La única entrevista concedida por la reina Sofía
Publicado en: 30 EXCLUSIVAS
16 de junio de 1986 . La reina Sofía eligió la revista ‘Tiempo’ para conceder su primera y única entrevista a una publicación española. Se trata de un documento excepcional para entender el pensamiento de la mujer más próxima al Rey. La entrevista fue realizada en La Zarzuela por el director de la publicación en aquel entonces, Julián Lago.
Su majestad recibe a Tiempo en el palacio de La Zarzuela el 4 de junio para una entrevista periodística, la primera que concede en toda su vida a un medio de comunicación español. Sentada en su antedespacho, su majestad cruza las manos y habla pausadamente. Sobriamente maquillada, viste con serena sencillez.
¿Ser reina merece la pena?
Ser reina no se elige. Se acepta o no. Y, por supuesto, es un modo de vida y en la vida hay penas y alegrías, y unas y otras compensan y enseñan siempre. Cada oficio tiene sus ventajas y sus desventajas. Creo que tengo suerte y me compensa ser reina, si ello supone el poder ayudar a los demás. Por eso no lo considero un sacrificio.
¿Le ha costado adaptarse a nuestra idiosincrasia?
Una de las mejores cualidades del español es la de juzgar a los demás por lo que son, y no por circunstancias externas. De ahí que no sea difícil conectar con él, pues no hay que representar o adaptarse, sino sencillamente ser uno mismo. Admiro muchísimo el carácter español, en sus virtudes e incluso en sus defectos.
¿Su carácter está más próximo al temperamento cálido de la gente meridional o al temperamento sajón?
Desde muy pequeña he vivido lo mejor y lo peor de uno y de otro. Tengo una verdadera mezcla de los dos.
¿Cómo cree que la ven los españoles?
Creo que nos comprendemos a un nivel profundo. Pero, claro, esa es mi impresión. Habría que hacer la misma pregunta a otros. Yo desearía que el pueblo español me viese como muy suya. Me siento plenamente identificada con él.
¿Cuál es el pecado capital del español? ¿Y nuestra principal virtud?
Creo que nuestra principal virtud es la generosidad, y nuestro principal defecto, la impaciencia.
¿Dónde está la clave del éxito de una monarquía como la española?
Creo que el Rey, que se esforzó desde el principio en hacer suya la expresión “Rey de todos los españoles”, acertó en conectar con las necesidades y deseos de su pueblo. Y sus esfuerzos en cumplir con lo que en cada momento creyó su deber han dado un resultado muy positivo. Siempre manteniéndose por encima de lo que podríamos llamar “política cotidiana”.
¿Cuántas veces a lo largo de la Transición ha estado en su memoria el desenlace de la monarquía griega?
Realmente, durante estos años mi perspectiva ha sido siempre la española.
¿Cuál ha sido el día más triste de su reinado? ¿Y el más feliz?
Las palabras feliz o triste son relativas e indefinibles. Así pues, no creo haber tenido un día que no sea el más feliz. Ha habido muchos y no sabría elegir.
¿En qué momentos cruciales ha percibido que su respaldo ha sido un estímulo decisivo para el Rey?
No es cuestión de momentos cruciales, sino de estar disponible siempre, en cada momento y en el papel propio de cada uno. Así de sencillo.
¿Con qué facetas de la personalidad del Rey se siente más identificada y con cuáles más alejada?
Me gusta mucho su disciplina interna, su seriedad para afrontar los problemas y su alegría y capacidad de comunicarse con los demás. Quizá esté más alejada de su espontaneidad, al ser yo personalmente más reservada.
¿Los Reyes se enfadan como un matrimonio normal?
Los Reyes somos un matrimonio normal, si eso es lo que me pregunta. ¿Por qué hemos de ser diferentes de los demás? Si no hay contrastes y altibajos, no hay vida. Aun queriéndose mucho, de vez en cuando hay contradicciones. La verdad es que pocas.
¿Tiene el Príncipe más confianza con el Rey o con la Reina?
