🟠 Bernardo Montoya declarado CULPABLE por el asesinato de la profesora Laura Luelmo, en Huelva.

Azahar,no es por ser hija de.....
Esta chica hizo un comentario en su Instagram,justificando lo que había hecho su padre y diciendo que "la culpa" era de Laura,que habría hecho algo y ……..ahí la gente ha saltado.

Y lo habrá quitado no? :eek:
 
Como ya dije, he pasado gran parte de mi vida en Cortegana, y mi familia reside allí. Siempre ha habido miedo a esa familia, pero Cortegana no es un lugar inseguro. Yo he salido siempre con tranquilidad y he vuelto de noche sola. Echando la vista atrás da más miedo que lo que realmente se percibe en un día a día allí. Al final también depende mucho de por dónde vayas, me explico: en Sevilla dudo mucho que te dé por irte sola a las tres mil, pues en Cortegana no te vas a las Eritas, que es donde están los Montoya y los Aguilera.
Por otro lado creo que "repudiar" ahora a Bernardo no es más que un lavado de cara, ya era antes un asesino y ahí le tenían. Luciano también lo es y le hicieron una fiesta que no veas de recibimiento del permiso (tengo además un vídeo que lo prueba) o sea que queda dicho todo...
Tu descripcion de Cortegan casa con el Campillo, no es inseguro pero se le tiene miedo a los Montoya. Y nadie del pueblo se animaría a vivir en la casa que constuye el clan junto a la suya. Como en todas partes habrá algunas zonas más seguras y mejor iluminadas que otras.

Muchos tienen que haber flipado con que alguien tan joven se meta ahí. El caso es que yo misma me metí en un barrio chungo de Glasgow este verano por novata. Ley de Murphy, pero salí ipso facto cuando leí que podia ser peligroso.
Ella además le vió la cara al monstruo una persona que no tenía una pizca de maldad. Creo que ya después de eso tienes que ser muy fuerte para no quedar traumatizada.

Quizás es lo que dices, que da mas miedo al mirar atrás que la percepción que se tiene en el dia, el stress, las prisas, trabajo nuevo, no le dejaron pensar con claridad y reflexionar y guiarse por su instinto de rechazo a Bernardo.
 
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Rocío Hermoso, psicóloga de vigilancia penitenciaria: "Lo de Laura Luelmo es culpa del autor y del sistema"

  • 24 DIC. 2018 01:41
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Rocío G. Hermoso es psicóloga de vigilancia penitenciaria y experta en Derecho Penal. Lleva 32 años tratando agresores sexuales y asesinos en calabozos y cárceles. Miembro del Tribunal Penal Internacional, vicedecana del Colegio de Psicólogos y número 2 del colectivo de Psicólogos Forenses, entiende la mano dura como ciudadana, pero tiene un mantra como profesional: reinserción.

