SOCIEDAD

La mujer que, incluso después de morir, ha hecho sonreír a su marido y a Twitter

SANDRA GONZÁLEZ
6 FEB. 2018


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La muerte de un ser querido es uno de los momentos más difíciles por el que un ser humano puede pasar. Nunca estamos preparados para dar nuestro último adiós a un familiar o amigo. Y por ello, desgraciadamente, la muerte supone una horrible etapa de mucha pena y dolor. Sin embargo, en el mundo en el que vivimos hay gente maravillosa que nunca pierde la sonrisa y que tampoco quiere que lo hagan los demás.

En este caso hablamos de la historia de Phedre Fitton, una mujer sudafricana que perdió la batalla contra el cáncer a los 69 años de edad. Sin embargo, pese a su enfermedad, lo que jamás perdió Phedre fue el sentido del humor. Así se lo ha demostrado al mundo, incluso después de fallecer.

Phedre Fitton estaba felizmente casada con su marido Nigel, con quien vivía en su casa de Johannesburgo (Sudáfrica). Durante sus últimos meses de vida, Phedre insistió a Nigel en que, en el momento que ella faltara, cumpliera su última voluntad: cuidar y seguir regando cada día las plantas del baño. Así de primeras puede parecer una última petición algo extraña, pero lo cierto es que tiene truco.

Para Nigel los deseos de su mujer fueron órdenes. Tras la muerte de Phedre en el año 2013, el viudo, tal y como le había prometido a su difunta, regaba cada día los helechos a los que tanto cariño tenía su mujer. Pero cinco años después de su pérdida, Nigel se daría cuenta de que su mujer le había gastado una broma. Tuvo que mudarse a la residencia de ancianos y fue en este momento cuando el viudo se dio cuenta que las plantas a la que había puesto tanto esmero por cuidar eran de plástico. Sí, sí, ¡de plástico!

La historia ha sido contada en Twitter por la hija de la pareja, Antonia Nicol. "Mi mamá y mi papá se conocieron cuando tenían 16 años, así que estuvieron juntos mucho tiempo", nos contaba la hija del matrimonio a FCINCO, Phedre y Nigel han sido compañeros de vida:

"Antes de fallecer, mi madre le dio a mi padre unas estrictas instrucciones para regar las plantas del baño. Él le obedeció religiosamente, regándolas y manteniéndolas vivas. Parecía que estaban tan bonitas que decidió llevárselas a su nueva casa, pero ¡descubrió que eran de plástico! Puedo escuchar a mi madre riéndose entre dientes."

Él simplemente hizo lo que ella le dijo, pero cuando descubrieron que las plantas eran de plástico a todos les pareció divertidísimo. Lo cierto es que Phedre no perdió el sentido del humor ni durante la etapa más difícil de su vida. "Ella solía hacer bromas todo el tiempo. Cuando perdió el pelo con la quimioterapia, se dirigió a la peluquera, le señaló la cabeza y le preguntó que por qué le habían arruinado el pelo", relataba Antonia Nicol.

Según nos ha confesado la hija del matrimonio, jamás habría sospechado que la historia fuera a tener tanta repercusión. "Cuando publiqué el tuit, nunca pensé que a nadie le interesaría. Pero a muchas personas alrededor del mundo les encantó", incluso asegura que muchas personas han compartido sus historias sobre sus propios seres queridos que han perdido, algo que es maravilloso. La historia ha conmovido a los tuiteros y se ha hecho viral: obteniendo más de 40.000 retuits y alcanzando casi 140.000 "Me gusta".

"A mi padre le gusta tanto esta historia que ha vuelto a regar los helechos", tuiteaba entre risas.

"Mis padres salieron a caminar y el viento le quitó la peluca de la cabeza, que acabó en la playa. Mi padre tuvo que perseguirlo. Ese hubiera sido uno de los momentos despreocupados de mi madre, riendo y viendo a mi padre persiguiendo a esa peluca tan horrible. Ella no volvió a usarla nunca."

La hija del matrimonio no ha dejado de mostrar con orgullo a sus padres. Algo que ha emocionado a Twitter y nos ha demostrado que nunca jamás hay que perder la sonrisa.

http://www.elmundo.es/f5/2018/02/06/5a78874e22601d07598b45fa.html
 
UNA HISTORIA REAL
Mi viaje desde la clase media hasta la pobreza
El periodista Joseph Williams ha relatado su descenso a los infiernos: de ser un reconocido reportero político a un hombre sin trabajo ni hogar

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Su piso costaba 2.000 dólares al mes. Ahora está en la calle. (iStock)
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MIGUEL SOLA
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10.02.2018 – 05:00 H.

“Aparezca en el juzgado en la fecha asignada con el alquiler atrasado o prepárese para buscarse otro lugar para vivir”. Aquel aviso colocado en la puerta de su casa supuso el comienzo de una larga pesadilla para el periodista Joseph Williams. Sin pretenderlo, se encontró cara a cara con una noticia tan jugosa como preocupante, en la que por desgracia él era uno de los protagonistas. La subida de los alquileres, el estancamiento de los salarios, la gentrificación, los desalojos y la decadencia de una clase media cada vez más pobre. Tendencias que inquietan en Estados Unidos, y sobre las que los españoles tenemos conocimiento de causa.

Ahora, en un artículo de la revista 'Curbed', Williams investiga los mecanismos a través de los cuales se consigue desalojar a la gente que vive en apartamentos baratos en zonas afectadas por la gentrificación, a la vez que relata su descenso a los infiernos, en caída libre: de ser un reconocido reportero político a un hombre sin trabajo ni hogar. Todo empezó el día en el que sostuvo en televisión que el candidato republicano a la Casa Blanca de 2012, Mitt Romney, estaba “más cómodo alrededor de gente blanca, rica y conservadora como él”. No solo recibió numerosas amenazas a través de las redes sociales, tildándole de racista (él es de raza negra), sino que los responsables de la campaña republicana llamaron directamente a sus jefes y exigieron su cabeza en bandeja de plata. Una semana más tarde, le despidieron de 'Politico'.

Soy clase media, un trabajador de cuello blanco. Yo no debería estar aquí, aunque mi casero y la citación judicial digan lo contrario

Para más inri, un columnista obtuvo e hizo público un expediente judicial que detallaba que Williams había golpeado a su exmujer durante una discusión. Y pese a haberse declarado culpable y haber cumplido la pena, la idea de que “el negro que dijo que Romney era racista también había maltratado a su esposa” era demasiado atractiva como para dejarla escapar y, según su versión, todas sus perspectivas de trabajo se evaporaron en aquel momento. Empezaron entonces los problemas económicos y la perspectiva del desahucio se hizo cada vez más real.

Los desalojos, antes poco frecuentes, se han normalizado y profesionalizado en EEUU. Williams le echa la culpa en parte a los promotores inmobiliarios que rechazan construir pisos económicos y se centran en los edificios para la gente más acomodada, en los que el beneficio es aún mayor. Según las estadísticas de los economistas de 'Apartment List', uno de cada cinco inquilinos se enfrentaron a un proceso de este tipo el año pasado (las estadísticas oficiales, que varían según el Estado, ni están ni se las espera). El periodista lo llama una “pandemia” que afecta sobre todo a la clase baja, pero también al segmento de los ingresos medios, donde él solía estar.


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El periodista Joe Williams. (RT)

Por esto mismo, se esforzó por aparentar pertenecer a la escala social en la que había estado toda su vida, algo que ahora tilda como “un acto arrogante de autoengaño”. “Soy clase media, un trabajador de cuello blanco. Yo no debería estar aquí, pensaba, aunque mi casero, el alquiler que le debía y la citación judicial dijeran lo contrario”, relata. Su caso, no obstante, cuadra con las estadísticas. Según 'Apartment List' aquellos que no han pasado por la universidad tienen el doble de probabilidades de enfrentarse a un desalojo, a menos que seas negro. En tal caso, incluso aquellos con un título bajo el brazo entran dentro de lo habitual en las estadísticas.

Todo empezó el día en el que sostuvo en televisión que Mitt Romney estaba “más cómodo alrededor de gente blanca, rica y conservadora como él"

“Seguí pensando en el proceso judicial como una extraña ceremonia o matrimonio en el que todo se reducía a saber si podría responder 'sí' a dos preguntas fundamentales: '¿Cuenta con el dinero del alquiler atrasado? Si no es así, ¿tiene un plan con el propietario para saldar la deuda?'”. “No” y “no”, fueron sus respuestas. Ninguna organización pudo ayudarle, y llegó lo inevitable: “Lo que más recuerdo de mi desalojo fue lo apacible, eficiente y surrealista que fue todo el proceso”. No hubo protesta. Él cedió y se encontró en la calle, rodeado de bolsas y cajas. Pronto descubrió que hay una industria que gira en torno a este tipo de eventos traumáticos, que incluso emplea a personas sin hogar (por debajo del salario mínimo) para ayudar al exinquilino a mover sus pertenencias. Estas compañías incluso tienen críticas y clasificaciones en Yelp.



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Sigue pensando que es de clase media. (iStock)


Ahora, con un techo sobre su cabeza, espera volver al periodismo incluso con salario considerablemente menor al que cobraba en 'Politico'. Quizá su relato, que ha sido posible gracias al apoyo del Economic Hardship Reporting Project, le acerque a una vida semejante a que disfrutaba años atrás. Pese a todo, asegura que tuvo suerte, pues los estudios demuestran que un desalojo mina las oportunidades de trabajo y hacen mucho más difícil que una persona pueda permanecer en la escala social en la que ha permanecido toda la vida, mucho menos subir un peldaño.

https://www.elconfidencial.com/alma...lliams-pobreza-clase-media-desahucio_1513435/
 
TUVO UNA PREMONICIÓN
El hombre que ganó a la lotería tras soñar con los números premiados
Se suele soñar sobre lo que ya se conoce. Pero existe otro tipo de sueño que es muy inquietante: el premonitorio. ¿Quién no querría saber una combinación ganadora?


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Foto: Lotería de Virginia.
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A. LÓPEZ
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08.02.2018 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 9 H.

"Y los sueños, sueños son", escribía Calderón de la Barca en uno de sus versos. Todos hemos sentido alguna vez curiosidad por el mundo oníricoporque todos (aunque a veces no los recordemos) lo hacemos cada noche. A través de ellos entramos en un mundo extraño, lleno de fantasía y que nos transporta a lugares y momentos a veces incomprensibles. Pero, ¿y si además, predijeran el futuro? ¿Quién no ha querido alguna vez saber cuáles son los números de la lotería y ganar mucho dinero?

Eso es lo que le sucedió a Víctor Amole, residente en Woodbridge (Virginia) que ganó un premio de la lotería de 400.000 dólares (unos 325.000 euros) tras haber soñado con la combinación ganadora. Compró cuatro boletos del juegoCash 5, todos con el mismo conjunto de números: 2-10-17-26-32. De acuerdo con el sitio web, las probabilidades de ganar ese tipo de juego son 1 entre 278.256, pero apostó y ganó.

