Literatura, filosofía y espiritualidad

Brujas, meigas y hechiceros II
Por Ruth Portela

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Si la semana pasada se recorrió el nacimiento de la brujería en el mundo clásico, en esta se introduce el auge del cristianismo y su mezcla con las creencias anteriores. Se presenta, pues, la historia de la brujería en la Alta Edad Media y las leyendas provenientes del mundo celta y germánico.

  1. Paganismo y cristianismo.
El choque de dos culturas produce siempre una mezcla y una alteración de las creencias. Se puede apreciar muchos ejemplos a lo largo del tiempo, como el caso de la mitología clásica en la que los dioses se transforman y cambian de nombre tomando las características de otros anteriores. Éste también es el caso del cristianismo, que trato o bien de conferir a las fiestas y dioses paganos de un sentido cristiano o bien de desterrarlos de la memoria de la gente. Pero esto último es más complicado, por lo que se suele optar por lo primero. De esta manera festividades como la del solsticio de verano, dedicado en la época pre cristiana al dios Velenos, paso a ser la fiesta de San Juan. Aunque curiosamente la costumbre de encender hogueras pervive en algunos lugares de Europa. Esto mismo ocurre con la magia y las brujas, que quedan asociadas al demonio. Corren pareja suerte las tradiciones clásicas como la de origen celta o nórdico.



  • Las divinidades paganas.
En estas tradiciones ocurre lo mismo que en el mundo clásico, es decir, se distingue una magia usada de forma oficial y legitima de otra relacionada con ciertas mujeres. Por ello en la zona de Alemania el papel que jugaba Diana o Hécate en Roma lo juega la hechicera Holle o Holda y Herodiade.



Según las leyendas y cuentos Holle es una diosa del tiempo atmosférico, asociada sobre todo al invierno. Se decía que nevaba cuando Frau Holle sacudía su almohada. Se la suele representar cabalgando a lomos del viento. Se la ha relacionado también con las diosas lunares y de la fertilidad. De ahí que fuera protectora de los alumbramientos. En uno de los cuentos de los hermanos Grimm aparece como una vieja hechicera, que tiene como responsabilidad hacer nevar sacudiendo su almohadón. La historia narra la historia de dos hermanas, una trabajadora y buena, la otra perezosa. Al final del relato Holle premia a la buena y castiga a la holgazana. El cuento lleva el nombre de Frau Holle o Madre invierno.



Etimológicamente se puede encontrar una conexión entre ella y Hel, diosa de los infiernos e hija de Fenrir el lobo- Hölle en alemán es infierno. Antes del cristianismo solía ser considerada una diosa protectora, pero su vínculo con la diosa Hel y con la luna la llevo a tomar un papel más oscuro. Por ello se convirtió en la protectora de las brujas y éstas volaban, según las creencias populares, para celebrar sus conventículos presidios por Diana o por Holde.



“Hay que añadir, además, que ciertas mujeres criminales, convertidas a Satán, seducidas por las ilusiones y fantasmas del demonio, creen y profesan que durante la noche, con Diana, diosa de los paganos (o con Herodiade) e innumerables multitud de mujeres, cabalgan sobre ciertas bestias y atraviesan los espacios en la calma nocturna, obedeciendo a sus órdenes como a las de una dueña absoluta.” (Canon Episcopi; Caro Baroja, Las brujas y su mundo, pág. 97)

  • Las meigas y bruxas gallegas.
En otras tradiciones se pueden ver personajes similares que son asociados al demonio y a la brujería con la entrada del cristianismo. En la cultura celta están las druidesas, hechiceras de la zona de la Galias en la época del Bajo Imperio Romano que eran consultadas incluso por personas importantes.



Otro ejemplo serían los cuentillos sobre meigas o bruxas provenientes de Galicia. Según la tradición no todas las meigas eran maléficas, pero sí la mayoría. Lo que hoy en día es un símbolo de la nacionalidad gallega era en aquel entonces un estigma social. Se las considerada como causantes del mal de ojo o meigallo, también se creía que chupaban la sangre de los jóvenes y agotaban los campos. Aún hoy en los pueblos de Galicia se coloca una planta encima de la puerta de entrada para ahuyentar el meigallo. La Queimada o con su conxuro sirve para el mismo fin, alejar a las bruxas y encantadoras.



