LA INFANTA ELENA DE ESPAÑA

Elena de Borbón cumple 60 años: la vida inesperada de la infanta que pudo reinar y no quiso marcharse de España​

Toda la familia Borbón está llamada a celebrar los 60 años de la infanta Elena, escudera fiel del rey Juan Carlos que viene desde Abu Dabi solo para celebrar con su hija. Le ha regalado, dicen, un pura sangre valorado en 800.000 euros.​

Elena de Borbón, entusiasmada en una competición hípica en 2010. /GETTY IMAGES

Elena de Borbón, entusiasmada en una competición hípica en 2010. / GETTY IMAGES
ELENA DE LOS RÍOSPublicado · 20 de diciembre de 2023, 07:06 h
De repente, el silencio se hizo sobre la esperada fiesta de cumpleaños de la infanta Elena, otra fecha señalada para la familia reinante que, contra todo pronóstico, no se ha convertido en test público sobre el estado de las relaciones de los Borbón. La primogénita de los reyes eméritos cumple 60 años, una cifra redonda que invita a la recapitulación. El escenario de la misma, si se mantiene la tradición, será Zarzuela. Si no, en Sanxenxo, al calor del marisco del fiel Pedro Campos.
Es tradición que la infanta Elena celebre su cumpleaños con un almuerzo en Zarzuela al que suele acudir mucha, sino toda, la familia. Este año será así, ya que el rey emérito Juan Carlos y Froilán viajan de Abu Dabi a Madrid solo para estar junto a su hija. De momento, las crónicas reales nombran como invitados previsiblemente confirmados a los eméritos e Irene de Grecia, sus nietos Marichalar, la infanta Cristina con algunos de sus hijos y los Zurita y Gómez-Acabo. Como casi siempre, el núcleo duro de la familia real, los reyes Felipe y Letizia y sus hijas, están en el aire.

El primer cumpleaños de Elena de Borbón.

El primer cumpleaños de Elena de Borbón. / ÁLVARO GARCÍA PELAYO/ARCHIVO ABC
El retorno por Navidad a Zarzuela era una tradición en la familia real que las infantas mantuvieron incluso casadas. El día 20 de diciembre, coincidiendo con el cumpleaños de la infanta Elena, las hermanas volvían a tomar posesión de sus habitaciones de juventud para pasar las fiestas junto a sus padres, tíos y primos. Aunque el relato que hoy sobresale al respecto de los Borbón abunda en una familia desestructurada, la conexión sentimental de Elena y Cristina con el hogar en Zarzuela es irrompible.

Juan Carlos quiso que Felipe fuera rey, no Elena​

No debió ser fácil crecer en Zarzuela, sobre todo después del nacimiento del príncipe Felipe. En algún momento de su adolescencia, la infanta Elena se enteraría que su padre pidió a Gabriel Cisneros, uno de los padres de la Constitución, que mantuviera la prevalencia en el varón para el acceso al trono. Por algún motivo, quiso que su hijo pequeño, y no su hija mayor, alcanzara la jefatura del Estado.
Sea como fuere, quedó aquí demostrado el carácter de Elena, una infanta que jamás ha dado quebraderos de cabeza importantes ni a sus padres ni a la institución. Tampoco cuando, en 2014, el recién proclamado rey Felipe determinó reducir los miembros en activo de la familia real a los cuatro monarcas, Leonor y Sofía. El resto dejó de tener agenda oficial y emolumentos provinientes del erario público.
Un momento de complicidad de Elena con su madre, la reina Sofía, en Marivent.

Un momento de complicidad de Elena con su madre, la reina Sofía, en Marivent. / ARCHIVO ABC


Elena, la mayor, ha tenido siempre la simpatía de los juancarlistas por ser, según todos los que la conocen y quisieron servir de anónima «fuente cercana a Zarzuela», la más Borbón de los tres hermanos. Su carácter fuerte, rebelde pero noble, alegre y enamoradizo, es el de su padre. Son clones en su afición al deporte (náutico), su afición por todo lo popular (del flamenco a las fiestas hasta las tantas), la caza, los toros y los buenos restaurantes.
Ambos, Juan Carlos y Elena, tienen don de gentes: se hacen querer cuando quieren pero pueden ser temibles cuando se enfadan. Eso sí: parece que hasta sus hijos saben que, cuando su madre se enoja, solo tienen que desaparecer unos minutos y desaparecen los malos humos. Dicen que Froilán ha heredado este gen Borbón y que el carácter de Victoria Federica se asemeja más al de los Marichalar.

Elena se casó con un fan de la moda: Jaime Marichalar​

Ahora que cumple 60, Elena de Borbón ha de mirar su pasado con distancia sanadora. Todo le costó algo más de lo esperado, desde terminar sus estudios hasta cumplir con la obligación no escrita de formar una familia. Tuvo famosos romances con jinetes como Luis Astolfi (la hípica fue su otra pasión deportiva), pero se casó con un amante de la moda que, durante los mejores años de su matrimonio, la llevó por el camino de la alta costura. Con un éxito considerable.
El rey Juan Carlos y una Elena de diez años, en la estación de esquí de Baqueira.

