Ha fallecido Almudena Grandes

Almudena Grandes, mi amiga roja

José Antonio Zarzalejos

El Confidencial - 28/11/2021

La voz ronca y la presencia contundente de Almudena Grandes la convertían en una persona que podía llegar a resultar intimidante. Su manera directa de escribir sobre temas políticos era, casi siempre, un ejercicio literario e ideológico de confrontación. Fue la pluma de una España que estaba siempre en lucha permanente; en alertas antifascistas; en colisiones con la derecha, la Iglesia, el franquismo, los conservadores, los bancos… Frente a todo aquello que estuviese significado por alguno de los rasgos que ella detestaba con toda su alma, con todo su corazón y, al final, con toda su vida.

No dejaba de militar. Su literatura, desde la primera de sus novelas, 'Las edades de Lulú', la que le llevó a la celebridad con el premio 'Sonrisa vertical', fue un trasunto de su inquietud rompedora e iconoclasta. Estaba embarcada en concluir —imitando a Pérez Galdós, pero con una reformulación completa con su personal prosa— seis novelas sobre la guerra y la posguerra en la que hacía intervenir a personajes bien trazados a los que insertaba en tramas que ideaba con habilidad y realismo.

Pero estas letras no glosan a la Almudena Grandes literata. Lo hacen a otra Almudena Grandes con la que mantuve una insólita relación de afecto y cariño. No me vinculaban con ella afinidades ideológicas, ni entorno social, ni circunstancias vitales. Ella y yo éramos por completo ajenos antes de conocernos. Pero su poderosa voz se cruzó en un momento crucial de mi vida, en uno de esos puntos de inflexión en los que una palabra, una intervención pública, una actitud desatan consecuencias imprevistas. Evitaré dar detalles de ese momento en el que yo no estaba presente. A partir de entonces iniciamos una relación a distancia: por teléfono, por correo electrónico y nos prometíamos charlas en comidas para las que no encontrábamos fecha.

En el almuerzo mano a mano en el que comenzamos nuestra extraña amistad hablamos de lo divino y de lo humano. Lector de sus novelas —especialmente de las últimas— le afiancé en la idea que ella mantenía: que sus lectores no eran peligrosos izquierdistas sino gente de otros lares ideológicos. Almudena lo sabía: no solo leía a sus próximos, sino también a los lejanos. Incluso a sus detractores. Era radioescucha y curiosa. Selectiva en sus gustos, admiraba a la gente en sus antípodas siempre que fuese tan honrada como ella pretendía serlo. En esas conversaciones, Almudena no sonaba con voz ronca; su contundencia física resultaba casi frágil; sus manos eran finas y su mirada tenía un punto de compasión permanente. En los últimos tiempos de su vida, derramó lágrimas amargas porque le metieron el dedo en la llaga filial de una manera tan cruel como injusta.

Mis dos últimos contactos con ella fueron emotivos para los dos. La animé —también a su marido, Luis García Montero— con un mensaje que me respondió él telefónicamente, lo que me produjo una sorpresa inquietante. Cuando supe de su enfermedad, antes de que la diese a conocer, le remití ánimo y le propuse una pronta reunión. Me contestó quedamente: "Muchas gracias, José Antonio, muchos besos y cuenta con esa comida. La disfrutaré, seguro". A partir de ese día no volví a molestarla. Leía su columna en 'El País' y parecía rehecha. Amigas comunes me advertían de su lucha y de la gravedad de su enfermedad. Y a los 61 años, se ha ido.

Dejo su trayectoria literaria para los críticos —aconsejo, sí, leer 'Malena', un relato que tanto le retrató— pero reivindico a la Almudena Grandes que no se dejó conocer en sus debilidades, en algunos —muchos— de sus afectos, en una sensibilidad insospechada pese al estereotipo que ella fue cincelándose sin darse la oportunidad de ampliar el registro de sus admiradores y desafiando a sus contradictores que eran muchos. Entre Almudena Grandes y yo —se lo dije más de una vez— hacíamos la España más verdadera, que es la de los diferentes que no renuncian a la palabra ni a los afectos vinieran estos de donde vinieren.

Como literata ha dejado huella, pero como columnista por corto, era eficaz y directa, accesible y exacta en las palabras; elegía temas de calle, acontecimientos inmediatos y usaba las palabras a veces como puños y otras como caricias. Siento la pena de su pérdida como amigo; siento la pena como lector. Y siento que la Almudena Grandes que yo conocí no tenga espacios para enseñarse.

En este periódico de libertad que es El Confidencial, le dejo estas palabras de afecto —y de agradecimiento— y reclamo de aquellos que la tenían como enemiga que no la reduzcan a un estereotipo del que ella fue incapaz de desprenderse. Ese fue el reproche que le hice en una ocasión: "Almudena, tú no solo eres la roja de tus columnas y de tus novelas; eres más que eso. ¡Enséñate!". Pero es que Grandes era tímida, su voz no era tan ronca, su presencia no era tan contundente. Era tan frágil que se ha ido a una edad cuando iniciaba la década más promisoria de su carrera. La última conversación con Luis, su marido, parecía estar gobernándola ella a su lado: "Te manda un beso". Era muy de enviar besos. Por eso uno de sus mejores relatos se tituló 'Los besos en el pan'.

