Yo, menos mal que me casé en una época en que todo se hacía con más sentido común. Ahora, cuando voy a las bodas de los hijos de mis amigos, que son las bodas que me tocan, me horrorizo del montaje. Aquí unos ejemplos de lo que agradezco todos los días haberme librado:He dicho!
- Tener que entrar con el novio trotando al son de no sé qué música agitando el ramo,
- Interrumpir la cena a mitad con otra música que obliga a los novios a volver a salir trotando para entregar el ramo o partes de él a diversas amigas de la novia que también se ponen a trotar y se abrazan mucho y muy sentidamente,
- Despeinarme al primer trote. Recuerdo que a mí no se me movió un pelo del moño en toda la boda y a las novias de ahora las veo despeinadas desde el momento en que empieza la cena.
- Hacer que los invitados agiten las servilletas cada vez que se ponen a trotar, que hace un efecto Bernabéu en las noches de Champions.
- Tener que posar con los invitados en un photo call con unos marabúes, gafas gigantes, sombreritos ridículos y demás abalorios.
- Los zapatos joya o de otro color: los míos eran normales, forrados con la tela del traje y con un tacón lo suficientemente cómodo como para quedarle con ellos toda la noche y sentirme guapa de inicio a fin.
De verdad hacen todas esas cosas, me da que no me caso nunca