CASO NOOS. Iñaki Urdangarin en la cárcel de Brieva. Voluntariado en Hogar Don Orione. Traslado al centro de inserción social Melchor Rodríguez García

16/03/2019

SU MAYOR CONDENA: YA NUEVE MESES EN SOLEDAD

Acostumbrado a vivir siempre acompañado, el cuñado preso del Rey no soporta el aislamiento. Y no sólo el impuesto por la cárcel, es que su familia ya no le visita con la misma frecuencia. POR CONSUELO FONT

ESTA SEMANA, IÑAKI URDANGARIN (51) ha visto desvanecerse su última esperanza de libertad ante la decisión del miércoles del Tribunal Constitucional de no admitir el recurso de amparo que interpuso en noviembre contra su condena a cinco años y diez meses de cárcel. El cuñado del Rey alegaba que se habían vulnerado sus derechos fundamentales, solicitando la revisión de su pena y anular su condena por malversación. Aunque lo más urgente para Urdangarin era salir de la cárcel aunque fuera provisionalmente, como solicitaba, hasta que el tribunal decidiera sobre su recurso.

Porque pese a los paños calientes que pone su abogado, Mario Pascual, asegurando que su cliente “no sufre depresión” ni dolencia psíquica alguna, Urdangarin está al borde de la desesperación. Como reconocen en su entorno carcelario, el ex duque de Palma vive como un león enjaulado en Brieva, sobre todo por el aislamiento. “Iñaki no sabe manejar la soledad, pertenece a una familia numerosa, de siete hermanos, cuando jugaba al balonmano convivía con los jugadores de su equipo y ha sido padre de cuatro hijos. Su vida ha trascurrido siempre con bullicio alrededor. Cumplir condena en solitario es un error, estaría mucho mejor en el módulo de respeto de otra cárcel, donde pudiera compartir una partida de mus, hacer deporte o, simplemente, un rato de charla con presos afines”.

Una decisión en la que influyó sobremanera Zarzuela, que trataba de evitar a toda costa una foto de Urdangarin en prisión, letal para la imagen de la Monarquía, o alguna confidencia indiscreta en un momento de bajón. Pero, sobre todo, quería blindar a la Infanta Cristina de cualquier riesgo, por ejemplo una instantánea visitando a su marido en la cárcel, por la que podrían pagarse cifras astronómicas.

Hoy, nueve meses después de su ingreso en Brieva, Urdangarin parece estar al límite. Y es que, al principio, las visitas de sus allegados se agolpaban, pero hoy es otra cosa. Su madre, Claire, es muy mayor y sus hermanos, su gran apoyo, viven en Vitoria, y tienen trabajo y familia que atender. Por su parte la Infanta Cristina parece que tampoco se prodiga tanto. “Suele venir una vez al mes, al vis a vis, en el que puede estar a solas con su marido hasta tres horas. Quizá no le compense viajar desde Ginebra para las visitas semanales de 40 minutos en un frío locutorio a través de un cristal, donde hay que hablar a gritos, porque apenas te oyes”, asegura la fuente de su entorno antes citada.

Urdangarin no tiene ánimo para estudiar una carrera, como le aconsejaron, ni casi para nada. Salvo pedalear en la bici estática que le instalaron, hasta acabar extenuado. Fuera de ello, ve la tele, lee, reza, escribe un diario y, sobre todo, cuenta los días que quedan hasta navidades en que podría disfrutar de su primer permiso. Plazo que se le antoja desesperadamente largo.

Por eso su abogado, agotadas todas las instancias, estudia una fórmula para que pueda disfrutar de un adelanto de libertad. Aunque la junta de tratamiento de Brieva le denegó recientemente el tercer grado, que le permitiría sólo pernoctar en la cárcel y tener los fines de semana libres, parece que Pascual Vives estudia acogerse al Artículo 100.2 del reglamento de prisiones, especie de tercer grado encubierto. Por buena conducta, que en Urdangarin es impecable, se permite al preso salir durante el día y también los fines de semana de prisión. Claro que se requiere arraigo familiar y un trabajo, algo que el ex duque de Palma no tiene.

