La Familia Real en el acto solemne por el 40 aniversario de la Constitución. Diciembre 6, 2018

Ya vemos el trola con babosadas de esta pareja. seguro que la volvía a montar si alguien cogía a las niñas y les hacía un inocente foto, que no hace daño a nadie. solo a la doña consorte de pacotilla. por que ayer estaba normal, pero ya hemos sido testigos de que esta tipa no se comporta como se debe. La prensa irlandesa debe ser muy ignorante por las perlas hacia ella:
"Es la reina por excelencia",
 
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[QUOTE="monicacotilleando, , member: 9461"=

"Maga,
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Que fuerte.
Ademas de terribles calcetines además ROTOS.

sofia le esta diciendo a leonor, tranquila no pasa nada, el sr es nuestro padre
 
Ya vemos el trola con babosadas de esta pareja. seguro que la volvía a montar si alguien cogía a las niñas y les hacía un inocente foto, que no hace daño a nadie. solo a la doña consorte de pacotilla. por que ayer estaba normal, pero ya hemos sido testigos de que esta tipa no se comporta como se debe. La prensa irlandesa debe ser muy ignorante por las perlas hacia ella:
"Es la reina por excelencia",
Sí , LA REINA DE LAS TERMITAS :joyful:
 
Seguro q la controladora palometa. Es bien triste que Felipe Sexto consienta los desprecios hacia sus padres por parte de una nueva rica venida a menos, que pena. Las nenas ya están mimetizadas con la madre, son igual que ella. A Don Juan Carlos no le hacen ni caso. La culpa toda es del hijo.
Bien triste sí, que Felipe Sexto "" se enamorara" de una mujer que le resta en vez de sumar. Dice mucho de él que ni olfato para eso tuvo. Hombre aparentemente plano, sin carisma, sin salirse un guión medido al milímetro que no genera empatía alguna. Cuánto tiene que agradecer a sus padres ( al tiempo me remito) y cuánto vivirá de renta a costa de la labor de los eméritos cuando falten. Porque de momento todo le ha sido dado. No se le ve con talento ni para echar un poco de bálsamo en algún discurso que ha sido histórico por su falta de tacto y visión de concordia para muchos españoles . Que su mujer encima sea una star que confunde papeles,maleducada sin precedentes para el puesto que ocupa ,soberbia donde las haya, acrecienta la antipatía hacia esa pareja que creo ya no tiene remedio. Ya se ha dicho por aquí que son una familia real de andar por casa. Yo añado, pero no familia low cost porque nuestros dineros nos cuesta que hagan tanto paripé, tanto teatro, tanta memez y...nos damos cuenta.
 
Linnet, no había visto este post con el video de las intervenciones de Ana Pastor y Felipe.
Ya puse en solfa el discurso del zangolotino que tenemos por jefe del Estado español en el que incurre en un error histórico mayúsculo que ya critiqué y al que me respondieron estupendamente Eleonora de Toledo y Rapunzel, con más datos sobre ello.
Comprendo que la mayor fijación sea la habitual, vestuario y demás, pero lamento que entre tanta española que opina no hubiese más que se fijasen en lo que denuncié, para mi objeto de artículo en un periódico medianamente correcto con la Historia, que todo un Jefe de Estado, rey para más inri, ignore el sentido y la letra de todas y cada una de las Constituciones españolas y que nosotros, ciudadanía, lo demos por bueno al mismo tiempo que se acepta este pais como lleno de problemas. No encuentro ni encaje ni adaptación a la realidad.
No sigo, linnet, gracias por la transcripción y ojalá alguien más se fije en la garrafada regia.
Sabes que te digo Llita que después de que el Prepa diga de la 1812 "la fugaz e ilustre" ya me lo puedo creer todo en torno al papel nulo que tiene hoy en dia .Porque para no tener no es ni simpático. Ya es el colmo demostrar cuánta ignorancia le rodea y qué podemos esperar de ese " Rey" que maltrata a la Constitución más importante que ha tenido España y por muchos motivos que ya se han expuesto y no voy a repetir. Es que me sube la tensión con tanta mediocridad que encima pagamos a precio de oro.
Dices que aquí se habla mucho de Leti y tienes razón pero es que....si a un presunto inepto le añades una compañía tóxica de la cual sólo se le conocen sus operaciones estéticas y su afición a meter el cazo en lo que sea, el tema no da para más que chascarrillos y algo de humor.
 
