Coronavirus

Hay que estar más despierto que nunca:






El miedo es libre, es la única condición que asiste al ser Humano como ser libre.- Puede tener todo el miedo que estime conveniente pues es ""Gratis"",.-
Cuando un animal se siente atacado y valora bien a su enemigo y sabe que no puede vencerle "cuerpo a cuerpo".......Que es lo que hace??????.- ESCAPAR, HUÍR, y buscar un refugio, METERSE EN UNA CUEVA, y eso lo saben quienes han programado todo esto, pues no son tontos y tampoco son Cobardes.-
De ahí viene esta circunstancia.-
Es posible que no muramos del "coronavirus", pero si de hambre.-
Ya lo habia dicho......A fin de cuentas es igual morir de un tiro que de un balazo.-
Que Dios reparta suerte a todos.-
 
Creo que es la mejor manera de afrontarlo. La negación, la rabia, la resistencia, no hacen si no retrasar el proceso de aceptación y adaptación.
Y la adaptación es el mejor camino hacia la supervivencia.
Un abrazo prima
Efectivamente... Hay que seguir.
Seguramente esto todo nos terminará cambiando para siempre, pero pase lo que pase nos tendremos que adaptar al nuevo panorama.
Un abrazo y a seguir luchando.
 
Quería enlazar el post de una prima que colgó este vídeo pero no lo encuentro, es interesantísimo.
La información que da se ha cumplido toda, es el vídeo de Bill Ryan (aunque en algún momento se va a lo paranormal, pero no pasa nada), clava lo que está pasando.
Habla de una falsa bandera (se comete un acto de sabotaje para culpar a otro de que lo ha hecho, y así justificar una intervención de ese país), que se ha hecho muchas veces a lo largo de la historia.
El vídeo que puso la prima es este, no me extiendo porque tengo mucho sueñito, pero quiero compartirlo y si lo considerái lo rulais, porque la que viene es gorda, gorda, y solo nosotros podemos cambiarlo:





Y tras este vídeo, no sé si conocéis El Vórtice Radio, de Mitoa Edjang Campos. Es piloto de aviación, un tipo interesantísimo, muy querido en redes, hace una radio libre.
Enlazo el anterior con uno de sus últimos programas, que explica excelente el panorama.
Lo que más me gusta de Mitoa es que siempre comienza sus programas con la frase "no te creas nada de lo que decimos aquí, cuestiónate siempre la información", así debería ser con todo, y no creernos lo primero que nos dicen.

Estamos sufriendo un bombardeo de información diario de tal calibre que "a lo tonto" vamos tragándonos lo que nos van diciendo que están haciendo y que está bien.
Os lo dejo aquí, "Separarando el grano de la Paj*".
Siempre lo he seguido porque es un crack (para mi), y por estar al loro de "otras cosas" que no te van a contar en ninguna parte.





Y os dejo uno de hace unos años suyo también, donde explica cómo funciona el mundo y cómo funcionamos nosotros: mandan 4psicópatas, y nosotros obedecemos.
También lo podemos cambiar, eso es lo positivo. Abramos bien los ojos.





Para los que no estén familiarizados con este tipo de temas, o no les suene, o sea la primera vez a esto lo llaman "conspiranoia", pero se cae cuando lo demuestra con pruebas y papeles.
Os lo dejo y reflexionad vosotr@s mismos.
 
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Personal sanitario

Se acabó la tregua con el Gobierno


Se acabó la tregua. Se acabó mi tregua. Me hice la promesa de moderar las críticas, pero me tiran de la lengua estos canallas. Me dicen que no es momento de polémicas, pero los políticos al mando y sus voceros se encargan de dividir. Me dicen que es mejor guardar silencio por ahora, pero veo que mi silencio sólo sirve para que otros hablen y construyan su relato. Me dicen que hay que estar con el Gobierno, pero el Gobierno no está conmigo. Me dicen que no hay que señalar, pero ellos, además de no ayudar, señalan con dureza a los profesionales sanitarios.