Una opción sería que la Infanta Cristina abandone Ginebra, donde parece estar muy cómoda, y se instale en Madrid con sus hijos. Otra opción es solicitar un cambio de prisión a Vitoria, pues allí viven su madre y la mayoría de sus hermanos y a Urdangarin no le costaría encontrar ocupación. El problema es la polémica que podría generarse por lo que, pese a ser legal, muchos considerarían un trato de favor hacia el yerno regio, algo que Zarzuela quiere evitar a toda costa.


Vi un video no recuerdo donde ( en que medio ) en que Mario Pascual Vives entraba a su despacho y le preguntaba una periodista , el hombre iba muy abrigado y parecia estar muy resfriado por la voz, mala cara y se sonaba , en el video negaba rotundamente TODAS estas noticias que dice este articulo, las negaba punto por punto, decia que Urdanga no esta deprimido , que no va a pedir nada, que no busca domicilio en España para cuando le den los primeros permisos, que su familia no se va a mover de Ginebra etc etc, ademas dijo que lo habia visitado hacia tres dias ( Mario Pascual lo suele visitar siempre que por trabajo se desplaza a Madrid ), dijo que habian hablado largamente y que esta bien, como cualquier preso.
Vi el video de pasada, como tenia trabajo no lo puse, luego este video o lo han quitado o no lo se encontrar. Si alguien da con el por favor que lo ponga.
Escribo porque el abogado de Urdangarin ha desmentido todo lo que hoy dice LOC.
 
08/06/2019

REHABILITADA EN LA FAMILIA DEL REY Y CON EL NIDO CASI VACÍO

Un año después de la entrada en prisión de Urdangarin, doña Cristina se vuelca en el trabajo y en sus hijos, repartidos por Europa. Iñaki se consuela cultivando tomates porque le han denegado un permiso para el verano POR M.P

LA INFANTA CRISTINA (53) HA CAMBIADO el rictus en los últimos meses. Una evolución desde el rostro serio y cabizbajo que comenzó con el juicio por el caso Nóos en enero de 2016 hasta el paso firme que muestra ahora, después de la entrada en prisión de su marido, Iñaki Urdangarin. Lejos de esconderse o mantener un perfil bajo, Doña Cristina ha resucitado como Infanta de España. El próximo 18 de junio se cumple un año del ingreso en Brieva del ex duque de Palma. Un tiempo en el que Cristina de Borbón ha rehecho su vida.

Una de las mayores preocupaciones del entorno de la Infanta durante el juicio por Nóos era si los problemas judiciales afectarían a su vida laboral. La ex duquesa de Palma es la responsable del área internacional de la Fundación La Caixa y, en caso de una condena, el código ético dejaba su puesto en el aire. La absolución zanjó una posible crisis interna. La situación profesional de la Infanta Cristina no ha variado en los últimos dos años. Sigue manteniendo sus mismas responsabilidades. Reside en Ginebra y viaja con frecuencia a Barcelona para reunirse con sus colaboradores y asistir a las reuniones necesarias para el seguimiento de los mismos. Por lo general, se desplaza a Barcelona una o dos veces al mes.

La Infanta continúa además con su trabajo en la Fundación Aga Khan, donde llegó de la mano del historiador Luis Monreal. Allí, fomenta programas de colaboración con las fundaciones culturales y sociales como coordinadora interagencias de la Aga Khan Trust and Culture. Ese puesto nunca estuvo en entredicho. Y pese a la entrada de Iñaki en prisión no ha perdido su presencia en los patronatos.

Desde 1998 es patrona vitalicia de la Fundación Gala Salvador Dalí. En 1991 fue nombrada presidenta de honor de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la Unesco. Fuentes oficiales de la comisión afirman que “la figura y las funciones de la misma no vienen reguladas ni establecidas estatutariamente en el instrumento normativo”. Motivo por el que su puesto nunca estuvo en duda. Por último, desde 2010 es presidenta del patronato de IS Global Barcelona. “El cargo va a asociado a su puesto en la Fundación La Caixa”, explican.