“Hay gentes en Galicia que creen el Meigallo cosa cierta, considerándolo como obra de la envidia. Se introduce en el cuerpo de la persona que ha sido elegida, y que es generalmente una joven abandonada por su novio, o una mujer que se cree víctima de una envidia. La persona que padece este embrujamiento no entra de buen grado en la iglesia ni atiende a la misa; pero los parientes y amigos o amigas le obligan a oír la misa cantada; (…) no cesan de decirle un poco sobrecogidos y autoritarios: ¡bótao fòra! ¡bótao fòra!” (Eladio Rodríguez González, Diccionario enciclopédico gallego- castellano)

Una explicación de este meigallo o encantamiento es que en las zonas rurales se tenía a la enfermedad como un castigo mágico. De ahí la cantidad de lugares que en estas tierras tiene una fuente o cueva con propiedades sanadoras, como es el caso de San Andrés de Teixido, y la multitud de medallones y talismanes.



Paganismo y catolicidad se asocian en los promiscuos ensalmos de la Galicia labriega. Sobra ejemplos (…) Muchos talismanes giran en la eterna órbita de la piedra y de los huesos de animales totémicos. Al cayado aórtico del ciervo se le atribuyen fantásticas virtudes terapéuticas; y es prodigio que acaso arranque de la prehistoria. La cabra montesa, buena conocedora de antídotos vegetales, cría en su buche la piedra beozar, que en la Edad Media alcanzó precios de escándalo” (Sánchez Dragó, Fernando, Gárgoris y Habidis. Una historia mágica de España, pág. 316)



Entre las leyendas gallegas se encuentra también la de los mouros. Los Mouros son los agentes de la magia y los que esconden los tesoros en estas tierras. Nada tienen que ver con los moros y musulmanes, sino que son una raza mitológica a la que se ha relacionada con los elfos, hadas, trasgos o gnomos. Su significado sería el de foráneo, forastero, lo diferente. Según las leyendas los mouros guardan los tesoros acumulados o escondidos en los famosos castros gallegos. Se cree que estas historias se pueden deber al hecho de que en el tiempo de los romanos se extraía gran cantidad de metal de Galicia y en general de España.


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  1. La respuesta de la iglesia ante la brujería en la Alta Edad Media.

Se podría seguir recopilando historias y leyendas sobre la magia y las brujas por las tradiciones de los pueblos de Europa, pero llevaría demasiado tiempo. Ahora me voy a centrar en la respuesta de la iglesia a estas creencias populares que llegan a anclarse en tiempos muy remotos y que incluso hoy siguen vivas en algunos lugares. Resulta curioso destacar que la postura de los padres de la iglesia, como San Agustín de Hipona, era mucho más racional que la que se ve en el Renacimiento y en la época Moderna.


No pone en duda la creencia de las gentes en las brujas y los encantamientos, sino la realidad de lo que se narra que ocurre en los conventículos. Tales historias de vuelos nocturnos y transformaciones mágicas las explican como un ensueño imaginativo, es decir, como producto de la fantasía de las gentes simples.





Un ejemplo de ello es la respuesta de un sacerdote ante lo que le contaba una feligresa, que juraba ser una bruja y poder entrar en su casa cuando estaba todo cerrado. El cura le hizo entrar en la sacristía y mientras la golpea le preguntaba por qué no salía volando. Pero viendo que la mujer no se movía añadió: “Bien veis que sois unas locas al creer en vuestros sueños insensatos”. Ésta es una muestra de lo que pensaban la gente de iglesia en aquellos tiempos, considerados normalmente como una época atrasada. “Sueños: he aquí la clave de todo, y sueños de vejezuelas parleras y pretenciosas. Más no podría haber dicho un racionalista del siglo xix.” (Caro Baroja, Julio, Las brujas y su mundo, pág. 100- 101)


La iglesia en ese momento intentaba superar esas viejas creencias, que seguían arraigadas en el pueblo. Para vencer las leyendas y el miedo en las hechiceras, en resumidas cuentas, para distanciarse del paganismo había que negar la realidad de los mismos. A partir de las conversiones masivas se creyó que el cambio era sólo superficial y que la gente mantenía a la vez sus antiguas creencias. De ahí que muchos sacerdotes y doctores de la iglesia consideraran aquello fruto de la superstición e, incluso, hablaban de ciertas drogas y sustancias, que eran las que les hacía creer en aquellos vuelos y reuniones.