El Gobierno está acojonado. No cabe duda. Es la primera vez en medio siglo que los pacientes y los profesionales de la medicina vamos de la mano en algo. Ha tenido que ocurrir una desgracia para que la sociedad española comprenda que los políticos (todos) han esquilmado –literalmente– la sanidad pública, y que los médicos y las enfermeras no hemos sido los culpables, sino las víctimas. Tan víctimas como los pacientes. Y están acojonados los políticos. Muy acojonados. Esos aplausos a las ocho de la tarde, día tras día, les ponen los huevos de corbata porque entienden (con razón) que los pacientes y los médicos ya formamos una piña. Ya no vale la leyenda construida de que los médicos somos los despilfarradores del sistema, los vagos, los maleantes, los culpables de las demoras, los privilegiados en el sueldo. Ha tenido que llegar un virus para mostrar a las claras las vergüenzas de estos mierdas: la falta de mascarillas, la falta de respiradores, la falta de buenas batas, la falta de profesionales, la falta de organización, la falta de protocolos y la falta de liderazgo.

El desastre organizativo ha sido tan absoluto, la incompetencia tan burda, la imprudencia tan visible, la mentira tan palpable, la desidia tan evidente, que el Gobierno (o los Gobiernos) nos piden ahora silencio para ir ellos construyendo su relato. El relato que los salve. El chivo expiatorio que revuelva de nuevo a los pacientes contra quienes se encargan de la salud. La ignominia llevada a un grado sumo. Maestros de miserables.

En un país donde los médicos y las enfermeras se protegen con bolsas de la basura para atender a sus pacientes, en un país donde se confeccionan mascarillas con papel higiénico o con bordados de punto de cruz, en un país donde ya están cayendo médicos, enfermeras y guardias civiles en acto de servicio, en un país que ya supera a China en número de fallecidos por el coronavirus, se dice por una consejera socialista de sanidad que los médicos se están contagiando por viajar mucho. Por viajar mucho. Por viajar mucho. No por trabajar mucho y en penosas condiciones. No. No por la criminal negligencia de quienes, a fecha de hoy, han tenido que pedir ayuda a la OTAN para traer a España los test del coronavirus. No. No por quienes han incumplido la promesa realizada hace dos semanas de que, “en pocos días”, tendríamos a nuestra disposición las mascarillas FPP2 y FPP3. No. No por quienes ya permiten, con manifiesta impotencia, que los propios profesionales nos vistamos con bolsas de la basura y con caretas de papel de celofán. No. Ha sido por viajar. Por viajar mucho. Los médicos nos contagiamos por viajar.

Ya estamos otra vez en lo de siempre. En lo de siempre. En escupir a la cara a quien nos cuida para salvar ellos el culo. En intentar explicar lo inexplicable atacando al punto débil del sistema. El jefe sioux haciéndole la vida imposible al indio. El general de cinco estrellas abofeteando al soldadito bajo su mando.

Un artículo publicado anteayer en El País demuestra la incompetencia y la desidia criminal de este Gobierno. Un Gobierno que, durante los cruciales meses de enero, febrero y marzo, estuvo distraído en los tres problemas “más acuciantes” de España. A saber: la lucha contra el heteropatriarcado opresor de las mujeres, la colocación de Pablo Iglesias en el CNI y la satisfacción de los antojos a los desleales catalanes, incluido un proyecto inminente de amnistía. Y mientras tanto, mientras todo eso sucedía, afirmaba Pedro Sánchez con rotundidad que “la sanidad española estaba perfectamente preparada” (sic) para la pandemia de coronavirus que se nos venía encima. Hoy sabemos que no era así. Que nos mentía. Que le importaba una higa poner a los sanitarios a los pies de los caballos. Que lo suyo era el feminismo, y la formación sexual en las escuelas, y los talleres de mas***bación para mujeres empoderadas, y el ofrecer millones de euros a quien decía sin pudor en el Congreso que la estabilidad de España le importaba una putísima mierda: a los independentistas catalanes.