La confianza es la misma con los dos, los temas y las ocasiones pueden ser distintos, como sucede en cualquier otra familia.
¿Cómo le habla el Príncipe: como a una madre, como a una reina, como a una amiga, como a una confidente?
Yo creo que como a una madre que en ocasiones puede ser amiga o confidente. Tanto su padre como yo hemos tratado, con todo nuestro cariño, de comprender a nuestros hijos y orientarles en sus momentos más difíciles, pero nunca imponiéndonos, sino educándoles con lo que hemos creído eran buenos consejos.
¿Qué sentimientos le invadieron, como madre, cuando el príncipe Felipe, al alcanzar la mayoría de edad, juró la Constitución?
Emoción al verle alejarse de la adolescencia para comenzar la edad adulta con todas sus responsabilidades. Y un cierto orgullo al comprobar la lucidez y la seriedad de que está dando pruebas en su preparación para la tarea que le espera y su voluntad de servir a España y de ser digno sucesor de su padre.
¿Le dio algún consejo aquel día?
Le recordé la responsabilidad que recaía en él al cumplir la mayoría de edad y al jurar la Constitución, así como la gran significación de la herencia de la Corona.
¿Sobre qué principios, éticos y políticos, ha girado la formación del Príncipe, de cuya educación se ha ocupado usted tan personalmente?
A lo largo de su vida siempre hemos procurado aconsejar a los hijos de acuerdo con su edad. Hemos intentando dirigirles sin presionar mientras eran niños. Y, más tarde, fomentar sus aptitudes en colaboración con ellos. Siempre creí que lo esencial era inculcarles el sentido de la responsabilidad que yo creo abarca muchas cosas: rectitud intelectual, moral y profesional, voluntad, generosidad, honestidad y madurez.
¿Ha sido el Príncipe lo que se conoce por un “chico difícil”?
No especialmente. Ha atravesado las etapas de un niño equilibrado, de un adolescente normal y sano, pero, repito, no ha sido difícil.
Defina las características más destacadas de la personalidad de su hijo.
Su fuerza de voluntad, su espontaneidad y su capacidad de observación.
¿En qué medida se ha modificado el carácter del Príncipe con el paso del tiempo?
Más que de modificación, yo hablaría de una evolución natural. Hoy es más profundo, más personal y más realista que cuando era un niño, y también es muy reflexivo para la edad que tiene.
¿Considera a don Felipe como un joven inquieto?
Tiene la inquietud natural y positiva que nace de su edad y de su interés y curiosidad por el mundo en que vive.
¿Cuáles han sido sus principales preocupaciones?
Naturalmente han ido cambiando con la edad. Hoy, entre sus preocupaciones más importantes, figura la de formarse adecuadamente para el papel que le corresponde.
¿Cuándo ha sido la última vez que le ha visto llorar?
No lo recuerdo con exactitud. Cuando era un niño, supongo, aunque nunca ha sido un niño llorón.
¿El Príncipe es un ser sensible al dolor ajeno, a la miseria, a las injusticias?
Sí, lo es. Una de las cosas que más me ha preocupado en relación con su educación ha sido evitar el aislamiento, procurar el contacto con los chicos de su edad, con las realidades de la vida en la medida de lo posible.
¿Su particular condición como heredero no le ha obligado a estar aislado de la realidad social?
Más bien, por el contrario, su condición le obliga a estar muy al tanto de la realidad social, cosa que al mismo tiempo satisface sus gustos.
¿Cómo ha contrarrestado la restricción, lógica por otra parte, de su círculo de amigos?
El círculo de amigos es siempre una elección personal y, por tanto, limitada para todo el mundo. Pero no ha habido restricciones impuestas desde fuera, si es lo que quiere decir. Hemos querido siempre que el Príncipe haga una vida normal en el colegio y en su tiempo libre. También que conozca otras gentes y otros modos de vida. Desde muy pequeño, por ejemplo, en campamentos de verano durante sus vacaciones escolares. Estos contactos, siempre tan interesantes, han continuado durante el año que el Príncipe estudió en Canadá, y ahora mismo en la academia. Estoy segura de que sus etapas de formación militar y universitaria contribuirán a ampliar y enriquecer aún más su conocimiento del hombre.
