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cuando visitamos la Habana este año yo aluciné con las carencias y la precariedad de la vida de los habaneros (bueno, de algunos, hay una incipiente clase media que vive relativamente bien en lo económico)
Me autocito para comentar que también aluciné infinito con la educación y la dignidad de los habaneros, con su capacidad para resolver problemas y arreglar cosas sin tener prácticamente materiales, herramientas o capacidad económica, con su habilidad para buscarse la vida ("resolver" lo llaman ellos), con la bebida de cola local (deliciosa, con un cuarto del azúcar que lleva una CocaCola), con su gusto por la vida (aunque sea una vida "de ") y con mil cosas más. Me vine con una lección aprendida: la solución a los problemas prácticos es el ingenio, no el consumismo.
También me reí mucho con los dueños de la casa particular, que echaban pestes de Fidel porque les hacía pagar impuestos por su negocio (a pesar de que no pagan agua, luz ni teléfono), jajajaja, les dije "bienvenidos al mundo capitalista". Muy valientes, los cubanos.