Atentado terrorista en La Rambla de Barcelona y en Cambrils. 16 fallecidos.
- Autor_Marta
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En la sien veo como dos bultos sospechosos.........
Es que se le pone la vena como a la Patiño cuando los planes se le tuercen y encima nadie le rinde pleitesías. A estas alturas sabe que ha tenido su Veranogate y que, aunque nada sucederá, cada día es más odiada.
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No sé, lo de los chalecos de comprárselos o compartirlo, me suena que se dijo de la Policia Nacional. Los Mossos, no sé si recibirán dinero de interior. Supongo que sí, pero también es responsabilidad de la Generalitat pues es el cuerpo específico de allí. El Govern además de llevar sus arcas locales y distribuir el dinero que viene del Gobierno central, digo yo que también tendrán que crear riqueza y no llorar a Papá Estado siempre... Al menos, es lo que veo en el ayuntamiento y gobierno regional de Madrid (con el rollo de reducir la deuda y tal jejeje).
Sin ánimo de polemizar, para mí, La responsabilidad es de todas y cada una de las partes...
Cada vez peor.
Por la expresión está soportando mucha tensión ha tenido que tener gresca con algún responsable de gobierno e incluso es posible que yayo haya llamado al hijo para afearle que ayer KK no estuviese en Cataluña. Follón han tenido.
Ningún responsable del G.Catalán los ha acompañado, les han hecho el mismo desprecio que KK hizo ayer a todos los españoles.
Esto no acaba bien, se nota en el ambiente.
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Yo no les estoy culpando, al contrario les estoy defendiendo. Pienso que han hecho un buen trabajo, lo que no sé
si tenían todos los medios que necesitaban.
la cara del médico de la izquierda con bata blanca es de consternación y lamentó.. .
no hace falta que finja.. se ve afectado...
es cierto...lo que decís ..
ese enorme bolso de mano es una molestia y una barrera para poder acercarse a la gente (evidentemente no quiere ni sabe)
totalmente inadecuada.. .y no hace falta que se vista de negro..es mema..
Comparamos???????
la reina Isabel II..atentados Manchester
en amarillo guardando un minuto de silencio..
acompañada de su marido de
95 años..la reina en la visita al hospital.
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Si perdona,era un añadido a tu respuesta a la otra coti.Estoy de acuerdo con lo que dices!
Por qué me has citado? No sé ni de qué estás hablando
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Xavi y el tío Paco, una sonrisa antes de ir a La Rambla
Francisco López y su mujer, Roser, junto a sus sobrinos Xavi y Marina. EL MUNDO
7 Ver comentarios
El drama de Rubí: un niño de 3 años y su tío abuelo, fallecidos; la madre y la tía, heridas
Al menos 14 muertos en los atentados de Barcelona y Cambrils
Las víctimas del atentado
No tenían que trabajar y decidieron pasar el día en Barcelona. Hicieron una excursión en barco, se tomaron fotografías a bordo, comieron... Y se fueron a La Rambla. El pequeño Xavi y Paco, quien empujaba su carrito, no sobrevivieron al impacto. Son dos de las víctimas españolas de los atentados sufridos esta semana en Barcelona y Cambrils.
Esta fotografía en la que se les ve tan felices está tomada poco antes de que la furgoneta los embistiera cuando caminaban por La Rambla de Barcelona. Falta en la estampa la madre de los dos niños, Silvia, de 34 años, quien está al otro lado del objetivo.
El pequeño del chupete azul es el hijo de Silvia. Se llama Xavi, tiene tres años y está en la lista de los 13 fallecidos. A su lado se sienta Marina, su hermana, de siete años, quien ha resultado herida y aún está ingresada en el hospital, pero de la que llegan noticias optimistas.
La pareja que los rodea con los brazos como protegiéndolos son el matrimonio formado por Francisco López, de 56 años, también entre los fallecidos, y su esposa Roser, de 55 años, herida de consideración. Paco, que así lo llaman todos, y Roser son tíos de Silvia, tíos abuelos de los niños por tanto, aunque la relación es mucho más estrecha. Prácticamente ejercen de abuelos.