"Nunca había tenido un sueño así antes", aseguró a 'Fox". "Generalmente no juego los mismo números, pero fue una sensación tan extraña que tuve que hacerlo", añadía. Amole, que trabaja como programador, confesó que tiene la intención de invertir sus ganancias.

Más predicciones
Hace un par de años, un joven de 24 años en paro también tuvo un sueño que le hizo ganar 125.000 euros del segundo premio del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. El joven se acercó a la administración murciana conocida como "El león" para obtener el 04536 que tuvo que ser vendido a través del terminal porque no es uno de los números habituales de ese recinto.

La madre y los hermanos del agraciado se acercaron al punto de venta para corroborar la noticia. "Estábamos esperando repartir un premio de Navidad, sabíamos que algún día tenía que pasar y por fin pasó", aseguraba Alfonso Hernández, propietario del establecimiento que ya repartió hace algunos años un premio de más de 2 millones de euros en la Primitiva.

Nunca había tenido un sueño así antes. Siempre suelo cambiar de números, pero tuve una extraña sensación

En 2014, Glandy Salgado, salvadoreña residente en EEUU se hizo de oro mientras dormía. Los números afortunados que le permitieron ganar 3 millones de dólares (2.425.000 euros) fueron el 7- 20- 40-54. "Cinco de los seis, los soñé. De ahí que llevase un mes jugando con los mismos ”, asegura Salgado. De haber soñado también con el que faltaba (el 69) hubiese conseguido 353 millones de dólares.


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Glandy Salgado.


Salgado dijo a 'LoteríasyEuromillones' que parte del dinero lo donaría a un albergue, algunas instituciones que investigan enfermedades como el cáncer, la diabetes, la leucemia y a protectoras de animales. “Aunque primero tengo que pagar muchas cosas como la hipoteca, la universidad de mis hermanos y otras deudas bancarias", aseguraba.

https://www.elconfidencial.com/alma...e-gana-loteria-despues-sonar-numeros_1517786/
 
A LOVE STORY
Era el amor de su vida, pero murió de cáncer. 8 meses después, apareció una mujer idéntica...
Jake y Emmy se conocieron en la infancia y estuvieron juntos hasta que un cáncer les separó para siempre. Ahora, él se ha enamorado de otra mujer clavada a Emmy


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Jake y Emmy en una foto de hace años del Instagram de Emmy
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ENRIQUE ZAMORANO
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23.02.2018 –

Su historia bien valdría por varias películas lacrimógenas de Hollywood. Aunque esta vez, el relato es real y termina bien. Muchas veces, la vida junta y separa a las personas en una serie de adioses que bien pueden ser definitivoso un mero 'hasta luego'. Nunca puedes llegar a comprender qué clase de destino te aguarda, si con esa persona o sin ella. O, tal vez, con ella para siempre.



Un amor verdadero de la infancia
Jake Coates conoció a Emmy Collet a los once años durante su etapa escolar. A los trece, ya no pudo aguantar más y se declaró. Ella, por supuesto, le dijo que sí, y comenzaron un idilio amoroso que duró tres años. Cuando llegó la hora de ir a la universidad, la pareja tuvo que volver a decirse adiós. No fue hasta 2015, diez años después de aquella última separación, cuando se reencontraron y establecieron de nuevo la relación como si no hubiera pasado el tiempo por ellos.


De nuevo, el destino les tenía reservados una nueva separación. La distancia llegó a su vida en común cuando él partió a Sidney para ejercer como doctor médico, mientras que ella se quedó ejerciendo como maestra en Londres. Según explicó Coates al 'Daily Mirror', todos los días se comunicaban por Facetime y, de vez en cuando, él viajaba a Londres para visitarla.

La pareja decidió aprovechar juntos cada minuto que les brindaba la vida en lugar de acobardarse

Seis meses más tarde, y tras acordar unas vacaciones en Filipinas, ella recibió la terrible noticia de que padecía un grave cáncer de tiroides. Emmy Colett sufría de agudos problemas intestinales y el día anterior a su viaje, los médicos confirmaron que la enfermedad se había extendido a su columna vertebral, hígado y huesos, con lo que ya no se podía hacer nada por salvarla. En el 'Royal Marsden Hospital' le dijeron que si se lo hubieran diagnosticado antes, podría haberse salvado y recuperado por completo. Ella siempre soñó con ser mamá, algo que el cáncer también acabaría por arrebatarle.

“Nos explicaron que mis problemas intestinales se debían al alto nivel de la hormona calcitonina, secretada por las células cancerosas”, escribió Emmy en su blog. “Necesitaba vaciar mis intestinos cada 15 minutos, día y noche, lo que estaba teniendo un grave impacto en mi calidad de vida: fatiga extrema, ano irritado, pérdida de peso y menstruación errática”.

Pero en lugar de acobardarse o pensar en lo que podría haber sido, la pareja decidió aprovechar al máximo cada minuto que les brindaba la vida juntos. Los dos enamorados se apoyaron en sus familiares y amigos. “A pesar de todas esas trágicas e impactantes noticias”, aseguró Emmy, “me he dado cuenta de lo importante y valioso que es cada día y de disfrutar y atesorar cada momento. Lo creas o no, soy más feliz que nunca. El amor es realmente la mejor droga que hay. Soy la dama más afortunada del mundo por estar rodeada de gente tan maravillosa".

Un tour en bici por toda Europa
Al verse impelidos a transitar un camino tan difícil, la joven pareja decidió aprovechar al máximo posible el tiempo que les quedaba juntos. Por ello, el 26 de junio del año pasado, Jake y Emmy se embarcaron en un viaje en una bicicleta de dos personas de 2.000 kilómetros. Desde Londres a Copenhage, pasando Brujas y Amsterdam, a lo largo de la Ruta del Ciclo del Mar del Norte, recaudaron dinero para la asociación 'The Royal Marsden Cancer Charity'. A día de hoy, su sitio web ha conseguido reunir 138.913 libras con fines benéficos.



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Jake y Emmy enseñan sus tatuajes de la bici que usaron para hace el tour por Europa. (Instagram)


Un post de despedida
“Mi Emmy querida falleció a las ocho y media de la tarde del viernes del 16 de junio. Estaba rodeada por toda su familia. El sol de la tarde todavía brillaba, las puertas francesas todavía estaban abiertas, los pájaros cantaban su canción nocturna, tres perros y un mohoso Milly Moo jugaban y bailaban alrededor de ella en una perfecta y bendita ignorancia. Era exactamente como Emmy hubiera querido que fuera”.

Así anunció Jake Coates la muerte del amor de su vida en público y a través de su muro de Facebook. “Este post nunca hará justicia a todas las emociones que quiero transmitir, así como tampoco para expresar la enorme gratitud que siento por todos los mensajes de amor y apoyo que nos habéis hecho llegar”.

Ella era la razón para levantarme cada mañana. Mi compañera en la bici. Mi mejor amiga

Después de este increíble viaje, Emmy murió el 20 de junio de este año a los 31 años. “Me siento totalmente perdido y vacío sin ella. No puedo mirar hacia el asiento del copiloto del coche mientras lo conduzco, sin que el dolor más profundo se extienda por mi pecho. No hay un momento que pase sin acordarme de ella y extrañarla. Era mi norte, mi sur, mi este, mi oeste. La razón por la que quería levantarme cada mañana y ser mejor persona. Mi compañera en la bici. Mi mejor amiga. Mi 'langosta'. Mi esposa. Verdaderamente, mi héroe”, publicó.

Un vientre de alquiler y un premio nacional
Después de su muerte, un desconsolado Jake reveló que planeaba tener el bebé que él y su esposa siempre habían deseado a través de un vientre de alquiler y embriones congelados. Antes del fallecimiento, los médicos cosecharon óvulos y esperma de Jake. La pareja finalmente se quedó con nueve embriones viables. En noviembre, Liz Begg, una antigua compañera, se ofreció para llevar al bebé en su vientre, pero lamentablemente, el proceso no funcionó. Emmy murió creyendo que finalmente sería madre, pero unos días después de su muerte, los médicos descubrieron que el embarazo era ectópico: el bebé no lograría sobrevivir.

En enero, Coates resultó ganador del título 'Pride of Britain', un galardón anual que se concede a británicos que han actuado con valentía o en situaciones extraordinariamente difíciles y que se televisaron por primera vez en 1999.

Jenna Elsby: idéntica a Emmy
Ahora, semanas más tarde, ha encontrado el amor otra vez. La afortunada, Jenna Elsby, una coordinadora de eventos y estilista que actualmente reside con él en Islandia para un próximo maratón. La noticia la reveló a través de su cuenta de Instagram con una foto de Jenna. Para sorpresa de sus seguidores, su nueva novia se parece muchísimo físicamente a Emmy Colett. No está del todo claro la fecha de inicio de su relación, pero Jake, de 32 años, insiste en que “no influye” en su deseo de mantener vivo “el mensaje de su difunta esposa” para siempre.



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Jenna Elsby, la nueva novia de Jake, e increíblemente parecida a Emmy. (Instagram)


“Jenna y yo somos muy felices”, admite el viudo. “Nos tenemos una gran cantidad de respeto y comprensión sobre lo sucedido antes de que nos encontrásemos, y estamos enfocados en seguir adelante y ser felices en el futuro. Esto no tiene nada que ver con mi deseo de mantener vivo el mensaje de Emmy y continuar recaudando fondos en su memoria por la maravillosa institución que es 'The Royal Marsden Hospital'”. Además, añadió: “Todas las personas que me aman, me conocen y me respetan han estado en contacto para decirles lo felices que están de verme tan feliz, lo cual es encantador”.

Jake publicó una imagen en Instagram de su nueva novia posando junto a una maleta, llamándola “pequeña y bella pastelito”. Pero mientras que algunos de sus seguidores lo felicitaron por las noticias y le desearon felicidad con su nuevo compañero, a otros no les hizo tanta gracia. La afligida hermana de Emmy, Sophie Collet, dijo que todo esto “le rompería” el corazón a su difunta hermana y que “no hay nadie en el mundo como Emmy”. Sophie manifestó estar “desconcertada por la insensibilidad”.

Por favor, no vuelvas a comentar sobre lo que Emmy querría o no, ya que puedo asegurarte que esto le rompería el corazón

Aunque Coates manifestó que su antigua esposa “querría que fuera feliz”, la hermana le respondió: “Por favor, no vuelvas a comentar sobre lo que Emmy querría o no, ya que puedo asegurarte que esto le rompería el corazón y la dejaría devastada”. Jake, que se ha propuesto correr 10 maratones en menos de dos meses para recaudar dinero para el hospital situado en el barrio de Chelsea, no pareció responder directamente a su cuñada en su perfil. Sin embargo, aludió a “los comentarios negativos extraños” que había eliminado.