08/12/2018

LOS BESOS QUE SELLAN LA PAZ ENTRE PADRE E HIJO
EL REY JUAN CARLOS SE RECONCILIA CON SU HIJO


Felipe VI apostó, a pesar de las presiones, porque Juan Carlos I fuera el protagonista en los 40 años de la Constitución
Don Felipe ha resistido las presiones de quienes le aconsejaban que el acto por el 40º aniversario de la Constitución no diera todo el protagonismo al Monarca Emérito. El Rey creía de justicia reivindicar a su padre, quien aún estaba dolido por los desplantes institucionales sufridos. POR EDUARDO ÁLVAR

FALTABAN DOS MINUTOS para la una del mediodía. Una gran ovación de la mayoría de los presentes este jueves en el Congreso para asistir al acto por el 40º aniversario de la Constitución –no así los parlamentarios de Unidos Podemos– interrumpía por primera y única vez el discurso de Felipe VI, que acababa de reivindicar a su padre. La emoción brotó en el rostro de Don Juan Carlos, quien, junto a Doña Sofía, también había recibido el saludo más cálido al entrar en el salón de plenos.

El reconocimiento al Rey Emérito era un acto de justicia. Y, sin embargo, los protagonistas de este último episodio para la Historia han tenido que vencer grandes obstáculos para que los hechos se produjeran tal como han acabado ocurriendo. Según ha podido confirmar LOC de fuentes muy próximas a La Zarzuela, muchas voces han aconsejado en los últimos tiempos a Don Felipe que no diera todo el protagonismo a su padre en el homenaje a la Constitución. Distintos consejeros le habrían intentado persuadir para encontrar fórmulas de tributo a Don Juan Carlos y Doña Sofía sin que el acto central del 40º aniversario acabara girando sobre la figura del primero. Esas voces advertían a Don Felipe de que la imagen pública del anterior Jefe del Estado se ha visto dañada y temían que se arruinara la proyección de la Corona como fuente de consenso en una efemérides tan importante. La inoportuna fotografía en Abu Dabi del Rey Juan Carlos y el príncipe heredero saudí recrudeció las posiciones de algunos consejeros áulicos.

Pero las mismas fuentes nos aseguran que esta vez el Rey estaba decidido a hacer caso omiso a los más críticos con Don Juan Carlos. Don Felipe tenía tomada desde hace tiempo la decisión. Sentía que buena parte de los españoles no comprenderían un reconocimiento al máximo nivel a los llamados Padres de la Constitución y que se arrinconara a quien todos los historiadores señalan como el gran motor del cambio. Pero, además, pesaba en este caso un motivo mucho más personal. El Rey sentía que debía a su padre un gesto público de rehabilitación, puesto que Don Juan Carlos aún tenía la espinita por lo que consideró una traición shakespereana el 28 de junio del año pasado.

LA EXCLUSIÓN DE LA DISCORDIA

Aquel día, en el Congreso de los Diputados se conmemoraron los 40 años de las primeras elecciones democráticas en nuestro país. Don Juan Carlos no estuvo presente. A pesar del amor y de la lealtad que siente por su hijo, fue aquel un jarro de agua fría, otro castigo que se le infligía desde Zarzuela. Y explotó. Aquel mismo día transmitió a EL MUNDO su “gran dolor”. “Hasta han invitado a las nietas de La Pasionaria, y a mí me han excluido”, lamentó con pesar. Desde la Casa del Rey se intentó quitar hierro justificando la ausencia por un problema irresoluble de protocolo, ya que dos reyes no podían presidir el acto en el Hemiciclo. Pero la realidad era bien distinta. Consejeros como los que ahora no han logrado torcer la voluntad de Don Felipe sí le convencieron hace año y medio de que podía dañar la imagen de la Corona convertir el acto en un homenaje al Emérito. Y se planteó minimizar su protagonismo sentándolo en la tribuna de invitados –igual que había hecho Doña Sofía en la proclamación de Felipe VI en 2014–. Para Don Juan Carlos ser tratado como un florero resultaba insultante.

El Monarca Emérito pasó varios días recluido en su área privada del Palacio de La Zarzuela, sin querer recibir apenas visitas y con la única compañía de su ayuda de cámara. La tensión entre los dos Reyes aquellas fechas fue más que notable. Y los acontecimientos posteriores dificultarían que las aguas volvieran a su cauce.

En la Casa del Rey se las prometían muy felices al arrancar 2018. Dado que este año iban a cumplir 80 años tanto Don Juan Carlos como Doña Sofía, se empezó a diseñar una programación de actos especiales para homenajearles. De hecho, el 5 de enero se celebró una multitudinaria comida en La Zarzuela para festejar el cumpleaños de Don Juan Carlos, que reunió a todos sus familiares lejanos, todo un cónclave dinástico. Faltaron, sin embargo, la Infanta Cristina, su marido y sus hijos. Aún tardaría en producirse el acercamiento familiar de la primera, hoy en marcha.

