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De Buckingham a Zarzuela
Isabel II de Inglaterra le ha dicho a los suyos que este año ha tenido mucho lío. En su discurso navideño desde el palacio de Buckingham ha compartido con los británicos que, como "abuela bien ocupada" ha sacado adelante "dos bodas, dos bebés y otro que estamos esperando". Y como madre ha tenido que celebrar el 70 cumpleaños de su hijo, el paciente primogénito que conserva el ticket de "su turno" arrugado en el bolsillo de su traje de príncipe de Gales. La nonagenaria reina, que no siempre ha podido hablar tan relajadamente de sus asuntos familiares, ha reivindicado además la sabiduría que le proporciona una larga vida para filosofar sobre el bien y el mal y concluir que la fe, la familia y la amistad son la mejor fuente de consuelo y alivio. Y bien soterrado, como es tradición, un solitario mensaje político para un país más dividido que nunca por el túnel en el que se han metido con el Brexit: "Incluso con las más profundas diferencias, tratar a los demás con respeto, y como un ser humano, es siempre un primer paso hacia una mejor comprensión".
La frase es la única que habría podido viajar sin desentonar de Buckingham a Zarzuela. La única que podría haber incluido el Rey de España en un mensaje navideño político y social y nada familiar. Isabel II ha pedido, una sola vez, respeto y comprensión a los británicos. Felipe VI, que este año ha tenido otro tipo de líos, ha defendido hasta ocho veces la convivencia entre los españoles. En los temas sociales y en el monotema político, sin mencionar Cataluña ni falta que hace. Y como el mensaje es el medio y es la imagen, en la estancia palaciega londinense, retratos de padres, de hijos, de nietos y de biznietos. En la madrileña, una única foto, la del Monarca con la heredera, y dos banderas, la española y la europea. Con un cuñado en la cárcel y los esfuerzos para preservar la figura del padre jubilado, no es momento para familia.
Lo bueno del mensaje es que no le gustó a Torra y lo sorprendente es que Pablo Iglesias reconociera claves interesantes y aciertos en las palabras del Rey, eso sí, sin dejar de recordar que la monarquía es de otro siglo. Cierto, es lo que tienen los encorsetados discursos navideños de los reyes, retórica a prueba de meteduras de pata. Hablen de política o de la familia. Pero hay consuelo. Repúblicas como la norteamericana no tienen rey pero sí un presidente como Trump capaz de decir a los niños que Papá Noel es una fake news.
Isabel II de Inglaterra le ha dicho a los suyos que este año ha tenido mucho lío. En su discurso navideño desde el palacio de Buckingham ha compartido con los británicos que, como "abuela bien ocupada" ha sacado adelante "dos bodas, dos bebés y otro que estamos esperando". Y como madre ha tenido que celebrar el 70 cumpleaños de su hijo, el paciente primogénito que conserva el ticket de "su turno" arrugado en el bolsillo de su traje de príncipe de Gales. La nonagenaria reina, que no siempre ha podido hablar tan relajadamente de sus asuntos familiares, ha reivindicado además la sabiduría que le proporciona una larga vida para filosofar sobre el bien y el mal y concluir que la fe, la familia y la amistad son la mejor fuente de consuelo y alivio. Y bien soterrado, como es tradición, un solitario mensaje político para un país más dividido que nunca por el túnel en el que se han metido con el Brexit: "Incluso con las más profundas diferencias, tratar a los demás con respeto, y como un ser humano, es siempre un primer paso hacia una mejor comprensión".
La frase es la única que habría podido viajar sin desentonar de Buckingham a Zarzuela. La única que podría haber incluido el Rey de España en un mensaje navideño político y social y nada familiar. Isabel II ha pedido, una sola vez, respeto y comprensión a los británicos. Felipe VI, que este año ha tenido otro tipo de líos, ha defendido hasta ocho veces la convivencia entre los españoles. En los temas sociales y en el monotema político, sin mencionar Cataluña ni falta que hace. Y como el mensaje es el medio y es la imagen, en la estancia palaciega londinense, retratos de padres, de hijos, de nietos y de biznietos. En la madrileña, una única foto, la del Monarca con la heredera, y dos banderas, la española y la europea. Con un cuñado en la cárcel y los esfuerzos para preservar la figura del padre jubilado, no es momento para familia.
Lo bueno del mensaje es que no le gustó a Torra y lo sorprendente es que Pablo Iglesias reconociera claves interesantes y aciertos en las palabras del Rey, eso sí, sin dejar de recordar que la monarquía es de otro siglo. Cierto, es lo que tienen los encorsetados discursos navideños de los reyes, retórica a prueba de meteduras de pata. Hablen de política o de la familia. Pero hay consuelo. Repúblicas como la norteamericana no tienen rey pero sí un presidente como Trump capaz de decir a los niños que Papá Noel es una fake news.