Así es como les dijo a los usuarios: “Gracias a todos por sus amables palabras positivas, realmente significan mucho para mí. Los comentarios negativos que se han escrito (por personas que no me conocen o que no entienden mi vida o por lo que he pasado), han sido eliminados porque no tengo ningún espacio en mi vida para la negatividad. Solo hago lo mejor que puedo todos los días para ser feliz. Les deseo a todos mucha felicidad y amor”.

https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2018-02-23/cancer-britain-esposa-parecido_1525431/
 
EL 78% DE HABITANTES DE HAMBURGO PAGA ALQUILER
Así derrotó el capitalismo al 'barrio rojo de Hamburgo', corazón de la lucha antifascista
Sankt Pauli es uno de los barrios más populares de Europa, conocido por ser escenario de numerosas luchas sociales. Pero incluso aquí la gentrificación amenaza imparable


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La calle Reeperbahn del barrio de Sankt Pauli, en la Nochevieja de 2017. (Reuters)
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LAURA CRUZ. HAMBURGO
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19.02.2018 –

Pasear por la avenida Reeperbahn de Hamburgo de día es totalmente antagónico a realizar el mismo trayecto a pie durante la noche. Cuando cae el sol, esta extensa calle se transforma en un centro de exhibición del lujo y la diversión, aunque también de la prostit*ción, legal en Alemania. La mezcla de carteles luminosos de todos los colores imaginables provoca una sobreexcitación emocional difícil de asimilar de entrada. El nombre “Reeper” proviene de los fabricantes de cuerdas empleadas en los barcos que surcaban el puerto de Hamburgo, el segundo más grande de Europa.

Esta es una de las zonas del barrio de Sankt Pauli, famoso internacionalmente por su reivindicativo equipo de fútbol y su lucha obrera. Donde ahora es posible comprar a cualquier hora un souvenir con el logo no oficial del equipo, la reconocida calavera con dos tibias cruzadas sobre fondo negro, hace pocas décadas se luchaba activamente contra el capitalismo y el fascismo. A escasos metros, detrás de esta calle, se encuentra el estadio de fútbol del F.C.St. Pauli. En sus gradas, el color de los asientos forma una frase: “Kein Mensch ist illegal” ('"ingún ser humano es ilegal", en referencia a la acogida de refugiados). Las actuaciones del club trascienden lo deportivo y se suele implicar políticamente con una postura radical de izquierdas, incidiendo en la solidaridad entre las personas. El pasado julio, el F.C. St Pauli ofreció su estadio para que los manifestantes anticapitalistas que protestaban contra la cumbre de jefes de Estado de los países más poderosos del mundo, el G-20, pudiesen pernoctar.

Ese capitalismo contra el que se lucha desde hace décadas en este barrio obrero no muy alejado del puerto ahora ha engullido buena parte de las reivindicaciones que lo hicieron llegar a ser el corazón antifascista de Europa. Una de las esencias más reconocibles de St. Pauli ha sido la lucha por una vivienda digna, cuestión que ahora se torna difícil, pues es uno de los barrios más afectados por la gentrificación en la ciudad. 'Gentrificación', palabra que viene de la palabra inglesa ‘gentry’ (burgués), alude a la expulsión de los vecinos tradicionales al no poder hacer frente a la subida de los alquileres.

La transformación del espacio urbano se completa con locales destinados a personas con más elevado poder adquisitivo y reclamos de ocio de masas, lo que también atrae a nuevos habitantes y pone el barrio de moda. Este proceso, que se vive en la mayoría de las ciudades europeas actualmente, es algo diferente en el país centroeuropeo. En Alemania la cultura de hipotecarse no está tan extendida como en España y el 78 % de los habitantes de Hamburgo paga un alquiler. Es, después de Berlín, la ciudad alemana donde más se vive de esta forma.


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La bandera del St. Pauli ondea antes de un partido de la Bundesliga en Hamburgo, en agosto de 2010. (Reuters)

Un proceso distinto a Berlín
Andrej Holm es un sociólogo alemán, activista y uno de los mayores expertos del país en política de vivienda y gentrificación. Holm opina que la elitización residencial se debe a que “en Hamburgo entre 1990 y 2000 se apoyaron políticas de revalorización, cosa que ha convertido la ciudad forzadamente en un parque empresarial. Por ejemplo, 500 millones de euros de excedentes de la empresa pública SAGA GWG se utilizaron para la construcción de la Filarmónica del Elba”, comenta.

La Filarmónica del Elba se inauguró en enero del año pasado, aunque debía haber estado lista en 2009. La melómana construcción ha protagonizado una de las mayores polémicas de los últimos años, pues además del retraso de las obras, sus sobrecostes han alcanzado los 708 millones de euros. Este imponente edificio con forma de barco que se alza a orillas del río Elba, cambiará también la configuración del barrio de HafenCity, pues hasta 2025 se ampliará la superficie del centro urbano en un 40 % con 14.000 nuevos habitantes y viviendas, centros comerciales o edificios oficiales. Para su construcción, las familias más adineradas de Hamburgo aportaron más de 65 millones de Euros.

Holm observa, no obstante, muchas diferencias entre la gentrificación de Hamburgo y la que ocurre actualmente en Berlín. “La neoliberalización de la política de vivienda en Berlín ocurrió como consecuencia de la contención, de la aplicación de políticas de austeridad que privatizaron viviendas públicas y redujeron el número de viviendas sociales. Estas políticas se justificaron porque el nivel de deuda de la ciudad alcanzaba cifras superiores a los 60.000 millones de Euros”.

Uno de los conflictos de la vivienda que más se recordarán en St. Pauli con el paso del tiempo es la ocupación de casas de la Hafenstrasse. En esta calle se ocuparon bloques de viviendas en los años 80 y se crearon varias cooperativas. En su mayoría jóvenes, quienes las habitaron las reformaron y dotaron de suministros mientras batallaban un duro conflicto policial con varias amenazas e intentos de desalojo. Para poder resistir fue imprescindible el apoyo vecinal y hubo masivas manifestaciones y barricadas improvisadas. Ante un movimiento social tan grande, las autoridades optaron por hablar con las cooperativas y acabaron vendiendo las casas por un precio de entre 3 y 5 euros el metro cuadrado. Según datos oficiales, los nuevos contratos de alquiler que se firmaron en Hamburgo en 2017 tuvieron un precio medio de 12,68 Euros por metro cuadrado.



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El logotipo del St. Pauli en una de las calles del barrio (Wikimedia Commons)


La mítica "Rote Flora", rodeada
Contiguo a St. Pauli se encuentra el distrito de Sternschanze, otro de los exponentes de la cultura alternativa de Hamburgo y barrio donde se han fraguado algunas de las luchas sociales más importantes de la ciudad. Allí se encuentra la “Rote Flora”, mítica Casa proyecto (Projekthaus) que se construyó en 1888 como teatro y fue uno de los pocos que sobrevivieron a los bombardeos de la II Guerra Mundial sobre Hamburgo. Se consiguió “okupar” definitivamente en 1989 tras la presión y las protestas de vecinos, tenderos y asociaciones. Sus dos pisos y su impactante color rojo hacen de este edificio una seña inconfundible del barrio.

De su fachada cuelgan pancartas con diversos lemas políticos, una de las últimas expresaba su apoyo al derecho a decidir de Cataluña. Sin embargo, al girar 180 grados hacia la derecha, el lado opuesto de la calle se compone de bares de nueva apertura, barberías modernas y todo tipo de locales de estética “hipster” donde es posible que una cerveza cueste más de cinco euros. Alemania es un país en el que el agua embotellada en los restaurantes suele ser más cara que la cerveza, bebida que allí no es considerada socialmente alcohol, sino cultura.

El parque sobre el que se asienta la casa “Rote Flora” se llena de turistas con cámaras y algunos tours que, entre otras opciones, recuerdan los locales destrozados por los disturbios del G-20 el verano pasado, en su mayoría multinacionales y uno de los supermercados más grandes de Alemania, en el que se realizó un saqueo que se difundió en vídeo por Internet. Tras la cumbre del G-20 sorprendía ver que los ataques habían sido realmente selectivos, a pesar de la quema indiscriminada de vehículos durante la noche. Las antiguas librerías de Sternschanze aparecían con sus cristales intactos y también los kebabs del barrio, mientras que las cadenas internacionales de ropa habían recibido intensas pedradas.

Los turistas se agrupan en círculos para escuchar a los guías, que hacen un recorrido por los locales más dañados. ¿Cuándo empezó el activismo social a servir como negocio para empresas ajenas? ¿Tiene sentido exhibir la “Rote Flora” o St. Pauli como si de un parque de atracciones turístico se tratase?



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Vista de la fachada de la conocidísima 'Rote Flora', durante las protestas contra el G-20 (Fuente: Wikimedia Commons)


Anja es una alemana que vive desde hace tres años en St. Pauli. No nota que esta elitización residencial sea un proceso nuevo en los últimos tres años, sino que viene de más atrás. “Esto no es como el barrio de Kreuzberg en Berlín, exageradamente gentrificado. Yo encontré mi piso rápido y no busqué sólo aquí. En Sternschanze sí que están construyendo más viviendas nuevas, algunas de lujo. El proceso es mucho más lento en St. Pauli que en Sternschanze, a mi modo de ver. En St. Pauli no ha habido una gentrificación que procediese de extranjeros con dinero. Nosotros mismos, los alemanes que nos hemos mudado recientemente, somos los gentrificadores del barrio”, comenta.

No piensa lo mismo Isa Zim, que desde hace cuatro años también es habitante de St. Pauli. “No sé decirte exactamente cómo están los precios ahora, pero sí tengo la impresión de que la subida ha sido muy grande en muy poco tiempo. Desde que vivo aquí han ido abriendo muchos nuevos restaurantes, cafés y todo se ha hipsterizado”.

La ola de la subida de los alquileres va recorriendo ambos distritos pero a velocidades diferentes, según los testimonios. Franziska Unger vive desde junio en el distrito hamburgués de Sternschanze. Su habitación de 12 metros cuadrados en un piso compartido con otras dos personas le cuesta 410 euros al mes. “Mi piso no es muy grande, pero está renovado”, dice a este periódico. La cuestión de la renovación de los pisos (total o parcial) es un síntoma de subida de alquileres en Alemania. Como comparativa, en el barrio berlinés de Neukölln cada semana se puede ver un andamio nuevo cubriendo un edificio de viviendas. Estas obras suelen durar poco tiempo, en lo que se limpia y pinta un poco la fachada. Lo que por fuera está embellecido, por dentro suelen seguir siendo portales antiguos en los que casi ninguno cuenta con ascensor.