El famoso “canon Episcopi”, cuyo autor se desconoce, no se divulga hasta el siglo ix. Es en él donde se reúne una teoría sobre el culto de brujería. No se sabe mucho de quien lo escribió, pero sí se puede deducir que era lo suficiente culto como para conocer a Horacio. En el texto se intenta racionalizar los cultos paganos y las creencias en las hechiceras. Resulta curioso que, a pesar de criticar estas prácticas, sea uno de los documentos que recoge lo que considerada perteneciente al culto a Diana y al mundo de la magia. La primera mención a un aquelarre se puede ver entre sus páginas.





Esta tendencia racionalista en la iglesia se mantiene hasta los siglos xii y xiii con la aparición de la Inquisición. El cambio en la mentalidad de la iglesia se produce cuando el cristianismo es ya la religión dominante, cuando no tiene que luchar contra las ideas de las religiones anteriores.


“Ahora bien, mientras el Paganismo aún tuvo fuerza social, mientras se pretendió convertir a la fe a pueblos que no conocían el Cristianismo o se resistían a él, el hombre de Iglesia dialogó, argumentó a favor de sus creencias. Cuando la cristiandad fue absoluta y la autoridad eclesiástica tuvo el poder a su servicio, la postura cambio.” (Caro Baroja, Julio, Las brujas y su mundo, pág. 107)


Si es cierto que hubo un racionalismo dentro de la Iglesia en la Alta Edad Media, también lo es que muchas de las creencias y de los personajes propios del mundo griego, romano, celta o germánico sobrevivieron a esta cristianización o se mezclaron con ella. En el apartado anterior ya se han puesto ejemplos de creencias gallegas que todavía siguen vivas en las aldeas, aunque sea como parte de la identidad nacional. Las meigas, brujas y cultos paganos se mantienen también en el inconsciente colectivo del europeo, como afirma Jung.
 
Crescer a injustiça
Rui Barbosa

De tanto ver triunfar as nulidades, de tanto ver prosperar a desonra, de tanto ver crescer a injustiça, de tanto ver agigantar-se os poderes nas mãos dos maus, o homem chega a desanimar-se da virtude, a rir-se da honra e ter vergonha de ser honesto.

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Es un documental francés dirigido por Nicolas Philiberten del año 2002 el que se muestra la vida real de sus protagonistas. Se trata de un profesor muy entregado a su profesión que da clases a un número no muy elevado de alumnos, de distintas edades (todas comprendidas entre 4 y 10 años), en una escuela rural de un pueblecito de Francia. El profesor es serio, tranquilo, paciente con sus alumnos y los conoce bastante bien, de este modo se hace con el respeto y la autoridad por parte todos, a los que día a día ayuda a descubrir las ventajas de la naturaleza, les transmite una serie de valores... Todo ello se ve complementado con la labor educativa de las familias de estos niños. Sin dejarnos indiferentes, este documental nos invita a la reflexión haciéndonos ver la labor y entrega de un solo profesor a alumnos de distintas edades, vemos cómo conoce a cada uno e intenta responder a sus distintas necesidades e intereses.

 
William James

(Nueva York, 1842 - Chocorua, 1910) Psicólogo y filósofo norteamericano, destacado representante del pragmatismo y uno de los artífices de la constitución de la psicología como ciencia. Hermano mayor del novelista Henry James, es el pensador norteamericano moderno más apreciado y admirado. Sus antepasados fueron inmigrantes irlandeses enriquecidos en su nueva patria. Durante la infancia William James, como su hermano, acompañó a la familia en sus largas peregrinaciones por Europa, frecuentó numerosas escuelas en seis países distintos y participó en las conversaciones que su fogoso y patriarcal progenitor dirigía en las tertulias de importantes personalidades.