Laura Luelmo es culpa de Bernardo Montoya o del sistema?
Hay varias causas. El sistema tiene culpa, porque sigue sin poner medidas. La pena no convence a nadie para no volver a agredir. Montoya estuvo condenado mucho tiempo, salió y piensa lo mismo. Una de dos: u optamos por la cadena perpetua o por medidas para que esa persona pueda no pensar lo mismo cuando salga, rehabilitar en serio. Y también, aun poniendo todas las medidas, habrá parte de culpa única en el autor.
Se dice que con la prisión permanente revisable, Montoya no habría matado a Luelmo porque estaría en la cárcel. Pero por su crimen anterior no habría sido condenado a esa pena. ¿Qué remedio es la prisión permanente revisable?
Está dirigida sin sentido a multitud de delitos. Es subir la pena a cambio de nada. Como es peligroso, hacemos evaluaciones a ver si una indica que ya no lo es y sale. Revisable significa que hago algo para que cambie, no dejar que lo haga el paso del tiempo eternamente. Tendría sentido si se centrara en la terapia.
Cuando usted oye que con la prisión permanente revisable Laura Luelmo estaría viva, ¿qué piensa?
Que no es verdad.
¿Por qué?
Porque las medidas penales de por sí no logran los efectos. La gente piensa que por condenar más se protege más a la sociedad porque se mantiene dentro al delincuente para siempre. Bien, pero digámoslo con su nombre, no lo disfracemos. Hay muchas personas que están en el saco de la prisión permanente revisable que pueden recuperarse y con ella van a estar en una situación muy lamentable. Lo que realmente protege no es endurecer la pena, sino un sistema que prevenga la agresión.
¿Usted entiende la mano dura que exige parte de la sociedad?
Como ciudadana, sí. Pero soy profesional y debo contar lo que sé. Conocemos los casos que reinciden. Todos. Pero no los que no reinciden. Y cada día sale gente que ha cumplido condena por delito sexual. Hoy, la población de agresores sexuales en la calle sin reincidencia es del 90%.
¿En qué se basa para valorar la peligrosidad de un agresor?
En la existencia de trastorno. En la asunción de la autoría. Y en el análisis de su conducta delictiva, su capacidad de introspección, los sentimientos hacia las víctimas y si ha elaborado estrategias que le eviten reincidir. Se evalúa todo. Nunca tienes la certeza, pero puedes porcentualizar si es peligroso en nivel bajo, medio bajo, medio, medio alto o alto. Sólo sale quien tiene un nivel bajo.
O sea, la mayoría de los delincuentes sexuales que están libres tiene valoración de peligrosidad baja...
Eso donde hay esa evaluación, porque sólo se hace en Madrid y en Asturias. Sólo hay psicólogos de vigilancia penitenciaria que evalúen esto en Madrid y en Asturias. Los jueces de vigilancia deciden sólo con informes de quienes los ven en prisión, y muchas veces esas personas ni han efectuado tratamiento. Van a la junta con una votación sobre expediente. Nosotros determinamos la peligrosidad con una sensibilidad del 98%. Debería tenerlo toda España.
En 2017 se denunciaron 11.692 ataques sexuales, 32 al día. El 84% de las víctimas, mujeres, y el 96% de los agresores, hombres. ¿Qué piensa como jurista, psicóloga y mujer?
Es apabullante. Como jurista, que debemos regular el sistema penal incluyendo la prevención. Como psicóloga, que hay un componente de dominio, frustración y cultura machista contra la mujer como objetivo más fácil de agredir que al hombre. Y como mujer, que ese daño diario nos genera una sensación de vulnerabilidad bestial. Ya no es la ropa, ni la hora; es que estás expuesta ante alguien que ha decidido que eres más fácil de agredir o que le gustas. Tú notas cuando un hombre te produce miedo; lo que Laura le dijo a su novio es una realidad. Hay hombres que te colocan en alerta. Hay que hacer algo, no podemos vivir así.
¿Qué?
Tomarse las cosas en serio, no venderlas. No nos pueden decir 'estamos con vosotras' si nadie se sienta a pensar. Los parches no valen. Valen las soluciones meditadas con personas que conocen la materia, no la respuesta a una alarma social. La Ley contra la Violencia de Género planteó una asignatura sobre igualdad y no se ha hecho nada en 18 años. Nunca hacen prevención porque es caro y no se dan cuenta de que el coste de lo penitenciario es muy grande. Prevenir es más barato.
¿Qué es lo más esperanzador y lo más duro que ha oído en su vida?
Tras evaluar durante siete años a un abusador sexual de sus hijas que negaba los hechos, un día se derrumbó y dijo que era un animal que no merecía vivir. Nadie fue tan duro con él como él mismo. Hizo crack, cambió, inició un tratamiento, tiene familia y no ha reincidido. Fue esperanzador. Y lo más duro... Un violador me dijo: 'La próxima vez no se queda viva, la próxima vez no me reconoce. Se lo aseguro'.

¿Los delincuentes sexuales son enfermos?
Algunos tienen trastornos, pero no son la mayoría.
Sus investigaciones indican que sólo reincide el 10%. Aun así, eso son centenares de agresores en potencia por la calle. ¿Qué pesa más, el garantismo democrático o la seguridad de las potenciales víctimas?
[Piensa mucho] El garantismo democrático, porque ese 10% se podría reducir si hubiera recursos adecuados. Pero no los tenemos. Y no tenemos una política de reinserción adecuada con tratamiento tras la condena. Y del 10% que reincide, no todos lo hacen en el mismo delito.
¿Debe haber libertad vigilada para un agresor potencialmente peligroso que ha cumplido condena?
Sí, pero ligada a un tratamiento. No deben ser medidas postpenales de control, sino terapéuticas. Un centro clínico, como en Nueva York. Las medidas postpenales deben ser centros con un margen de libertad. Si trabajáramos más con la voluntariedad, algunos sujetos aceptarían esas condiciones. Y los que no, tendrían derecho a su libertad, claro.
¿La castración química es una solución?
Bajo ningún concepto. Cuando la persona es castrada químicamente, si el impulso sexual va en el uso de la violencia, no va a utilizar el pexx, sino otro instrumento. Esa castración no impide la violencia sexual.
Porque su motivación es el poder más que el placer sexual...
Es la dominancia. El gozo sexual lo obtiene a través del dominio.

