La España de Franco

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Franco por encima de todo revanchismo

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Ángel Gutiérrez Sanz (Especial para AD).- No acabo de entender por qué unos restos que llevan bajo tierra más de cuarenta años hayan de ser exhumados en contra de la voluntad de sus familiares y sobre todo me resulta aún más incomprensible que la sentencia favorable del Supremo para que esto se pueda llevar a cabo suscite un regocijo desmedido en tantas personas, a no ser que su corazón esté podrido por el odio y el rencor. Seguramente que los deseos del Sr Sánchez y sus secuaces de sacar a Franco del Valle de los Caídos se van a ver cumplidos, pero por muy legal que ello quiera presentarse no deja de ser un hecho sórdido, que no tiene en cuenta los derechos más elementales. Esta fechoría de Sánchez va a consumarse con el silencio cómplice de los cobardes y la inhibición de los traidores y desleales, repartidos por los diversos estamentos y partidos políticos. La posibilidad de llevar a cabo esta canallada, al igual que el resto de tropelías perpetradas al amparo de “la memoria histórica”, más que por méritos propios de Sánchez hay que atribuírselo a quienes teniendo la obligación de enfrentarse a tanta desvergüenza e ignominia, han preferido mirar para otra parte. ¿Qué fuerza parlamentaria en su momento se opuso a sacar a Franco del Valle de los Caídos? Para vergüenza de esta sagrada Nación hay que responder que ninguna. Increíble pero cierto.


Teniendo en cuenta la situación que hoy se vive España y haciendo los cálculos pertinentes, se llega a la conclusión de que saciar las ansias de venganza en asuntos como éste no tiene el menor coste político, al contrario seguramente hasta puede resultar favorable en las próximas confrontaciones electorales. No solamente esto sino que una decisión tan arbitraria como la exhumación de Franco ni siquiera ha llegado a suscitar ningún tipo de alarma social, ni política, ni religiosa, ni militar, ni judicial. Nada de nada. Otra cosa bien distinta hubiera sucedido en el caso de un intento de profanación de la tumba de Pablo Iglesias, retirar los monumentos a la Pasionaria, Carrillo, o de cualquier otro dignatario de izquierdas, protagonista de los acontecimientos más tristes de la reciente historia de España.


La sectaria ley de la memoria histórica con dos varas distintas de medir, lo que está haciendo es desestabilizar la convivencia nacional. Cuando más necesitados andábamos de reconciliación, más crispación se está generando por culpa de esta ley inicua, cuando más necesitábamos hablar de perdón más revanchismos están saliendo a flote, lo cual no deja de ser enormemente peligroso toda vez que la venganza, al igual que cualquier otra torcida inclinación que acecha a la condición humana, resulta insaciable. Los vicios siempre piden más sin darnos ningún tipo de tregua. El placer de la venganza dura poco y deja siempre un vacío de insatisfacción que necesita ser alimentado con nuevas venganzas. Quizás por eso no bien concluido este primer episodio de la exhumación de Franco ya se está pensando en borrar del mapa el majestuoso monumento-basílica de la Sta. Cruz del Valle de los Caídos, o cundo menos dedicarle a otros a menesteres no ajenos a una siniestra intencionalidad política.


Desgraciadamente este próximo objetivo a la vista, el supuesto revanchismo lo tienen al alcance de la mano, después de una campaña demoledora en la que este sagrado lugar ha sido denostado ante la opinión pública y presentado como un monumento en honor al fascismo, como un lugar de los horrores, donde miles de presos murieron y fueron torturados, como si se tratara de un campo de concentración, donde se vivía en condiciones infrahumanas cuando en realidad y según consta en los archivos, el Valle de los Caídos siempre quiso ser símbolo de la concordia nacional, construido en honor a los caídos por ambos bandos. A tal respecto el prestigioso periódico New York Times publicaba por aquellos años que con esta edificación Franco ofrecía al bando derrotado un ramo de olivo. Durante los 20 años que duró su construcción solo murieron 14 personas, según unas fuentes y según otras 18 personas. Lejos de ser un lugar de horrores era un lugar apetecible donde los presos acudían voluntariamente, nunca forzados, cobrando lo mismo que los trabajadores libres y además allí podían redimir penas. 16.300 presos con pena de muerte, incluso alguno con dos por crímenes con delito de sangre, cometidos fuera del campo de batalla, veían como la pena capital a la que habían sido condenados era conmutada por 30 años de prisión que luego podían quedar reducidos en torno a los 7 años. Por aquí pasó el popularmente conocido como “el matacuras”, porque según su propio testimonio había matado a 5 sacerdotes y que bien podía ser un buen ejemplo de cuanto estoy diciendo.