Alrededor de la casa okupada Rote Flora florece la gentrificación mientras este espacio resiste a la especulación inmobiliaria. “La Rote forma parte de la cultura y paisaje urbano del barrio y lucha contra los nazis, aunque desde el pasado G-20 se encuentra muy amenazada por la policía debido a grupos radicales de izquierdas”, dice Franziska. Este fue uno de los lugares donde nació el “Black block” (bloque negro), la característica forma antifascista de manifestarse con muchas personas ataviadas con ropas negras que forman un muro o bloqueo.

“Aquí ahora viven muchos jóvenes, pero menos personas de ascendencia extranjera. También se nota en que hay muchos estudiantes y algunas parejas con buenas posibilidades económicas, pero aún sin hijos. Las parejas que sí los tienen suelen mudarse a otros barrios en cuanto sus hijos empiezan a ir a la escuela”, narra Franziska. Al preguntar que de qué forma encontró su actual vivienda, confiesa que a través de un amigo. Cuando en una ciudad es más fácil encontrar piso a través de contactos que de anuncios u otro tipo de recursos, en teoría no excluyentes, es que la sombra de la especulación inmobiliaria planea sobre ella.



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Un hombre borracho sentado delante de una sala de apuestas en la Reeperbahn de Hamburgo, en 2009. (Reuters)


El "espejo del alquiler" como medida
Un instrumento con el que cuentan los inquilinos de Alemania es el llamado “Mietspiegel” (espejo del alquiler). Este índice, considerado ley de cada estado federal, marca el precio medio que se paga por metro cuadrado en cada zona de la ciudad. De hecho hay buscadores virtuales donde se puede ver cuánto está pagando la gente en cada calle. Sobre este baremo, no se puede subir más de un 20% el alquiler en Hamburgo, pero depende de cada Land. En Berlín, por ejemplo, la subida máxima es de un 15% sobre el precio fijado por el Mietspiegel.

“Para mi gusto el problema no es el índice, sino que este índice es el reflejo de los problemas, porque sólo refleja las subidas. Hay demandas para calcular el índice con contratos más antiguos, que cambiarían el precio que marca. Esto tiene sentido, pero tampoco evitaría el aumento exponencial de los alquileres”, dice el sociólogo Andrej Holm. “A pesar de que el mercado de la vivienda está altamente regulado con leyes diversas como la ley de arrendamiento, de construcción, legislación social o políticas de impuestos, no existen instrumentos que resuelvan de golpe todos los problemas. Lo que se necesita es proteger a los inquilinos y evitar las subidas, promover y facilitar el desarrollo de agentes sin fines de lucro como las viviendas públicas, cooperativas, proyectos de viviendas (projekthaus) o empresas de viviendas de beneficencia y sobre todo restringir la especulación”.

Sobre las recetas que todo el mundo busca para poder combatir esta gentrificación o, al menos, retardarla, Holm anuncia que “habría que hacer una reforma de la ley del arrendamiento. Actualmente es posible que los alquileres suban sin que se produzcan mejoras en la calidad del apartamento. Esto sería como vender por el doble de precio un automóvil usado que uno nuevo. Hay que gravar la venta a empresas para evitar la especulación y también la renta de inmuebles de forma progresiva. En los últimos años se han demostrado que no faltan propuestas para una mejor política de vivienda, sino que lo que falla es la voluntad política de diseñarlas y utilizarlas. Toda mejora ha sido por la protesta de los inquilinos, ya que la movilización desde abajo sigue siendo la respuesta más significativa”.

Andrej Holm fue nombrado, tras las elecciones municipales de Berlín en 2016, Secretario de Estado de vivienda en el ayuntamiento berlinés. Antes de poder ocupar su cargo, se descubrió que con 18 años, poco antes de la caída del muro, había comenzado su carrera en la Stasi (Ministerio para la Seguridad del Estado en la antigua República Democrática de Alemania cuando ésta estaba dividida en dos). Haber ocultado su pasado comunista en un formulario universitario hizo que fuese cesado de su cargo. Con su cese se esfumó también la posibilidad de un cambio en la política inmobiliaria de Berlín a corto plazo.

https://www.elconfidencial.com/mund...cion-sankt-pauli-derrota-capitalismo_1523171/
 
La dragona punk del cabaret
Publicado por Marta Arias


Fotografía: Anna Surinyach

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¿Cómo se divierte la gente en diferentes partes del mundo? Esta es la pregunta de partida del libro de periodismo internacional que acaba de publicar Revista 5W, bajo el título de Diversión, que se puede comprar aquí. «La dragona punk del cabaret» es uno de los reportajes que aparecen en este volumen de más de doscientas cincuenta páginas.


Revista 5W es una publicación de crónica y fotografía internacional fundada en 2015.

Juliette Dragon no es un apodo artístico. Es el nombre de la cabaretista punk que ha descubierto en el burlesque una forma de empoderamiento de la mujer. Admiradora de la filósofa Simone de Beauvoir, de la novelista Colette y de la modelo estadounidense Betty Page, Dragon reivindica el feminismo a golpe de purpurina.

Faltan seis horas para que empiece el espectáculo. Las chicas están reunidas en el cuarto piso de la Mains d’Oeuvres, un espacio social y cultural de Saint-Ouen, una localidad en la periferia norte de París. Ultiman el vestuario, recortan flecos a unos cinturones, pegan brillantes en unos sujetadores, cosen unos guantes. Sobre las mesas de la habitación convertida en camerino se desperdigan sombras de ojos, barras de pegamento, botes de purpurina y botellas de agua. Aprovechan cualquier rato para comer: un puñado de frutos secos, una pieza de fruta, un bocado de la tarta casera que alguien ha llevado.

Tienen a una líder. La directora, creadora y esta noche maestra de ceremonias del espectáculo es Juliette Dragon, una bailarina de cabaret-burlesque con espíritu punk que reivindica el feminismo a través de la recuperación de la feminidad. Es una mujer alta, enérgica, con un piercing que le subraya la sonrisa, media cabeza rapada y la otra media dominada por una mata de pelo rizado en estudiado alboroto.

Empiezan ahora la sesión de maquillaje, peluquería y vestuario. El proceso les lleva horas, pero al terminar son otras. Stéphanie se ha convertido en Bad Heidi, Emilie en Milly Résille, Joanna en Mademoiselle Charlotte Cilvouplee, Mélodie en Titania. Ellas mismas reconocen que los nervios disminuyen a medida que el personaje se va adueñando de ellas a golpe de accesorio.

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En paralelo se celebra el último ensayo general antes de que empiece el espectáculo. Todas las chicas, en grupo o de forma individual, van actuando ante la mirada de Juliette, que sonríe desde un taburete situado justo delante del escenario. Agita su melena despeinada al compás de la música. Se levanta de un brinco y aplaude dando grititos como una niña emocionada cuando una de ellas la sorprende. Las anima, les dedica las mejores palabras. Y al acabar cada actuación, se sienta con cada una en una esquina del escenario y les comenta lo que más le ha gustado y la parte en la que deberían mejorar. Con algunas está un par de minutos, con otras más. No mira el reloj; cada chica necesita un tiempo diferente.

La profesora aprovecha cada pausa entre actuaciones para hacer algún comentario a los técnicos de luz y sonido —«En esta parte ponle mejor un foco rojo y luego ya cambias al azul»— o repasar en su ordenador una lista musical titulada Toutes Belles #10. Suena de todo. «It’s oh so quiet» de Björk, «Fujiyama» de Wanda Jackson, «Déshabillez-moi» de Juliette Gréco y hasta «Pepito» de Los Machucambos.

Todo está listo para el inicio de la función. En los camerinos, una veintena de mujeres, entre ellas Stéphanie, Emilie y Joanna, se preparan para salir al escenario. Se ahuecan el kimono, se ajustan unas orejas de gato, se echan un puñado de purpurina en el interior del guante y se aseguran de que la pestaña postiza esté bien sujeta.

Estamos en el gran inicio de curso de la École des Filles de Joie («escuela de chicas alegres»): la primera escuela de cabaret-burlesque de Francia, que ahora celebra su décimo aniversario.

—Lo esencial del burlesque es que una baje del escenario con menos prendas de las que subió, así que cada vez que una de las chicas se quite algo tenéis que gritar mucho, y cada vez que haga un movimiento así tenéis que aplaudir mucho.

Juliette Dragon se contonea en el escenario mientras da la bienvenida al público que este sábado de otoño ha acudido a Saint-Ouen.

Diseño gráfico vs. cabaret transformista

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Juliette no oculta lo cómoda que se siente en un escenario, pero no tiene la necesidad de estar bajo los focos de forma constante. No quiere ser diva, sino inspiración y fuerza para las mujeres. Y no, el suyo no es un nombre artístico.

«Dragon es mi apellido, es mi tótem, es mi amuleto, es mi emblema. Nadie me llama de otra forma». También es un gran tatuaje que le cubre la parte alta de la espalda. Juliette es una dragona que se ha propuesto convertir el cabaret-burlesque en el arma feminista definitiva.

Nació en París pero creció en Montpellier, una ciudad mediterránea en el sur de Francia. Allí empezó una carrera dirigida a las artes gráficas, a la ilustración y a la pintura. Dibujaba sobre todo a mujeres.

En su adolescencia no se perdía ni una manifestación política ni una movilización estudiantil. «Yo era punk, anarquista». Juliette quería hacer un mundo mejor, hasta que un día, tratando de respirar bajo una nube de gas emitida por los antidisturbios, se planteó la eficacia de su activismo. ¿Cómo encontrar un arma efectiva para conseguir el cambio?

La respuesta llegó de la forma más inesperada. Juliette frecuentaba muchas fiestas rave. Descubrió las free parties y la música electrónica. Artistas de cabaret transformista la enseñaron a disfrazarse y maquillarse. «En aquella época yo era más bien un chico fallido y me lamentaba de haber nacido chica. Fueron los travestis quienes me reconciliaron con mi feminidad».

Era 1993. Juliette tenía veinte años.

Empezó a bailar con ellas y dejó de lado los lápices. «Me había convertido en mis dibujos, había encarnado mis personajes, llevaba los disfraces que yo había imaginado».

Al poco tiempo de haber empezado a trabajar, ya se había recorrido todas las salas de espectáculos del sur de Francia, y volver a París se le antojaba como la más evidente de las opciones. Con el paso de los años, Juliette se fue dando cuenta de cómo el cabaret-burlesque la estaba ayudando a aceptarse como mujer, a aceptar el cuerpo que la naturaleza la había dado, a tomar el control, a darle la vuelta y a empezar a jugar con los arquetipos femeninos. Fundó el Cabaret des Filles de Joie y empezó a actuar en salas. Tras cada espectáculo, muchas mujeres se acercaban para preguntarle dónde podían aprender a hacer eso.