En la fotografía los cinco se encuentran a bordo de Las Golondrinas, como se conoce popularmente a las embarcaciones que realizan recorridos turísticos por el litoral barcelonés. Las Golondrinas parten al final de La Rambla, bajo el monumento a Colón, y recorren nueve millas frente al skyline de la ciudad: el World Trade Center, el puente de la Puerta de Europa, la Estación Marítima Internacional, el puerto pesquero...
Sin veraneo
Tanto Paco y Roser como Silvia estaban de vacaciones esta semana pero no tenían previsto salir de veraneo fuera de Rubí, la localidad de 75.000 habitantes donde residen, ubicada 20 kilómetros al noreste de Barcelona. Como consolación, planearon una salida en familia para el jueves.
Contemplaron la ciudad desde Las Golondrinas, comieron, enviaron a los suyos esa fotografía como muestra de lo bien que lo estaban pasando y se dirigieron a La Rambla. No se sabe si porque les apetecía dar un paseo o simplemente iban buscando el coche para regresar a casa.
A las 16.50 horas, la furgoneta irrumpía en el paseo peatonal arrollando en zigzag a todos a quienes podía y sólo unos minutos después la familia de los de Rubí se movilizaba en la búsqueda de los cinco, muy preocupados porque ninguno respondía al móvil. «No encontramos a mi tíos, fotos de hoy antes del atentado en La Rambla, ayuda», lanzaba el primer mensaje de alerta una sobrina de Paco en Twitter.
Aparecieron Silvia y Roser hospitalizadas y recibieron pronto a modo de zarpazo la noticia de que el pequeño Xavi no había sobrevivido. Pero no había rastro de Paco, que era quien empujaba el carrito del niño. «No encontramos a mi tío desde el atentado, vestía como en la foto y ha sufrido atropello porque llevaba a uno de los menores fallecidos», insistía la sobrina. Hasta bien entrada la madrugada, no publicó en su cuenta el desenlace: «Ha fallecido en el acto, en el impacto, por eso no estaba en ninguna lista, acabamos de recibir noticia, no puedo seguir. Gracias».
En las puertas de la estación de ferrocarril de Rubí hay dos mossos d'Esquadra, uno de ellos empuña un arma larga. Están además los dos policías que vigilan los tornos dentro y un quinto agente que va acompañado de un perro detector con el que recorre andenes y pasillos. Es la una de la tarde del viernes, el día después.
El bar de la estación, llamado El Tren, se encuentra fuera, en el edificio de la izquierda y está cerrado. La persona que lo regenta es muy cercana de la familia atropellada como deja claro el cartel que han dejado colgado en la puerta: «Este local permanecerá cerrado en solidaridad con las víctimas del atentado y especialmente con Xavi de tres añitos que no volverá a tomar su Cacaolat».
Cartel colocado en el bar de la estación de tren de Rubí.
Las primeras cámaras comienzan a llegar a la casa encalada de la calle de Lepanto donde están empadronados Paco y Roser. Ninguno de los dos hijos que viven en Rubí ha vuelto a aparecer por la vivienda y el tercer vástago está volando a España desde Argentina, donde reside. No hay nadie.
Si los compañeros de televisión consiguen que algún vecino hable sobre las víctimas, les perfilarán el retrato prototípico de una pareja común que vive con holgura y sin estridencias. Paco nació en el pueblo granadino de Lanteira, siendo el pequeño de los tres hijos de un matrimonio al que el agotamiento minero expulsó a la gran ciudad. En Lanteira, donde lo vieron por última vez en Semana Santa, han decretado tres días de luto en su recuerdo. La familia granadina emigrada a Barcelona prosperó y Paco acabó bien colocado en una fábrica metalúrgica en la que aún seguía. Era difícil verlo en los bares y muy fácil encontrárselo paseando al perro, cuentan de él.