Además de cobrar su sueldo y redimir sus penas, incluso los días que estaban inhabilitados, tenían una casa donde podían vivir con sus familias y unas escuelas donde podía llevar a sus hijos, que en su mayoría cursaron el bachillerato, pudiendo acceder posteriormente a la Universidad, en unos tiempos donde no era tan fácil cursar estudios superiores para el resto de los ciudadanos españoles. En fin, teniendo en cuenta todas las circunstancias concurrentes, trabajar en el Valle de los Caídos era para los presos una bicoca. Esta es la realidad, que el bando de los resentidos trata de destruir supuestamente movidos por sentimientos de venganza y que seguramente no tardarán mucho en conseguirlo, aunque para ello no les sea suficiente un Decreto Ley sino dos o tres ; pero es igual porque en esta nuestra pobre España todo es posible. ¿Quién se lo va a impedir?


Hay algo no obstante que para su desgracia nunca podrán hacer estos supuestos revanchistas, que es borrar la realidad vivida en España durante casi cuarenta años gloriosos, transcurridos bajo el mandato de Franco. Podrán falsear la historia, podrán como lo han hecho imponer su ley de memoria histórica, suprimiendo la libertad de expresión y poniendo mordazas a los historiadores imparciales; podrán actuar como inquisidores castigando a los que no piensan como ellos, podrán incluso conseguir, si es que no lo han conseguido ya, que la gente se trague sus patrañas y mentiras. Lo que no podrán es impedir que lo que fue deje de ser. Lo que no podrán impedir es que Franco haya sido ese personaje excepcional, uno de los más grandes de la historia universal, llamado a ocupar para siempre un lugar privilegiado que ya nadie le podrá arrebatar. Estamos hablando según testimonios fidedignos de un hombre modesto, humilde, sencillo, moderado, austero, prudente, disciplinado, patriota, estadista de altos vuelos, valeroso militar con una personalidad adornada por acendrados valores humanos y cristianos, como bien quedó reflejado en su testamento y por encima de todo un enamorado de España a la que sirvió con lealtad y por la que luchó y se jugó la vida.


Lo que tampoco nadie podrá impedir es que España llegara a ser Una, Grande y Libre, a quien no pudo subyugar el despotismo soviético comunista. Esto es algo que las izquierdas nunca podrán encajar. Su trascendental victoria sobre el comunismo ateo supuso no solo la salvación de España sino también la salvación de la cultura cristiana de Occidente. Así lo reconoció en su día la iglesia, deshaciéndose en elogios hacia su persona y condecorándole con la máxima distinción al nombrarle caballero de la Suprema Orden de la Milicia de Ntro Señor Jesucristo, que muy pocos pueden ostentar.


No solamente Franco, también su gigantesca obra, ocupan ya un puesto privilegiado en la historia, inasequible a todo intento de revanchismo. La España rota que él encontró se convirtió en una nación articulada, construida sobre la justicia, la paz y el orden. La España sustentada en estructuras medievales fue trasformada en una nación moderna, que con el esfuerzo de todos los españoles consiguió colocarse como la novena potencia económica mundial. La labor social llevada a cabo por Franco es digna de todo elogio, solo un ignorante o malintencionado puede ponerla en duda. Se consolidaron las clases medias y los españoles pudieron vivir una vida digna, donde no faltaba el trabajo y una vez superados los malos momentos de la posguerra, en los hogares españoles tampoco faltó pan y lumbre. La seguridad social llegó a los trabajadores, la sanidad se vio fortalecida con buenos profesionales y una importante red de hospitales, la cultura se hizo extensiva a todas las clases sociales, sin distinción de credos ni ideologías. Ahí ha quedado como ejemplo “La ley General de Educación de 1970”, siendo Ministro del ramo el Sr Villar Palasí. A todas estas conquistas habría que añadir el logro de una sociedad cohesionada, sin enfrentamientos y una familia estabilizada inspirada en los valores cristianos, santo y seña de esa España decente que yo tuve la inmensa suerte de conocer y de disfrutar, tanto que se hizo tópico el dicho de que España representaba en esos momentos la reserva espiritual y moral de Europa. Parecerá exagerado lo que estoy diciendo pero eso fue lo que yo viví y lo que yo recuerdo. Para evitar susceptibilidades diré que realicé mis estudios universitarios con mil dificultades y nunca disfruté de ningún tipo de beca.


Con toda seguridad que la exhumación de los restos de Franco no va a cambiar la historia para nada, aunque eso sí, no deja de resultar un hecho vergonzoso, primero por la supuesta intencionalidad con que ha sido perpetrado y en segundo lugar porque se trata de un hecho totalmente despótico y arbitrario, que no ha tenido en cuenta los derechos elementales de los familiares.


*Catedrático de Filosofía
 
https://elpais.com/subscriptions/#/...pesquisas-argentinas-sobre-el-franquismo.html
La Fiscalía quita trabas a las pesquisas argentinas sobre el franquismo
Dolores Delgado anula una orden de 2016 que entorpecía las investigaciones
La fiscal general del estado, Dolores Delgado, durante una comparecencia ante la comisión de justicia del Congreso de los Diputados.
La fiscal general del estado, Dolores Delgado, durante una comparecencia ante la comisión de justicia del Congreso de los Diputados.ANDREA COMAS
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NATALIA JUNQUERA
19 AGO 2020 - 00:30 CEST

En septiembre del año 2016, la entonces Fiscal General del Estado, Consuelo Madrigal, se dirigió al fiscal jefe de la Comunidad de Madrid indicándole que, con carácter general, se pronunciara en contra del cumplimiento de comisiones rogatorias solicitadas por la justicia argentina en la causa abierta en Buenos Aires contra los crímenes de la dictadura franquista. La actual fiscal general, Dolores Delgado, ha decidido dejar sin efecto de manera expresa esta orden, que entorpecía las investigaciones que lleva adelante en el país americano la juez María Servini.

