Con la Iglesia hemos topado

El arzobispo de Burgos pide a las víctimas de violación que se resistan “hasta la muerte” por la castidad

El mensaje aparece en una carta que se publicó el 22 de enero de 2017 en la web del Opus Dei con motivo de la beatificación de una joven asesinada en la ciudad castellana en 1992
EL PAÍS
Madrid 15 JUL 2019 - 21:26 CEST
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Fidel Herráez, a la izquierda, durante una presentación en Burgos.
El arzobispo de Burgos, Fidel Herráez Vegas, pidió a las víctimas de violación que resistan hasta la muerte para "defender" la castidad. Así lo expresó en una carta que se publicó el 22 de enero de 2017 en la web del Opus Dei, la del Arzobispado, en el Diario de Burgos y en una revista eclesiástica, según informa eldiario.es. La misiva forma parte de la causa para beatificar a Marta Obregón, una joven de 22 años asesinada en Burgos en 1992 por el conocido como El Violador del Ascensor —Pedro Luis Gallego—, un antiguo mecánico ascensorista de 35 años.

"Marta también es un estímulo para vivir todas las virtudes cristianas que ella fue descubriendo: la alegría, el servicio, la entrega… Pero, en especial, la grandeza de la castidad, como se hace visible cuando resiste y lucha hasta morir asesinada por defenderla. Una virtud hoy poco valorada, que nos ayuda a orientar el amor y la entrega hacia su plenitud y belleza más singular", dice el arzobispo en su misiva. La joven burgalesa formaba parte del Camino Neocatecumenal —más conocidos como los Kikos por el nombre de su fundador, Kiko Argüello— y será la primera de las fieles a este grupo católico en ser beatificada.

La sentencia condenatoria dio por probado que el 21 de enero de 1992 El Violador del Ascensor raptó a Marta Obregón a punta de navaja cuando iba a coger el ascensor en el portal de su vivienda, en Burgos. La joven fue metida a la fuerza en un vehículo y trasladada a un descampado donde la desnudó y la violó. Ante su resistencia, recibió 14 puñaladas, una de las cuales le alcanzó mortalmente en el corazón. Según la sentencia, hubo coincidencias en aspectos como los asaltos a las víctimas cuando esperaban el ascensor o el empleo de cuchillos desde el primer abuso por el que fue condenado en 1982.

Gallego, que fue condenado por 18 violaciones y dos asesinatos, no solo asesinó a Obregón, también violó y apuñaló a la joven vallisoletana Leticia Lebrato.

https://elpais.com/sociedad/2019/07/15/actualidad/1563214345_313730.html
Que resistan ellos por la suya y eviten la pederastia que se traen.

ASCAZO.
 


La IC tiene muchas muertes a sus espaldas que ni conocemos por propio interés.

En Estados Unidos reconocieron que los primeros enfermos de SIDA no murieron abandonados gracias a los religiosos católicos que los acogieron.
Los hospitales tenían miedo a tratar a estos enfermos por miedo debido a que no se conocía nada de esta enfermedad. Y llamaban a religiosos/as católicos que se le los llevaban y atendian hasta su muerte.
En EEUU sin protestantes en su mayoria y no simpatizan con los católicos, pero reconocen la labor de la Iglesia Católica en los inicios del SIDA.
Tambíen Proyecto Hombre es de la IC y es reconocida su labor extraordinaria en la recuperación de drogadictos.
Esto no lo contarán nunca.
 
La Iglesia y el sida

ALLI donde hay un hospital dedicado al sida, lo mismo en Africa que en Asia o Iberoamérica, también en Europa, son monjas y curas católicos los que están a pie de cama para atender a los enfermos.He recorrido en trabajo profesional más de cien países. En las leproserías de todo el mundo, en los asilos de ancianos terminales, en los hospitales para enfermos infecciosos, sólo se encuentra uno con misioneras y misioneros católicos. Esa es la escueta verdad. Nunca me he tropezado en esos lugares con un comunista militante, con uno de esos manifestantes que vociferan contra la Iglesia. Los misioneros y misioneras permanecen al margen de las pancartas y los sermones políticos. Derraman su amor sobre los leprosos, los sidosos, los enfermos terminales, los ancianos sin techo, los desfavorecidos y desamparados.

Aún más, todos los profesionales del periodismo sabemos que cuando estalla una tragedia del tipo que sea en el tercer mundo, encontraremos información certera en la misionera o el misionero españoles, que ejercen su ministerio en los lugares más miserables.Nunca fallan, esa es la realidad.

José Luis Rodríguez Zapatero, para dar una lección a la Iglesia Católica, ha decidido obsequiar a Africa con un millón de preservativos pagados a través de los impuestos con los que sangra a los ciudadanos españoles. ¿A cuántos militantes del PSOE, encabezados por Bibiana Aído, va a enviar para que se instalen durante diez años en los hospitales especializados en sida, para que convivan con los enfermos, les atiendan, les den de comer, les limpien, les acompañen? El Papa ha instalado en el Africa enferma a muchos millares de monjas y curas, de misioneros y misioneras. Obras son amores.Esa es la diferencia entre los que vociferan y los que derraman cariño y atenciones.

Conocí en enero de 1967, cuando carecía de la celebridad que adquirió posteriormente, a Teresa de Calcuta. Pasé un día con ella visitando sus hangares para enfermos terminales. Escuché con atención lo que me decía. Fue una lección de quién sabía mejor que nadie en qué consisten las tierras duras del hambre, el mundo de los desfavorecidos profundos. Supe que estaba hablando con una santa. Y así lo escribí. Pues bien, en el cuerno africano, en las ciudades estercoleros de Africa, en los pueblos escombreras de Asia, en las favelas brasileñas o en las villamiserias peruanas, trabajan para los más pobres, para los más desfavorecidos, millares y millares de teresitas de Calcuta.

El Papa cree que la mejor forma de combatir el sida en Africa es la monogamia y la fidelidad. No ha tenido en cuenta lo estupendas que están las negritas y lo difícil que tiene que ser, ante el espectáculo de tanta belleza y atractivo, que los negros politeístas y polígamos practiquen la virtud de la monogamia. Pero ironías aparte, quienes combaten el sida en Africa, quienes atienden a los enfermos son las misioneras, los misioneros católicos.Escuché en una tertulia de radio a un simpático homosexual cebarse con el Papa y despotricar contra la Iglesia. Se me ocurrió aclararle: «Dicen que el sida está especialmente extendido entre los homosexuales aunque afecte ya a los heterosexuales. Seguro que tú nunca te pondrás enfermo. Pero ten por seguro que, si así fuera, quien te atenderá con amor y dedicación en el hospital será una monja católica». Se quedó callado como una put* el simpático gay y los tertulianos se apresuraron a cambiar de tema.

Luis María Anson es miembro de la Real Academia Española.
 
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