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William James


La irregularidad de los estudios y la profusión de sus facultades innatas le hicieron difícil la elección de una carrera, que orientó finalmente hacia la ciencia. A los cursos de la Harvard Medical School, interrumpidos por una expedición a la cuenca del Amazonas en compañía del naturalista Louis Agassiz y luego reanudados, siguió una estancia de dieciocho meses en Alemania. Fue un período de lecturas, observaciones y reflexiones al cual cabe remontar la aparición de su ideología, pero también una etapa de inquietas decisiones y de un desaliento que rayó casi en la desesperación suicida.


William James había heredado de su progenitor no solamente la tendencia a las especulaciones no ortodoxas (llamado Henry James, como el hermano menor, el padre era un notable seguidor del teósofo Emanuel Swedenborg), sino también un profundo interés por los valores morales y espirituales, la necesidad de una fe religiosa y una acusada propensión al misticismo, que sus estudios científicos, y más particularmente la lectura de Darwin, pusieron en grave aprieto. A lo largo de toda su vida se sentiría acuciado por el problema de la conciliación de la tendencia interior a la fe con el pensamiento científico que parecía minarla; ello constituyó uno de los principales móviles de su obra.


El resultado inmediato de este clásico dilema del siglo XIX, unido en tal caso a un drama psicológico personal, fue, a su regreso a América en 1868, un período de torturadas vacilaciones, aguda melancolía y grave crisis nerviosa que le llevó al borde de la locura y dio lugar más tarde a un casi místico "juicio" cuya formulación filosófica, expresada con crudeza, es la siguiente: aun cuando la mente, según afirma Darwin, sea en verdad un producto de la evolución biológica y un instrumento elaborado para que el organismo humano pueda afrontar el medio ambiente, la voluntad del hombre permanece, a pesar de ello, "libre" bajo cualquier aspecto; la fe, siquiera privada de su contenido teológico, mantiene sea como fuere sus propios derechos de íntima función al mismo tiempo inextirpable e indispensable para el mantenimiento de la existencia; la vida merece, por sí misma, ser vivida.


El "optimismo" intencional con que la mentalidad sensitivamente equilibrada de William James logró superar, de esta forma, su propio desequilibrio fundamental, daría lugar a un complicado sistema de pensamiento especulativo. En 1872 el filósofo inició en Harvard su carrera docente, que desempeñaría a lo largo de toda su existencia; sus cursos de fisiología fueron ampliándose gradualmente, y llegaron a incluir la biología, la filosofía, la psicología y sus relaciones mutuas. A su matrimonio en 1878, del cual tuvo cinco hijos, siguieron años de ardua investigación intelectual, de los que surgirían en 1890 los monumentales Principios de psicología, obra que por primera vez en América hizo de esta materia una disciplina científica independiente y, quizá por última vez, la reveló susceptible de ser también una forma de literatura humanística.


Echados los fundamentos psicológicos de su pensamiento, William James se aprestó a elaborar sus derivaciones filosóficas. En 1897 La voluntad de creer ofreció una justificación "interior" (o sea psicológica) del fenómeno de la fe. Largas investigaciones en el campo de la psicología y de la filosofía de las religiones le llevaron en 1902 al texto Las varias formas de la experiencia religiosa, en el que culminaba una tradición ideológica norteamericana iniciada un siglo y medio antes por Jonathan Edwards con su Treatise Concerning Religious Affections.


En esta obra, William James examinó la fe a la luz no de la "exactitud científica" de las religiones particulares, sino de la validez psicológica (y, por consiguiente, "pragmática") de la misma experiencia religiosa, y se preguntó si era o no favorable a la supervivencia humana, a la perpetuación de la vida y al bienestar espiritual y social. En realidad, este experto de la dolencia y la locura se había transformado en el gran rapsoda norteamericano de la salud física, el vigor, la alegría, la energía, la iniciativa, la animación, la exaltación y la aventura; al emerger de las sombras de la muerte, el perito de la desesperación se convertía en un poeta filósofo que entonaba alabanzas a la infinita variedad y abundancia de la vida, y en un apóstol de la sólida "confianza en sí mismo" de Emerson, de la "disponibilité" intelectual de Gide, del espíritu libre y de la mente y el mundo abiertos.