Pero para el Rey Emérito esa rehabilitación pública resultaba ya por entonces agridulce. Porque su deseo de volver a ser tenido en cuenta con peso en la agenda institucional de la Corona contrastaba con sus problemas físicos, que cada vez le coartaban más la movilidad y le impedían sentirse cómodo en audiencias públicas. En esas, saltó la noticia a principios de abril de que Don Juan Carlos tenía que volver a ser intervenido quirúrgicamente para cambiarle la prótesis de su rodilla derecha. Aunque la operación fue un éxito, según los médicos, la movilidad del Rey cada vez va a estar más limitada porque tiene muy deteriorada la cadera. Una realidad que preocupa y entristece mucho a Don Juan Carlos, quien teme verse obligado algún día a tener que usar una silla de ruedas como le ocurrió a su madre, María de las Mercedes, los últimos años de su vida.

Se añade el hecho de que, pese a sus 80 años cumplidos, el Monarca se resiste a perder cierta coquetería. Por ello sorprendió, pero al mismo tiempo arrojó luz sobre la realidad de la situación, que a finales de mayo Zarzuela hiciera públicas unas fotografías en las que se le veía en esa silla de ruedas que tanto rechaza, con motivo de la visita a los Reyes que realizaron la princesa Margarita, custodia de la Corona rumana, y su esposo, Radu Duda.

NUEVO ESCÁNDALO

Semanas después, cuando todo estaba preparado para que la Familia Real pasara un agosto en Mallorca más relajado que el de los últimos años, y con el anuncio de que iban a volver a coincidir Don Juan Carlos y su hijo en las regatas de vela, explotó el gran escándalo de las grabaciones del ex comisario Villarejo, en las que se escuchaba a la antigua amiga entrañable del Rey acusarle de haberla usado como testaferro. Los peores nubarrones volvieron a cernirse sobre Zarzuela. Y, una vez más, Don Felipe se vio obligado a extender un cordón sanitario. La primera consecuencia fue la de impedir que el Rey Emérito se trasladara a Marivent. Se informó entonces de un inoportuno problema de muñeca. A Don Juan Carlos, que en realidad se encontraba bastante bien de salud como se vio en la cena en Torrelodones junto a amigos como Javier Solana o Esther Koplowitz desvelada en exclusiva por LOC, se le pidió que mantuviera la máxima discreción posible hasta que se viera en qué quedaba judicial y políticamente el Corinnagate.

A regañadientes, Don Juan Carlos se hizo invisible casi todo el verano. Apenas asistió a una corrida de toros a mediados de agosto en San Sebastián, o posteriormente a Sanxenxo para las regatas. Pero volvió a tomarse como una afrenta el que durante más de tres meses fuera completamente apartado de la agenda institucional. Hubo acontecimientos tan irritantes como el hecho de que el Gobierno anunciara que sería él quien representara a España en la toma de posesión, en agosto, del nuevo presidente de Colombia y que Moncloa se desdijera a las pocas horas arguyendo que todo había sido “un error”.

El juez de la Audiencia Nacional que investigó los audios de Corinna dio carpetazo a la causa en septiembre. Pero no sólo porque los supuestos hechos hubieran ocurrido en un tiempo en el que Don Juan Carlos era inviolable. Sino porque no existían indicios sólidos que permitieran incriminarle.

Con el escenario judicial despejado y con el cierre de filas de los principales partidos, en especial del PSOE, se volvió a respirar en Zarzuela. Y Don Felipe ya no tuvo dudas de que el 40º aniversario de la Constitución iba a dar el máximo protagonismo a su padre.

Pero aún habría de llegar un último episodio desagradable. El pasado 25 de noviembre Don Juan Carlos se encontró con el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, en el palco de autoridades del circuito de Yas Marina, en Abu Dabi, donde presenciaron la prueba de Fórmula 1 con la que se despedía Fernando Alonso. La foto recibió un sinfín de críticas por la inoportunidad. Hay que tener en cuenta que Salman acababa de ser señalado por la CIA como responsable último del asesinato del periodista Jamal Khashoggi. El Ministerio de Exteriores saudí difundió con gran intención la instantánea porque Juan Carlos I se convertía en el primer dirigente occidental que saludaba al heredero desde el estallido del escándalo, buscando transmitir normalidad en un acto lúdico.

Al día siguiente, Zarzuela se vio obligada a dejar claro que había sido un viaje privado del Emérito, «no institucional». Y el ministro de Exteriores, Josep Borrell, tuvo que explicar que «el Gobierno no es responsable de la agenda de Don Juan Carlos», poniendo en evidencia la incomodidad que causa el comportamiento tan poco discreto que a veces caracteriza al ex jefe del Estado.

Este último escándalo fue bien aprovechado por Podemos y por otros partidos antisistema que apoyan al Gobierno para presionar y tratar de rebajar el protagonismo de Don Juan Carlos en el acto institucional del 6 de diciembre.

