JAIME PEÑAFIEL
21/09/2019
CHSSS...
LOS INQUIETANTES SECRETOS DE LAS CAPITULACIONES MATRIMONIALES DE FELIPE Y LETIZIA...
EL JURAMENTO DE FELIPE
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Hasta que se publicó Adiós, Princesa (Ediciones Akal 2013) de Letizia solo se conocía lo que, de allí y de acá, iba apareciendo. Su biografía era como la de Jesucristo, a partir de los 30 años. Antes, tal cual no hubiera existido. Pero, desde el momento en que se oficializó el compromiso real, la historia hasta entonces “contada de arriba abajo, con todo su glamour y sus mentiras”, David decidió hacerlo “de abajo arriba”. Y, además, el autor advierte que “no es una historia alegre”. Por ello, estimado tocayo, cuando apareció el libro de David Rocasolano, ¿por qué no creer lo que contaba habiendo sido un testigo tan excepcional, tan directo como primo hermano que es? Hoy, gracias al correo que me envías, observo que no todo fue exactamente como el señor Rocasolano cuenta. Sobre todo, lo referente a las capitulaciones “que Letizia me hizo llegar por fax el borrador a Sudáfrica donde estaba trabajando. No había por donde cogerlas. Era un documento basura... redacté unas nuevas y las envié. Los servicios jurídicos de la Casa no las aceptaron ni en todo ni en parte. Si querían que el matrimonio se celebrase, debían firmarlas tal y como estaban”. “Sin quitar ni poner una coma”, cuenta David Rocasolano que le dijo el príncipe Felipe. Según Jaime del Burgo, era una imposición del Rey Juan Carlos. “Llamé a Felipe, un hombre de buen corazón. A él tampoco le gustaban aquellas capitulaciones. Estaba de acuerdo en que (de no casarse) la vuelta de Letizia a la profesión vocacional a la que renunciaba sería complicada. Me ofrecí a coger un avión y ayudar. Pero el abogado de la Casa no estaba dispuesto a cambiar una coma”, me informa Jaime del Burgo en su email. “Era una imposición de Juan Carlos rey y su palabra era ley aunque fuera en contra de la ley”.
Lo más curioso del correo que Jaime del Burgo tiene a bien enviarme y que yo le agradezco, fue la solución más allá del papel impuesto a los contrayentes (el contenido es confidencial y no puedo revelártelo). “Felipe prometió a Letizia, actuando yo como testigo, que, en caso de que el matrimonio no llegara a buen término: a) cuidaría de ella y b) respetaría sus derechos como madre en caso de tener descendencia “Os lo juro”, dijo.
Esta inquietante revelación demuestra que llegar a la boda no fue tan fácil.
Según me informa Jaime, “más tarde vendría la segunda promesa, todavía y siempre en vigor, la mía propia hacia Letizia que, en caso de no cumplir, lo haría yo por él en cuanto al cuidado de su bienestar y la protección de su persona. Y que impugnaríamos, llegado el caso, los términos de la regulación de la custodia”. ¡Muy fuerte querido tocayo, muy fuerte! Ahora me explico por qué Jaime del Burgo aceptó ser testigo de aquella boda. “Testigo es el que da fe del amor de los contrayentes”, me puntualiza Jaime. Al comienzo de este correo, el señor del Burgo me reprocha haberme hecho eco de una frase “que nunca dije y que tu citas como cierta”.
Aparece en la pagina 127 de Adiós, Princesa, el polémico libro del primo de la hoy Reina de España donde se habló por primera vez de las capitulaciones: “Escucha, aquí el problema es que a ti te tienen que tratar mejor que a Lady Di–dijo Jaime”. Según David, el primo, interpretaba las palabras que nunca dijo Jaime “que debía asegurarse de que su cobertura económica fuera suficiente para que no acabara como la malograda Diana”. Como no conocía tu versión, me hice eco de estas palabras. Cierto es que, como tú dices, han pasado muchos años... Aquellas capitulaciones deben estar polvorientas en alguna caja de seguridad sino han sido ya enmendadas pues supongo que lo habrían hecho a la primera oportunidad”.
Los herederos de la reina Margarita de Dinamarca, Federico y Mary, almorzaron y disfrutaron de unos vinos de Ribera del Duero en Peñafiel, mi pueblo de adopción. (...) La pregunta es obligada: ¿Tiene madre la novia? ¿Tiene madre el novio? No solo le aplican el ‘clawback’ sino que pierde su prejubilación de...¡¡¡91,666 euros!!! mensuales que se había asignado cuando era Presidente del Banco. ¡Qué cara tienes, tío! (...) Me imagino no se le ocurriría tocar el testamento de Elcano como hizo con un incunable durante el viaje oficial a México y que obligó al Presidente a llamarle a atención. (...) Nadie como la periodista y compañera Lucía Méndez contó, en su día, el final de ‘Blanca y el dolor’. Te felicito. (...) Pretende que sus apariciones tengan, solo, un trasfondo social más allá de la pura imagen. Muy sencillo: llevar siempre la misma ropa y no pretender epatar, sorprendiendo cada día con nuevos modelos y diferentes ‘looks’. (...) Expulsar a dos estudiantes de la Complutense por propinar un tartazo a una compañera, tal cosa debía haber hecho Telecinco con los que contrataron a ‘Payasín’ para que hiciera lo mismo con la hija mayor de María Teresa Campos, Carmen Borrego.