En una nota interna, la fiscal general sostiene que “es responsabilidad directa del Estado la adecuación permanente de las políticas de memoria democrática a las nuevas necesidades a escala nacional, autonómica y local, así como a los nuevos paradigmas memoriales y de defensa de los derechos humanos que se articulan en el ámbito internacional”. Por ese motivo, Dolores Delgado argumenta que mantener esa interpretación de Madrigal podría suponer una “cortapisa” a la investigación.

El contexto actual, desarrolla Delgado, no es el mismo que cuando Madrigal redactó aquella carta, ya que “ha evolucionado la cooperación internacional y la perspectiva nacional”. “La realidad es que las acciones de políticas públicas en favor del reconocimiento de la memoria histórica son significativamente diferentes, no solo de manera simbólica, sino desde el punto de vista legislativo y práctico”, dice. Delgado pone como ejemplo de este cambio la creación de una Dirección General de Memoria Histórica —que ahora tiene rango de secretaría de Estado— o varias iniciativas autonómicas para la búsqueda de desaparecidos del franquismo.

Los familiares de los represaliados acudieron a la justicia argentina en 2010, después de que el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón fuera acusado de prevaricación —finalmente fue absuelto— precisamente por abrir una causa contra los crímenes del franquismo. Desde entonces se han sumado cientos de víctimas, tanto de la Guerra Civil como de la dictadura. El exministro del Interior Rodolfo Martín Villa declarará el próximo 3 de septiembre ante la juez argentina que lleva el caso, María Servini de Cubría, que quiere interrogarle por varias muertes que fueron resultado de disparos de policías, guardias civiles y ultraderechistas entre 1976 y 1978

 
Las 'fake news' del franquismo sociológico

  • "Todos mataron igual" o las víctimas buscan "subvenciones" son algunos de los lugares comunes del discurso franquista que alimenta la desmemoria

Francisco Franco, mayo de 1952 EFE
Juan Miguel Baquero
29 de agosto de 2020 22:27h
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@JuanmiBaquero

Que "todos mataron igual" y "fue una guerra entre hermanos". Que las fosas comunes son un invento. O que las víctimas buscan "subvenciones". El franquismo sociológico lleva años –mucho antes de que incorporáramos el concepto– alimentando fake news para construir la Memoria de los vencedores.
Un discurso que mantiene a la sociedad española navegando, no pocas veces, entre la desmemoria y la equidistancia ante el golpe de Estado, la Guerra Civil y la dictadura de Francisco Franco.
El negacionismo, agitado últimamente por el auge de la extrema derecha y su presencia en el Parlamento, ha inundado el discurso público de lugares comunes repetidos como verdades que atentan contra la denominada Memoria Histórica y desprecian el cumplimiento de los más elementales Derechos Humanos. Aquí algunos ejemplos.


"Todos mataron igual"
Falso. La Guerra Civil suma medio millón de muertos, en números redondos. El franquismo ejecuta (fuera del campo de batalla) a unas 150.000 personas (la mayoría de los desaparecidos forzados siguen en fosas comunes). La retaguardia republicana acumula otras 50.000 víctimas. El resto pierde la vida en el propio conflicto bélico. "Las investigaciones exhaustivas llevadas a cabo permiten afirmar que, en términos generales, la represión de los rebeldes fue aproximadamente tres veces superior a la de la zona republicana", en palabras del historiador Paul Preston.
"Es necesario crear una atmósfera de terror (…) eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todo el que no piense como nosotros (…) todo aquel que sea abierta o secretamente defensor del Frente Popular debe ser fusilado", ordenaba el 19 de julio del 36 el general golpista Emilio Mola. Y "en zona gubernamental no hubo plan alguno" aunque "la ausencia de violencia por parte de los comités frentepopulistas que se formaron por todo el país no les libró de aportar su cuota de sangre", explica el historiador Francisco Espinosa Maestre.


"Era una guerra entre hermanos y dos bandos enfrentados"
Falso. Fue un golpe de Estado de parte de la oligarquía económica, militar y religiosa contra la democracia y el Gobierno de España que en julio de 1936 dirigía una coalición de los principales partidos de izquierda denominada Frente Popular. No fue una lucha cainita aunque hubiera, en casos particulares, familiares apoyando a los golpistas o a los demócratas.
En gran parte de España no hubo guerra, entendida en términos tradicionales. Un ejemplo: Cádiz, Huelva y Sevilla suman casi tantos ejecutados como el terrorismo de Estado de las dictaduras de Argentina y Chile juntas. En ese triángulo de Andalucía el golpe de Estado fascista triunfa y no hay batallas reseñables, sí una represión sistemática que deja unos 30.000 asesinados.


