Sí, me refiero a la infanta Pilar y a su esposo, eran la pareja más solicitada.
Todos querían ser sus invitados o invitarlos, a su casa no dejaban de llegar invitaciones y regalos a diario y los restaurantes y clubes a los que acudían no querían cobrarles la cuenta porque su sóla presencia suponía ponerse de moda y tener lista de espera de meses.
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¿La corona que luce en su boda no es una de las joyas de pasar?