujeres en riesgo de maltrato. Queremos una renta básica y que paguen los que más tienen. Tenemos en contra al gran capital. Pero eso ya lo sabíamos. Y no podemos permitirnos el lujo de olvidarnos que hace dos meses sabíamos que el modelo reventaba por culpa del cambio climático. Ese sistema ha dado de sí todo lo que podía. Para que además de infectados no nos volvamos locos.

 
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Asombrosamente frágiles: coronavirus y gobierno de coalición
Juan Carlos Monedero

Juan Carlos Monedero
Profesor de Ciencia Política (Universidad Complutense de Madrid). Clases, cursos, libros, charlas. Venimos del 15M y Podemos. Crecemos. Vivimos



19/03/2020




"El poscoronavirus será como un período de posguerra. Encontraremos sólo escombros (...) el coronavirus nos impulsa a repensar el significado de nuestra vida, nuestra forma de estar juntos, los peligros de la globalización, ya que es posible que nos devuelva una normalidad diferente, un renacer distinto, incluidas las reglas financieras internacionales. El problema es que hemos perdido el sentido del equilibrio entre los diversos componentes de nuestra sociedad"

Joseph Stiglitz

¿Que somos muchos ya? ¿Que devorar animales es dañino? ¿Que la mayor parte de los afanes del mundo son vanos? ¿Que la lentitud y la soledad son preferibles? ¿Que las ciudades, más allá de ciertos límites civilizados, son un error y una trampa? ¿Que el modelo económico en que vivimos no solo es desigual e injusto, sino absurdo y asombrosamente frágil? ¿Que las corporaciones pueden derrumbarse con la misma facilidad que los seres humanos? ¿Que lo que llamamos el poder es una brizna de hierba al viento de la historia? ¿Que así como Ricardo al final estaba dispuesto a cambiar su reino por un caballo, hay un momento en que cambiaríamos todas nuestras riquezas por un poco de aire puro en los pulmones, por un sorbo de agua en la garganta?

William Ospina

A la fuerza ahorcan

La crisis del covid-19 ha llegado al mundo. En la globalización no había otra. Aunque descerebrados como Trump o Bolsonaro digan que no es para tanto y que las alarmas son inventos de comunistas. En Brasil, la gente que apoya al lider populista ha salido a manifestarse. Quieren, como en Estados Unidos que la gente esté armada como respuesta al coronavirus (¿para disparar a los infectados?). En cualquier caso, hay más gente atenta a la televisión que al funeral de lady Di o de Michael Jackson. A la fuerza ahorcan.

Es el momento de frases a la altura de las circunstancias. Una muy apropiada es aquella de "A grandes problemas, grandes soluciones". El problema es que esta frase vale para buscar salidas por la derecha o por la izquierda. Hay medidas que no van a generar grandes discusiones porque son de sentido común y porque no tomarlas afectan a la vida de toda la población. Para ser más exactos: no van a generar una gran discusión hoy. Porque si hace un mes un Ministr dice que habría que impedir la celebración de la Semana Santa, cae el gobierno. Pero hoy le hemos visto la mayoría las orejas al lobo y nos estamos volviendo prudentes. El irracionalismo va a salir golpeado de la crisis. Porque la gente va al hospital, no a la iglesia neopentecostal. Ya han rezado y se han contagiado igual. Lo pasional, lo irracional, lo sentimental son parte de lo humano. Ojalá pudiéramos dar marcha atrás. Aunque me temo que cometeríamos los mismos errores. Porque nos impulsa un motor que está equivocado. Como si vivir fuera estar 24 horas en un supermercado infinito,donde todo el mundo quiere comprar pero donde la mayoría está en un subterráneo de reponedores, en las tiendas como empleados o en un país más pobre cosiendo, ensamblando o cosechando, y que aguanta porque sueña con estar arriba.