https://www.elmundo.es/espana/2018/12/24/5c1fd85221efa0ec398b46d5.html
 
Un pueblo marcado por los Montoya
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Cortegana, donde crecieron y mataron Bernardo y Luciano, no recupera la calma, de nuevo sacudida por el asesinato de Laura Luelmo

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“Este pueblo debería ser conocido solo por su belleza, su imponente castillo del siglo XIII y las jornadas medievales que se celebran en agosto y que son, sin duda, las mejores de España. Pero desde hace unos años su nombre se relaciona, sobre todo, por las fechorías de los hermanos Montoya”.

En la estación de servicio de Las Eritas, en Cortegana, nadie quiere dar a conocer su nombre, ni hablar demasiado sobre el asesino confeso de Laura Luelmo, la joven profesora zamorana asesinada en El Campillo. Los medios de comunicación no son bienvenidos aquí. “Nos trataron de racistas, nos compararon con los nazis, y eso no se olvida”, señalan en referencia a cómo algunas televisiones se refirieron a ellos durante los disturbios del año 2005.

La gasolinera de Las Eritas está frente al barrio de mayoría gitana de Cortegana, unas doscientas personas. Una zona humilde, pero no de pobreza llamativa. Se ha avanzado mucho desde que el chabolismo y las infraviviendas inundaban la zona. Las Eritas tiene los nombres de las calles dedicadas a diversos tipos de árboles: pino, madroño, olmo... un homenaje a la naturaleza. Aquí vive el padre de los hermanos Montoya, viudo desde el año 2010, y una hermana Montoya, Isabel. Todos están muy afectados por lo sucedido y piden perdón una y otra vez a la familia de Laura. Isabel ha declarado: “Espero que Bernardo no salga nunca de prisión. Es un bicho malo”.

Al otro lado de la carretera N-433, que desemboca en Portugal, se extiende la zona paya, con casas que ascienden en dirección al majestuoso castillo medieval mediante empinadas y empedradas calles. Cortegana formó parte de la conocida como banda portuguesa, una sucesión de localidades fortificadas para defenderse de las incursiones que partían de la frontera. Rehabilitado y muy bien conservado, el castillo es desde hace siglos testigo mudo del discurrir de la alterada vida diaria de los corteganeses.

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“Este pueblo debería ser conocido solo por su belleza, su imponente castillo del siglo XIII y las jornadas medievales que se celebran en agosto y que son, sin duda, las mejores de España. Pero desde hace unos años su nombre se relaciona, sobre todo, por las fechorías de los hermanos Montoya”.

En la estación de servicio de Las Eritas, en Cortegana, nadie quiere dar a conocer su nombre, ni hablar demasiado sobre el asesino confeso de Laura Luelmo, la joven profesora zamorana asesinada en El Campillo. Los medios de comunicación no son bienvenidos aquí. “Nos trataron de racistas, nos compararon con los nazis, y eso no se olvida”, señalan en referencia a cómo algunas televisiones se refirieron a ellos durante los disturbios del año 2005.


“Siempre atacaba a mujeres, porque en el fondo es un gran cobarde”


“Esa versión es mentira. Matías no hizo nada. Le mataron simplemente para robarle treinta euros. Y entre los autores estaban dos primos, hijos de Luciano y Bernardo Montoya”, señala Francisco, dueño de un bar. Tres hombres fueron acusados del crimen, aunque hoy solo uno permanece en prisión por el suceso, “porque cargó con toda la culpa, pero fueron varios y entre ellos había montoyas”, añade.

A medida que pasaban los años los gemelos Montoya ampliaban su historial delictivo. En el 2008, durante un permiso penitenciario, Bernardo asaltó a una joven de 27 años en un parque. El pastor alemán de la joven la defendió a costa de llevarse una puñalada que lo tuvo al borde de la muerte.

En el 2015, tras haber cumplido la pena por el asesinato de Cecilia, Bernardo volvió a atacar a dos mujeres, una anciana de 85 años y una mujer cercana a los 40, con la intención de robarles. “Siempre atacaba a mujeres, porque en el fondo es un gran cobarde”, señala un vecino.