¿Conoce normalmente a los amigos y amigas del Príncipe?
Conozco a un buen número de ellos. No a todos, por supuesto.
¿Qué características le gustaría, como reina y también como madre, que reuniera la futura reina consorte?
Le diré lo que diría cualquier madre: deseo que encuentre una mujer inteligente, generosa, que sea consciente
de sus responsabilidades, que comparta enteramente su vida, sus obligaciones… Pero es él el que tendrá
que elegir.
¿Y qué preferiría para sus hijas: novios inteligentes o príncipes?
Personas inteligentes y honestas, sean príncipes o no. Estoy segura de que ellas sabrán elegir lo mejor.
¿Qué le preocupa sobre todo en la formación de las infantas?
Mis hijas están ya haciendo estudios superiores y, por tanto, ocupándose personalmente de su formación. Ahora vivimos la etapa, llena de satisfacciones, de compartir y de interesarnos por su vida y sus ilusiones. No me preocupa su formación. Lo que deseo es que ellas se sientan plenamente realizadas en lo que han estudiado.
¿La mujer en España disfruta de los mismos derechos que el hombre?
Creo que se está progresando en ese sentido. Falta todavía mucho por hacer y, sin duda, se hará.
¿Piensa que los jóvenes han perdido buena parte de los valores morales y culturales tradicionales?
En un proceso de cambio como el que estamos viviendo se relativizan muchos valores. Pero lo importante es acertar a expresar lo permanente en la forma que resulte más adecuada al presente y lo haga más atractivo. En esa tarea me parece que están comprometidos muchos jóvenes y otros que no lo son, aunque quizás en ocasiones parezca resaltar más lo negativo que lo positivo de este proceso. El ideal sería mantener las tradiciones que nos sirvan para progresar. Es imprescindible una base a partir de la cual se pueda ir madurando.
¿En qué ocupa sus horas un día sin compromisos oficiales?
No son tantos, salvo en las vacaciones, que las dedico sobre todo a mi familia, mi casa, mis amigos, la lectura y a practicar algún deporte.
¿Lee literatura de evasión?
No dispongo de demasiado tiempo para dedicarme a ella, pero no tengo nada en contra.
A la hora de desayunar: ¿una pieza musical o un informativo de radio?
Más bien empezamos el día cambiando impresiones sobre el programa que nos espera y leyendo los periódicos. A las ocho y media ya estamos desayunando, pero buscamos otros momentos para escuchar la radio.
¿Qué es lo que más le interesa de la programación de TVE?
Me interesa, por supuesto, la información televisada, el enorme impacto que añade la imagen a la noticia. Y también los programas de carácter cultural o sobre la naturaleza.
¿Considera que la televisión española es mejor, peor o más o menos parecida a las televisiones de otros países?
Todos tendemos a pensar que lo nuestro es lo mejor, aunque a veces nos dediquemos a criticar lo propio. Desde luego, hay personas y programas de gran valía en nuestra televisión.
¿Qué sensación le produce la información: le preocupa, le conmueve o le deja indiferente?
Lo que es seguro es que no me deja indiferente. No se puede ser indiferente cuando se vive interiormente la vida de un país con intensidad. A veces preocupa, otras veces conmueve y siempre interesa.
¿Cree que en España los periodistas tenemos mucho poder?
Creo en la influencia de los medios de comunicación como lugar abierto al contraste de opiniones, y creo también que la existencia de ese contraste es importante y necesaria en una sociedad democrática, porque madura y responsabiliza para tomar decisiones.
¿Qué papel asigna a la prensa en el proceso histórico de la Transición?