Y por todo eso, por esa criminal negligencia, porque a 25 de marzo estamos igual que en febrero, el Consejo Estatal de Médicos ha presentado una denuncia ante el Tribunal Supremo para que el nefasto Gobierno de ensoberbecidos inútiles que nos ha tocado padecer haga por fin su trabajo y nos permita realizar el nuestro sin enfermar, sin que caigamos como moscas en esta guerra en la que nos han metido sin un maldito fusil, sin una bala.

Hay tantos izquierdistas de caché ingresados en la Ruber que ya la llaman Ruberlingrado. Y allí, en Ruberlingrado, me imagino que estarán pensando y discutiendo la forma de dimitir. De dimitir, cabrones. De dimitir. Que no es un nombre ruso dimitir, sino la única acción honorable que le queda a un irresponsable cuando se ha demostrado sobradamente su irresponsabilidad.

Y no digo que dimitáis ahora, en plena crisis, sino luego: cuando estemos en la calle los que queden. Porque en la calle nos veremos, sí. No lo dudéis. Iremos todos, de la mano. Y se abrirán para nosotros las grandes alamedas, como decía Salvador Allende poco antes de morir asesinado. Y allí, en la calle, en esas grandes alamedas, estaremos todos juntos: las enfermeras, los celadores, las auxiliares de las residencias, los pacientes, los médicos, los conductores de las ambulancias, los taxistas, los bomberos, los jubilados, las cajeras, los transportistas, las amas de casa, los autónomos, los farmacéuticos… Todos. Todos juntos, de la mano. Todos en defensa de la Sanidad Pública. Todos contra el mal Gobierno. Y esta vez nada de batas blancas, ni de lazos amarillos, ni morados feministas, ni verde de los maestros. Todos de riguroso negro. De negro color de luto. De negro como las negras togas del Tribunal Supremo que os habrán de juzgar algún día. De negro como las negras bolsas de basura que se han de poner mis compañeros.

El autor, Juan Manuel Jimenez Muñoz,
es médico y escritor malagueño.


 
Mi México lindo y querido. :cry:

Copio y pego un comentario de Twitter.

Mientras en todos los países los presidentes están ocupados por un control de la pandemia y elaborando planes para rescatar su economía, el "presidente" de México parado en media calle como un loco viendo florecitas de un camellón.


Podrias decirme que ocurre en mejico de tanta gravedad???.-
 
Se van a aprovechar de la situación... Eso está claro.
No van a dejar pasar la oportunidad para probar muchas cosas que en situaciones de completa normalidad no se harían jamás.


está en nosotros cambiar todo eso y no dejarles que lo hagan, te lo aseguro.
Puse unos vídeos más atrás. Lo explican muy bien.
Estoy viendo unas cosas ya que pasan totalmente de un virus.
Me parece una falsa bandera como un piano, echarán la culpa a China, incluso Irán, que es a quien EEUU tiene ganas, querrá contar con la OTAN para ello...
Las siglas OTAN ya las pronunció Peter Sánchez no hace mucho, y abrí bien las orejas, van dando pistillas. Saben que no es posible que la población asimile información de tal calibre a diario, y tenemos un bombardeo tremendo para pensar en qué está pasando realmente.
 
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Personal sanitario

Se acabó la tregua con el Gobierno


Se acabó la tregua. Se acabó mi tregua. Me hice la promesa de moderar las críticas, pero me tiran de la lengua estos canallas. Me dicen que no es momento de polémicas, pero los políticos al mando y sus voceros se encargan de dividir. Me dicen que es mejor guardar silencio por ahora, pero veo que mi silencio sólo sirve para que otros hablen y construyan su relato. Me dicen que hay que estar con el Gobierno, pero el Gobierno no está conmigo. Me dicen que no hay que señalar, pero ellos, además de no ayudar, señalan con dureza a los profesionales sanitarios.