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Los vecinos volvieron a salir a la calle para exigir al Ayuntamiento y a la Guardia Civil que expulsaran definitivamente a los Montoya de Cortegana. En esta ocasión no hubo incidentes. “¿Usted cómo se cree que estábamos en el pueblo? Literalmente aterrorizados. Bernardo había asesinado a una mujer de 82 años; Luciano a otra, de 36; Matías murió cinco años después. Tres asesinatos en una década en un pueblo de menos de 5.000 habitantes. Posiblemente tengamos un récord mundial”, asegura el cliente de una panadería.

“Aquí casi todos nos temimos lo peor cuando escuchamos las noticias sobre la desaparición de Laura”, asegura el empleado de una farmacia que tampoco quiere identificarse. “No quiero problemas, ya hay muchos”, asegura. Pero protegido por el anonimato reconoce que “quienes sabían que Bernardo Montoya estaba en libertad, enseguida sospecharon de él”.

“Casi todos temimos lo peor cuando oímos las noticias sobre la desaparición de Laura”


Varios vecinos confirman que Bernardo estuvo el jueves después del crimen en Cortegana. “Ese día la Guardia Civil montó un control, algo que hacía tiempo que no se producía. Le pararon, registraron el coche, pero le dejaron continuar”, asegura Manuela, una vecina de los Montoya. “Yo lo vi con mis propios ojos, le conozco desde hace años”, remacha.

La entrada a Cortegana por la nacional desde Sevilla está presidida por un cartel luminoso que proclama: “Cortegana, un paraíso por descubrir”. “Hombre, lo de paraíso es quizá algo exagerado, pero este es un pueblo maravilloso, con gente estupenda. No se merece que algún medio le haya llamado pueblo maldito. Hemos tenido muy mala suerte desde que los Montoya decidieron establecerse aquí”, señala Ana, dependienta de una frutería y colmado.

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Los gemelos Montoya no son naturales de esta localidad onubense. Sus orígenes son extremeños, de donde procede la familia. Tras pasar algunos años en Catalunya, el clan se estableció en Cortegana cuando Bernardo y Luciano eran casi niños. Algunos compañeros han declarado que “siempre fueron muy violentos”, narran agresiones e incluso intentos de quemar las aulas del colegio donde estudiaban EGB.

El miedo ha regresado a Cortegana desde la desaparición de Laura Luelmo. Todos temen dar su identidad o el nombre de sus negocios. Hablan bajo la promesa de que no se va a revelar nada que les pueda identificar. “Yo me levanto todas las mañanas a las tres porque voy a comprar pescado a Sevilla para mi restaurante. En la madrugada de ayer salí de casa como todos los días y me entró miedo. Volví a casa a coger un palo”, explica Juan Carlos, que regenta un local céntrico.


Compañeros de niñez narran agresiones y un intento de quemar un aula de su colegio


Los vecinos de Cortegana niegan que sean racistas, como les acusaron tras los disturbios del año 2005. “Hemos convivido con absoluta normalidad con los gitanos durante décadas, pero hemos tenido la desgracia de tener entre nosotros a bichos muy malos. No son personas normales, no pueden serlo. Además, se une la adicción a la heroína y la cocaína desde muy jóvenes, al menos de Bernardo. Son malvados, pero no porque sean gitanos, payos, rumanos, españoles o chinos. Son seres humanos, aunque me cuesta llamarles así, malvados. Simplemente”, señala otro vecino, que tampoco quiere dar a conocer su identidad.

Isabel Montoya pensaba que su hermano quería “irse a Barcelona y buscar allí trabajo”. Parte de la familia vive allí. Ahora, Isabel sabe que Bernardo posiblemente no volverá a pisar la calle y no le da pena, al contrario: “Encerrado es donde tiene que estar ese mal bicho”.

https://www.lavanguardia.com/suceso...-pueblo-cortegana-asesinato-laura-luelmo.html
 
He estado bicheando en el facebook de la hija del asesino y de paso en el de sus amigas/enemigas y he de decir que estoy en estado catatónico. Me sangran los ojos. Ni por asomo pensé que hubiera en el siglo XXI gente joven con tan poca educación. Estas gentes viven en otro mundo, en un mundo de faltas de ortografía, insultos, maldiciones, rimel, purpurina y labios siliconados. Sabéis el dineral que llevan esas chichas invertido en sus cuerpos gitanos? De dónde lo sacan, por dios? Y por otro lado... la están poniendo a parir a base de insultos terroríficos, especialmente dos chicas, que la están machacando. Algunos insultos son ininteligibles, ni leyéndolos tres veces me entero de lo que quieren decir, pero de todos los insultos me quedo con éste: "Tu papa es peazo d payo". Es muy significativo.
 