Varias fracturas
Se ha publicado erróneamente en algunos medios que la pareja regentaba una carnicería en el centro de la localidad. La confusión quizás viene porque Roser lleva trabajando en ella, como dependienta, «desde los 14 años», por lo que muchos vecinos la conocen y aprecian. Sobre el estado en el que se encuentra tras el atentado, en Rubí ha trascendido que ha tenido que ser operada varias veces porque el atropello le provocó fracturas en brazos y piernas pero que está fuera de peligro.
El parte médico de su sobrina Silvia, que trabaja en la oficina de la localidad, es bastante similar: debe recuperarse de varias roturas. Silvia reside a escasos metros de sus tíos en una vivienda en la que que tampoco nadie contesta si se toca el telefonillo. Se mudó después de divorciarse del padre de sus dos hijos, de nombre Javier, de 48 años de edad y electricista de profesión, igualmente ilocalizable.
De vuelta en tren a Barcelona, ahí sigue en el bar de la estación el cartel que se lamenta de que el pequeño Xavi ya no esté y ahí siguen mossos y policías patrullando. En el andén espera una pareja de Bélgica que ha venido a Rubí a visitar a un amigo. El atentado les pilló ayer en un restaurante al lado de La Rambla, en el que estuvieron varias horas encerrados: «Lo pasamos tan mal».
http://www.elmundo.es/espana/2017/08/19/599742ede5fdeab6568b4586.html
Francisco López y su mujer, Roser, junto a sus sobrinos Xavi y Marina. EL MUNDO
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El drama de Rubí: un niño de 3 años y su tío abuelo, fallecidos; la madre y la tía, heridas
Al menos 14 muertos en los atentados de Barcelona y Cambrils
Las víctimas del atentado
No tenían que trabajar y decidieron pasar el día en Barcelona. Hicieron una excursión en barco, se tomaron fotografías a bordo, comieron... Y se fueron a La Rambla. El pequeño Xavi y Paco, quien empujaba su carrito, no sobrevivieron al impacto. Son dos de las víctimas españolas de los atentados sufridos esta semana en Barcelona y Cambrils.
Esta fotografía en la que se les ve tan felices está tomada poco antes de que la furgoneta los embistiera cuando caminaban por La Rambla de Barcelona. Falta en la estampa la madre de los dos niños, Silvia, de 34 años, quien está al otro lado del objetivo.
El pequeño del chupete azul es el hijo de Silvia. Se llama Xavi, tiene tres años y está en la lista de los 13 fallecidos. A su lado se sienta Marina, su hermana, de siete años, quien ha resultado herida y aún está ingresada en el hospital, pero de la que llegan noticias optimistas.
La pareja que los rodea con los brazos como protegiéndolos son el matrimonio formado por Francisco López, de 56 años, también entre los fallecidos, y su esposa Roser, de 55 años, herida de consideración. Paco, que así lo llaman todos, y Roser son tíos de Silvia, tíos abuelos de los niños por tanto, aunque la relación es mucho más estrecha. Prácticamente ejercen de abuelos.
En la fotografía los cinco se encuentran a bordo de Las Golondrinas, como se conoce popularmente a las embarcaciones que realizan recorridos turísticos por el litoral barcelonés. Las Golondrinas parten al final de La Rambla, bajo el monumento a Colón, y recorren nueve millas frente al skyline de la ciudad: el World Trade Center, el puente de la Puerta de Europa, la Estación Marítima Internacional, el puerto pesquero...
Sin veraneo
Tanto Paco y Roser como Silvia estaban de vacaciones esta semana pero no tenían previsto salir de veraneo fuera de Rubí, la localidad de 75.000 habitantes donde residen, ubicada 20 kilómetros al noreste de Barcelona. Como consolación, planearon una salida en familia para el jueves.
Contemplaron la ciudad desde Las Golondrinas, comieron, enviaron a los suyos esa fotografía como muestra de lo bien que lo estaban pasando y se dirigieron a La Rambla. No se sabe si porque les apetecía dar un paseo o simplemente iban buscando el coche para regresar a casa.