La condición democrática del corona virus a la hora de contagiar ayuda mucho a reducir la confrontación política. Del covid-19 no se libran ni los gobernantes, ni los ricos, ni los reyes, ni las que tienen el cuello más largo ni los que tienen anticuerpos españoles. Por cierto, anticuerpos españoles que son principalmente antineuronas españolas, que a fuerza de gritar Muera la inteligencia, la inteligencia les ha hecho caso y les ha dejado revolcándose en su necedad como los puercos en el barro. Empieza una confrontación que antes, cuando se miraba a la historia, se llamaba lucha de clases.

Los grandes empresarios, y no digo las PYMES, digo los grandes empresarios, que son más globales que españoles, al igual que la banca, los fondos de inversión, los fondos buitre, no van a descansar con el coronavirus. Siguen haciendo negocio y van a intentar que la parte que les corresponda en la salida del problema sea la menor posible. Incluso, van a intentar sacar ventaja, presionando al gobierno para doblarle el brazo y tratar de imponer sus medidas. La primera intervención de Pablo Casado iba en esa dirección: flexibilizar, privatizar, vaciar fiscalmente al Estado, despedir. Pero alguien le ha dicho que parecía un buitre a los ojos de la gente y ha aflojado. Sin embargo, aún hoy sigue viajando demasiada gente en el metro, no tienen protección los teleoperadores, el personal de vuelo, la gente que trabaja en los mercados, en las fábricas, en la limpieza. Como si unos tuvieran derecho a estar sanos y otros estuvieran condenados a contaminarse.
A grandes problemas, grandes soluciones. Las de la derecha tienen un gran obstáculo: que en el Gobierno está Unidas Podemos. Y que es un partido que nació para acabar con la forma en que se salió de la crisis de 2008, esto es, sobre las espaldas de la gente. Por eso la derecha se ofrece a Sánchez para que el Gobierno renuncie. Y pensemos lo que sería esta crisis con el PP, Ciudadanos y VOX meciendo la cuna del ala derecha del PSOE.

Salir por la izquierda o por donde siempre

Desde la izquierda la salida es muy exigente. Tan exigente como el riesgo de que en España tengamos a 20 millones de personas en situación de pobreza. El covid-19 es una catástrofe, nos impone condiciones de guerra contra el virus, desafía a nuestras sociedades sobre si salir más unidos o rotos por más desigualdades. Por eso, la gran solución desde la izquierda pasa por una renta básica que arranque de manera urgente con la gente a la que el coronavirus ha dejado en la lona, aumentar los servicios sociales, regular los alquileres y cubrirlos para la gente que no puede pagarlos, evitar los desahucios con aplazamientos, atender a los parados y a los que vivían de chapuzas, ayudar a los autónomos y a las PYMES, asistir a gente sin recursos ni hogar, moratorias en las hipotecas, evitar despidos amparándose por los ERTES, cuidar el mundo de la cultura, favorecer la conciliación, acordarse del servicio doméstico -simpre golpeado-, especial cuidado a las mujeres que conviven con maltratadores, o prohibir los cortes de agua, luz, gas. Y encima, sin perder las libertades civiles. Lo están haciendo países que cayeron rehenes del neoliberalismo: Francia, Italia, Alemania. Solo quedaba España.
Claro que todo esto cuesta dinero. Pero la alternativa es el capitalismo del desastre del que alerta Naomí Klein. Por lo que nos obliga a una reflexión en términos de contrato social. Tenemos que reunirnos todos en torno a la mesa, como hacen las familias cuando hay problemas, y decidir qué sociedad queremos.

La comparación entre la respuesta pública a la crisis de 2008 y ésta es evidente: hace una década el PP rescató a los bancos, golpeó a los funcionarios, abandonó a los parados, expulsó a los universitarios, paralizó a los jubilados y condenó a los desahuciados. En esta ocasión, parece que de algo ha servido que estén los cinco ministros de Unidas Podemos en el gobierno. Aunque no nos engañemos: ninguno está en el gabinete de crisis.