Me parece que lo mejor que han hecho, y siguen haciendo, la prensa y los medios de comunicación es defender la práctica de la democracia y la imagen de una España, dentro de su gran espiritualidad, más activa y moderna, más racional y eficiente, reconocida consigo misma y con el mundo.
¿Qué diagnóstico hace de la España de la próxima década?
Optimista. Estoy segura de que el futuro nos traerá una mayor experiencia de nosotros mismos y un mejor dominio de las situaciones, confirmando y reforzando cuanto de positivo hemos conseguido hasta ahora. El pueblo español tiene una gran capacidad moral y espiritual de adaptación y sabrá hacer frente con éxito a las grandes mutaciones que se adivinan.
¿Y del mundo en general? ¿Le quita el sueño la paz? ¿Cree que hay un riesgo de una tercera guerra mundial?
Me gustaría que una mayor solidaridad contribuyese a eliminar la discriminación y la injusticia del mundo. ¿Habrá guerras? No lo puedo adivinar. Si cada uno tratáramos de mejorarnos a nosotros mismos y nuestra conducta, habría una paz verdadera y general.
¿Cree que hay vida extraterrestre?
Es una cuestión difícil de contestar concretamente, incluso para los especialistas. El tema me interesa.
¿Le atrae tanto el mundo de la parapsicología como se dice?
Lo que me atrae más es la filosofía. La parapsicología, que es una derivación, me produce cierta curiosidad, pero no tanto como se ha dicho.
¿Qué satisfacciones le ha producido su afición a la arqueología?
Muchas, sobre todo el satisfacer una gran curiosidad por el pasado. Descubrir otros mundos e investigarlos es apasionante.
¿Qué es lo que le emociona más?
Las personas, su modo de ser, sus ilusiones, sus problemas y su modo de resolverlos.
¿Y qué es lo que más dolor le produce?
El sufrimiento ajeno, sobre todo el de los niños.
¿Ha tenido una infancia con buenos o malos recuerdos?
Buenísimos.
¿Qué imagen se le ha quedado más profundamente grabada de esos años?
La estabilidad de la familia y la fuerza de nuestro cariño, incluso en medio de las dificultades.
¿Nacer princesa es un privilegio?
Ni lo uno ni lo otro. Una realidad ajena a nuestra voluntad.
¿Le gustaría pasar inadvertida?
No crea que no lo intento, aunque no siempre me resulta fácil. Sí que me gustaría lograrlo.
¿Tiene amigas que lo serían igual si no fuera reina?
La verdadera amistad es para lo bueno y para lo malo, por encima de todo ello. De no ser así, yo no lo llamaría amistad.
¿Qué valor le concede a la amistad? ¿Cree en ella?
La amistad es fundamental. Sin ella se está completamente solo en el mundo. Si se es un buen amigo, se tienen buenos amigos. Siempre.
¿Qué preferiría usted: que la admiren o que la quieran?
Personalmente prefiero querer a las personas, y desde luego admiro a muchas de las que quiero. El querer es básico y la admiración, secundaria.
¿Perdonar o ser perdonada?
Perdonamos, pero necesitamos ser perdonados también.
¿Es feliz consigo misma?
Siempre trato de ser feliz conmigo misma. Decir que lo sea me parecería presuntuoso. Me llevo bien conmigo misma, sobre todo porque no me tomo demasiado en serio. Pienso que si fuera uno siempre feliz consigo mismo, sería también feliz con los demás y no habría problemas en el mundo.
¿Qué es para usted la felicidad?
Quizá el equilibrio entre cada uno de nosotros y las personas y cosas que nos rodean. La paz interior.
Salga de dentro de sí misma: ¿cómo cree que es y cómo cree que los demás creen que es?
Ese es el tipo de preguntas que nunca me hago. Cuando nos dedicamos a pensar demasiado en nosotros mismos, empezamos a dejar de serlo.
¿Qué le gustaría que dijera la historia sobre usted: que fue una buena Reina o una gran mujer?
Más que pasar a la historia me gustaría ser recordada por quienes me han conocido como alguien que supo realizar su tarea y ser útil a los demás.