La Infanta ha encontrado el equilibrio para compaginar la vida personal con la familiar. No sólo tiene a su marido en prisión. Este año, la mitad de su familia está separada. La entrada en prisión de Urdangarin coincidió con la salida de casa de dos de los hijos del matrimonio. Juan (19), el mayor, mostró una gran madurez ante la situación familiar. Tanta que en julio decidió ir a visitar a su padre a Brieva sin esconderse de la prensa. Ese encuentro habría sido una despedida, ya que después del verano se instaló en Inglaterra para estudiar la carrera. LOC ha confirmado que el primogénito de los ex Duques está en la Universidad de Essex. Se trata de un centro privado situado al Este de la isla, a hora y media en tren de Londres. Es una universidad de precio moderado para estar en Gran Bretaña. Cuenta con un campus propio, donde vive el joven. La Infanta paga en torno a 10.000 euros anuales por la educación de su primogénito a los que hay que sumar el alojamiento. Oscila entre los 91 y los 192 euros semanales por una habitación individual con baño en un apartamento.

El segundo hijo del matrimonio, Pablo, continúa instalado en Hannover. Allí forma parte de la sección juvenil del equipo de balonmano TSV Hannover-Burgdorf. En la localidad comparte un piso con otros jugadores. Le gustaría seguir los pasos deportivos de su padre y jugar algún día en la selección española. De momento, cuenta con el apoyo de su familia. El pasado abril, los Eméritos se desplazaron hasta Alemania junto con la Infanta Elena y Claire Liebaert, madre de Urdangarin, para ver un partido del chico, quien suele jugar como lateral derecho y ha llegado a marcar tres goles en algún encuentro.

Este apoyo explícito de los Eméritos es otra prueba del resurgir de Doña Cristina. Mientras la Reina Sofía y la Infanta Elena siempre han sido el soporte de la ex duquesa, el Emérito escenificó la reconciliación familiar en mayo de 2017, cuando besó a su hija en el funeral de Alicia de Borbón y Parma. Desde que Iñaki está en prisión, la relación se ha estrechado hasta el punto de que Don Juan Carlos estaba en Ginebra con Cristina el pasado 27 de mayo, cuando se anunció su retiro de la actividad oficial.

Doña Cristina tiene en casa a sus dos hijos pequeños. Miguel (17) empezará en septiembre el último curso de colegio. Su hermana Irene, que cumplió 14 años el pasado miércoles, acude al mismo centro. La Infanta escogió este colegio privado para que sus hijos continuaran recibiendo educación en francés. Un modelo que comenzaron de pequeños en el liceo de Barcelona y que han continuado en todos sus años escolares.

EN MADRID CON FRECUENCIA

Los chicos le acompañan en algunos viajes a Madrid. Cada vez son más frecuentes las escapadas de la Infanta a la capital. Ya sea paracumplir con compromisos familiares o para ir a ver a su marido a prisión. Si ya había estado en el funeral por Alicia de Borbón y Parma, su reingreso en la familia se terminó de consolidar en el 80 cumpleaños de Doña Sofía. Celebrado el 2 de noviembre, Doña Cristina acudió al almuerzo en Zarzuela con sus cuatro hijos y todos se unieron a la fotografía familiar del momento. Doña Cristina posó de nuevo con Don Felipe y Doña Letizia, poniendo fin al famoso cordón sanitario impuesto tras la abdicación.

La Infanta pasó por Madrid en las vacaciones de Pascua. La revista Semana inmortalizó parte momentos de la ex duquesa por la capital. Y no parece descabellado pensar que este año acompañe a Doña Sofía y a la Infanta Elena en Palma. Quiso hacerlo el verano pasado, cuando en los planes de su padre estaba volver a regatear en aguas mediterráneas. Sin embargo, la ausencia a última hora del Emérito –alegó una lesión en la muñeca que coincidió en el tiempo con la filtración de unas cintas de Corinna– sacó a Doña Cristina del plan vacacional. La Infanta se decantó entonces por pasar unos días con la familia Urdangarin en el País Vasco francés.