Quizá lo más importante de las medidas del gobierno sea la actitud: el mensaje que dice: esta vez no se va a quedar nadie atrás; esta vez, la crisis no la va a pagar el pueblo. Ahora hace falta que esa actitud se convierta en presupuestos. Y que se siga en la misma dirección.

Donde nos la jugamos

Hay tres preguntas claras: ¿vamos a salir de la crisis endeudando al sector público? ¿Van las rentas más altas a colaborar con parte de su patrimonio a solventar la crisis? ¿Vamos a olvidarnos otra vez de las pequeños autónomos y de la gente que vive de alquiler porque no tiene dinero ni avales para pagar una hipoteca?

Llevamos mucho tiempo drenando recursos de los pobres a los ricos. El sector financiero se ha hecho hegemónico y vimos con el caso griego que pudo poner de rodillas a un gobierno y a un país. Ahora no es el gobierno griego. Ahora es también Alemania, Francia, Italia y España. Por eso es momento de dar una respuesta colectiva que cambie el rumbo. Porque con el modelo anterior no hacían sino crecer las desigualdades y destrozar el medio ambiente. Ahora, parece, nos vamos a olvidar del medio ambiente, se van a morir decenas de miles de ancianos y van a regresar a la pobreza millones de personas.

Las discusiones al interior del gobierno expresan las discusiones que debemos tener en Europa. La gente no puede salir a la calle a manifestarse y eso lo saben los poderosos. Por eso Felipe VI aprovecha este momento para contarnos que se ha enterado de que su padre es un presuntísimo ladrón. Y aprovecha también para hacer un discurso hueco y previsible que no sirve para absolutamente nada. Pero en nuestras casas, igual vamos acumulando rabia. Hay una Europa de los poderosos, financiarizada, que subcontrata los derechos humanos, que apoya las guerras y que considera la defensa medioambiental una lata que dificulta el negocio. Esa Europa es el PP, Ciudadanos y VOX, y ha recibido apoyos puntuales cuando lo han necesitado del PNV y de los Pujos, Mas y Puigdemont. Y también tiene audiencia en algunos sectores del PSOE.

Falta aún mucha sensibilidad social en las decisiones del Gobierno, pero van en la buena dirección. Es imposible que se hubieran dispuesto 200.000 millones de euros si no hubiéramos salido a la calle el 15M de 2011. Pero luego han faltado votos. Por eso ahora mismo están en el aire inquilinos, autónomos, empleadas de hogar, mujeres en riesgo de maltrato. Queremos una renta básica y que paguen los que más tienen. Tenemos en contra al gran capital. Pero eso ya lo sabíamos. Y no podemos permitirnos el lujo de olvidarnos que hace dos meses sabíamos que el modelo reventaba por culpa del cambio climático. Ese sistema ha dado de sí todo lo que podía. Para que además de infectados no nos volvamos locos.


 
OS DIGO OTRA CONSECUENCIA:
Mi cuñada es técnico de radiografías, se está encargando estos días en un hospital de hacer radiografías a los que entran con coronavirus.
Y nos está contando que: EL CORONAVIRUS LITERALMENTE SE COME EL PULMÓN, LO DESTROZA
LA GENTE QUE SE CURA VA A QUEDAR CON ESE ÓRGANO TOCADO PARA EL RESTO DE SU VIDA
 
yo creo que cuando todo pase, volveremos a cometer los mismos errores, ya ha pasado con la crisis que hemos vivido y la gente ha seguido haciendo las mismas tonterías que antes
Si,sierto,la gente vuelve a endeudarse otra vez,los pisos vuelen a estar por las nubes,en la ciudad que yo vivo,todo se hace de cara al turismo,no se construyen viviendas para los residentes,sino hoteles de lujo,no se crea industrias,solo bares,todos los huevos estan puestos en la misma cesta,la del turismo,el unico trabajo que hay es en la hosteleria,donde explotan a base de bien,¿y ahora que?Como dices,no aprendemos nada
 
