En la primera boda, era una novia tan joven e inocente, llena de vida e ilusiones, que incluso con ese trapo lucía hermosa.
Ese primer trapo es monjil, pasa del colegio convento a su hogar de casada.
La persona en la que se ha convertido está amargada. Reniega de su educación tradicional, la misma que le está dando a su hija.
Ese primer trapo es monjil, pasa del colegio convento a su hogar de casada.
La persona en la que se ha convertido está amargada. Reniega de su educación tradicional, la misma que le está dando a su hija.
La segunda es casi una maravilla y un derroche de glamour comparada con la primera, ese vestido que no le puede sentar peor, el peinado, el uniforme de él, la pared amarillenta con esa sombra detrás, la pose con la novia sentada en esa butaca... no tiene desperdicio, nada los acompaña. Con los aires que se gasta ahora la Margarita debe darle una revoltura de estómago cada vez que ve su foto de boda.