El rey Juan Carlos y una Elena de diez años, en la estación de esquí de Baqueira. / HERBERT SPENCER /ARCHIVO ABC
Jaime de Marichalar no terminó de encajar en la familia real, pero fue un ictus y su posterior rehabilitación lo que cambió su carácter y alejó definitivamente a la pareja. Durante los últimos tiempos de matrimonio, la infanta Elena sufrió lo suyo hasta que se atrevió a convertirse en la primera divorciada de la familia y darle un disgusto a sus padres, sobre todo a su madre. La situación era insostenible y no quedaron precisamente como amigos.
El divorcio de Jaime de Marichalar en 2010 es el verdadero parteaguas en la biografía de la infanta Elena, desde entonces más proclive a la vida fuera de foco y entre unos pocos íntimos. ¿O acaso esto es una exageración? Por un lado, los cronistas reales dejan constancia de una vida social reducida a la hípica y las reuniones con Rita Allendesalazar, su amiga desde el colegio Santa María del Camino, o Carlos García Revenga, tutor de sus años estudiantiles y consejero y amigo desde entonces. Por otro, sabemos que sale y se divierte con Vicky Martín Berrocal, Ana Pérez-Lorente (mujer de Antonio Resines) o la 'drag' Nacha la Macha.
A los 23 años, Elena de Borbón ya daba clases en la escuela Santa María del Camino. Fue el primer miembro de la familia real que tuvo un trabajo normal y corriente.

A los 23 años, Elena de Borbón ya daba clases en la escuela Santa María del Camino. Fue el primer miembro de la familia real que tuvo un trabajo normal y corriente. / JAIME PATO /ARCHIVO ABC
En realidad, la infanta Elena continúa siendo la Borbón que siempre fue, con arranques de genio antológicos, como aquella vez que exigió a una periodista que la llamara «señora» y no simplemente «Elena», como suelen las generaciones digitales que ya no saben de tradiciones y protocolos. Este genio herencia de su padre no ha impedido que se convierta en la gran mediadora en su familia, tanto entre sus padres como entre sus hermanos. Trabaja en la Fundación Mapfre desde 2008 y vive en un gran piso de 500 metros cuadrados cerca del Parque del Retiro desde 2009.
La infanta Elena vive hoy pendiente de su padre y de su hijo, pues los dos hombres más importantes de su vida comparten exilio. Viaja a menudo a Abu Dabi, sobre todo para acompañar al rey emérito Juan Carlos, del que continúa siendo ojito derecho. El monarca sigue ejerciendo de patriarca que arregla los entuertos de sus hijas, ya sea un divorcio que no llega (el de la infanta Cristina con Iñaki Urdangarin) o un hijo ingobernable (al que un trabajo en el Lejano Oriente parece haber metido en cintura). Dicen que como regalo de cumpleaños le ha comprado a Elena un pura sangre valorado en 800.000 euros.
Elena de Borbón es una gran aficionada a los deportes náuticos. Aquí, navegando con los 30 recién cumplidos. (FOTO: ARCHIVO ABC)

Elena de Borbón es una gran aficionada a los deportes náuticos. Aquí, navegando con los 30 recién cumplidos. (FOTO: ARCHIVO ABC)
La entrañable relación padre-hija, la autenticidad de sus arranques y de sus sonrisas y contribución a la defensa de la cultura popular española, del flamenco a los toros han convertido a la infanta Elena en uno de los miembros más queridos de la familia real. Pese a que el segundo plano que decidió para ella su padre se ha convertido prácticamente en una desaparición total de la vida pública, su figura forma parte de la memoria de varias generaciones de españoles que veían en la familia real un síntoma de modernidad.
Paradójicamente, lo que antaño era modernidad ahora se pretende dentro de un tradicionalismo estricto, cuando Elena de Borbón es mentada en los círculos ultra monárquicos como una hipotética reina perfecta. Es una ensoñación, claro. La primogénita de los reyes Juan Carlos y Sofía es leal al rey Felipe, insisten los cronistas de la Casa Real. Ni está ni se la espera en conspiraciones, en el remoto caso de que las hubiera.



En mayo de 2022, la infanta Elena acudió a las Ventas para asistir a una corrida de Morante de la Puebla y El Juli del cartel de San Isidro.
En mayo de 2022, la infanta Elena acudió a las Ventas para asistir a una corrida de Morante de la Puebla y El Juli del cartel de San Isidro. / ÁNGEL DE ANTONIO/ARCHIVO ABC
El revuelto panorama que vive últimamente la familia real podría relegar el 60 cumpleaños de la infanta Elena a Galicia, donde además el rey Juan Carlos tiene su segunda casa. El marisco de Sanxenxo puede ser un premio de consolación si al final no se encuentra adecuado que una gran reunión de los Borbón tenga lugar en Zarzuela.
Sea como fuere, estas serán unas Navidades muy viajeras para el rey Juan Carlos y, quizá, también su hija Elena. La periodista Carmen Rigalt, bien informada acerca de los movimientos de los Borbón desde los años 80, apunta a un 'tour' vacacional con segunda parada después del cumpleaños en Suiza. Y de allí a Roma, donde tendrá lugar el cumpleaños de la casi nonagenaria Olympia Torlonia de Borbón, prima del rey y tía de Alessandro Lequio.

 
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Pero la infanta Sofía se supone que sí está en Madrid, por eso no entiendo que no haya ido a la comida.
 
Menudo papelon para ficticia y boboncio con la que les esta cayendo tener que ir a la comida del cumple. Más de un comentario se tendrán que oír
 
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