Publicado en: 30 EXCLUSIVAS
16 de junio de 1986 . La reina Sofía eligió la revista ‘Tiempo’ para conceder su primera y única entrevista a una publicación española. Se trata de un documento excepcional para entender el pensamiento de la mujer más próxima al Rey. La entrevista fue realizada en La Zarzuela por el director de la publicación en aquel entonces, Julián Lago.
Su majestad recibe a Tiempo en el palacio de La Zarzuela el 4 de junio para una entrevista periodística, la primera que concede en toda su vida a un medio de comunicación español. Sentada en su antedespacho, su majestad cruza las manos y habla pausadamente. Sobriamente maquillada, viste con serena sencillez.
Ser reina no se elige. Se acepta o no. Y, por supuesto, es un modo de vida y en la vida hay penas y alegrías, y unas y otras compensan y enseñan siempre. Cada oficio tiene sus ventajas y sus desventajas. Creo que tengo suerte y me compensa ser reina, si ello supone el poder ayudar a los demás. Por eso no lo considero un sacrificio.
¿Le ha costado adaptarse a nuestra idiosincrasia?
Una de las mejores cualidades del español es la de juzgar a los demás por lo que son, y no por circunstancias externas. De ahí que no sea difícil conectar con él, pues no hay que representar o adaptarse, sino sencillamente ser uno mismo. Admiro muchísimo el carácter español, en sus virtudes e incluso en sus defectos.
¿Su carácter está más próximo al temperamento cálido de la gente meridional o al temperamento sajón?
Desde muy pequeña he vivido lo mejor y lo peor de uno y de otro. Tengo una verdadera mezcla de los dos.
¿Cómo cree que la ven los españoles?
Creo que nos comprendemos a un nivel profundo. Pero, claro, esa es mi impresión. Habría que hacer la misma pregunta a otros. Yo desearía que el pueblo español me viese como muy suya. Me siento plenamente identificada con él.
¿Cuál es el pecado capital del español? ¿Y nuestra principal virtud?
Creo que nuestra principal virtud es la generosidad, y nuestro principal defecto, la impaciencia.
¿Dónde está la clave del éxito de una monarquía como la española?
Creo que el Rey, que se esforzó desde el principio en hacer suya la expresión “Rey de todos los españoles”, acertó en conectar con las necesidades y deseos de su pueblo. Y sus esfuerzos en cumplir con lo que en cada momento creyó su deber han dado un resultado muy positivo. Siempre manteniéndose por encima de lo que podríamos llamar “política cotidiana”.
¿Cuántas veces a lo largo de la Transición ha estado en su memoria el desenlace de la monarquía griega?
Realmente, durante estos años mi perspectiva ha sido siempre la española.
¿Cuál ha sido el día más triste de su reinado? ¿Y el más feliz?
Las palabras feliz o triste son relativas e indefinibles. Así pues, no creo haber tenido un día que no sea el más feliz. Ha habido muchos y no sabría elegir.
¿En qué momentos cruciales ha percibido que su respaldo ha sido un estímulo decisivo para el Rey?
No es cuestión de momentos cruciales, sino de estar disponible siempre, en cada momento y en el papel propio de cada uno. Así de sencillo.
¿Con qué facetas de la personalidad del Rey se siente más identificada y con cuáles más alejada?
Me gusta mucho su disciplina interna, su seriedad para afrontar los problemas y su alegría y capacidad de comunicarse con los demás. Quizá esté más alejada de su espontaneidad, al ser yo personalmente más reservada.
¿Los Reyes se enfadan como un matrimonio normal?
Los Reyes somos un matrimonio normal, si eso es lo que me pregunta. ¿Por qué hemos de ser diferentes de los demás? Si no hay contrastes y altibajos, no hay vida. Aun queriéndose mucho, de vez en cuando hay contradicciones. La verdad es que pocas.
¿Tiene el Príncipe más confianza con el Rey o con la Reina?
La confianza es la misma con los dos, los temas y las ocasiones pueden ser distintos, como sucede en cualquier otra familia.
