El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
03/02/2018
LA SEÑORA GRAHAM, ASENSIO Y EL MARQUÉS
“YO QUE LA FAMILIA, ME QUERELLARÍA”
MURIÓ HACE 20 AÑOS
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Pero lo que más me dolió fue que un querido compañero, como era Luis del Olmo, desde su programa Protagonistas y durante una entrevista el mismo día que se ponía a la venta La Revista dijera en antena: “Yo que la familia Franco, me querellaría”. Cierto es que se trataba de un documento excepcional que explicaba hasta qué punto la agonía de un hombre fue manipulada por motivos políticos: la reelección del presidente de las Cortes. Con Franco vivo ni Dios votaría en contra de Rodríguez de Valcárcel.
Como si Cristóbal Martinez Bordiú, marqués de Villaverde, hubiera oído a Del Olmo, se querelló, pidiendo, para mí cinco años de cárcel y 50 millones de pesetas del año 1984. Lo hacía después de reconocer, con cinismo ese escudo para poder decir o hacer cosas vergonzosas, que él era autor de aquellas fotografías que yo publicaba, fotografías que, según él, le habían robado. Durante un año estuve procesado con la obligación de comparecer cada 15 días en el juzgado y acabé sentado en el banquillo. Aquel dramático día, quien me había vendido las fotografías, un personaje muy cercano a Franco, me amenazó con suicidarse si revelaba su identidad.
Precisamente era lo que el marqués de Villaverde pretendía llevándome a juicio. Me negué, acogiéndome al secreto profesional, y nunca lo hice ni lo haré aunque Francis Franco, en un programa en Telecinco, me dijo saber quién era. Dio varios nombres. Ninguno lo era.
Mi abogada, la gran Cristina Peña, que lo es de EL MUNDO, logró no sólo que me absolviera el tribunal, sino que el marqués de Villaverde fuera condenado a pagar hasta las costas.
El 5 de febrero de 1998, mañana hará ya 20 años, Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde, fallecía a la edad de 76 años en la clínica Rúber de Madrid, víctima de una hemorragia cerebral. Aunque al lector pueda sorprenderle, sobre todo después de todo lo que me había hecho sufrir, el marqués me caía tan bien como mal a casi todo el mundo. Era prepotente y chulo. Incluso cuando formaba parte del equipo médico habitual durante la enfermedad de Franco, su suegro. También cuando quiso igualarse a su amigo el doctor Barnard realizando, el 18 de septiembre de 1968, el primer trasplante de corazón en España: el paciente sólo sobrevivió... 26 horas. Pero lo más surrealista de su vida fue cuando pretendió que su hija Carmencita se convirtiera en la futura reina de España casándola con el pobre Alfonso de Borbón en la llamada boda de la conspiración celebrada, con todo boato, en el palacio de El Pardo.
Resulta curioso que su esposa, Carmen, la sufridora marquesa viuda de Villaverde, haya sobrevivido nada menos que... 20 años a su marido, que tanto la hizo sufrir. Desde el 29 de diciembre último descansa junto a él, no en el panteón familiar de El Pardo, donde está enterrada su madre, fallecida el 6 de febrero de 1988, sino en el nicho propiedad también de la familia en la madrileña catedral de la Almudena.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
03/02/2018
LA SEÑORA GRAHAM, ASENSIO Y EL MARQUÉS
“YO QUE LA FAMILIA, ME QUERELLARÍA”
MURIÓ HACE 20 AÑOS
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Pero lo que más me dolió fue que un querido compañero, como era Luis del Olmo, desde su programa Protagonistas y durante una entrevista el mismo día que se ponía a la venta La Revista dijera en antena: “Yo que la familia Franco, me querellaría”. Cierto es que se trataba de un documento excepcional que explicaba hasta qué punto la agonía de un hombre fue manipulada por motivos políticos: la reelección del presidente de las Cortes. Con Franco vivo ni Dios votaría en contra de Rodríguez de Valcárcel.
Como si Cristóbal Martinez Bordiú, marqués de Villaverde, hubiera oído a Del Olmo, se querelló, pidiendo, para mí cinco años de cárcel y 50 millones de pesetas del año 1984. Lo hacía después de reconocer, con cinismo ese escudo para poder decir o hacer cosas vergonzosas, que él era autor de aquellas fotografías que yo publicaba, fotografías que, según él, le habían robado. Durante un año estuve procesado con la obligación de comparecer cada 15 días en el juzgado y acabé sentado en el banquillo. Aquel dramático día, quien me había vendido las fotografías, un personaje muy cercano a Franco, me amenazó con suicidarse si revelaba su identidad.
Precisamente era lo que el marqués de Villaverde pretendía llevándome a juicio. Me negué, acogiéndome al secreto profesional, y nunca lo hice ni lo haré aunque Francis Franco, en un programa en Telecinco, me dijo saber quién era. Dio varios nombres. Ninguno lo era.
Mi abogada, la gran Cristina Peña, que lo es de EL MUNDO, logró no sólo que me absolviera el tribunal, sino que el marqués de Villaverde fuera condenado a pagar hasta las costas.
El 5 de febrero de 1998, mañana hará ya 20 años, Cristóbal Martínez Bordiú, marqués de Villaverde, fallecía a la edad de 76 años en la clínica Rúber de Madrid, víctima de una hemorragia cerebral. Aunque al lector pueda sorprenderle, sobre todo después de todo lo que me había hecho sufrir, el marqués me caía tan bien como mal a casi todo el mundo. Era prepotente y chulo. Incluso cuando formaba parte del equipo médico habitual durante la enfermedad de Franco, su suegro. También cuando quiso igualarse a su amigo el doctor Barnard realizando, el 18 de septiembre de 1968, el primer trasplante de corazón en España: el paciente sólo sobrevivió... 26 horas. Pero lo más surrealista de su vida fue cuando pretendió que su hija Carmencita se convirtiera en la futura reina de España casándola con el pobre Alfonso de Borbón en la llamada boda de la conspiración celebrada, con todo boato, en el palacio de El Pardo.
Resulta curioso que su esposa, Carmen, la sufridora marquesa viuda de Villaverde, haya sobrevivido nada menos que... 20 años a su marido, que tanto la hizo sufrir. Desde el 29 de diciembre último descansa junto a él, no en el panteón familiar de El Pardo, donde está enterrada su madre, fallecida el 6 de febrero de 1988, sino en el nicho propiedad también de la familia en la madrileña catedral de la Almudena.