"Las fosas comunes son una mentira"
Falso. El Mapa de Fosas estatal registra más de 120.000 víctimas enterradas en 2.591 tumbas ilegales. La cartografía del terror está sin actualizar desde el año 2011. Andalucía, Aragón y Asturias son las comunidades con mayor número de fosas identificadas. Desde el año 2000 se han abierto en todo el país más de 740 fosas y recuperado alrededor de 9.000 esqueletos. Un estudio calcula que solo se podrá recuperar una cuarta parte de los desaparecidos e identificar a unas 7.000 personas, según un informe encargado por el Gobierno de España y al que ha tenido acceso eldiario.es.

Las 'fake news' del franquismo sociológico que (todavía) atentan contra la Memoria Histórica"
¿Por qué no buscan las fosas donde hay franquistas? ¿Y Paracuellos, qué?
"

Porque ya las abrió Franco. Y con dinero público. El naciente régimen franquista construyó su propia Memoria Histórica y comenzó por dar su propia verdad, justicia y reparación a quienes murieron luchando para los fascistas y a las víctimas de la violencia izquierdista.
La dictadura instruyó además la denominada Causa General, un teórico proceso para depurar "los hechos delictivos cometidos en todo el territorio nacional durante la dominación roja", que arranca en 1940 y que en gran parte acaba siendo pura propaganda franquista.
Las conocidas como matanzas de Paracuellos suman más de 2.000 derechistas asesinados durante la batalla de Madrid. Los fusilamientos sucedían en las 'sacas' de presos de cárceles madrileñas entre noviembre y diciembre de 1936. "Efectivamente, hubo Paracuellos y también otras atrocidades", apunta Preston. Pero el Gobierno de España "no aprobó las matanzas en Madrid en octubre y noviembre de 1936 que fueron obra de los anarquistas y el PCE", señala el hispanista. "Paracuellos siempre ha sido el recurso de los justificadores del terror fascista", una "cuestión de propaganda que ya dura ocho décadas", apunta Espinosa Maestre.

"La República era una dictadura comunista"
Falso. La Segunda República Española fue un régimen democrático que releva a la monarquía de Alfonso XIII. El primer bienio reformista tras su proclamación (1931-1933) acoge gobiernos de carácter republicano y socialista. Las elecciones del año 33 deparan el triunfo de las derechas y el llamado bienio negro.
Y las urnas, en febrero del 36, dan la victoria al Frente Popular cuyo programa firman Izquierda Republicana, Unión Republicana, Partido Socialista, Partido Comunista, Partido Sindicalista y Partido Obrero de Unificación Marxista, además de la Unión General de Trabajadores y la Federación Nacional de Juventudes Socialistas. El PCE obtiene 17 escaños de 473, el PSOE alcanza 99 diputados, seguido de la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) con 88 e Izquierda Republicana con uno menos, en un Parlamento con hasta 32 partidos representados.

"No hay que abrir heridas y las víctimas buscan venganza y subvenciones"
Las familias que buscan a víctimas en fosas comunes están amparadas por el derecho internacional, los derechos humanos, la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas... La Memoria no es revisionismo, ni venganza. Proporcionar verdad, justicia y reparación es una deuda que Naciones Unidas reclama a España. Un deber del Estado que arranca por dar un entierro digno a los muertos. En leer bien las páginas más oscuras del pasado reciente. Y cerrar heridas.
Además, muchos de los procesos de recuperación de la Memoria Histórica (incluidos trabajos arqueológicos) han corrido a cargo de las propias víctimas y de las asociaciones de Derechos Humanos. Por eso España sigue siendo una anomalía democrática con decenas de miles de desaparecidos forzados. No es cierta aquella frase del actual senador del PP Rafael Hernando: "Algunos se han acordado de su padre, parece ser, cuando había subvenciones para encontrarle".
De hecho, las ayudas públicas de carácter estatal estaban paralizadas desde 2011, cuando las suspendió el Gobierno de Mariano Rajoy, hasta que han sido rescatadas en la actual convocatoria puesta en marcha por el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Algunas comunidades autónomas, diputaciones e incluso ayuntamiento han ido supliendo esta carencia en los últimos años.
 
El franquismo, asesorado por la Gestapo, tuvo 500.000 presos en 180 siniestros campos de concentración de posguerra

Ex combatientes republicanos, disidentes de izquierdas, homosexuales, gitanos… sufrieron esclavitud y torturas en condiciones infrahumanas



canal de los presos en Sevilla

A los más jóvenes los campos de concentración les suena a instalaciones carcelarias masificadas y criminales de los nazis y de Hitler. Los identifican con nombres como Auschwitz, Mauthasen o Dachau. Algo muy negativo pues nos indica nos indica nuestro desconocimiento de la historia propia historia reciente de nuestro país. Y es que durante la Segunda Guerra Mundial se construyeron más de 15.000 campos de concentración y exterminio a lo largo y ancho de todo el territorio controlado por la Alemania nazi. El cine o la literatura han conseguido que campos de concentración, nazismo, crueldad y tortura sean sinónimos y palabras y conceptos asociados.