¿Cómo le habla el Príncipe: como a una madre, como a una reina, como a una amiga, como a una confidente?
Yo creo que como a una madre que en ocasiones puede ser amiga o confidente. Tanto su padre como yo hemos tratado, con todo nuestro cariño, de comprender a nuestros hijos y orientarles en sus momentos más difíciles, pero nunca imponiéndonos, sino educándoles con lo que hemos creído eran buenos consejos.
¿Qué sentimientos le invadieron, como madre, cuando el príncipe Felipe, al alcanzar la mayoría de edad, juró la Constitución?
Emoción al verle alejarse de la adolescencia para comenzar la edad adulta con todas sus responsabilidades. Y un cierto orgullo al comprobar la lucidez y la seriedad de que está dando pruebas en su preparación para la tarea que le espera y su voluntad de servir a España y de ser digno sucesor de su padre.
¿Le dio algún consejo aquel día?
Le recordé la responsabilidad que recaía en él al cumplir la mayoría de edad y al jurar la Constitución, así como la gran significación de la herencia de la Corona.
¿Sobre qué principios, éticos y políticos, ha girado la formación del Príncipe, de cuya educación se ha ocupado usted tan personalmente?
A lo largo de su vida siempre hemos procurado aconsejar a los hijos de acuerdo con su edad. Hemos intentando dirigirles sin presionar mientras eran niños. Y, más tarde, fomentar sus aptitudes en colaboración con ellos. Siempre creí que lo esencial era inculcarles el sentido de la responsabilidad que yo creo abarca muchas cosas: rectitud intelectual, moral y profesional, voluntad, generosidad, honestidad y madurez.
¿Ha sido el Príncipe lo que se conoce por un “chico difícil”?
No especialmente. Ha atravesado las etapas de un niño equilibrado, de un adolescente normal y sano, pero, repito, no ha sido difícil.
Defina las características más destacadas de la personalidad de su hijo.
Su fuerza de voluntad, su espontaneidad y su capacidad de observación.
¿En qué medida se ha modificado el carácter del Príncipe con el paso del tiempo?
Más que de modificación, yo hablaría de una evolución natural. Hoy es más profundo, más personal y más realista que cuando era un niño, y también es muy reflexivo para la edad que tiene.
¿Considera a don Felipe como un joven inquieto?
Tiene la inquietud natural y positiva que nace de su edad y de su interés y curiosidad por el mundo en que vive.
¿Cuáles han sido sus principales preocupaciones?
Naturalmente han ido cambiando con la edad. Hoy, entre sus preocupaciones más importantes, figura la de formarse adecuadamente para el papel que le corresponde.
¿Cuándo ha sido la última vez que le ha visto llorar?
No lo recuerdo con exactitud. Cuando era un niño, supongo, aunque nunca ha sido un niño llorón.
¿El Príncipe es un ser sensible al dolor ajeno, a la miseria, a las injusticias?
Sí, lo es. Una de las cosas que más me ha preocupado en relación con su educación ha sido evitar el aislamiento, procurar el contacto con los chicos de su edad, con las realidades de la vida en la medida de lo posible.
¿Su particular condición como heredero no le ha obligado a estar aislado de la realidad social?
Más bien, por el contrario, su condición le obliga a estar muy al tanto de la realidad social, cosa que al mismo tiempo satisface sus gustos.
¿Cómo ha contrarrestado la restricción, lógica por otra parte, de su círculo de amigos?
El círculo de amigos es siempre una elección personal y, por tanto, limitada para todo el mundo. Pero no ha habido restricciones impuestas desde fuera, si es lo que quiere decir. Hemos querido siempre que el Príncipe haga una vida normal en el colegio y en su tiempo libre. También que conozca otras gentes y otros modos de vida. Desde muy pequeño, por ejemplo, en campamentos de verano durante sus vacaciones escolares. Estos contactos, siempre tan interesantes, han continuado durante el año que el Príncipe estudió en Canadá, y ahora mismo en la academia. Estoy segura de que sus etapas de formación militar y universitaria contribuirán a ampliar y enriquecer aún más su conocimiento del hombre.