Nada ha impedido, sin embargo, que esta vez el Rey que pilotó la Transición fuera homenajeado en las Cortes. Y las fuentes consultadas por LOC aseguran que Don Juan Carlos está feliz, que se siente agradecido y que está muy satisfecho con el comportamiento de su hijo, que ha hecho caso omiso a ciertos cantos de sirena.

Pese a los problemas físicos que no pudo disimular el jueves, y que le obligaron a participar en el cóctel del Congreso desde una silla alta dispuesta para él, disfrutó con el cariño que le demostraron muchos de los asistentes, entre ellos Felipe González o Adolfo Suárez Illana, que fueron algunos de los más atentos. Don Juan Carlos se sintió reivindicado por su hijo. Se cierra así una herida real que todavía supuraba.
 
CARMEN
RIGALT

08/12/2018

LOS APLAUSOS DE LETIZIA AL REY PARA ECLIPSAR AL EMÉRITO

MARTES. Una de las noticias más llamativas de la semana viene de la mano de Francisco de Goya, a quien se le atribuye una correspondencia cargada de sexualidad con Martín Zapater, su amigo de la juventud. No hay nada nuevo en esa correspondencia, salvo la certeza de que las cartas son reales y contienen referencias eróticas. Se ha tardado en sacarlas del armario, pero ahí están, con la caligrafía de la época y la trilita entre líneas. Manuela Mena, experta en pintura del XVIII y concretamente en Goya, se ha tomado la molestia de estudiarlas y traducirlas.

Goya debía de ser un hombre con gran potencia sexual. No me atrevería a decir que Goya era gay, entre otras cosas porque en su tiempo no había gays sino maricones. Sus biógrafos le atribuyen hijos por un tubo: más de 20. Entre los que murieron y los que se diluyeron, sólo quedaron un par de ellos. Aunque eso no debe distraernos. La mejor obra de Goya son sus cuadros, no sus hijos.

Exuberante y disfrutón, carnal y auténtico, Goya irradia sexualidad a través de su obra: la maja desnuda, la condesa de Chinchón, Saturno devorando a sus hijos, el manicomio, etc.

Respecto a la correspondencia con Martín Zapater, es “leña vieja para fuegos nuevos”, como dice Antonio Lucas, otro que escribe como mea.

MIÉRCOLES. Llevamos 40 años con la misma Constitución: que sea para bien. El siglo XIX fue convulso y parecía que los políticos no daban abasto con las constituciones. Ahora, en cambio, no se atreven a retocarla por no tentar la suerte. Lo del XIX fue una auténtica pesadilla. En 1812 se aprobó la Constitución de Cádiz, la Pepa, y en 1837 el Estatuto de Martínez de la Rosa, que no era un texto constitucional propiamente dicho, pero allá le andaba. Entre sacudidas y alternancias en el poder, se sucedieron las constituciones, a cual más apresurada: estatuto del 37 y textos constitucionales en 1845, l856, 1869 y 1876 que llegó a colarse en el siglo XX. Aquello fue un no parar.

Ha sido una excelente idea invitar al Rey Emérito a que recibiera la cuota de protagonismo que quedó pendiente con ocasión de los 40 años de democracia. Digo que ha sido una excelente idea pero miento. En realidad ha sido lo que tiene que ser. El Rey se ha ganado estar ahí. Y si no se lo ha ganado, da igual. Tiene que estar ahí por huevos.

Debido a su espontaneidad, a veces el Rey hace cosas que nos sientan fatal, como saludar en Abu Dabi al heredero Salman, presunto artífice del asesinato del periodista saudí Khashoggi. Volviendo al Congreso, lo que me ha llamado la atención es la salida de tono de la Reina joven, que se ha quedado sola aplaudiendo a su marido. Dicho sea en honor de los protagonistas: Felipe VI no sabía donde meterse. Estuvo a punto de esconderse tras las cortinas (si la tribuna fuera un escenario teatral las cortinas marcarían la zona de paso hacia las bambalinas).

A nuestra Reina le gusta dar la nota. Todo el mundo supone por qué se quedó sola aplaudiendo a Felipe VI: no le gustó que los Eméritos le sacaran ventaja en el aplausómetro. Yo eché en falta que las cámaras recogieran la reacción del Rey Juan Carlos, que es listo como el hambre y estas cosas las pilla al vuelo.

Las Reinas no deben ser obvias ni previsibles, sino todo lo contrario. La Reina Letizia, al quedarse sola aplaudiendo en la tribuna mientras su marido intentaba escabullirse, protagonizó un episodio digno de pasar a la historia. Hay que explicarle a Letizia que ser Reina no consiste en hacer de menos a otros reyes, como parece que se ha propuesto. Y si no, que traiga ella la República.
 
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