«Era yo quien formaba a la mayor parte de artistas del grupo, así que propuse organizar una especie de prácticas abiertas. Fue un éxito inmediato», dice Juliette. Las clases crecieron y el número de alumnas se disparó. Había llegado el momento de ir un paso más allá. En 2008 abrió la École des Filles de Joie en la Bellevilloise, una sala de conciertos, exposiciones y reuniones situada en el distrito XX de París. Originalmente, desde 1877 hasta 1936, este espacio había funcionado como una cooperativa de trabajadores. Era también el lugar donde las sufragistas francesas se reunían para pedir el voto de la mujer. La inauguración de la escuela fue, por supuesto, el 8 de marzo: Día Internacional de la Mujer.

Todas las mujeres son alegres

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Justo una semana antes del espectáculo de inicio del curso, Juliette se sienta con tres alumnas en una terraza cercana a la parisina Gare de l’Est. Todas piden un té y una crep de chocolate, salvo ella, que escoge una de miel y limón. El camarero ya la conoce y contesta con una sonrisa a la petición. «Ni siquiera está en la carta», dice una de las alumnas. «Se la hacen especial para ella. Es la crep Juliette».

Acaban de salir de clase en un gimnasio municipal en cuya puerta esperan padres para recoger a sus hijos de las actividades extraescolares. Un edificio moderno, polivalente, aséptico, funcional, que podría estar en cualquier ciudad europea. Posiblemente el último lugar en el que alguien esperaría encontrar una glamurosa clase de cabaret-burlesque.

El día anterior hubo espectáculo, así que las bajas en clase son notables. Algunas de las que sí han logrado aferrarse a la fuerza de voluntad recompensan el esfuerzo con chocolate y una espontánea charla sobre feminismo.

Es una reunión intergeneracional. Béatrice ronda los sesenta años, Odette Marie los cuarenta y Julia los veinte. Todas residen en París, pero la primera es originaria del norte de Francia, la segunda del sur y la tercera de fuera del país. Perfiles muy diferentes que sin embargo reconocen como propia cada afirmación de la otra. El primer comentario enlaza directamente con la clase de la que acaban de salir y con un ejercicio que han aprendido para aliviar la carga de los hombros. «Es donde las mujeres tienden a concentrar la presión», dice la profesora. «Y presión tenemos mucha a diario», añade Odette Marie. «Tenemos que ser buenas madres, buenas esposas, buenas profesionales, buenas amigas, y todo manteniendo unos estándares físicos determinados», añade Béatrice. «¡Y sin olvidar el maquillaje ni perder la buena cara!», dice Julia.

Juliette Dragon asiente. Les habla de la importancia del control del cuerpo como medida para controlar todo lo demás. Y les cuenta su último experimento. En agosto acudió durante una semana a la prisión de mujeres de Versalles para hacer un taller de expresión corporal con ellas. La experiencia fue tan enriquecedora que ahora está tratando de replicarlo en otros centros penitenciarios de Francia.

La conversación se anima. Repasan la presión física y mental, pero también el acoso a las mujeres. «Hemos normalizado ir por la calle y que un tío te haga algún comentario o incluso te siga».

Son muchas.

Béatrice, farmacéutica sexagenaria, dice estar empezando a hacer lo que siempre ha querido. «De pequeña me gustaban el teatro y la música, pero en casa ni siquiera se me dejó plantearme la opción de hacer de ello una carrera».

Julia, estudiante de veintiún años, habla siete idiomas y acaba de ser admitida en la prestigiosa escuela informática 42, que bebe del espíritu de Silicon Valley. Hija de un refugiado político turco criado en el islam, no se cansa de repetir que su padre acababa de ir por primera vez a verla actuar y le había dicho lo orgulloso que estaba de ella.

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Anne, de cincuenta y tres años, es una madre de familia que necesitaba volver a conectar con su feminidad. Stéphanie, de treinta y dos, lleva unos meses haciendo malabares con su rutina laboral para poder asistir a las clases; lo único que lamenta es que su novio aún no ha ido a verla porque dice «no estar preparado para ver a su novia desnudándose en público».

Esta reacción es muy habitual. La tradición francesa del cabaret-burlesque se había quedado relegada a los espectáculos para turistas que hacen caja fomentando el cliché. «Una persona que hace estriptis sigue siendo un poco una put* en la cabeza de mucha gente que no tiene ni idea. Yo siempre tengo que explicar mi trabajo. No resulta nada evidente», reconoce Juliette.

La ignorancia lleva a convertir en sinónimos el estriptis y el cabaret-burlesque. «¿La diferencia? En burlesque lo hacemos por puro placer, no ganamos mucho dinero con esto. Es absurdo; nuestros cuerpos no se parecen nada a los de las revistas. Por eso yo lo considero una tarea feminista: mostrar cuerpos de mujeres normales que no vemos en ningún lado, y mostrar que ellas son bellas y sexis sin importar cuál sea su talla».

Por eso este cabaret inaugural se titula Toutes les femmes sont belles. Todas las mujeres son bellas. Y lo demuestran todas y cada una de las alumnas que, altas o bajas, gordas o flacas, jóvenes o maduras, hacen suyo el escenario y ganan seguridad con cada prenda que se quitan.

El cabaret tiene mucho de sátira y no necesariamente va unido al concepto pin-up de mujer pasiva, adorable y reconfortante utilizada por la propaganda estadounidense de la década de 1940. La propia palabra burlesquesignifica «grotesco, extravagante». En el París de las décadas de 1920 y 1930, el mítico cabaret Folies Bergère organizaba grandes espectáculos que mezclaban humoristas, payasos, acróbatas, magos y bailarinas con los pechos desnudos. «Se empezó a llamar “burlesques” a esas revistas porque eran extrañas y divertidas. Y a las mujeres se las llamó “bailarinas de burlesque” porque la sociedad de la época estaba demasiado sorprendida por aquella desnudez como para poder decir qué hacían exactamente».

Feminismo y diversión

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¿Qué pasa con las críticas que no permiten colocar feminismo y feminidad en el mismo discurso? «El feminismo de 1968 necesitaba reclamar la igualdad entre hombres y mujeres. Yo lo entiendo. Pero hoy considero mi feminismo como algo un poco diferente. Para mí, ser feminista es ser promujeres, profemenina, profeminidades en todas sus libertades. ¡No antihombres! Las antiguas generaciones de feministas se prohibieron a sí mismas ser sexis. Se negaban a ser el objeto de los hombres. A mí no me importa interpretar el papel de mujer objeto cuando tengo ganas, pero porque me considero mujer sujeto con todos los derechos», dice la dragona.

Hoy se ven cuerpos semidesnudos de mujeres en anuncios colgados por todas partes para vender perfumes, lencería, ropa… ¿Cuerpos, en plural? «¡Lo que vemos es el cuerpo de una sola mujer! Es una chica de como mucho veinticinco años, photoshopeada, que siempre es la misma. Es simétrica, con piernas largas y finas, nalgas redondas y respingonas, senos carnosos y altos, un bronceado impecable, una piel excelente, sin un lunar, una arruga o una ojera, con una cintura estrecha, un vientre plano y ni un michelín. No hay casi ninguna representación de mujeres normales, naturales. Nunca encontramos las marcas del tiempo sobre el cuerpo, la asimetría natural, las marcas de un parto, una tripa auténtica, celulitis, estrías, arrugas, michelines, vello. ¡Como si eso no existiera! ¡Es muy grave! Esto es lo que hace que las mujeres se sientan infelices, sobre todo las más jóvenes. Esto es lo que desencadena trastornos de alimentación, depresiones. Es esencial mostrar la belleza de las mujeres naturales. ¡Eso curaría a la sociedad!».

Tras volver a repasar cada punto de la escaleta con los técnicos, Juliette vuela hasta el cuarto piso. Tiene muy poco tiempo para acabar de maquillarse y vestirse, pero su cara no refleja ni un mínimo gesto de estrés. Es más: cuando termina de subir todas las escaleras —el ascensor no funciona— aún saca tiempo para preguntar a cada chica cómo se encuentra y asegurarse de que todas han comido antes de salir a actuar.

Juliette se da los últimos retoques. Vestido de flecos. Peluca tipo flapper: media melena lisa de color azabache. Collar de calaveras, como las que siempre lleva en sus anillos. El punk no se doblega ante el burlesque.

En la planta baja todo está listo. Se abren las puertas y el público llena la sala. Las luces se apagan. El humo invade el escenario. La música empieza a sonar.

¡Bienvenidas, bienvenidos al Cabaret des Filles de Joie!

http://www.jotdown.es/2018/02/la-dragona-punk-del-cabaret/
 
Tiene 4 hijos y contó con sinceridad cómo es la vida de los padres
La cuenta de Simon Hooper se ha convertido en todo un fenómeno social. Las fotos que sube con sus hijas son virales y han dado la vuelta al mundo

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Familia Hooper. (Instagram)
A. LÓPEZ
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TIEMPO DE LECTURA4'
01.03.2018 – 05:00 H.


Incluso si no tienes hijos, seguro que eres consciente de que ser padrepuede pasar factura a cualquier nivel. Para empezar, todas las madres y padres suelen ser juzgados por cómo alimentan a sus pequeños, el tiempo que pasan con ellos, lo que es beneficioso y no, su educación y muchas cosas más. Algunos parecen haber encontrado la manera de tener una vida más fácil, pero otros están más que preparados para mostrar cuán de estresante puede ser vivir con niños.

Es el caso de Simon Hooper, un padre londinense de cuatro hijas, que decidió mostrar lo que significa la paternidad sin filtros: el cansancio, la rutina y los quehaceres diarios que comparte con un toque de humor y disfrute de la familia.

VIDEO:https://www.elconfidencial.com/alma...incero-famoso-simon-hooper-instagram_1528271/


Este padrazo tiene 35 años y asegura que rechaza completamente el postureo (depende del momento) y recurre en numerosas ocasiones a las risas para etiquetar y comentar con honestidad todas y cada una de las fotos que sube con Anya de 10 años, Amrnie de 7 y Ottilie y Dalila, gemelas de dos.

Un padre viral
Simon se ha convertido en una especie de celebridad en Instagram gracias a la honestidad de su cuenta (para quien quiera ver más puede hacerlo en @father_of_daughters), donde documenta la realidad de lo que es vivir con cuatro niñas pequeñas. Además, los 'post' de las fotografías y sus completas descripciones sobre la cotidianidad le han ayudado a ser esa sensación viral.

Todo el mundo lidia con los mismos problemas en este viaje llamado paternidad

Tiene más de 790.000 seguidores y acumula miles de "me gusta" en cada publicación. Simon, que es director de operaciones en una consultora, es humilde en cuanto a la evaluación de su vida y espera que con su cuenta puede tener éxito al difundir algo de alegría. Sin embargo, quiere enfatizar que ser padre tiene muchos altibajos y nadie debería ocultar todo lo que sucede de verdad "recubriéndolo de azúcar".