https://www.biografiasyvidas.com/biografia/j/james.htm
 
Diferencia entre Instinto e Intuición y Presentimiento

La Mente Humana:
Concepto de Instinto, Intuición, Presentimiento

CUANDO un náufrago sobrevive durante varias semanas sobre una balsa en el Atlántico, manteniéndose con sorbos de agua y con los pocos peces que puede capturar, demuestra un instinto de conservación. Cuando Sherlock Holmes, el inspector Maigret o Hércules Poirot descubren a un criminal mediante deducciones subconscientes, basadas en el nerviosismo del individuo o en su conducta desacostumbrada, están empleando su intuición policíaca.

Cuando un jugador de ruleta apuesta todo su dinero a determinado número y gana, ha seguido un presentimiento.
¿Cuáles son las diferencias entre instinto, intuición y presentimiento? Obviamente, los tres tienen algo común: son procesos inconscientes, y el pensamiento consciente puede destruirlos por completo. El náufrago sopesa las probabilidades de supervivencia, deduce que no existen, domina su instinto y se resigna a la muerte.

El detective permite en ocasiones que unas pistas claras ofusquen su intuición. El jugador decide a veces no arriesgar todo su dinero y negarse a seguir su presentimiento. La principal diferencia entre ellos reside en sus orígenes. El instinto es común a todos los vertebrados, así como a los insectos, mientras que la intuición y el presentimiento parecen ser exclusivos del hombre.

Este es diferente de todos los demás animales en el grado de su pensamiento y de su conocimiento consciente, que se deriva de su capacidad para elaborar conceptos y para comunicarse a través del lenguaje. Ningún animal que no sea el hombre tiene pensamientos conscientes respecto a sí mismo. Estas ideas sobre sí mismo, su mundo y sus relaciones con los demás, afectan tanto a su conducta que es difícil decidir hasta qué punto ésta es instintiva o intuitiva.

Sigmund Freud dijo, respecto a los instintos del hombre: “Es posible distinguir un número indeterminado de instintos, según aparecen en la práctica. Sin embargo, para nosotros la cuestión más importante deriva del hecho de que no podemos basar todos nuestros instintos en unos cuantos fundamentales.

Hemos descubierto que los instintos pueden cambiar de objetivo (por desplazamiento), y que a veces se sustituyen unos a otros, pasando la energía de uno a otro. Este último proceso es aún poco conocido. Después de grandes dudas y vacilaciones, nos decidimos a presumir la existencia de dos instintos básicos: el Eros (instinto de conservación) y el instinto de destrucción.”

La tendencia a derivar los diversos instintos de unos procesos básicos más sencillos se difundió ampliamente. El fisiólogo Cannon propuso el concepto de horneostasis, basado en un ambiente constante dentro del cuerpo y forjado por mecanismos reguladores que proporcionan normas objetivas para una teoría de la motivación.

En vez de postular instintos para la conducta, los psicólogos empezaron a buscar impulsos, como el hambre y la sed, que al ser satisfechos restablecen el equilibrio Trataron de ampliar la idea de Cannon respecto a otras motivaciones. Por ejemplo, la conducta sexual se representa como el intento de restablecer el equilibrio y bienestar individuales.

El instinto es innato y aparece como una conducta psicológica que no necesita ser racional, sino que se produce como resultado de algún estímulo. La conducta migratoria de las aves es instintiva con toda seguridad; los petirrojos se lanzan contra muñecos que se parecen sólo vagamente a otros petirrojos (a pesar de que los pájaros tienen muy buena vista); las aves de corral huyen de una figura que se parezca torpemente a un halcón, y los pájaros no distinguen si un huevo es real o de porcelana en el momento de incubar.

Los mamíferos tienen sus propios esquemas de conducta. Luchan ferozmente en la época de celo o en defensa de sus crías y muestran tristeza si se les separa de ellas. ¿Puede afirmarse que los seres humanos muestran una conducta instintiva semejante? Konrad Lorenz piensa que el deseo de lucha del hombre puede explicarse de otro modo. La historia demuestra que los hombres se atacan unos a otros con diversas excusas y dando prolijas explicaciones para justificar ante sí mismos su conducta irracional.