El Gobierno está acojonado. No cabe duda. Es la primera vez en medio siglo que los pacientes y los profesionales de la medicina vamos de la mano en algo. Ha tenido que ocurrir una desgracia para que la sociedad española comprenda que los políticos (todos) han esquilmado –literalmente– la sanidad pública, y que los médicos y las enfermeras no hemos sido los culpables, sino las víctimas. Tan víctimas como los pacientes. Y están acojonados los políticos. Muy acojonados. Esos aplausos a las ocho de la tarde, día tras día, les ponen los huevos de corbata porque entienden (con razón) que los pacientes y los médicos ya formamos una piña. Ya no vale la leyenda construida de que los médicos somos los despilfarradores del sistema, los vagos, los maleantes, los culpables de las demoras, los privilegiados en el sueldo. Ha tenido que llegar un virus para mostrar a las claras las vergüenzas de estos mierdas: la falta de mascarillas, la falta de respiradores, la falta de buenas batas, la falta de profesionales, la falta de organización, la falta de protocolos y la falta de liderazgo.

El desastre organizativo ha sido tan absoluto, la incompetencia tan burda, la imprudencia tan visible, la mentira tan palpable, la desidia tan evidente, que el Gobierno (o los Gobiernos) nos piden ahora silencio para ir ellos construyendo su relato. El relato que los salve. El chivo expiatorio que revuelva de nuevo a los pacientes contra quienes se encargan de la salud. La ignominia llevada a un grado sumo. Maestros de miserables.

En un país donde los médicos y las enfermeras se protegen con bolsas de la basura para atender a sus pacientes, en un país donde se confeccionan mascarillas con papel higiénico o con bordados de punto de cruz, en un país donde ya están cayendo médicos, enfermeras y guardias civiles en acto de servicio, en un país que ya supera a China en número de fallecidos por el coronavirus, se dice por una consejera socialista de sanidad que los médicos se están contagiando por viajar mucho. Por viajar mucho. Por viajar mucho. No por trabajar mucho y en penosas condiciones. No. No por la criminal negligencia de quienes, a fecha de hoy, han tenido que pedir ayuda a la OTAN para traer a España los test del coronavirus. No. No por quienes han incumplido la promesa realizada hace dos semanas de que, “en pocos días”, tendríamos a nuestra disposición las mascarillas FPP2 y FPP3. No. No por quienes ya permiten, con manifiesta impotencia, que los propios profesionales nos vistamos con bolsas de la basura y con caretas de papel de celofán. No. Ha sido por viajar. Por viajar mucho. Los médicos nos contagiamos por viajar.

Ya estamos otra vez en lo de siempre. En lo de siempre. En escupir a la cara a quien nos cuida para salvar ellos el culo. En intentar explicar lo inexplicable atacando al punto débil del sistema. El jefe sioux haciéndole la vida imposible al indio. El general de cinco estrellas abofeteando al soldadito bajo su mando.

Un artículo publicado anteayer en El País demuestra la incompetencia y la desidia criminal de este Gobierno. Un Gobierno que, durante los cruciales meses de enero, febrero y marzo, estuvo distraído en los tres problemas “más acuciantes” de España. A saber: la lucha contra el heteropatriarcado opresor de las mujeres, la colocación de Pablo Iglesias en el CNI y la satisfacción de los antojos a los desleales catalanes, incluido un proyecto inminente de amnistía. Y mientras tanto, mientras todo eso sucedía, afirmaba Pedro Sánchez con rotundidad que “la sanidad española estaba perfectamente preparada” (sic) para la pandemia de coronavirus que se nos venía encima. Hoy sabemos que no era así. Que nos mentía. Que le importaba una higa poner a los sanitarios a los pies de los caballos. Que lo suyo era el feminismo, y la formación sexual en las escuelas, y los talleres de mas***bación para mujeres empoderadas, y el ofrecer millones de euros a quien decía sin pudor en el Congreso que la estabilidad de España le importaba una putísima mierda: a los independentistas catalanes.