"En general, todo mi perfil trata de mostrar una visión realista de cómo es criar a un hijo (en mi caso a cuatro) desde la perspectiva de un padre. Hay demasiados tabúes y muchos padres tapan la realidad cuando se trata de hablar de ciertos temas, así que quería compartir lo que realmente pasa y hacerlo con un poco de gracia al mismo tiempo", comentó a 'The Huffington Post'.

Ser padre tiene muchos altibajos y nadie debería ocultar todo lo que sucede en realidad

Una madre viral
Pero Simon no es el único miembro de la familia que documenta su vida. Clemmie, su mujer, también lo hace y cuenta con su propio perfil en esta red social: @mother_of_daughters. Hooper dijo que espera que otras "mamás y papás" puedan relacionarse con sus fotos y saber que no están solos. "Todo el mundo está lidiando con los mismos problemas en este viaje llamado paternidad", añadía este padre.

"La gente todavía me pregunta, incluso después de tener cuatro hijas, si no me animo a ir a por el chico", dijo Hooper a 'The Early Hour'. "Mi respuesta, sinceramente, es no. Tengo todo lo que necesito", dijo y añadió: "Si bien puede ser difícil convivir con cinco mujeres, no lo cambiaría por nada del mundo".
 
CRÓNICA
El callejón de los niños atrapados por la trata en Tánger


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Callejón de Tánger donde, por la noche, actúan pederastas. CRÓNICA



El reportero recorre los 'agujeros negros' de la prostit*ción infantil en Tánger, un fenómeno nacional que en la ciudad es más visible por el aumento de niños de la calle que quieren emigrar


Madrugada del 9 de diciembre de 2017. Plaza del Petit Socco de Tánger. En los callejones que bajan hasta el puerto se escucha el fuerte ruido de fondo del cierre de los telares. Sólo quedan hombres en las calles. Un chico marroquí, vestido con un viejo chándal azul, murmulla bajo y en perfecto español las siguientes palabras: "Si no quieres hachís ni cocaína... ¿Te gusta follxx? ¿Te gustan los jovencitos? Aquí vienen muchos europeos buscando niños". Es la cuarta noche seguida que se acerca. Las primeras veces sólo ofrecía hachís y cocaína. Un par de meses antes, a pocos metros de ese callejón, la policía detuvo a un ex sacerdote y profesor norteamericano que pagaba 50 euros a niños de 11 años que duermen en la calle a cambio de mantener relaciones sexuales. Se llama Arthur Perrault y se había fugado hace 25 años de Alburquerque. La Interpol le buscaba por abusar sexualmente en su país de 36 monaguillos menores de edad.

Madrugada del 14 de enero de 2018. Habitación de 40 dirhams la noche (cuatro euros) en una pensión en la parte trasera del mercadillo tangerino. Desde la ventana se aprecia el continuo tránsito de niños y adolescentes, casi todos están colocados a esas horas por el pegamento -disolvente de pintura dentro de una pequeña bolsa de plástico- que llevan esnifando todo el día. Pasan por el callejón dos hombres conversando en francés. Se detienen a hablar, mediante señas, con tres menores.

El hombre más alto entra en la pensión acompañado por uno de los críos. No tiene más de 14 años. Casi 40 minutos después, el menor sale sólo de la pensión, se sienta en el suelo y empieza a esnifar la bolsa con pegamento que guarda en uno de los bolsillos de su pantalón roto. A su lado pasa otro hombre, que lo coge de la mano y ambos desaparecen al girar la esquina.

Madrugada del 11 de febrero de 2018. Ya van 12 noches repartidas en tres meses pasando a la misma hora por el mismo sitio; viendo las horribles e impunes escenas una y otra vez desde las ventanas de las habitaciones de tres pensiones diferentes. Un hombre, que vende cigarrillos en un puesto a la entrada del callejón, confirma lo que ya estaba confirmado. "Buscas chicos, ¿verdad? A estas horas todos buscáis un culo y heroína. Por 30 euros tienes ambas cosas. ¿Te gustan pequeños? Hay alguno que tiene ocho años y está tan drogado que no se entera de nada".

No ha sido fácil escribir estas líneas. Si que lo ha sido dejar de contar otras situaciones más duras en las que el alma se rompe al ver como es tan sencillo robar la infancia a un niño. No existen palabras objetivas para describir la cara del monstruo que ofrece tener relaciones sexuales con un crío de ocho años por 30 euros. Si que las hay para hablar de Marruecos como un país donde, a día de hoy, la trata y la explotación sexual de menores de edad está presente en varias regiones. Prácticamente, cada semana, sale en la prensa local algún nuevo caso de ped*filia, muchos protagonizados por hombres extranjeros.

Van a por los débiles
"La explotación sexual de menores se ha convertido en un gran fenómeno en Marruecos, un gran refugio de pederastas", denuncia Med B., coordinador en la región Tánger-Tetuán de la asociación marroquí No toques a mi Hijo, que llevan 14 años destapando e investigando casos de prostit*ción infantil y abuso de menores en las calles del reino alauí. Med añade que la situación es especialmente delicada en ciudades como Tánger, donde cada vez hay más menores que viven en las calles (alrededor de 200). Son chavales en tránsito, nacidos en zonas rurales del país, con la única idea de emigrar hacia Europa, tomando España como primera parada. Ellos son los que cruzan cada semana a la península escondidos en los bajos de los camiones que van en los ferrys o en pateras hasta las costas andaluzas. También son los más vulnerables frente a los pederastas y violadores.

El investigador y arabista José Carlos Cabrera ha estado los últimos años trabajando como mediador intercultural con más de 6.000 menores magrebíes que han cruzado a España. "Hemos tenido muchos casos de chavales que han sufrido algún tipo de abuso sexual, pero es complicado abordar ese tema con ellos. Algunos se prostituían como única forma de sobrevivir. En Marruecos les roban la sexualidad", afirma Cabrera. "La mayoría de los perfiles que registramos de clientes que buscan este tipo de turismo sexual con niños son hombres europeos y de Estados Unidos", explica Med. "Estos tipos engañan y se aprovechan de los críos, primero ganándose su confianza. Saben de la desesperación en la que se encuentra el menor". El móvil de Med no deja de sonar. En la quinta llamada que descuelga le cuentan el caso de una adolescente discapacitada a la que ha violado un familiar. Al teléfono gratuito para urgencias de la asociación (+212 528 825 117) llegan cada día unas siete llamadas donde algún anónimo, vecino o familiar, les comunica que hay un menor al que han violado o se está prostituyendo en la calle.

"Aquí en el norte, desde 2011, hemos destapado más de 200 historias relacionadas con todo tipo de abusos sexuales hacia niños y hemos conseguido que 80 hombres acaben en prisión. El 30% eran turistas de España, Francia e Inglaterra", asegura Med, que también hace trabajo de campo. "Cuando recibo alguna denuncia, me desplazo hasta el lugar para buscar a la víctima, a su familia, e intentar convencerles para que denuncien. Después les damos ayuda jurídica y psicológica al menor. Aunque, algunas veces, no sirve de nada porque es la propia familia, muy pobre, la que guarda silencio o está prostituyendo al crío con algún vecino o familiar".

Aquí es donde entran las madres solteras de las casas bajas de la Kasba de Tánger. Mujeres invisibles para gran parte de la sociedad e instituciones marroquíes. Viven en un país con una ley que condenan las relaciones sexuales fuera del matrimonio y que las aparta cuando los hombres las abandonan con los hijos. Asociaciones como No toques a mi Hijo denuncian que muchos de los casos de violaciones de menores que ellos reciben vienen precisamente de estos entornos.

Dentro de la Kasba, una mujer, madre soltera de tres niñas pequeñas, nos cuenta que hay noches en las que algún hombre intenta entrar a su casa para violarla a ella o a sus hijas; y que a la niña de su vecina la violaron hace unos meses. Otra mujer, trabajadora social, explica que la realidad es aún mucho más dura. "Hay algunas mujeres que se prostituyen ellas y a sus hijos para poder comer. Aquí es como si no existieran, el Estado no las protege y los hombres las miran como apestadas, como si pudieran hacer lo que quieran con ellas".

Algunos de los hijos más pequeños de estas madres solteras van a la guardería de las monjas de Jesús María, en el antiguo convento franciscano de Tánger. Las religiosas también tienen una casa de acogida con un grupo niñas menores (de seis a 14 años) víctimas de maltrato, abandono y abusos sexuales. "Las agresiones a estas chicas se suelen dar dentro de la propia familia y del entorno", aseguran. El año pasado, en la región de Tánger, la policía marroquí creó una unidad especializada en la trata y prostit*ción de menores. "Somos muy pocos y no tenemos suficientes medios para investigar", protestan los agentes. Lo mismo ocurre en los juzgados, donde existe un tribunal específico que da atención a las mujeres y menores víctimas de la violencia sexual. "Es muy difícil determinar el número exacto de niños que se dedican a la prostit*ción. Los organismos institucionales (dependientes del estado) no trabajan en sinergia con las organizaciones no gubernamentales y la sociedad civil. Cada uno guarda los resultados de sus investigaciones, sin compararlos ni compartirlos", afirman desde la asociación No toques a mi hijo.

Hace cuatro años, un colaborador de la brigada de información de la policía marroquí se hizo pasar por extranjero para investigar las redes de prostit*ción infantil en Tánger. En el paseo marítimo, un proxeneta le ofreció un encuentro con "jovencitos". Logró entrar en uno de los apartamentos, detrás del hotel Solazur, donde le estaba esperando una mujer con velo. "Me dieron a elegir entre un niño de 13 años y otro de nueve. Escogí al más pequeño, que vivía en la Kasba, que me contó en la habitación que sus padres no sabían nada y que él lo hacía porque le habían prometido dinero", recuerda el investigador, que durante semanas comprobó como en las casas de la Kasba y en el callejón del Petit Socco también se ofrecían a niños para mantener relaciones sexuales. Pese a tener las suficientes pruebas y testimonios para acabar con toda la trata, la policía únicamente desmanteló y detuvo a la organización del proxeneta del piso frente a la playa.

El problema que también se encuentran los agentes marroquíes al investigar es que en sus archivos no tienen una lista negra con los antecedentes por ped*filia de los extranjeros que entran en el país. En 2016, el diario norteamericano Alburquerque Journal destapó que uno de los pederastas más buscados, un sacerdote y profesor de nombre Arthur Perrault, estaba viviendo en Marruecos. Arthur se había fugado en 1992 de EEUU, y su último paradero conocido ese año había sido la ciudad de Vancouver (Canadá). Tenía 36 denuncias por abusos sexuales a chicos menores de edad cuando ejercía de sacerdote en la Arquidiócesis de Santa Fe, en Alburquerque.