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He estado bicheando en el facebook de la hija del asesino y de paso en el de sus amigas/enemigas y he de decir que estoy en estado catatónico. Me sangran los ojos. Ni por asomo pensé que hubiera en el siglo XXI gente joven con tan poca educación. Estas gentes viven en otro mundo, en un mundo de faltas de ortografía, insultos, maldiciones, rimel, purpurina y labios siliconados. Sabéis el dineral que llevan esas chichas invertido en sus cuerpos gitanos? De dónde lo sacan, por dios? Y por otro lado... la están poniendo a parir a base de insultos terroríficos, especialmente dos chicas, que la están machacando. Algunos insultos son ininteligibles, ni leyéndolos tres veces me entero de lo que quieren decir, pero de todos los insultos me quedo con éste: "Tu papa es peazo d payo". Es muy significativo.
Está frase quiere decir según su forma de escribir, que el padre ya no es gitano, es payo, no entiendo otra cosa...
 
La muerte de Laura Luelmo

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A pesar de haberse decretado el secreto del sumario en la investigación de Laura Luelmo, se ha filtrado, según los resultados preliminares de la autopsia, que Laura murió entre 48 y 72 horas después de su desaparición por un fuerte golpe en la cabeza. El propio investigado, que -no se olvide- tiene reconocido constitucionalmente su derecho a no declarar contra sí mismo y a no confesarse culpable -puede, por tanto, mentir e inventarse una historia-, ha reconocido en esta fase del procedimiento que efectivamente golpeó violentamente la cabeza de la profesora contra el capó de su vehículo, pero no que la violara, abandonándola, inconsciente pero todavía con vida, en el lugar en que fue hallada.

De confirmar el informe de la autopsia la data del fallecimiento de Laura, y de quedar probada en la fase de plenario la versión del investigado, en principio no tendría repercusión en la calificación jurídica del homicidio si la autopsia nos revela que dicho golpe fue la causa de su muerte. Esta se habría producido por una conducta activa del agente. Habría un homicidio doloso y no imprudente, pues el golpear intencionadamente en parte tan vital del cuerpo humano supone aceptar (dolo eventual), sin duda, el posterior resultado fatídico. Tampoco habría problema alguno en calificar por homicidio doloso si la autopsia determina que la muerte se produjo por el abandono, pues quien agrede previamente a la víctima y luego la deja a su suerte, tiene lo que penalmente se denomina posición de garante, respondiendo del hecho delictivo doloso en comisión por omisión.

La otra hipótesis, que con el desarrollo de la investigación parece cobrar más fuerza, es la previa violación de Laura antes de morir. Junto a la detención ilegal y violación, lo que comienza como un homicidio, porque haya señales de lucha o defensa en el cuerpo de la víctima, puede terminar en asesinato si, antes de que se produzca el fenecimiento, aparece la alevosía. Está claro: si Laura fue primeramente maniatada, no tuvo posibilidad alguna de defensa frente a los golpes que pudiera propinarle su agresor. Y aunque el óbito se produjera esas 48 o 72 horas después de ser detenida ilegalmente, golpeada y violada, cabe plantear, si no es por acción, el asesinato en comisión por omisión.



La reforma de 2015 ha introducido en el Código Penal, junto a las tradicionales circunstancias cualificadoras de asesinato (alevosía, ensañamiento, precio), una cuarta circunstancia agravatoria: «Para facilitar la comisión de otro delito o para evitar que se descubra». Es verdad que en tal caso podría cuestionarse la aplicación de la pena de prisión permanente revisable pues no puede valorarse dos veces el mismo hecho (ne bis in idem), una para decir que hay asesinato, y otra para aplicar la pena de prisión permanente revisable. Pero si la muerte se produjo alevosamente, ningún problema existe en aplicar la pena de prisión permanente revisable si el autor hubiera cometido con antelación sobre su víctima un delito contra la libertad sexual. Con independencia de que esta pena se derogue, en cuyo caso habría que aplicar retroactivamente la ley para quienes ya la están cumpliendo, parece oportuno recordar aquí, frente a quienes esperan la decisión del Tribunal Constitucional español, que son ya muchas las sentencias en las que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha señalado que la prisión permanente revisable no vulnera el artículo 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos.