En la España franquista España funcionaron numerosos campos de concentración entre 1936 y 1947, muchos de forma estable y otros temporalmente. Dirigidos por el Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas fue una de las “eficaces” herramientas del sistema de represión franquista.

Presos políticos, gitanos, disidentes, ex combatientes republicanos…

or allí pasaron años condenados y esclavizados o simplemente finiquitaron su vida ex combatientes del ejército de la II República, disidentes políticos, militantes de izquierda, políticos, homosexuales, gitanos o presos comunes. Como en los campos de concentración nazis los presos comunes más peligrosos eran los responsables de la vigilancia y en especial de controlar a los presos por motivos políticos.

Pero además de mecanismo represor estos centros del sistema penitenciario fascista sirvieron para que mediante la explotación laboral de los prisioneros, el franquismo hiciera obra pública y construyera desde canales a incipientes aeropuertos como el actual de Málaga. Mano de obra barata no, esclavitud a secas.

180 campos de concentración de norte a sur de España


Hay historiadores que cifran en unos 180 campos de concentración los distribuidos por toda España desde 1936 a 1942. Según solventes historiadores como el profesor Javier Rodrigo de la Universidad Autónoma de Barcelona, aproximadamente 500.000 internos fueron redistribuidos en los campos entre prisioneros de guerra y presos políticos. El primer campo de concentración creado por el dictador se creó en castillo del monte Hacho en Ceuta. El último en cerrar, el de Miranda del Ebro.

Asesoramiento de la Gestapo

Existen investigaciones que avalan la tesis de que funcionarios nazis de la Gestapo fueron los asesores del régimen para diseñar esta red de campos de concentración franquistas, imitando su “experiencia” de los existentes en la propia Alemania nazi. Atribuyen a Paul Winzer, jefe de la Gestapo en España y un tiempo jefe del campo de concentración de Miranda del Ebro, ser el auténtico diseñador de esta red de centros de tortura y muerte en la

España de la posguerra y ejecuciones aplicando el modelo nazi


Las condiciones eran indignas pues el régimen se cebaba y se vengaba con los presos. Hambre y sed, temperaturas abrasadoras en verano y gélidas en invierno, enfermedades, piojos, interrogatorios con torturas y palizas, vejaciones y, para muchos, la espera era una especie de “corredor de la muerte” donde un mal día se les sacaba para fusilarlos. Los presos políticos calificados como "irrecuperables" eran directamente ejecutados en algún fatal día en el que sorpresivamente se les anunciaba que iba a salir del centro. Se los llevaban y ya no volvían: tiro en la frente. Fue una forma de “reeducación” cruel tanto física como psíquicamente calcada del régimen nazi.

“Solución final” a lo franquista

También hubo algún campo, como el de Las Arenas en Sevilla, que sirvió, al más puro estilo nazi, para eliminar a “parias”. Allí, en el término de La Algaba, se llevaron a unos 300 "indigentes, mendigos, indocumentados o pobres, en general, que retiraban de las calles de Sevilla" entre 1941 y 1942 y que directamente fueron al “matadero” al ir dejándolos morir de hambre sin hacer nada para evitarlo. Fue esa la forma, la de matar de hambre a la población mendiga de la ciudad de Sevilla, el sistema para la “solución final” dirigida a “vagos y maleantes”. Se calcula que más de la mitad de los reclusos fallecieron de inanición y frío. Bueno, el verbo fallecer sería en este caso un eufemismo de “asesinar”.

campo sevilla
Elegían a auténticos torturadores para gestionar los campos

La política de “recursos humanos” del régimen” para seleccionar a los responsables de gestionar los campos era sanguinaria. Se elegían a víctimas de la zona republicana con lo que los escogidos trabajaban con un espíritu torturador y de vendetta con los vencidos y en la mayoría de las ocasiones netamente sádico.

Para aquellos que hablan de un franquismo “plácido” y una posguerra incruenta habría que recordarle que en 1938, en plena guerra, estos tétricos recintos albergaban a más de 170.000 prisioneros. Al término de contienda, en 1939 ya la cifra oscilaba entre los 370.000 y 500.000. En 1940 se nombra director de la red de estos campos al general Camilo Alonso Vega, amigo y paisano de El Ferrol de Franco así como miembro de la misma promoción que el dictador. Alonso Vega fue designado en 1957 Ministro de la Gobernación, un represor destacado que terminó su vida como Capitán General del Ejército, rango alcanzado en vida tan solo por el propio Franco y Muñoz Grandes. Diez años después de finalizar la guerra civil, en 1946, seguían en activo 137 campos de trabajo más 3 de concentración, con población reclusa de 30.000 prisioneros, todos de carácter político. El último campo de concentración en cerrar fue el burgalés de Miranda del Ebro que mantuvo su actividad el año 1947.