Los viajes de la Infanta a España coinciden siempre con sus visitas a Iñaki Urdangarin a Brieva. La familia ha conseguido terminar con la curiosidad inicial y las quejas que supuso que Doña Cristina visitara a su marido en horario distinto al marcado para el resto de presas, excepción que preveía el reglamento antes de la llegada de Iñaki. Con el ingreso de Urdangarin, se organizó un plan para evitar las menores filtraciones posibles. De hecho, en lugar de haber rotación de funcionarios, hay tres profesionales fijos que son los que acompañan al ex duque y los que estarán con él durante toda la condena. Tal y como publicó Crónica, Urdangarin hace deporte de manera obsesiva. Sale a correr por el patio y ha conseguido que le entreguen una bicicleta estática.

Fuentes penitenciarias aseguran a LOC que en las últimas semanas, con la llegada del buen tiempo, se le está haciendo más dura su estancia en prisión. “Está más introvertido y menos comunicativo. Esperaba que le diesen algún permiso para verano”, explican. Además del deporte, su único entretenimiento son las cinco jardineras en las que tiene plantados tomates, como han confirmado a LOC.

Puede que a final de año Iñaki consiga su ansiado primer permiso. Será un momento perfecto para ver el estado físico del ex duque de Palma, cuya condena a cinco años y diez meses de prisión le ha sumido en la soledad absoluta. El año de encarcelamieno de Iñaki ha sido el año de reinserción de Doña Cristina, quien ya visita España tranquila, pasa tiempo en familia y empieza a mejorar su imagen pública.
 
08/06/2019

REHABILITADA EN LA FAMILIA DEL REY Y CON EL NIDO CASI VACÍO

Un año después de la entrada en prisión de Urdangarin, doña Cristina se vuelca en el trabajo y en sus hijos, repartidos por Europa. Iñaki se consuela cultivando tomates porque le han denegado un permiso para el verano POR M.P

LA INFANTA CRISTINA (53) HA CAMBIADO el rictus en los últimos meses. Una evolución desde el rostro serio y cabizbajo que comenzó con el juicio por el caso Nóos en enero de 2016 hasta el paso firme que muestra ahora, después de la entrada en prisión de su marido, Iñaki Urdangarin. Lejos de esconderse o mantener un perfil bajo, Doña Cristina ha resucitado como Infanta de España. El próximo 18 de junio se cumple un año del ingreso en Brieva del ex duque de Palma. Un tiempo en el que Cristina de Borbón ha rehecho su vida.

Una de las mayores preocupaciones del entorno de la Infanta durante el juicio por Nóos era si los problemas judiciales afectarían a su vida laboral. La ex duquesa de Palma es la responsable del área internacional de la Fundación La Caixa y, en caso de una condena, el código ético dejaba su puesto en el aire. La absolución zanjó una posible crisis interna. La situación profesional de la Infanta Cristina no ha variado en los últimos dos años. Sigue manteniendo sus mismas responsabilidades. Reside en Ginebra y viaja con frecuencia a Barcelona para reunirse con sus colaboradores y asistir a las reuniones necesarias para el seguimiento de los mismos. Por lo general, se desplaza a Barcelona una o dos veces al mes.

La Infanta continúa además con su trabajo en la Fundación Aga Khan, donde llegó de la mano del historiador Luis Monreal. Allí, fomenta programas de colaboración con las fundaciones culturales y sociales como coordinadora interagencias de la Aga Khan Trust and Culture. Ese puesto nunca estuvo en entredicho. Y pese a la entrada de Iñaki en prisión no ha perdido su presencia en los patronatos.

Desde 1998 es patrona vitalicia de la Fundación Gala Salvador Dalí. En 1991 fue nombrada presidenta de honor de la Comisión Nacional Española de Cooperación con la Unesco. Fuentes oficiales de la comisión afirman que “la figura y las funciones de la misma no vienen reguladas ni establecidas estatutariamente en el instrumento normativo”. Motivo por el que su puesto nunca estuvo en duda. Por último, desde 2010 es presidenta del patronato de IS Global Barcelona. “El cargo va a asociado a su puesto en la Fundación La Caixa”, explican.