Arthur se encontraba viviendo en Tánger, dando clases de inglés a niños en la American Language Center. "Aquí se dedicaba a abusar de los menores que quieren emigrar y que no viven con sus familias. Todos eran niños, de 11 a 14 años, a los que pagaba hasta 50 euros", cuenta Med. "Localizamos a algunas víctimas, pero no quisieron hablar. Presentamos una denuncia conjunta junto con una organización americana, y la justicia de su país mandó una orden de detención internacional". El 13 de octubre, Perrault fue deportado.

En enero, en otra de las grandes ciudades de Marruecos, en Fez, 270 kilómetros al sur de Tánger, fue detenido un hombre francés de 58 años acusado de abusar sexualmente de dos niñas de 10 y 13 años. Días después, decenas de personas salieron a manifestarse por las calles de Fez denunciando la impunidad de un turismo sexual que se ha extendido por todo Marruecos.

Hasta un iman arrestado
Esta semana, en una aldea cercana a la ciudad de Temara, cerca de Rabat, un iman ha sido arrestado en la mezquita acusado de abusar sexualmente de seis niños a los que estaba enseñando el Corán. En la capital, en el mercadillo junto a la antigua medina, un comerciante también fue detenido por abusos a tres niños de nueve años. En un hammam (baño árabe) de provincia de Settat, un masajista ha sido denunciado por haber violado a una niña mientras le hacía un masaje. Y en la costa atlántica, en la ciudad de Essaouira, la policía ha arrestado este mes a un entrenador de monos acusado de violar a varios menores.

"Hay casos por todo el país, pero donde más invisibilizados están es en Marrakech, que ahora mismo es la capital del turismo sexual mundial, y por lo tanto también de la trata de niños", afirman varias asociaciones en defensa de la infancia. Precisamente en Marrakech, hace un par de años, dos periodistas de una televisión italiana fueron expulsados de Marruecos cuando estaban grabando un reportaje sobre la prostit*ción infantil en la ciudad roja. Los reporteros consiguieron grabar con una cámara oculta cómo en la plaza Jemaa El Fna una mujer les ofrecía tener relaciones sexuales con chicas menores de edad.

En Tánger, el último agujero negro de la prostit*ción infantil está en otro callejón, frente al mercado de pescado. A primera hora de la mañana, siempre hay algún menor durmiendo en la puerta de un garaje. Cuentan que por la noche, en los apartamentos de los edificios de esa calle, algunos hombres suben con los críos para mantener relaciones con ellos. Es un horror en todo el país. La gente está cansada de que Marruecos se haya convertido en un paraíso para pederastas, decían los vecinos de la ciudad de Fez tras la detención del último abusador, un francés. "Dejad de violar a nuestros hijos", gritaban.


http://www.elmundo.es/cronica/2018/03/06/5a9c54b2ca4741b7478b463e.html
 

(Foto: Pixabay)


La estafa del amor: los timos en Internet para encontrar pareja



Últimamente, oímos hablar de estafadores amorosos. Cada vez más personas buscan el amor por internet, pero desgraciadamente no todo el mundo busca lo mismo, y es ahí donde los llamados piratas informáticos, esperan para acechar a su víctima.


Internet es el mejor escondite para un perfil de estafador y manipulador concreto, no solamente de adulto a adulto, sino con los menores también.

Las víctimas se sienten embaucadas cuando conocen por internet al estafador, estos saben engañar al contrario y tejer una tela de araña para conseguir su objetivo, la persona manipuladora hace sentir especial a la víctima, envolviendo la estafa con papel de regalo. Los estafadores se muestran siempre amables, cercanos, sensibles, románticos y receptivos, y mantienen la relación al paso que marca la víctima, creando un falso ambiente de respeto.

Las declaraciones de amor van en aumento hasta que la víctima cae en su tela de araña, y llega el momento de enviar y recibir fotos o videos, o incluso del encuentro físico, bajando la barrera de protección que solemos tener cuando estamos conociendo a una persona en una red social.

Tras esa careta de persona débil, tierna, sensible y esa relación idílica, comienzan a aparecer los problemas. El estafador con su perfil vulnerable, le expone a la víctima dificultades económicas que tiene y hace creer a la víctima que sólo puede ayudarle ella, de tal forma que la propia víctima aumenta la sensación que ha ido adquiriendo de persona imprescindible y prioritaria en su vida.

Existen numerosas estrategias utilizadas por dichos estafadores del amor, como, por ejemplo, hacer creer a la víctima que necesita con urgencia algo material y ante esto la víctima con afán de agradarle, le compra; muchas veces esto ocurre sin ni siquiera haber tenido un encuentro físico, aludiendo estos a la distancia entre ellos, por ejemplo.

Generalmente, afirman estar alojados en un hotel y no pueden hacerse cargo de la factura por algún motivo específico. El engaño se ve completado cuando agudizan el problema, haciendo alusión a que el hotel posee su documentación y que no le permiten salir con ellos si no se hace efectivo el pago.

El perfil de persona indefensa tiende a utilizarse por las personas estafadoras, creando mentiras como que han sido atracados y que dichos atracadores le han propinado numerosos golpes que le han llevado al hospital. Afirman que las intervenciones médicas han sido tan grandes que tienen que abonar una cantidad muy grande de dinero, el cual no tiene. La victima ante esto, reacciona con un sentimiento de empatía, queriendo proteger y ayudar a la persona estafadora.

El estafador juega con la emoción de la víctima, pues le repite incesantemente las ganas que tiene de abrazarla, besarla y de que estén juntos “para siempre”. Este deseo genera en la víctima ansia por comenzar la vida en común, por lo que acceden a hacerle un ingreso para pagar el viaje hasta su ciudad. Lamentablemente, esto no ocurre ya que la persona estafadora excusa de alguna forma su asistencia con algún problema, por ejemplo, una emergencia familiar.

Estas situaciones se van alargando en el tiempo dependiendo de la víctima y su buena voluntad por complacer a la persona estafadora. El momento del descubrimiento, llega a ser el derrumbamiento emocional de la víctima, culpándose por no haber percibido el engaño.

La realidad es que la persona estafadora, crea un ambiente tal idílico que es casi imperceptible y tal y como dice el dicho, “el amor es ciego”.


Análisis elaborado por Paloma López & Rocío Gavilán, del gabinete 'Psicología Velázquez'
Calle Velázquez 53, Madrid - 650541532
www.psicologiavelazquez.com

https://www.diariocritico.com/estafa-timos-en-internet-para-encontrar-pareja
 
"SÓLO PARA ALEMANES": LA POLÉMICA DE ESSEN
Los bancos de alimentos, el “sismógrafo” de la pobreza en Alemania
La decisión de una institución caritativa de Essen de excluir a los ciudadanos sin pasaporte alemán genera una discusión sintomática del desarrollo del país más rico de la UE


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Alemanes de bajo recursos en la cocina económica "Kana", en uno de los distritos más pobres de Dortmund, Alemania. (Reuters)

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ANDREU JEREZ. BERLÍN
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19.03.2018 –
Karola nunca creyó que llegaría a la tercera edad en esta situación: a sus 70 años, hoy hurga en un contenedor de desechos orgánicos. Busca verduras o frutas que todavía sean comestibles. Esta jubilada alemana ya tiene la donación semanal que recibe todos los lunes en un banco de alimentos del distrito berlinés de Neukölln frente al que ahora revuelve en la basura; sin embargo, cuando viene aquí, intenta hacer el máximo acopio posible para llegar con mayor holgura a fin de mes. Karola recibe 600 euros mensuales de jubilación, complementados por algo más de 100 euros de subvención estatal. Una vez pagado su alquiler, que asciende a 500 euros, le quedan unos 200 para comer a diario.

“Podría alimentarme con ese dinero, pero, y aunque me avergüenza, prefiero acudir a este banco de alimentos. Así puedo ahorrar algo para comprar cosas necesarias o hacer frente a gastos imprevistos”, dice la pensionista con las manos todavía manchadas por los desperdicios orgánicos. Karola, que trabajó toda su vida como vendedora de flores e incluso tuvo su propio negocio, es jubilada, pobre y forma parte del casi medio millón de pensionistas que acuden anualmente a los más de 900 bancos de alimentosrepartidos por la geografía del país más rico de la Unión Europea.

Según las datos oficiales de la federación de bancos de alimentos de Alemania, alrededor de millón y medio de personas se sirvieron en 2016 de las donaciones de comestibles de estas iniciativas privadas apoyadas por voluntarios que se encargan de recuperar alimentos que de otra forma acabarían desperdiciados. Esa cifra, que no se actualiza anualmente, es hoy muy probablemente mayor, aseguran desde la federación. Aunque la cantidad de personas en la tercera edad se ha doblado en los últimos años, la mayoría de los beneficiarios (53%) son ciudadanos en edad laboral, con o sin trabajo. La coordinadora de bancos de alimentos ha detectado, además, un repunte entre niños y jóvenes dependientes de la beneficencia. La (creciente) pobreza tiene muchas caras en Alemania.

Esas estadísticas llevaban mucho tiempo ahí, pero aterrizaron en los medios casi de rebote, de mano de una noticia que generó perplejidad: el pasado diciembre, la dirección de un banco de alimentos de la ciudad de Essenanunciaba que no aceptaría a más beneficiarios que no pudieran acreditar la nacionalidad alemana. Todos aquellos peticionarios de ayuda sin pasaporte alemán quedaban, por tanto, excluidos. “Debido a que, durante los últimos, años el porcentaje de conciudadanos extranjeros entre nuestros clientes ha crecido un 75% a causa del aumento de refugiados, nos vemos obligados a aceptar sólo a personas con un documento de identidad alemán para garantizar una integración racional”, apuntaba una breve nota en la web de la organización.


Pese a las numerosas críticas, la medida, vigente hasta finales de marzo, ha sido defendida a capa y espada por Jörg Sartor, director del banco de alimentos de Essen. Sartor asegura que la decisión no tiene trasfondo xenófobo alguno, y simplemente persigue una distribución más equilibrada de los alimentos así como la atención de las quejas de algunas jubiladas alemanas, que acusaron de mal comportamiento a beneficiarios de origen extranjero. Según datos facilitados por la federación de bancos de alimentos, el porcentaje de beneficiarios extranjeros asciende al 60% en todo el país, un porcentaje que alcanza el 80% en el Estado de Renania del Norte-Westfalia, en el que está Essen.

“Nueva cuestión social alemana”
El caso de Essen ha generado un debate público en Alemania, donde el aumento de la pobreza no sólo se nota en calles, sino que también se hainstalado en la agenda política. El presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, incluso citó el banco de alimentos de la discordia en su discurso durante el nombramiento del nuevo gobierno de Gran Coalición de la canciller Merkel: “La creciente polarización en la mayoría de sociedad europeas, pero también en la nuestra, salta a la vista. Una polarización que no sólo se refleja en el banco de alimentos de Essen, sino en todo el país”.