A las 16.50 horas, la furgoneta irrumpía en el paseo peatonal arrollando en zigzag a todos a quienes podía y sólo unos minutos después la familia de los de Rubí se movilizaba en la búsqueda de los cinco, muy preocupados porque ninguno respondía al móvil. «No encontramos a mi tíos, fotos de hoy antes del atentado en La Rambla, ayuda», lanzaba el primer mensaje de alerta una sobrina de Paco en Twitter.
Aparecieron Silvia y Roser hospitalizadas y recibieron pronto a modo de zarpazo la noticia de que el pequeño Xavi no había sobrevivido. Pero no había rastro de Paco, que era quien empujaba el carrito del niño. «No encontramos a mi tío desde el atentado, vestía como en la foto y ha sufrido atropello porque llevaba a uno de los menores fallecidos», insistía la sobrina. Hasta bien entrada la madrugada, no publicó en su cuenta el desenlace: «Ha fallecido en el acto, en el impacto, por eso no estaba en ninguna lista, acabamos de recibir noticia, no puedo seguir. Gracias».
En las puertas de la estación de ferrocarril de Rubí hay dos mossos d'Esquadra, uno de ellos empuña un arma larga. Están además los dos policías que vigilan los tornos dentro y un quinto agente que va acompañado de un perro detector con el que recorre andenes y pasillos. Es la una de la tarde del viernes, el día después.
El bar de la estación, llamado El Tren, se encuentra fuera, en el edificio de la izquierda y está cerrado. La persona que lo regenta es muy cercana de la familia atropellada como deja claro el cartel que han dejado colgado en la puerta: «Este local permanecerá cerrado en solidaridad con las víctimas del atentado y especialmente con Xavi de tres añitos que no volverá a tomar su Cacaolat».
Las primeras cámaras comienzan a llegar a la casa encalada de la calle de Lepanto donde están empadronados Paco y Roser. Ninguno de los dos hijos que viven en Rubí ha vuelto a aparecer por la vivienda y el tercer vástago está volando a España desde Argentina, donde reside. No hay nadie.
Si los compañeros de televisión consiguen que algún vecino hable sobre las víctimas, les perfilarán el retrato prototípico de una pareja común que vive con holgura y sin estridencias. Paco nació en el pueblo granadino de Lanteira, siendo el pequeño de los tres hijos de un matrimonio al que el agotamiento minero expulsó a la gran ciudad. En Lanteira, donde lo vieron por última vez en Semana Santa, han decretado tres días de luto en su recuerdo. La familia granadina emigrada a Barcelona prosperó y Paco acabó bien colocado en una fábrica metalúrgica en la que aún seguía. Era difícil verlo en los bares y muy fácil encontrárselo paseando al perro, cuentan de él.
Varias fracturas
Se ha publicado erróneamente en algunos medios que la pareja regentaba una carnicería en el centro de la localidad. La confusión quizás viene porque Roser lleva trabajando en ella, como dependienta, «desde los 14 años», por lo que muchos vecinos la conocen y aprecian. Sobre el estado en el que se encuentra tras el atentado, en Rubí ha trascendido que ha tenido que ser operada varias veces porque el atropello le provocó fracturas en brazos y piernas pero que está fuera de peligro.
El parte médico de su sobrina Silvia, que trabaja en la oficina de la localidad, es bastante similar: debe recuperarse de varias roturas. Silvia reside a escasos metros de sus tíos en una vivienda en la que que tampoco nadie contesta si se toca el telefonillo. Se mudó después de divorciarse del padre de sus dos hijos, de nombre Javier, de 48 años de edad y electricista de profesión, igualmente ilocalizable.
De vuelta en tren a Barcelona, ahí sigue en el bar de la estación el cartel que se lamenta de que el pequeño Xavi ya no esté y ahí siguen mossos y policías patrullando. En el andén espera una pareja de Bélgica que ha venido a Rubí a visitar a un amigo. El atentado les pilló ayer en un restaurante al lado de La Rambla, en el que estuvieron varias horas encerrados: «Lo pasamos tan mal».
http://www.elmundo.es/espana/2017/08/19/599742ede5fdeab6568b4586.html
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