La Infanta ha encontrado el equilibrio para compaginar la vida personal con la familiar. No sólo tiene a su marido en prisión. Este año, la mitad de su familia está separada. La entrada en prisión de Urdangarin coincidió con la salida de casa de dos de los hijos del matrimonio. Juan (19), el mayor, mostró una gran madurez ante la situación familiar. Tanta que en julio decidió ir a visitar a su padre a Brieva sin esconderse de la prensa. Ese encuentro habría sido una despedida, ya que después del verano se instaló en Inglaterra para estudiar la carrera. LOC ha confirmado que el primogénito de los ex Duques está en la Universidad de Essex. Se trata de un centro privado situado al Este de la isla, a hora y media en tren de Londres. Es una universidad de precio moderado para estar en Gran Bretaña. Cuenta con un campus propio, donde vive el joven. La Infanta paga en torno a 10.000 euros anuales por la educación de su primogénito a los que hay que sumar el alojamiento. Oscila entre los 91 y los 192 euros semanales por una habitación individual con baño en un apartamento.

El segundo hijo del matrimonio, Pablo, continúa instalado en Hannover. Allí forma parte de la sección juvenil del equipo de balonmano TSV Hannover-Burgdorf. En la localidad comparte un piso con otros jugadores. Le gustaría seguir los pasos deportivos de su padre y jugar algún día en la selección española. De momento, cuenta con el apoyo de su familia. El pasado abril, los Eméritos se desplazaron hasta Alemania junto con la Infanta Elena y Claire Liebaert, madre de Urdangarin, para ver un partido del chico, quien suele jugar como lateral derecho y ha llegado a marcar tres goles en algún encuentro.

Este apoyo explícito de los Eméritos es otra prueba del resurgir de Doña Cristina. Mientras la Reina Sofía y la Infanta Elena siempre han sido el soporte de la ex duquesa, el Emérito escenificó la reconciliación familiar en mayo de 2017, cuando besó a su hija en el funeral de Alicia de Borbón y Parma. Desde que Iñaki está en prisión, la relación se ha estrechado hasta el punto de que Don Juan Carlos estaba en Ginebra con Cristina el pasado 27 de mayo, cuando se anunció su retiro de la actividad oficial.

Doña Cristina tiene en casa a sus dos hijos pequeños. Miguel (17) empezará en septiembre el último curso de colegio. Su hermana Irene, que cumplió 14 años el pasado miércoles, acude al mismo centro. La Infanta escogió este colegio privado para que sus hijos continuaran recibiendo educación en francés. Un modelo que comenzaron de pequeños en el liceo de Barcelona y que han continuado en todos sus años escolares.

EN MADRID CON FRECUENCIA

Los chicos le acompañan en algunos viajes a Madrid. Cada vez son más frecuentes las escapadas de la Infanta a la capital. Ya sea paracumplir con compromisos familiares o para ir a ver a su marido a prisión. Si ya había estado en el funeral por Alicia de Borbón y Parma, su reingreso en la familia se terminó de consolidar en el 80 cumpleaños de Doña Sofía. Celebrado el 2 de noviembre, Doña Cristina acudió al almuerzo en Zarzuela con sus cuatro hijos y todos se unieron a la fotografía familiar del momento. Doña Cristina posó de nuevo con Don Felipe y Doña Letizia, poniendo fin al famoso cordón sanitario impuesto tras la abdicación.

La Infanta pasó por Madrid en las vacaciones de Pascua. La revista Semana inmortalizó parte momentos de la ex duquesa por la capital. Y no parece descabellado pensar que este año acompañe a Doña Sofía y a la Infanta Elena en Palma. Quiso hacerlo el verano pasado, cuando en los planes de su padre estaba volver a regatear en aguas mediterráneas. Sin embargo, la ausencia a última hora del Emérito –alegó una lesión en la muñeca que coincidió en el tiempo con la filtración de unas cintas de Corinna– sacó a Doña Cristina del plan vacacional. La Infanta se decantó entonces por pasar unos días con la familia Urdangarin en el País Vasco francés.

Los viajes de la Infanta a España coinciden siempre con sus visitas a Iñaki Urdangarin a Brieva. La familia ha conseguido terminar con la curiosidad inicial y las quejas que supuso que Doña Cristina visitara a su marido en horario distinto al marcado para el resto de presas, excepción que preveía el reglamento antes de la llegada de Iñaki. Con el ingreso de Urdangarin, se organizó un plan para evitar las menores filtraciones posibles. De hecho, en lugar de haber rotación de funcionarios, hay tres profesionales fijos que son los que acompañan al ex duque y los que estarán con él durante toda la condena. Tal y como publicó Crónica, Urdangarin hace deporte de manera obsesiva. Sale a correr por el patio y ha conseguido que le entreguen una bicicleta estática.