Si,sierto,la gente vuelve a endeudarse otra vez,los pisos vuelen a estar por las nubes,en la ciudad que yo vivo,todo se hace de cara al turismo,no se construyen viviendas para los residentes,sino hoteles de lujo,no se crea industrias,solo bares,todos los huevos estan puestos en la misma cesta,la del turismo,el unico trabajo que hay es en la hosteleria,donde explotan a base de bien,¿y ahora que?Como dices,no aprendemos nada
pues ahora mas, la excusa de que hay que ingresar dinero, los dos países mas infectados curiosamente los dos más turísticos, da que pensar
 
Una sociedad al microscopio

Aquellos que consideran que aún es posible sacar tajada partidista de esta catástrofe terminarán por darse cuenta de que están errando el tiro y de que hay cosas que van a cambiar sustancialmente cuando salgamos de esta

Elisa Beni
21/03/2020 - 22:50h
Ascienden a 66 los casos de coronavirus registrados en España, uno de ellos en Cantabria

EUROPA PRESS

"La respuesta es que la reflexión moral no es una empresa solitaria, sino un empeño público"
Michael J. Sandel. Justicia ¿Hacemos lo que debemos?


En estos días de zozobra todo es incierto. Ni los científicos son capaces de darnos esa seguridad absoluta, que buscamos ansiosamente, para aferrarnos a ella y capear así nuestros propios y ocultos miedos. A veces tengo la sensación de que no es nuestra ingeniería científica la que observa y mide y sopesa al virus en sus microscopios, sino que es este el que nos ha puesto bajo su mórbida lupa y, variando su juego de aumentos, observa desde las más profundas contradicciones de cada individuo particular hasta las incongruencias de la sociedad y del aparentemente feliz sistema que nos dieron para vivir.

Yerran los que consideran que esta situación al límite puede ser analizada exclusivamente con los parámetros comunes en la última década. Venimos de una dinámica tan perversa, que conserva aún su inercia, que tiene atrapados a todos los que pretenden convertir esta desgracia de la humanidad en un argumento de política simple. Aquellos que consideran que aún es posible sacar tajada partidista de esta catástrofe terminarán por darse cuenta de que están errando el tiro y de que hay cosas que van a cambiar sustancialmente cuando salgamos de esta.

Es obvio que los actuales gobernantes no están llevando a cabo una gestión perfecta, más que nada porque es imposible gobernar de forma perfecta el caos. Tampoco me cabe duda de que otros, de otro signo, no estarían ahora en circunstancias diferentes. Sólo hay que mirar la realidad. China no es un ejemplo. Sus gobernantes negaron los hechos –e incluso reprimieron para ocultarlos– durante casi mes y medio. ¿Estaríamos aquí si hubieran actuado de otro modo? No lo sabemos. Ahora que parece que todo está tan claro, ahora que la realidad nos ha dado una hostia con todas las letras, resulta que era un pecado de lesa autoridad el no haber tomado todo tipo de medidas totalmente restrictivas con mucha más anticipación.

Eso sostienen, para sacar tajada, como si no fuera más cierto que sólo el virulento crecimiento de la amenaza ha permitido que casi todos los integrantes de esta sociedad, sus actores sociales, los actores económicos y hasta los poderes fácticos, acepten una situación de anormalidad más parecida a la propia de un conflicto bélico que a nuestra plácida, hedonista y frívola existencia anterior. La flaqueza o insolvencia de los gobernantes, de esos a los que algunos votaron cuando les vendieron humo y a los que ahora exigen que les den oro puro, no tiene componente ideológico alguno.

Así, junto a nuestra crítica situación vemos el naufragio italiano pero también la respuesta francesa, aceptando unas elecciones aún el fin de semana pasado, cuando a ellos les cupo el dudoso honor de tener un primer muerto mucho antes que nosotros. Macron no es un gobernante de izquierdas. Tampoco lo es Boris Johnson, ni el incalificable Donald Trump y estos se siguen aún resistiendo a tomar medidas contundentes y han protagonizado alguno de los episodios más bochornosos de la historia política siempre flanqueados por sus expertos, lo que nos lleva a pensar que tampoco los expertos tienen una solución única, acertada, milagrosa para que sociedades como las nuestras puedan hacer frente a algo tan primitivo como un virus que ataca a nuestra constitución animal.