 

Asqueados de tanta bajeza​

  • Ni Ayuso ni Almeida se dignaron a escribir una condolencia institucional por la muerte de una autora madrileña de la inmensidad de Almudena Grandes. Se puede ser de derechas o de izquierdas sin ser un sectario, pero a ellos les resultó más grato -o más rentable electoralmente- sumarse al dictado ovejuno de la derecha extrema​

  • — CRÓNICA | Sabina, libros y rosas en el último adiós a Almudena Grandes


 
Benjamín Prado ha escrito una columna muy emotiva en la que dice que el sábado fue a despedirse de ella y cuando llegó ya había muerto. Por tanto, al contrario de lo que yo pensaba, parece que ya sabían el final. A mí me parecía que quizá había sido una complicación inesperada, pero al parecer no ha sido así.
También su editor dice que estuvo con ella el martes y que le dejó todas las instrucciones para el último libro y demás.
Me estoy quedando helada con estas cosas que comentáis.
No supe nada de su enfermedad hasta que lo dijo ella misma hace nada y menos, y juraría que en la columna comentaba que tenía buen pronóstico, que cuando terminara el tratamiento volvería... No sé. Daba por hecho que su muerte fue inesperada, fruto de una complicación repentina y grave. Pero claro, si ya falleció en su casa pues blanco y en botella.
 
Un poquito de información sobre el cementerio civil donde ha sido enterrada Almudena Grandes.

 

¿Las ideas... o los dogmas políticos?

Por cierto, el Barbón que se lo haga mirar. Mira que no soy de derechas, pero que vayan dando lecciones cuando tienen el mayor caso de corrupción de la historia de Europa a sus espaldas... telita. La rosa que se vea bien, eso sí.

Los que iban a acabar con el enchufismo, y siguen con los dedazos, igual que el PP, lo triste es que haya gente a la que siguen vendiendo la moto:

Sánchez bate récords y coloca a dedo a 96 cargos, 30 ya denunciados​

Desde que Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno, el nombramiento de cargos a dedo no ha parado —desde Ignacio Carnicero hasta Cani Fernández​


El Gobierno de PSOE y Unidas Podemos acumula ya más de 1.200 asesores elegidos a dedo​

Desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, el personal eventual se ha disparado un 45% y el número de altos caros está ya en 551 trabajadores
 
Me estoy quedando helada con estas cosas que comentáis.
No supe nada de su enfermedad hasta que lo dijo ella misma hace nada y menos, y juraría que en la columna comentaba que tenía buen pronóstico, que cuando terminara el tratamiento volvería... No sé. Daba por hecho que su muerte fue inesperada, fruto de una complicación repentina y grave. Pero claro, si ya falleció en su casa pues blanco y en botella.
Sí, a Benjamín le dijo por lo visto hace poco que estaba muerta de miedo-lo dice él en ese artículo. Así que debía saber que la cosa estaba chunga. El sábado cuando fue a despedirse él también sabía que iba a ser la última vez...

Lo que no entiendo es cómo desde el martes al sábado todo empeoró, quizá la sedaron. Porque el martes estuvo con su editor dando las últimas instrucciones para su libro y también envió la última columna.
 
¿Las ideas... o los dogmas políticos?

Por cierto, el Barbón que se lo haga mirar. Mira que no soy de derechas, pero que vayan dando lecciones cuando tienen el mayor caso de corrupción de la historia de Europa a sus espaldas... telita. La rosa que se vea bien, eso sí.

Los que iban a acabar con el enchufismo, y siguen con los dedazos, igual que el PP, lo triste es que haya gente a la que siguen vendiendo la moto:

Sánchez bate récords y coloca a dedo a 96 cargos, 30 ya denunciados​

Desde que Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno, el nombramiento de cargos a dedo no ha parado —desde Ignacio Carnicero hasta Cani Fernández​


El Gobierno de PSOE y Unidas Podemos acumula ya más de 1.200 asesores elegidos a dedo​

Desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, el personal eventual se ha disparado un 45% y el número de altos caros está ya en 551 trabajadores

El tema no es quien ha puesto el tweet, si no el escrito de Almudena.
 
¿Las ideas... o los dogmas políticos?

Por cierto, el Barbón que se lo haga mirar. Mira que no soy de derechas, pero que vayan dando lecciones cuando tienen el mayor caso de corrupción de la historia de Europa a sus espaldas... telita. La rosa que se vea bien, eso sí.

Los que iban a acabar con el enchufismo, y siguen con los dedazos, igual que el PP, lo triste es que haya gente a la que siguen vendiendo la moto:

Sánchez bate récords y coloca a dedo a 96 cargos, 30 ya denunciados​

Desde que Pedro Sánchez fue investido presidente del Gobierno, el nombramiento de cargos a dedo no ha parado —desde Ignacio Carnicero hasta Cani Fernández​


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Desde la llegada de Pedro Sánchez a Moncloa, el personal eventual se ha disparado un 45% y el número de altos caros está ya en 551 trabajadores
Una pena
 

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