Fuentes penitenciarias aseguran a LOC que en las últimas semanas, con la llegada del buen tiempo, se le está haciendo más dura su estancia en prisión. “Está más introvertido y menos comunicativo. Esperaba que le diesen algún permiso para verano”, explican. Además del deporte, su único entretenimiento son las cinco jardineras en las que tiene plantados tomates, como han confirmado a LOC.

Puede que a final de año Iñaki consiga su ansiado primer permiso. Será un momento perfecto para ver el estado físico del ex duque de Palma, cuya condena a cinco años y diez meses de prisión le ha sumido en la soledad absoluta. El año de encarcelamieno de Iñaki ha sido el año de reinserción de Doña Cristina, quien ya visita España tranquila, pasa tiempo en familia y empieza a mejorar su imagen pública.


Fácilmente se pueden comprobar dos errores del artículo, la Universidad de Essex es una universidad pública desde su fundación el año 1965.
Cristina de Borbón no tiene relación alguna con la Fundación Gala Dalí, si no voy errada desde que marcho a vivir a Estados Unidos el año 2009.
Del resto del articulo ignoro si hay otros errores .
 
Me hago la misma pregunta que otras personas.
Es aún Infanta de España?
Lo que recuerdo es que Cristian se largó con su familia a Ginebra maldiciendo España. Si no recuerdo mal dijo que no pensaba volver a pisar España. Pero claro, el querer de vuelta el estátus y la notoriedad, puede más.
MONARQUÍA
Imputada
Infanta Cristina: "Qué ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país"
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Después de 61 sesiones repartidas en seis meses, se sinceró delante de sus compañeros de banquillo. EUROPA PRESS (Vídeo) // GTRES (Foto)
757 Comentarios
Cristina de Borbón sigue pensando que no son culpables: "Iñaki hizo su trabajo"

¿Dónde estaban Iñaki Urdangarin y la Infanta Cristina en la Hispanidad?

18/12/2016 12:23
La Infanta Cristina no pudo contenerse y ejerció su derecho a la última palabra del juicio en un pasillo antes de abandonar la sala de la Audiencia de Palma en la que se celebró el juicio del caso Nóos.

Después de 61 sesiones repartidas en 164 días de seis meses, entre el 11 de enero y el 22 de junio de este año, en las que midió cada una de sus palabras en privado, extremó la cortesía con el resto de imputados y no puso una mala cara a ninguno de los presentes, se sinceró delante de sus compañeros de banquillo.

Como si descorchara una botella de champán agitada durante todo ese tiempo, compartió sus verdaderos sentimientos al término de la última jornada lanzando una premonición que pretende cumplir a rajatabla.

"Qué ganas tengo de que acabe esto para no volver a pisar este país", confesó de viva voz Cristina de Borbón al quedar el juicio visto para sentencia, dando la sensación de que había esperado hasta el último suspiro para desahogarse.

Acompañó sus palabras, escuchadas por varios testigos presenciales a los que ha tenido acceso EL MUNDO, de una protocolaria despedida y se marchó con la decidida intención de no volver.

El próximo 22 de diciembre se cumplirán dos años de la decisión del juez José Castro de sentar a la hija del Rey emérito en el banquillo de los acusados. Mientras aguarda el fallo, Cristina de Borbón sólo habla de su madre y de sus hijos. Sobre todo del mayor, Juan Valentín, por el que reconoce estar muy preocupada por cómo ha digerido el proceso judicial. Pero también de la Infanta Elena, de la que asegura que siempre agradecerá el apoyo que le está prestando en estos momentos. Eso sí, ni una sola mención a su padre y a su hermano entre sus amistades.