Campos siniestramente destacados

De entre los 180 campos de concentración destacaron el de Albatera en Valencia, Camposancos en Pontevedra, Castuera en Badajoz, La Corchuela y Los Merinales en Sevilla, Los Almendros en Alicante y el de Miranda del Ebro en Burgos. En Andalucía hubo 55 centros de reclusión para unas 100.000 personas. Como en el resto de España el franquismo los utilizó para poseer franquista mano de obra esclava para sus obras públicas y como castigo y venganza por la disidencia. Destacan el del Canal de los presos en Sevilla o el de Torremolinos También estos centros de reclusión españoles sirvieron para aumentar la nómina de presos en los campos de concentración nazis europeos.

¿Y a que dedicó el régimen fascista el trabajo esclavo de los reclusos?
Pues el régimen franquista dedicó los trabajos forzados de este medio millón de reclusos a construir parte de lo que con el golpe de Estado y la guerra ellos mismos habían destruido, a erigir obra pública y explotar recursos. Gracias a sus trabajos se reconstruyó Belchite y otras localidades en ruinas. También se reconstruyó Belchite y otras localidades. Se laboró en minas de sal o extracción de mercurio. Se construyeron carreteras y líneas de ferrocarril como la de Baeza-Utiel o la de Madrid Burgos, y excavación de canales como el del Bajo Guadalquivir en Sevilla. Presas y pantanos como el embalse de Zorita o El Tranco en Jaén. Miles de prisioneros fueron usados en la construcción de la Prisión de Carabanchel, el Valle de los Caídos y en el Arco de la Victoria. Colectores como en Sevilla o futuros aeropuertos como el de Málaga hecho por los presos del campo de Torremolinos. Posteriormente este trabajo fue subcontratado a empresas privadas y terratenientes que utilizaron a los prisioneros para mejorar sus propias propiedades.

Presos en campos de concentración en Andalucía.


Entre la esperanza de salir y la realidad de la muerte

Así transcurrió la penosa vida de medio millón de españoles esclavos del franquismo. Entre la venganza, la falsa de libertad, la penuria y el intento de borrar la memoria se les aplicó las más sádicas y crueles herramientas de represión física y psicológica tanto para los presos como para sus familias. Medio millón de españoles. La mayoría “culpables” de ser fieles a un régimen legítimo y a unas ideas. Fueron explotados laboralmente, de manera gratuita y apenas sin comida para obra pública y trabajos particulares de ricos y terratenientes. La mayoría albergaban la esperanza de salir libres un día y abrazar a sus familias. Libres y vivos. Algunos no lo lograron… un tiro en la sien en los patios Otros no lo consiguieron y fueron fusilados en los patios.

Y ahora vas y lo cuentas, Pablo Casado, que "Los de izquierdas son unos carcas, todo el día con la fosa de no sé quién". Y Francisco Marhuenda que siga contando que "Franco no fue un dictador fascista sino un militar católico, que implantó un régimen totalitario” o el ex ministro de Aznar Mayor Oreja que no condena esta etapa lúgubre de España porque se continuará preguntando: ¿Por qué tengo que condenar el franquismo, si muchas familias lo vivieron plácidamente con naturalidad y normalidad?". ¡Cosas veredes en la derecha del siglo XXI, amigo Sancho!, veredes, sí
 
CRÍMENES DEL FRANQUISMO
La juez María Servini vuelve a reclamar la declaración de Martín Villa


Es la segunda comisión rogatoria emitida por la juez argentina que instruye la querella argentina contra los crímenes del franquismo, en la que están imputadas 22 personas.



Rodolfo Martín Villa comenzó su carrera política en el SEU y fue una de las figuras destacadas del Movimiento Nacional en el Tardofranquismo.
REDACCIÓN EL SALTO



PUBLICADO
2018-09-27 12:53:00
La juez María Servini ha anunciado que vendrá al Estado español en octubre para tomar declaración a Rodolfo Martín Villa, ministro de Interior de 1976 a 1977, cuando tuvo lugar la masacre de Vitoria, en la que murieron cinco personas a manos de la policía durante una jornada de huelga.

Martín Villa es una de las 22 personas imputadas en la querella argentina contra los crímenes del franquismo. En 2014, la juez Servini ya dictó una orden de detención internacional para que Martín Villa fuera extraditado a Argentina para tomarle declaración en el marco de esta querella, pero la solicitud de extradición fue rechazada a través de un acuerdo del Consejo de Ministros realizado el 13 de marzo de 2015.

Tras esta negativa por parte del Gobierno español a colaborar con la investigación de los crímenes del franquismo, Servini emitió una comisión rogatoria para tomarle declaración en los juzgados españoles. Esta primera comisión rogatoria fue, de nuevo, rechazada en octubre de 2016. Desde la Coordinadora estatal de apoyo a la Querella argentina contra los crímenes del franquismo (Ceaqua) recuerdan que el propio Martín Villa ha expresado su interés en prestar declaración ante la juez argentina.