Los seres humanos pelean tan instintivamente como los animales, cuidan de su prole de la misma forma. Muchas mujeres poseen un instinto maternal tan elevado que se dedican a cuidar niños ajenos sin esperar gratitud ni recompensa. Les basta con satisfacer su profundo sentido maternal.

Otro instinto muy señalado en los animales salvajes es la formación de rutinas. Es más seguro hacer lo que ya se ha hecho anteriormente. La formación de hábitos ayuda a la especie a sobrevivir y tal vez se torna innata durante la evolución. Asimismo, el hombre establece ciertas rutinas en su existencia cotidiana.

El hombre primitivo está parcamente provisto de medios físicos para la defensa o el ataque y no habría sobrevivido sin una forma de vida social muy organizada. Por esto, las comunidades humanas son más complicadas que las demás: sólo los insectos sociales (hormigas y abejas) se les asemejan en complejidad.

Los insectos son seres vivos programados genéticamente para realizar de modo instintivo tareas sencillas. Su asociación se compone de individuos a cuyo cargo corre una labor específica y sólo una: no pueden adaptarse o cambiar sus métodos. Las comunidades humanas son mucho más maleables, pero es probable que la conducta comunitaria humana sea, al menos en parte, instintiva.

Así, hay cuatro casos de conducta humana — agresividad, cariño maternal, formación de hábitos y tendencias sociales — , en los que, por comparación con otros animales, pueden discernirse los elementos instintivos.

Si el instinto está determinado genéticamente, apenas puede relacionarse con la inteligencia o la estupidez, a menos que exista una conexión genética, de la que no hay pruebas. Por tanto, no hay motivos para pensar que la conducta instintiva sea más fuerte en las personas “simples”, sino que en éstas no se halla disimulada por las acciones pensadas o controlada por el raciocinio.

La intuición, al revés que el instinto, es resultado de la enseñanza. Es la experiencia que se halla sumergida debajo del nivel de la conciencia, de modo que parece casi instintiva. Por ejemplo, la llamada “intuición femenina” puede explicarse por el hecho de que algunas mujeres observan muy atentamente a la gente ya desde su más temprana edad. Una niña sigue con interés los cambios de ropa o aspecto de sus padres, cosa que un chico nunca advierte.

El resultado es el hábito de la observación, de forma que una mujer, de manera intuitiva, se dará cuenta de que una pareja está enamorada antes de que se enteren los propios amantes. De igual modo, un médico experimentado afirma al momento que una persona sufre una enfermedad sin necesidad de examinarla con todo detalle. Lo sabe por una combinación única de intuición y experiencia.

En los científicos o artistas el salto de la imaginación creadora desde lo conocido hasta lo desconocido, es la forma más fascinante de pensamiento intuitivo, o, como se llama a veces, de pensamientos interferentes. Fenómenos antes inconexos se relacionan para explicar otros hechos y una vez efectuado el descubrimiento no cabe otra conclusión.

Karl Popper afirma en su obra La lógica del descubrimiento científico, que “no existe un método para obtener nuevas ideas. Mi opinión puede expresarse diciendo que cada descubrimiento contiene un elemento irracional o una intuición creadora en el sentido de Bergson. De la misma forma se expresa Einstein sobre la búsqueda de las leyes universales, de las que puede obtenerse una pintura muy acertada del mundo por pura deducción. No hay un camino lógico, añade, que lleve a las leyes universales. Sólo pueden alcanzarse por intuición, basándose en algo como un amor intelectual a los objetos de experimentación”.



Estos poderes son casi un “sexto sentido“ y el resultado de la larga experiencia de una persona inteligente y sensible que sabe conseguir y guardar sus propias vivencias e interpretarlas posteriormente. Este sexto sentido es un don, aunque en el mismo no hay nada oculto ni sobrenatural. Todavía no se comprende plenamente qué es la intuición, aunque las investigaciones sobre los pensadores intuitivos sugieren que difieren en su actitud del resto de los demás.