Herminio Padilla es doctor en Derecho y profesor de la Universidad de Córdoba

https://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-muerte-laura-luelmo-201812240823_noticia.html
 
Laura amaba el arte y los museos, viajar y la música

23/12/18 | 17.14h | C. Morcillo | Mad.

Laura amaba desde niña los lápices de colores. Cualquiera que habla de ella se refiere a su sonrisa y su dulzura, tanto en Villabuena del Puente (Zamora), el pueblo de 700 habitantes del que procede su familia materna, como en la capital donde nació y se crió.

Bernardo Montoya, su gemelo Luciano y sus otros hermanos (siete) nacieron en Badajoz de donde era la madre. M. e I., sus padres, emigraron a Lloret de Mar (Barcelona) hasta que en los años ochenta volvieron a Cortegana, con algunos de sus vástagos, a la casa de la abuela que había vivido siempre integrada con sus vecinos y sin dar que hablar. Sus nietos gemelos acabarían provocando que el pueblo entero pidiera su expulsión.

Cuando Laura era ya una adolescente de 15 años y estudiaba en el colegio zamorano Sagrado Corazón de Jesús, igual que sus dos hermanos, V. y A., Bernardo Montoya llegó a El Campillo, a 47 kilómetros de Cortegana, en uno de sus primeros permisos penitenciarios. En 1997 había sido condenado a 17 años y 9 meses de prisión por asesinar a su vecina C., por obstrucción a la Justicia y allanamiento. La sentencia le prohibía pisar Cortegana durante cinco años. Su padre había comprado una casucha de 50 metros en la calle Córdoba, a las afueras de El Campillo, y allí fue a parar el recluso, a la calle ahora maldita.

El 26 de abril de 2008 siguió a una chica de 27 años de esa localidad que paseaba con su perro. Le colocó un cuchillo en el cuello: «Como grites, te pincho, tira para abajo», la amenazó. El pastor alemán de la mujer lo impidió y fue apuñalado por el preso de permiso. La víctima consiguió escapar. Solo le condenaron a un año y seis meses por amenazas. Era la segunda vez que atacaba a una mujer con un cuchillo.

«Es incapaz de seguir normas, insensible y agresivo. No tiene control de impulsos»,explica a ABC un psicólogo experto en monstruos como Bernardo Montoya al repasar su currículum de depredador.

Los padres de Laura, M.H., funcionaria (..) y A.L., ingeniero agrónomo (..), procuraron para sus hijos una buena educación y criaron a tres chicos libres y aplicados. Los tres la aprovecharon. Los tres han vivido en otros países y han seguido formándose.

Laura amaba el arte y los museos, viajar y la música, pero mantenía intacto el apego a los suyos. «Home sweet home», escribió en su cuenta de twitter tras uno de sus viajes.

Cuando Laura Luelmo empezó a estudiar Bellas Artes en la Universidad de Salamanca, Bernardo Montoya seguía en prisión. Ya había atacado a un funcionario en Puerto III (Cádiz) porque le denegaron un permiso para ir al entierro de su madre. Hubo un tiempo en que en su módulo le llamaban «el Mataviejas» al saber lo que había hecho a su vecina.

Laura completó su formación con una estancia en la Universidad de las Américas en la localidad de Puebla (México) e hizo un Máster en Valencia. «Work hard», escribió en varias ocasiones. «Necesito tiempo para mí (pintura, ilustración (...) ¿alguien da más?».

A principios de diciembre la llaman para una vacante en el Instituto onubense de Nerva. «Yo creo que estaré unos dos meses como máximo», contó a un compañero un día antes de que se cruzara en su camino Bernardo Montoya.

Otra profesora le cede la casita de la calle Córdoba que había comprado al padre de Bernardo, justo enfrente. Laura pasó tres días en ella. Desde la primera vez que cruzó su mirada con la del depredador tuvo miedo.

«Me encapriché de ella», dijo Montoya, con una pasmosa tranquilidad que tensó a los que lo escuchaban en el cuartel de Valverde del Camino.

«Busca su propio beneficio y placer de forma inmediata», resume el psicólogo experto en asesinos. Y aclara: «La maldad existe. Llevamos al menos tres este año». La juez lo mandó a prisión el viernes de madrugada por detención ilegal, agresión sexual y asesinato.

El «mataviejas» está aislado en la enfermería de la cárcel de Huelva. Un preso de confianza lo vigila a través de un cristal. Como al monstruo que es.

Artículo completo y video:
https://www.abc.es/espana/abci-call...-depredador-montoya-201812230258_noticia.html
 
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