Martín Villa, la 'porra de la Transición', en busca y captura
MAURICIO BASTERRA

Servini resolvió el 23 de abril de este año una nueva comisión rogatoria para tomar declaración a Martín Villa que llegó al Ministerio de Justicia español en julio y que ha sido remitida al Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional. En esta nueva comisión rogatoria, la juez señaló que visitará el Estado español para tomar declaración al exministro de Interior entre los días 21 y 27 de octubre.



MATANZA DE VITORIA Y SEIS ASESINATOS
Los hechos imputados a Martín Villa en la causa 4591/2010, del Juzgado Criminal y Correccional Federal 1 de Buenos Aires —la conocida como ‘querella argentina contra los crímenes del franquismo’— están relacionados con la matanza que tuvo lugar el 3 de marzo de 1976 en Vitoria, en el marco de una jornada de huelga.


También se le acusa de las muertes de Rafael Gómez Jáuregui —12 de mayo de 1977, en Rentería—, José Luis Cano Pérez —14 de mayo de 1977, en Pamplona—, José María Zabala —8 de septiembre de 1976, en Hondarribia—, María Norma Menchaca —9 de julio de 1976, en Santurce—y Arturo Ruiz García —23 de enero de 1977, en Madrid—. Todos murieron a manos de la policía, Guardia Civil y del grupo parapolicial Guerrilleros de Cristo Rey, mientras Martín Villa era ministro del Interior o de Gobernación el año anterior las primeras elecciones democráticas, según describen en el proyecto de recuperación de la memoria Todos los nombres.

https://www.elsaltodiario.com/crime...vini-vuelve-reclamar-declaracion-martin-villa


Los hechos de la Transición que deberá explicar Martín Villa a la jueza Servini
  • Se le acusa de delitos de homicidio agravado cuando ejercía como ministro durante la Transición. Este jueves presta declaración indagatoria a la jueza argentina
  • Hasta ahora se ha impedido sistemáticamente su extradición y la de los otros 18 cargos acusados de la querella argentina, incumpliendo así obligaciones internacionales

JusticiaDerechos sociales
María F. Sánchez El lunes, 31 de agosto de 2020
El exministro franquista y posterior miembro de la UCD Rodolfo Martín Villa./ Pep Parer (Museu d'Història de Catalunya)El exministro franquista y posterior miembro de la UCD Rodolfo Martín Villa./ Pep Parer (Museu d'Història de Catalunya)
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Este jueves 3 de septiembre será un día histórico para las víctimas de la dictadura y la Transición. El que fuera ministro de Interior en el primer gobierno posterior a la muerte de Francisco Franco, Rodolfo Martín Villa, declarará ante la jueza argentina María Servini en el marco de la querella argentina que investiga los crímenes de lesa humanidad durante el franquismo. La cita que será telemática pondrá fin a los sucesivos intentos frustrados por las autoridades españolas durante seis años para que preste su declaración el único de los imputados de esa causa dispuesto a hablar ante la jueza.

A Martín Villa se le acusa de delitos de homicidio agravado cuando ejercía como ministro durante la Transición. Se investiga su responsabilidad en 12 asesinatos, algunos de ellos perpetrados por las fuerzas y cuerpos del Estado. En concreto: la matanza de Vitoria de marzo de 1976 siendo ministro de Relaciones Sindicales, las muertes de la Semana Proamnistía de 1977 y de otros homicidios de ese mismo año como el de Arturo Ruiz cuando era ministro de Interior. También la jueza indaga en el papel que tuvo en los sucesos de la Fiesta de San Fermín de 1978 en Pamplona.

El exministro de la Transición empezó su carrera política durante la dictadura, en los años 60, cuando se le nombró jefe nacional del Sindicato Español Universitario (SEU) y secretario de la Organización Sindical Española, los sindicatos verticales. También se desempeñó como gobernador civil en Barcelona y procurador de las Cortes Franquistas. Por su época como ministro de Relaciones Sindicales y de Interior se le conoce como “la porra de la Transición”, debido a la mano dura que empleó en la represión de las protestas obreras y estudiantiles.

En la querella argentina, la única causa abierta en el mundo contra los crímenes de la dictadura en España, se imputa a Martín Villa y a otros 18 cargos franquistas. Los sucesivos gobiernos y la judicatura española han impedido sistemáticamente tanto la extradición del exministro como del resto de acusados, incumpliendo así las obligaciones y tratados internacionales. Se cumplen 10 años desde que comenzó la tramitación de la querella y todavía ninguno ha tenido que enfrentarse a la jueza argentina. Las víctimas de la querella encuentran por tanto en esta próxima declaración indagatoria el esperado “primer paso para poner fin a la impunidad”. La ONU ha instado en varias ocasiones a España a juzgar -o al menos dejar que se juzgue- a los responsables franquistas de los presuntos delitos de lesa humanidad.

Los sucesos de Vitoria

Ocurrieron el 3 de marzo de 1976 en Vitoria, unos meses después de la muerte del dictador. Unos 4.000 trabajadores en huelga se habían reunido en una asamblea en la iglesia del barrio obrero de Zaramaga. Los efectivos de la Compañía de Reserva de Miranda de Ebro y de la guarnición de Vitoria de la Policía Armada irrumpieron en el lugar para desalojarlo. A quienes salían del recinto, les lanzaron gases lacrimógenos, pelotas de goma y munición real.