Recuerda con amargura el tiempo que pasaron en Barcelona tras su periplo americano en Washington, después del verano de 2012, por culpa del calvario que tuvo que pasar su hijo con sus compañeros de clase, que le recordaban una y otra vez la situación de sus padres en el caso Nóos, y no está dispuesta a que se repita una situación semejante. Por cruel y por injusta. Porque ellos, aseguran fuentes de su entorno más próximo a este periódico, siguen repitiendo hasta la saciedad que no han hecho nada malo ni tienen por qué arrepentirse. Y que cuanto más lo piensan, más reafirmados están en su posición.

Iñaki Urdangarin, razona la Infanta a quien le quiere escuchar, se dedicó a prestar asesorías a empresas y a administraciones públicas a través del Instituto Nóos. "Iñaki hizo su trabajo", insiste. La Casa Real supervisó todos sus movimientos y los bendijo. Y ella no hizo "nada que no haga cualquier otro español", por irregular que fuera.

Las personas con las que ha hablado La Otra Crónica explican que Cristina de Borbón ha llegado a poner como ejemplo el falso contrato de autoalquiler de su palacete de Pedralbes, destapado en estas páginas, y que precipitó su imputación al pulverizar su línea de defensa, basada en que está enamorada y no sabía lo que hacía cuando estampaba su firma. Y es que ella y no su marido, de su puño y letra, rubricó un falso contrato por el que simulaba el arrendamiento de su domicilio ante Hacienda para pagar menos impuestos por la vía de generar un gasto ficticio. Bien, pues Cristina de Borbón reconoce que si bien es una práctica irregular, está totalmente extendida entre la población española. "¿Quién no hace cosas de ésas?", se justifica.

En ningún caso realiza el más mínimo acto de contrición y no está dispuesta a que la mayoría de ciudadanos actúe de esa manera y ella no pueda hacer lo mismo por ser Infanta de España. Por eso le gusta Suiza, se sienten cómodos en Ginebra, donde nadie les habla de Nóos ni del juicio ni les persiguen los periodistas y donde Doña Sofía les acompaña cada vez durante más tiempo.

Ha vivido con dolor la traición de quien consideraban su amigo de toda la vida, el regatista olímpico José Luis Pepote Ballester, que pactó con la Fiscalía y delató al ex duque de Palma durante el juicio. "El objetivo era contratar a Urdangarin sin discutir el precio", declaró, ante lo que Cristina de Borbón no pudo contenerse y exclamó "¡qué vergüenza!" desde su posición en el banquillo.

Instalada ahora en una actitud "pasota", como la define alguien que la ha tratado hace unas semanas, no elude la dureza del repudio familiar. "¿Sabéis lo duro que es tener que pedir permiso para coger un vaso de agua en la que ha sido mi casa toda la vida?", ha llegado a comentar.

Reitera que se siente "abandonada" por los suyos, que tanto ella como su marido están siendo víctimas de una "tremenda injusticia" y que son las "cabezas de turco" de una suerte de complot contra la monarquía que ha contado, siempre según su versión, con las más altas complicidades.

Este reciente retrato de la Infanta por boca de sus más cercanos coincide con el que realizó la periodista Ana Romero en El Español hace algo menos de un año. "Es muy duro que tu familia te abandone", ponía en boca de Cristina de Borbón, de la que aseguró que "jamás" pudo imaginar que fuera a ser despachada con "ignorancia" y "menosprecio".

Y en este punto Cristina de Borbón e Iñaki Urdangarin señalan, más unidos que nunca, como ya lo hicieron al principio del caso, a la Reina Letizia como supuesta causante de todos sus males.

Le atribuyen la ruptura familiar, le recriminan su "desmedida ambición" y llegan a atisbar, sin pruebas que lo sustenten, su alargada sombra sobre el avance inexorable del procedimiento judicial.

El matrimonio ha interiorizado que, para que perviva la institución monárquica, en España tiene que pagar por lo que ha hecho una pena desproporcionada. Y que la gran promotora de esa lucha entre lo nuevo y lo viejo es la Reina.

En vísperas de las Navidades de 2014 el juez Castro quiso adelantar su decisión de sentar a la hija del Rey emérito en el banquillo para distanciarla del discurso navideño del monarca.

El titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Palma rechazó aplicar el atajo de la doctrina Botín para ahorrarle el trance y le avaló la Audiencia de Palma, subrayando la existencia de "numerosos indicios" para imputarla.

