Ni Vic ni Thomas salían más que de bulto en mi sueño. Recuerdo mirar a la pelirrosa hablar al oído de gio y yo sentir mucha vergüenza ajena porque pensaba que no nos hacían ni putísimo caso a nadie pero que yo al menos tenía algo que hacer allí de trabajo, que si yo fuera ella me sentiría fatal porque no pintaba nada y parecía una pobrecita mendigando caso y pasando las horas más sola que la una y porque Giorgia estaba allí, que si no…