Querida coti, Discrepo cordialmente en tu apreciación de The Queen. Chabela es la perfecta imagen misma de la monarquía. Atemporal, alejada de modas y tendencias, su sola presencia trasmite tradición y continuidad.No estoy de acuerdo con tu apreciación aunque sé de antemano que es muy seguida. Pero de ningún modo puedo admitirr que la reina consorte sea la representación de la ciudadanía, porque no lo es. La única representación de España como pais es la del Jefe del Estado y ante otros paises, ahí se empieza y se termina. Cuando este J. de Estado va de visita a Alcaracejos de Arriba a mi no me está representando, representa a la Corona, y no hay más.
La consorte le acompaña, es parte de ese anzuelo del que dependen en gran medida las actuaciones monárquicas, pero se le da una importancia institucional como si fuese el centro y punto de todo este entramado del que se resisten a renunciar. Cierto que estamos en la época de la imagen, hasta que pase, pero mientras dura nos hemos dejado fascinar por esa imagen, que es pasajera y por lo tanto vulnerable en su fragilidad. Lo de incluirme es por seguir la redacción.
En tiempos de la Guerra Fria vino a España el gran temido Nikita Kruschev acompañado de su esposa, mujer de aspecto campesino y sin un atisbo de arreglo ornamental, ¿Fue Kruscheff menos temido y respetado por eso? Naturalmente que no.
La reina Isabel II del Reino Unido nunca descolló por su elegancia, belleza o cualquier signo de imagen perfecta y... es la reina más reina de todas las reinas.
Cifrar la valía de una institución en la apariencia de sus componentes, como está comenzando a pasar con Leonor, es un síntoma más de flojedad humana, flojedad en la que caemos con la mayor facilidad visto lo visto.
El caso es que gente y más gente cae en lo mismo, la contemplación de la monarquía por sus posibles bellezas y perfecciones varias.
Y estamos en el siglo XXI.