Malcolm Westcott, en su obra Psicología de la Intuición, afirma que los pensadores intuitivos que triunfan tienden a ser anticonvencionales y muy seguros de su anticonvencionalismo. Tienen confianza en sí mismos y no basan su identidad en la integración de ningún grupo comunitario. Tampoco se preocupan mucho por la conducta y cuando forman parte de un grupo no es porque se adhieran gregariamente a unos principios y normas colectivos.

Tienden a emocionarse con los resultados abstractos. Viven con más dudas e incertidumbres que otras personas, aunque sin temor. Gozan corriendo peligros y se exponen voluntariamente a las críticas. Muestran una marcada resistencia al control exterior, pero guardan en su interior un alto sentido de los valores morales.

El estudio de Westcott concluye con un retrato coherente de las personas decididas, deseosas de tratar con el mundo de acuerdo con sus propias condiciones, pero sin dejarse desequilibrar por las presiones sociales. Sus metas y sus aspiraciones son elevadas, pero a menudo muy diferentes de las de los demás.

El instinto es una respuesta innata a uno entre varios estímulos externos, que conduce a la agresión, al cuidado de los niños o a otra actividad válida, mientras que la intuición puede definirse como la aplicación inconsciente de lo aprendido. Un presentimiento apenas puede clasificarse en la misma categoría biológica o intelectual.

Se trata de una especie de adivinación y es una manifestación de la intuición. Cuando se tiene un presentimiento, se siente que algo tiene que ser así. Lo que ocurre es que se leen las señales y en la mente subconsciente se las compara con experiencias previas, llegando a una conclusión que, si se acierta, puede aparecer milagrosa a los que no están familiarizados con tales problemas.

Volviendo al jugador que lo apuesta todo a un número. Su presentimiento puede fundarse en un cálculo intuitivo de las probabilidades que le pone “en la boca del estómago” la sensación de haber llegado el momento de arriesgarlo todo.

Es muy grande el elemento suerte en un presentimiento, como saben bien todos los jugadores, pero aquellas ocasiones en que se confirma inducen a considerarlas como una prueba de su validez. Pero no hay ningún elemento de suerte en el instinto de cuidar a un chiquillo, y muy poca en la intuición experimentada por un científico en el umbral de un descubrimiento. En el terreno de la motivación humana, el presentimiento debe adoptar un lugar sin importancia, aunque muchas personas crean que a él le deben el éxito.

https://historiaybiografias.com/el_instinto/

 
Friedrich Nietzsche

(Röcken, actual Alemania, 1844 - Weimar, id., 1900) Filósofo alemán, nacionalizado suizo. Su abuelo y su padre fueron pastores protestantes, por lo que se educó en un ambiente religioso. Tras estudiar filología clásica en las universidades de Bonn y Leipzig, a los veinticuatro años obtuvo la cátedra extraordinaria de la Universidad de Basilea; pocos años después, sin embargo, abandonó la docencia, decepcionado por el academicismo universitario. En su juventud fue amigo de Richard Wagner, por quien sentía una profunda admiración, aunque más tarde rompería su relación con él.

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Friedrich Nietzsche

La vida del filósofo fue volviéndose cada vez más retirada y amarga a medida que avanzaba en edad y se intensificaban los síntomas de su enfermedad, la sífilis. En 1882 pretendió en matrimonio a la poetisa Lou Andreas-Salomé, por quien fue rechazado, tras lo cual se recluyó definitivamente en su trabajo. Si bien en la actualidad se reconoce el valor de sus textos con independencia de su atormentada biografía, durante algún tiempo la crítica atribuyó el tono corrosivo de sus escritos a la enfermedad que padecía desde joven y que terminó por ocasionarle la locura.

Los últimos once años de su vida los pasó recluido, primero en un centro de Basilea y más tarde en otro de Naumburg, aunque hoy es evidente que su encierro fue provocado por el desconocimiento de la verdadera naturaleza de su dolencia. Tras su fallecimiento, su hermana manipuló sus escritos aproximándolos al ideario del movimiento nazi, el cual no dudó en invocarlos como aval de su ideología; del conjunto de su obra se desprende, sin embargo, la distancia que lo separa de ellos.