Y por todo eso, por esa criminal negligencia, porque a 25 de marzo estamos igual que en febrero, el Consejo Estatal de Médicos ha presentado una denuncia ante el Tribunal Supremo para que el nefasto Gobierno de ensoberbecidos inútiles que nos ha tocado padecer haga por fin su trabajo y nos permita realizar el nuestro sin enfermar, sin que caigamos como moscas en esta guerra en la que nos han metido sin un maldito fusil, sin una bala.

Hay tantos izquierdistas de caché ingresados en la Ruber que ya la llaman Ruberlingrado. Y allí, en Ruberlingrado, me imagino que estarán pensando y discutiendo la forma de dimitir. De dimitir, cabrones. De dimitir. Que no es un nombre ruso dimitir, sino la única acción honorable que le queda a un irresponsable cuando se ha demostrado sobradamente su irresponsabilidad.

Y no digo que dimitáis ahora, en plena crisis, sino luego: cuando estemos en la calle los que queden. Porque en la calle nos veremos, sí. No lo dudéis. Iremos todos, de la mano. Y se abrirán para nosotros las grandes alamedas, como decía Salvador Allende poco antes de morir asesinado. Y allí, en la calle, en esas grandes alamedas, estaremos todos juntos: las enfermeras, los celadores, las auxiliares de las residencias, los pacientes, los médicos, los conductores de las ambulancias, los taxistas, los bomberos, los jubilados, las cajeras, los transportistas, las amas de casa, los autónomos, los farmacéuticos… Todos. Todos juntos, de la mano. Todos en defensa de la Sanidad Pública. Todos contra el mal Gobierno. Y esta vez nada de batas blancas, ni de lazos amarillos, ni morados feministas, ni verde de los maestros. Todos de riguroso negro. De negro color de luto. De negro como las negras togas del Tribunal Supremo que os habrán de juzgar algún día. De negro como las negras bolsas de basura que se han de poner mis compañeros.

El autor, Juan Manuel Jimenez Muñoz,
es médico y escritor malagueño.



Gracias, Repli. Más clarito, imposible.
 
está en nosotros cambiar todo eso y no dejarles que lo hagan, te lo aseguro.
Puse unos vídeos más atrás. Lo explican muy bien.
Estoy viendo unas cosas ya que pasan totalmente de un virus.
Me parece una falsa bandera como un piano, echarán la culpa a China, incluso Irán, que es a quien EEUU tiene ganas, querrá contar con la OTAN para ello...
Las siglas OTAN ya las pronunció Peter Sánchez no hace mucho, y abrí bien las orejas, van dando pistillas. Saben que no es posible que la población asimile información de tal calibre a diario, y tenemos un bombardeo tremendo para pensar en qué está pasando realmente.

Bueno, lo que estamos viviendo parecen maniobras de distracción tipo carterista: mira para allá, que mientras te robo y no te enteras.
 
Lo malo es que no podemos evitar que lo implanten. Habrá que buscar cómo esquivar esas medidas en la práctica. ¿Un móvil antiguo serviría? Me temo que tampoco.

solo está en nosotros cambiar las cosas, y sí lo podemos evitar.
El movimiento médicos y ciudadanos tirando del carro juntos pasando del gobierno y movilizándose se ha dado en las redes, whatsapp, mails..
Estamos encerrados, pero podemos comunicarnos más que nunca. Nadie va a venir a tocarnos el timbre y solucionarnos nada, y lo que viene tras esto es devastador.
No vengo a alarmar, solo a reflexionar.
 
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