21/09/2019
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EL JURAMENTO DE FELIPE
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Hasta que se publicó Adiós, Princesa (Ediciones Akal 2013) de Letizia solo se conocía lo que, de allí y de acá, iba apareciendo. Su biografía era como la de Jesucristo, a partir de los 30 años. Antes, tal cual no hubiera existido. Pero, desde el momento en que se oficializó el compromiso real, la historia hasta entonces “contada de arriba abajo, con todo su glamour y sus mentiras”, David decidió hacerlo “de abajo arriba”. Y, además, el autor advierte que “no es una historia alegre”. Por ello, estimado tocayo, cuando apareció el libro de David Rocasolano, ¿por qué no creer lo que contaba habiendo sido un testigo tan excepcional, tan directo como primo hermano que es? Hoy, gracias al correo que me envías, observo que no todo fue exactamente como el señor Rocasolano cuenta. Sobre todo, lo referente a las capitulaciones “que Letizia me hizo llegar por fax el borrador a Sudáfrica donde estaba trabajando. No había por donde cogerlas. Era un documento basura... redacté unas nuevas y las envié. Los servicios jurídicos de la Casa no las aceptaron ni en todo ni en parte. Si querían que el matrimonio se celebrase, debían firmarlas tal y como estaban”. “Sin quitar ni poner una coma”, cuenta David Rocasolano que le dijo el príncipe Felipe. Según Jaime del Burgo, era una imposición del Rey Juan Carlos. “Llamé a Felipe, un hombre de buen corazón. A él tampoco le gustaban aquellas capitulaciones. Estaba de acuerdo en que (de no casarse) la vuelta de Letizia a la profesión vocacional a la que renunciaba sería complicada. Me ofrecí a coger un avión y ayudar. Pero el abogado de la Casa no estaba dispuesto a cambiar una coma”, me informa Jaime del Burgo en su email. “Era una imposición de Juan Carlos rey y su palabra era ley aunque fuera en contra de la ley”.
Lo más curioso del correo que Jaime del Burgo tiene a bien enviarme y que yo le agradezco, fue la solución más allá del papel impuesto a los contrayentes (el contenido es confidencial y no puedo revelártelo). “Felipe prometió a Letizia, actuando yo como testigo, que, en caso de que el matrimonio no llegara a buen término: a) cuidaría de ella y b) respetaría sus derechos como madre en caso de tener descendencia “Os lo juro”, dijo.
Esta inquietante revelación demuestra que llegar a la boda no fue tan fácil.
Según me informa Jaime, “más tarde vendría la segunda promesa, todavía y siempre en vigor, la mía propia hacia Letizia que, en caso de no cumplir, lo haría yo por él en cuanto al cuidado de su bienestar y la protección de su persona. Y que impugnaríamos, llegado el caso, los términos de la regulación de la custodia”. ¡Muy fuerte querido tocayo, muy fuerte! Ahora me explico por qué Jaime del Burgo aceptó ser testigo de aquella boda. “Testigo es el que da fe del amor de los contrayentes”, me puntualiza Jaime. Al comienzo de este correo, el señor del Burgo me reprocha haberme hecho eco de una frase “que nunca dije y que tu citas como cierta”.
Aparece en la pagina 127 de Adiós, Princesa, el polémico libro del primo de la hoy Reina de España donde se habló por primera vez de las capitulaciones: “Escucha, aquí el problema es que a ti te tienen que tratar mejor que a Lady Di–dijo Jaime”. Según David, el primo, interpretaba las palabras que nunca dijo Jaime “que debía asegurarse de que su cobertura económica fuera suficiente para que no acabara como la malograda Diana”. Como no conocía tu versión, me hice eco de estas palabras. Cierto es que, como tú dices, han pasado muchos años... Aquellas capitulaciones deben estar polvorientas en alguna caja de seguridad sino han sido ya enmendadas pues supongo que lo habrían hecho a la primera oportunidad”.
Los herederos de la reina Margarita de Dinamarca, Federico y Mary, almorzaron y disfrutaron de unos vinos de Ribera del Duero en Peñafiel, mi pueblo de adopción. (...) La pregunta es obligada: ¿Tiene madre la novia? ¿Tiene madre el novio? No solo le aplican el ‘clawback’ sino que pierde su prejubilación de...¡¡¡91,666 euros!!! mensuales que se había asignado cuando era Presidente del Banco. ¡Qué cara tienes, tío! (...) Me imagino no se le ocurriría tocar el testamento de Elcano como hizo con un incunable durante el viaje oficial a México y que obligó al Presidente a llamarle a atención. (...) Nadie como la periodista y compañera Lucía Méndez contó, en su día, el final de ‘Blanca y el dolor’. Te felicito. (...) Pretende que sus apariciones tengan, solo, un trasfondo social más allá de la pura imagen. Muy sencillo: llevar siempre la misma ropa y no pretender epatar, sorprendiendo cada día con nuevos modelos y diferentes ‘looks’. (...) Expulsar a dos estudiantes de la Complutense por propinar un tartazo a una compañera, tal cosa debía haber hecho Telecinco con los que contrataron a ‘Payasín’ para que hiciera lo mismo con la hija mayor de María Teresa Campos, Carmen Borrego.