La filosofía de Nietzsche

Entre las divisiones que se han propuesto para las obras de Nietzsche, quizá la más sincrética sea la que distingue entre un primer período de crítica de la cultura y un segundo período de madurez en que sus obras adquieren un tono más metafísico, al tiempo que se vuelven más aforísticas y herméticas. Si el primer aspecto fue el que más impacto causó en su época, la interpretación posterior, a partir de Heidegger, se ha fijado sobre todo en sus últimas obras.

Como crítico de la cultura occidental, Nietzsche considera que su sentido ha sido siempre reprimir la vida (lo dionisíaco) en nombre del racionalismo y de la moral (lo apolíneo); la filosofía, que desde Platón ha transmitido la imagen de un mundo inalterable de esencias, y el cristianismo, que propugna idéntico esencialismo moral, terminan por instaurar una sociedad del resentimiento, en la que el momento presente y la infinita variedad de la vida son anulados en nombre de una vida y un orden ultraterrenos, en los que el hombre alivia su angustia.

Su labor hermenéutica se orienta en este período a mostrar cómo detrás de la racionalidad y la moral occidentales se hallan siempre el prejuicio, el error o la mera sublimación de los impulsos vitales. La «muerte de Dios» que anuncia el filósofo deja al hombre sin la mezquina seguridad de un orden trascendente, y por tanto enfrentado a la lucha de distintas voluntades de poder como único motor y sentido de la existencia.

El concepto de voluntad de poder, perteneciente ya a sus obras de madurez, debe interpretarse no tanto en un sentido biológico como hermenéutico: son las distintas versiones del mundo, o formas de vivirlo, las que se enfrentan, y si Nietzsche ataca la sociedad decadente de su tiempo y anuncia la llegada de un superhombre, no se trata de que éste posea en mayor grado la verdad sobre el mundo, sino que su forma de vivirlo contiene mayor valor y capacidad de riesgo.

Otra doctrina que ha dado lugar a numerosas interpretaciones es la del eterno retorno, según la cual la estructura del tiempo sería circular, de modo que cada momento debería repetirse eternamente. Aunque a menudo Nietzsche parece afirmar esta tesis en un sentido literal, ello sería contradictorio con el perspectivismo que domina su pensamiento, y resulta en cualquier caso más sugestivo interpretarlo como la idea regulativa en que debe basarse el superhombre para vivir su existencia de forma plena, sin subterfugios, e instalarse en el momento presente, puesto que si cada momento debe repetirse eternamente, su fin se encuentra tan sólo en sí mismo, y no en el futuro.
https://www.biografiasyvidas.com/biografia/n/nietzsche.htm
 
Aluga-se


Aluga-se um coração
Tem porta, teto, tem chão
Tem fogo, chamego e paixão
Tem tudo

Alugo pra vida inteira
Eu vou me livrar das goteiras
Limpar e tirar a poeira
Eu juro

E já que não é passageiro
O peito se sente seguro
Ninguém vai pichar nosso muro
Ninguém vai roubar nosso lar

Aluga-se um coração
Com vista pro mundo inteiro
E é teu, de janeiro a janeiro
Se você me aceitar

Aluga-se um coração
Tem cama, saudade e fogão
À prova de furacão
Pra caso da gente brigar

E já que não é passageiro
O peito se sente seguro
Ninguém vai pichar nosso muro
Ninguém vai roubar nosso lar

Procura-se um inquilino
Que pague os beijos em dia
E que se apaixone de novo
Até o contrato acabar


Bárbara Dias


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Tiene puerta, techo, tiene suelo
Tiene fuego, llanto y pasión
Tiene todo

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Me voy a deshacer de las goteras
Limpiar y quitar el polvo
Yo juro

Y ya que no es pasajero
El pecho se siente seguro
Nadie va a pichar nuestro muro
Nadie va a robar nuestro hogar

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Con vistas al mundo entero
Y es tuyo, de enero a enero
Si usted me acepta

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Tiene cama, nostalgia y cocina
A prueba de huracán
Para el caso de la gente pelear

Y ya que no es pasajero
El pecho se siente seguro
Nadie va a pichar nuestro muro
Nadie va a robar nuestro hogar

Se busca un inquilino
Que pague los besos al día
Y que se enamore de nuevo
Hasta que el contrato termine

Bárbara Dias


 
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