Y mientras Steinmeier llama la atención sobre la creciente desigualdad en el país más rico y poderoso de la UE, la ultraderecha de Alternativa para Alemania (AfD) no deja pasar la ocasión de aplaudir la decisión tomada por el banco de Essen. Destacadas figuras de AfD hace tiempo que hablan, no en vano, de la “nueva cuestión social alemana” y defienden que el mantenimiento del Estado de bienestar sólo es posible con una política de fronteras cerradas. En su modelo de país sólo hay sitio para los pobres autóctonos.

El caso de Essen no sólo genera debate en las altas instancias del Estado y en la clase política germana, sino también entre los mismos receptores de la beneficencia. Para comprobarlo, basta con visitar dos bancos de alimentos de Berlín situados en Wedding y Neukölln, dos distritos históricamente habitados por trabajadores y con un alto porcentaje de población de origen inmigrante. Entre los beneficiarios, alemanes o extranjeros, hay opiniones de todo tipo.



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Alemanes reciben comida de la organización Muenchner Tafel, que ofrece alimentos donados por supermercados, en Múnich. (Reuters)


Conny tiene 53 años y está prejubilada por enfermedad. Recibe 768 euros mensuales de pensión. Trabajó de muchas cosas: en una fábrica, en el sector servicios, en un bar... Su salario fue por general bajo, con lo que también lo fueron sus contribuciones a la seguridad social. Conny tiene un hijo de 20 años, pero vive sola y se ve obligada a acudir al banco de alimentos de Neukölln para poder llegar a fin de mes. Carga con dureza contra la decisión tomada por el banco de Essen y también contra las políticas sociales de los sucesivos gobiernos alemanes de los últimos 15 años. El Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) es el principal blanco de sus críticas, pues ha dejado de ofrecer una alternativa realmente social. “Pero parecen no darse cuenta”, dice.

Gerd Müller es un desempleado de 62 años. Desde hace dos, vive gracias al llamado Hartz IV, el subsidio público de subsistencia para aquellos ciudadanos que ya han agotado todas las ayudas de desempleo y los seguros sociales, el último escalón antes de caer en la indigencia. Gerd ingresa al mes algo más de 400 euros del Estado, que además le paga el alquiler, la calefacción y la luz. Asegura que una vez cubiertos todos los gastos, le quedan unos 100 euros mensuales para comer. Defiende la decisión tomada por el banco de alimentos de Essen, porque cuando no hay suficientes para todos, hay que poner orden. “Todo el mundo habla de lo que pasó en Essen, especialmente los periodistas, pero nadie sabe realmente cómo era la situación allá. Si no llegan a tomar esa decisión, seguramente hoy ya habría muertos”. Para él, las informaciones críticas a la medida son puras “fake news”.

Svetlana es una madre soltera de unos 40 años. Originaria de Kazajistán, lleva una década viviendo en Alemania. Esta es la segunda vez que viene a buscar comida a un banco de alimentos. Si se hubiese enterado antes, asegura, también habría venido antes. Svetlana tiene trabajo, pero lo que gana no le llega para pagar el alquiler (530 euros por un apartamento de una sola habitación), asumir todos los gastos derivados de la casa y además alimentar a su hija. Por eso, viene a buscar comida. Svetlana no entiende muy bien la decisión tomada por el banco de alimentos de Essen, así que prefiere no opinar.

Helga Nautojat es un jubilada de 63 años. Asegura que los alimentos que acaba de recoger no son para ella, sino para una amiga jubilada que está enferma y no puede salir de casa. Helga es viuda y cobra 1050 euros de pensión. Además, paga unos 800 euros de hipoteca. Por tanto, le quedan 250 para hacer frente al pago de luz, agua y el resto de eventuales costos. Reconoce que el dinero le llega muy justo para comer todos los días. No le parece bien la decisión del banco de Essen de excluir sólo a extranjeros: “Sencillamente, los podrían haber separado”.



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Una cola ante el banco de alimentos Dortmunder Tafel, en la ciudad de Dortmund, Alemania. (Reuters)




Jubilados y madres solteras
Hay dos perfiles predominantes entre los beneficiarios del banco de alimentos de Neukölln: los jubilados y las madres solteras (desempleadas o trabajadoras). Así lo asegura su director, Karsten Böhn, quien reconoce que la cantidad de peticionarios de ayuda ha aumentado notablemente en los últimos años. “Este tipo de bancos son el auténtico sismógrafo de la magnitud de la pobreza en Alemania”, asegura, mientras decenas de personas desfilan frente a su despacho para hacer acopio de alimentos a cambio de un simbólico euro. Si la canciller Merkel le pidiera medidas concretas para combatir la pobreza y la desigualdad, le daría dos sin dudarlo ni un segundo: el aumento de salario mínimo actual de algo más de 8,84 euros la hora hasta, al menos, 11 (para combatir la llamada “pobreza trabajadora”) y el incremento de la ayuda de subsistencia o Hartz IV, que calcula algo más de 4 euros diarios para comida.

En Alemania nadie tiene por qué pasar hambre”, zanja Siemen Dallmann, director del banco de alimentos del distrito de Wedding. “La gente viene aquí para poder dedicar el poco dinero que tiene a gastos que les sería imposible asumir si tuviese que invertirlo todo en comida. Y ese es precisamente el objetivo de estos bancos. El problema es que cada vez más gente a acude a nosotros y las donaciones de alimentos también comienza a reducirse”. Y ahí parece estar precisamente la fuente de conflicto en algunos bancos como el de Essen, que la fuerza ultraderechista más exitosa de la historia de la República Federal no desaprovecha para intentar enfrentar a los pobres alemanes con los extranjeros.

Queda la sensación de que si AfD no fuese actualmente la tercera fuerza del Bundestag, en el que además a partir de ahora liderará la oposición parlamentaria a la nueva Gran Coalición, la decisión del banco de Essen y el consecuente debate nunca se habrían producido. “Un cosa está clara”, reflexiona Siemen Dallmann, “desde que AfD existe y está en el Bundestag, aquí y allá hay gente que se atreve a decir cosas que antes no habría dicho. Dudo que los representantes del banco de Essen sean simpatizantes de AfD. Pero, en general, sí es verdad que 15 años atrás, la gente que hoy vota a AfD ya existía y escondía sus opiniones. Hoy todo esas posiciones son mucho más públicas, porque incluso hay un partido en el Parlamento que defiende lo mismo abiertamente”.


https://www.elconfidencial.com/mundo/2018-03-19/alemania-pobreza-jubilados-bancos-alimentos_1536815/
 
LA NOCHE LAS CONFUNDE
Lo que ocurre en las despedidas de soltera: los secretos que se callan
Todavía hoy hay grupos de hombres y mujeres que, antes de casarse, lo celebran en un club. Recopilamos historias hilarantes contadas por los strippers

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M. PALMERO
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26.03.2018 –
Las despedidas de soltero son una tradición que parece sacada de la Edad Media, pero se sigue celebrando hoy, en pleno siglo XXI. A pesar de que desconocemos el porqué, todavía hay grupos de hombres y mujeres que, antes de casarse, lo celebran en un club de striteas*.

Circulan numerosas leyendas acerca de estas primitivas fiestas. Hoy recopilamos unas historias contadas por strippers masculinos, que han vivido de todo en sus noches laborales con señoritas desatadas.

"Me han vomitado encima"
Julio, stripper, asegura que las despedidas de soltera son "muy intensas" y que hay mujeres de todo tipo y condición. "Normalmente las más jóvenes gritan mucho pero no sueltan dinero; las más mayores gritan también pero nos lanzan dinero, por eso trato de centrar mi atención en ellas. Ni siquiera miro a las de 20 y 21", asegura en 'Vice'.

Una vez me vomitaron encima en pleno escenario. Fue horrible, como un proyectil y yo estaba casi desnudo


A veces, hay mujeres que le vomitan. Literal. "Una vez me vomitaron encima en pleno escenario. Fue horrible, como un proyectil y yo estaba casi desnudo. Llamé a seguridad y echaron de inmediato a la chica que lo hizo. Lo peor fue que en el local no hay duchas. Fui al baño para limpiarme todo lo que pude y volví a casa. Fue asqueroso. Y ni siquiera me dieron propina". Pobre.

También tiene que "aguantar" insultos todo el tiempo: "Hay tíos que me dicen 'gorila ciclado', otros que me gritan 'mari**n". Él intenta siempre mantener la calma y guardar la compostura, pero cuando es imposible llama a seguridad.

"Me han mordido muchas veces"
Marshall Newham, de 28 años, es stripper y participa en fiestas privadas. Cuenta su historia en 'The Sun': "Una vez tuve una dama en el escenario que no llevaba braguitas y no le importaba que los animadores lo vieran todo".

"Me han mordido y arañado mucho. Como parte del show de Adonis, vamos pasando al lado de las mujeres y no es inusual que las mujeres muerdan una parte del cuerpo".

"He visto a una mujer de 70 años ir a un espectáculo con una cinta métrica y tratar de medirnos a mí y a los demás cuando salimos del escenario".



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Marshall Arkley


Además, muchas veces le han ofrecido dinero para tener s*x* con él. "Hay mujeres que intentan descubrir qué pueden hacer cuando me reservan en privado. Una señora me ofreció 550 euros por una actuación si podía tocarme donde ella quisiera".

"Beben hasta caerse"
Bruce no es stripper, pero lleva sirviendo copas 21 años en un local de este tipo. Él está en el piso de arriba, y en el de abajo es donde se hacen las despedidas de soltera.

"No sé de dónde sale esa gente pero asumo que no acostumbran a salir mucho porque no tienen idea de cómo comportarse", asegura. Bruce echa parte de las culpas a 'Magic Mike', la película de strippers, ya que "desde que salió, las mujeres se portan como locas. Aquí arriba nunca he tenido problemas. Abajo beben hasta caerse, se pelean y las tienen que sacar a la fuerza".

No sé de dónde sale este tipo de mujeres. Chillan un montón. Beben hasta caerse, se pelean y las tienen que sacar a la fuerza

"Quería llevar a cabo un acto lascivo conmigo"
Ash Edelman, stripper de 27 años, también ha tenido momentos… complicados de gestionar. “Una vez estaba actuando en un parking de caravanas. Terminé el show enrollándome con una bandera cuando la novia se acercó con la intención de llevar a cabo un acto lascivo conmigo delante de su madre. Fui lo suficientemente rápido para alejarme. Nunca he estado interesado en mezclar los negocios con el placer”.



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Ash Edelman


Como sus compañeros, él también ha recibido ofertas económicas a cambio de s*x*: “Hace poco un hombre me ofreció 91.600 euros para que me acostara con un amigo suyo. No lo acepté”.

https://www.elconfidencial.com/alma...ntan-loco-visto-despedida-de-soltera_1540001/
 
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