Había "cooperado" con su marido para defraudar a Hacienda en los ejercicios 2007 y 2008 a través de la sociedad familiar Aizoon, con la que cobraron cuantiosas minutas de grandes empresas a cambio de asesorías inexistentes una vez que el Instituto Nóos cayó en desgracia. Y, como "Hacienda somos todos", recalcó Castro parafraseando el célebre eslogan, Cristina de Borbón debía ser juzgada como un ciudadano más.

"Señora, no se preocupe, tiene que estar tranquila", le intentaron animar en un receso del juicio un grupo de letrados. Cristina de Borbón replicó: "Al principio de este proceso me dijeron que no me preocupara y que estuviera tranquila porque no me imputarían, y me imputaron; luego me dijeron que no me preocupara porque el asunto no iría a juicio, y me sentaron en el banquillo; luego, que el tribunal admitiría la cuestión previa -la célebre doctrina Botín que fue esgrimida por sus abogados- y que me podría ir, y aquí estoy... Pero, vamos, que tranquila estoy", les respondió con irónica resignación.

Con todo, Cristina de Borbón es moderadamente optimista y cree que finalmente saldrá absuelta. Sin embargo, tiene asumido que Iñaki Urdangarin ingresará en prisión. Porque si no, todo lo que ha ocurrido, razona, no tendría sentido. La operación urdida contra ellos necesita un "sacrificio" y la víctima será su esposo, del que ni se plantea divorciarse y al que está más unida que nunca. Iñaki está extremadamente delgado, ha envejecido diez años de golpe, pero todavía no ha perdido el sentido del humor y se atreve a bromear con la situación que están viviendo.

Eso sí, de renunciar a los derechos dinásticos, ni hablar. Eso supondría admitir por parte de la Infanta su culpabilidad y dar la razón a quienes han urdido el maquiavélico plan para derribarles. Por eso aguantarán lo que venga sin dar un solo paso atrás, pero también sin atacar públicamente a la institución por el "respeto" que sienten por ella.

"Ahora nos tendrán en vilo seis meses más", dijo el pasado mes de junio al abandonar la sala de juicio, pronosticando, sin saberlo, que el tribunal apuraría al máximo sus plazos al no ponerse de acuerdo con qué hacer finalmente con los ex duques de Palma. "De lo que se trata es de alimentar a la bicha", sentenció.
https://www.elmundo.es/loc/2016/12/17/58542a7822601d7e238b4642.html
 
A lo que me refería es a que es Infanta por ser hija de rey y soltera, cuando se casaron las Infantas, se les otorgaron el título de Duquesa de Palma y de Lugo.
No entiendo que se les siga llamando Infantas, estando las Infantas Leonor y Sofia.
Este título debe de tener más privilegios, que el de Duquesa.
 
A lo que me refería es a que es Infanta por ser hija de rey y soltera, cuando se casaron las Infantas, se les otorgaron el título de Duquesa de Palma y de Lugo.
No entiendo que se les siga llamando Infantas, estando las Infantas Leonor y Sofia.
Este título debe de tener más privilegios, que el de Duquesa.
Es una condición que conlleva automáticamente el titulo de Infanta de por vida. No es un titulo de pon y quita como son los títulos de Duque, Condesa, Baronesa etc etc.
 
A lo que me refería es a que es Infanta por ser hija de rey y soltera, cuando se casaron las Infantas, se les otorgaron el título de Duquesa de Palma y de Lugo.
No entiendo que se les siga llamando Infantas, estando las Infantas Leonor y Sofia.
Este título debe de tener más privilegios, que el de Duquesa.

Infanta es el equivalente a Princesa, es princesa toda hija de un rey, excepto en España en que solo llaman príncipe al hijo-a heredero-a y al resto de hijos se llaman Infantes-as.
 
Infanta es el equivalente a Princesa, es princesa toda hija de un rey, excepto en España en que solo llaman príncipe al hijo-a heredero-a y al resto de hijos se llaman Infantes-as.
Te entiendo, pero entonces ¿porqué a las hermanas de JC se las nombra como Infantas?.
Si el Conde de Barcelona nunca reinó y la madre de JC nunca tampoco fue reina consorte.....
 
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