Los del rédito fácil, por ejemplo, no están teniendo ningún prurito en declarar doloso el comportamiento ante las manifestaciones feministas del 8 de marzo. Como si nos hubiéramos olvidado que ese día acudieron a coger la pancarta como el que más, desde el PP a Ciudadanos, y de que en aquel momento la pelea consistía en si el feminismo tenía dueño o si era democrático expulsar a unos y otros de una manifestación. Yo no fui, por primera vez en tres años, a la convocatoria. No fui por miedo al contagio, al ser grupo de riesgo, y así lo dije públicamente. Simón hizo en sus declaraciones las mismas precisiones. Tampoco se me ocurrió entonces que hubiera que suspenderlas ni es factible suspender todos esos derechos constitucionales de golpe sin una herramienta jurídica adecuada. A ninguno de los que ahora se divierten, espero que desde el confinamiento, en hostigar al feminismo con esta cuestión se les ocurrió, ni se les ocurre, que hubiera sido buena cosa suspender esas manifestaciones y un congreso político y un partido de fútbol en el Wanda y una actuación masiva y no sé cuantas cosas más que pasaron. Ahora vemos que hubiera sido mejor, pero ahora no es entonces. Entonces no sabíamos que la vida tal y como la conocíamos iba a quedar en suspenso.


El microscopio nos muestra también a los mezquinos, a los que anteponen su ridícula lucha política –¿qué quieren? ahora casi todo parece ridículo y difícilmente importante– al sufrimiento real y sañudo de decenas de miles de ciudadanos y al temor justificado y humano de otros cuantos millones. Los ignominiosos que reprochan fuera de plazo o que pretenden situarse en una situación de superioridad en el tratamiento de esta locura que no les pertenece. Los listos que creen que ahora es el momento de desquitarse de la acción política austericida del pasado. Los estúpidos que piensan que si en vez de unos gobernaran otros tendríamos naves llenas de equipos de protección y de material médico o que este se hubiera conseguido como por ensalmo en unos "mercados agresivos" en los que cada país está intentando abastecerse como puede. Esta economía de guerra, porque lo es y lo va a ser aún un tiempo, no tiene nada que ver con la alegre regulación de los mercados, que ya en enero habían vendido casi todas las existencias de mascarillas de nuestro país para que fueran enviadas a China. ¡Si hubiéramos sabido! ¡Ay, sí, pero no sabíamos! Tampoco supo la OMS que a pesar de haber iniciado hace años un grupo de trabajo sobre la teórica pandemia global de un virus gripal, no había logrado culminar sus planes.


Se ven también ahora con aumento grotesco a los individualistas, a los libertarios de su propio ego, a los que creen merecerse todo y están dispuestos a cogerlo aunque tengan que arrebatarle todo a los demás. Al microscopio todo se ve descarnado, bajo la luz inclemente de la moral social y hasta de la individual, no nos olvidemos de las huidas para asegurarse un entorno mejor para el encierro, aún a expensas de condenar a otros seres humanos.


La cuestión no es qué nos muestra la lente ahora, como la cuestión no es cómo nos muestra a un virus que ya ha pasado a ser nuestra imagen de cabecera. La gran pregunta es qué hacemos con eso cuando consigamos salvarnos. Igual que el gran reto no es seguir contemplando al coronavirus, sino que su observación nos permita combatirlo, crear vacunas o antivirales, rechazarlo y vencerlo; tampoco lo relevante ahora es refocilarnos en las miserias humanas y sociales descubiertas, sino ir pensando en que tendremos que vencerlas. Sólo de una reflexión sobre lo sucedido y sobre el tipo de vida colectiva que hemos propiciado podremos salir vacunados como individuos y como humanidad.
Esa sería nuestra gran victoria.

 
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