¿Conoce normalmente a los amigos y amigas del Príncipe?
Conozco a un buen número de ellos. No a todos, por supuesto.
¿Qué características le gustaría, como reina y también como madre, que reuniera la futura reina consorte?
Le diré lo que diría cualquier madre: deseo que encuentre una mujer inteligente, generosa, que sea consciente
de sus responsabilidades, que comparta enteramente su vida, sus obligaciones… Pero es él el que tendrá
que elegir.
¿Y qué preferiría para sus hijas: novios inteligentes o príncipes?
Personas inteligentes y honestas, sean príncipes o no. Estoy segura de que ellas sabrán elegir lo mejor.
¿Qué le preocupa sobre todo en la formación de las infantas?
Mis hijas están ya haciendo estudios superiores y, por tanto, ocupándose personalmente de su formación. Ahora vivimos la etapa, llena de satisfacciones, de compartir y de interesarnos por su vida y sus ilusiones. No me preocupa su formación. Lo que deseo es que ellas se sientan plenamente realizadas en lo que han estudiado.
¿La mujer en España disfruta de los mismos derechos que el hombre?
Creo que se está progresando en ese sentido. Falta todavía mucho por hacer y, sin duda, se hará.
¿Piensa que los jóvenes han perdido buena parte de los valores morales y culturales tradicionales?
En un proceso de cambio como el que estamos viviendo se relativizan muchos valores. Pero lo importante es acertar a expresar lo permanente en la forma que resulte más adecuada al presente y lo haga más atractivo. En esa tarea me parece que están comprometidos muchos jóvenes y otros que no lo son, aunque quizás en ocasiones parezca resaltar más lo negativo que lo positivo de este proceso. El ideal sería mantener las tradiciones que nos sirvan para progresar. Es imprescindible una base a partir de la cual se pueda ir madurando.
¿En qué ocupa sus horas un día sin compromisos oficiales?
No son tantos, salvo en las vacaciones, que las dedico sobre todo a mi familia, mi casa, mis amigos, la lectura y a practicar algún deporte.
¿Lee literatura de evasión?
No dispongo de demasiado tiempo para dedicarme a ella, pero no tengo nada en contra.
A la hora de desayunar: ¿una pieza musical o un informativo de radio?
Más bien empezamos el día cambiando impresiones sobre el programa que nos espera y leyendo los periódicos. A las ocho y media ya estamos desayunando, pero buscamos otros momentos para escuchar la radio.
¿Qué es lo que más le interesa de la programación de TVE?
Me interesa, por supuesto, la información televisada, el enorme impacto que añade la imagen a la noticia. Y también los programas de carácter cultural o sobre la naturaleza.
¿Considera que la televisión española es mejor, peor o más o menos parecida a las televisiones de otros países?
Todos tendemos a pensar que lo nuestro es lo mejor, aunque a veces nos dediquemos a criticar lo propio. Desde luego, hay personas y programas de gran valía en nuestra televisión.
¿Qué sensación le produce la información: le preocupa, le conmueve o le deja indiferente?
Lo que es seguro es que no me deja indiferente. No se puede ser indiferente cuando se vive interiormente la vida de un país con intensidad. A veces preocupa, otras veces conmueve y siempre interesa.
¿Cree que en España los periodistas tenemos mucho poder?
Creo en la influencia de los medios de comunicación como lugar abierto al contraste de opiniones, y creo también que la existencia de ese contraste es importante y necesaria en una sociedad democrática, porque madura y responsabiliza para tomar decisiones.
¿Qué papel asigna a la prensa en el proceso histórico de la Transición?
Me parece que lo mejor que han hecho, y siguen haciendo, la prensa y los medios de comunicación es defender la práctica de la democracia y la imagen de una España, dentro de su gran espiritualidad, más activa y moderna, más racional y eficiente, reconocida consigo misma y con el mundo.
¿Qué diagnóstico hace de la España de la próxima década?
Optimista. Estoy segura de que el futuro nos traerá una mayor experiencia de nosotros mismos y un mejor dominio de las situaciones, confirmando y reforzando cuanto de positivo hemos conseguido hasta ahora. El pueblo español tiene una gran capacidad moral y espiritual de adaptación y sabrá hacer frente con éxito a las grandes mutaciones que se adivinan.
¿Y del mundo en general? ¿Le quita el sueño la paz? ¿Cree que hay un riesgo de una tercera guerra mundial?
Me gustaría que una mayor solidaridad contribuyese a eliminar la discriminación y la injusticia del mundo. ¿Habrá guerras? No lo puedo adivinar. Si cada uno tratáramos de mejorarnos a nosotros mismos y nuestra conducta, habría una paz verdadera y general.
¿Cree que hay vida extraterrestre?
Es una cuestión difícil de contestar concretamente, incluso para los especialistas. El tema me interesa.
¿Le atrae tanto el mundo de la parapsicología como se dice?
Lo que me atrae más es la filosofía. La parapsicología, que es una derivación, me produce cierta curiosidad, pero no tanto como se ha dicho.
¿Qué satisfacciones le ha producido su afición a la arqueología?
Muchas, sobre todo el satisfacer una gran curiosidad por el pasado. Descubrir otros mundos e investigarlos es apasionante.
¿Qué es lo que le emociona más?
Las personas, su modo de ser, sus ilusiones, sus problemas y su modo de resolverlos.
¿Y qué es lo que más dolor le produce?
El sufrimiento ajeno, sobre todo el de los niños.
¿Ha tenido una infancia con buenos o malos recuerdos?
Buenísimos.
¿Qué imagen se le ha quedado más profundamente grabada de esos años?
La estabilidad de la familia y la fuerza de nuestro cariño, incluso en medio de las dificultades.
¿Nacer princesa es un privilegio?
Ni lo uno ni lo otro. Una realidad ajena a nuestra voluntad.
¿Le gustaría pasar inadvertida?
No crea que no lo intento, aunque no siempre me resulta fácil. Sí que me gustaría lograrlo.
¿Tiene amigas que lo serían igual si no fuera reina?
La verdadera amistad es para lo bueno y para lo malo, por encima de todo ello. De no ser así, yo no lo llamaría amistad.
¿Qué valor le concede a la amistad? ¿Cree en ella?
La amistad es fundamental. Sin ella se está completamente solo en el mundo. Si se es un buen amigo, se tienen buenos amigos. Siempre.
¿Qué preferiría usted: que la admiren o que la quieran?
Personalmente prefiero querer a las personas, y desde luego admiro a muchas de las que quiero. El querer es básico y la admiración, secundaria.
¿Perdonar o ser perdonada?
Perdonamos, pero necesitamos ser perdonados también.
¿Es feliz consigo misma?
Siempre trato de ser feliz conmigo misma. Decir que lo sea me parecería presuntuoso. Me llevo bien conmigo misma, sobre todo porque no me tomo demasiado en serio. Pienso que si fuera uno siempre feliz consigo mismo, sería también feliz con los demás y no habría problemas en el mundo.
¿Qué es para usted la felicidad?
Quizá el equilibrio entre cada uno de nosotros y las personas y cosas que nos rodean. La paz interior.
Salga de dentro de sí misma: ¿cómo cree que es y cómo cree que los demás creen que es?
Ese es el tipo de preguntas que nunca me hago. Cuando nos dedicamos a pensar demasiado en nosotros mismos, empezamos a dejar de serlo.
¿Qué le gustaría que dijera la historia sobre usted: que fue una buena Reina o una gran mujer?
Más que pasar a la historia me gustaría ser recordada por quienes me han conocido como alguien que supo realizar su tarea y ser útil a los demás.
Esta es la portada en la que apareción la entrevista a la Reina en junio de 1986