Resultaron heridas más de 150 personas y murieron cinco jóvenes: Pedro María Martínez, un trabajador de 27 años; Francisco Aznar, un estudiante y panadero de 17 años; Romualdo Barroso, un joven de 19 años; José Castillo García, un trabajador de 32 años; y Bienvenido Pereda Moral, un trabajador de 30 años.

La jueza Servini considera que Martín Villa es “responsable de la represión” y que el delito sería sancionado con penas de prisión por el delito de homicidio con el agravante de haber sido cometido con el concurso premeditado de dos o más personas.
Semana proamnistía de mayo de 1977

Otras tres muertes se sucedieron esta semana. El 12 de mayo de 1977 se produjo en Rentería una manifestación en el marco de las protestas de esa semana en Euskadi y Navarra para pedir la amnistía total. La Guardia Civil disparó con munición real e hirió a cinco personas. Una de ellas era Ramón Gómez Jáuregui, de 78 años, que falleció en el hospital unas horas después. El Gobierno de Guipúzcua trató de explicar que fue la reacción a un ataque a la casa cuartel. Al día siguiente, la protesta se había transformado en huelga general y en Pamplona, donde miles de trabajadores la secundaron, la Policía Armada atrapó a José Luis Cano tirando una piedra. Los agentes lo metieron en un bar y le dispararon en la cabeza. Tenía 28 años.

La tercera víctima es Francisco Javier Fernández Núñez, de Bilbao. Según su familia, fue golpeado por la Policía Armada el día 15 y cuando acudió dos días después a presentar una denuncia fue agredido por unos individuos que le golpearon y le obligaron a beber coñac y aceite de ricino. Falleció en el hospital al poco después, ya que padecía cirrosis.

Otros tres crímenes en los años 1976 y 1977

Jesús María Zabala fue asesinado por un guardia civil en 1976, durante la represión de una manifestación en Hondarribia. Se abrió un procedimiento penal contra el guardia civil que fue sobreseído por la ley de amnistía. También en 1976 murió María Norma Menchaca Gonzalo, que según su hijo fue asesinada por el grupo parapolicial los “guerrilleros de Cristo Rey” en una manifestación para solicitar la amnistía de los presos políticos. En ninguno de estos casos se tomaron medidas para deslindar las responsabilidades de Martín Villa como ministro de Gobernación.

El 23 de enero de 1977 un comando ultraderechista le quitó la vida a tiros a Arturo Ruiz en una esquina de la madrileña Plaza de la Luna. Había acudido a una manifestación que pedía la amnistía de los presos políticos. La familia vio como la Audiencia Nacional dictaba en el año 2000 la prescripción del caso. Su hermano Manuel, a quien la jueza Servini ha tomado declaración, considera que Martín Villa es “el responsable político” del asesinato, ya que en ese momento era ministro de Interior y por tanto tenía a su cargo a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

San Fermines de 1978

El 8 de julio de 1978 unas cincuenta personas bajaron al ruedo y desplegaron una pancarta: “Amnistía total. Presoak kalera. San Fermín sin presos”. Irrumpieron en la plaza 40 miembros de la Policía armada que dispararon pelotas y gomas de humo y los presentes contestaron lanzando botellas y almohadillas. La Policía usó sus armas de fuego y siete personas resultaron heridas. La rabia se desató por la ciudad y la policía, con refuerzos que vinieron desde Logroño, recibió la orden de depejar Pamplona sin que “os importe matar” (según consta en las cintas grabadas de la frecuencia de la policía). Una ráfaga de ametralladoras alcanzó a Germán Rodríguez, que murió prácticamente en el acto de un tiro en la cabeza.

Martín Villa continuó con normalidad su carrera como político con el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo en 1980. Tras la desaparición de la UCD, se unió a las filas del PP para después ocupar cargos tanto en la empresa pública como la privada como presidente de Endesa y después de Sogecable.

 

ohhhhhh!!!!! un periodista fanquista negacionista y revisionista.
lol


7. Pío Moa
Pío Moa
Pío Moa
Pío Moa es uno de los grandes defensores del franquismo, al que dedica muchas de sus obras. Este vigués que militó en el GRAPO defiende que “al contrario de lo que suele creerse por influencia de la izquierda antidemocrática, el franquismo puede ser defendido desde los valores de la democracia liberal”.
Según Moa, “el franquismo fue autoritario, no totalitario” y también señala que “no es cierto que en el franquismo no hubiese libertades”. En su tesis revisionista no duda en encumbrar a Franco como una especie de héroe, señalando incluso que “no solo derrotó a la revolución también nos salvó de la guerra mundial, desbarató el maquis y el aislamiento impuesto injustamente a España” e incluso “reconcilió a la población”.
 
Los "mendigos" a los que Franco persiguió para 'limpiar' España "a cualquier precio"
  • Niños traperos, recogecolillas o buscavidas, el franquismo castigó la precariedad con multas, cárcel, exclusión y un paradigma: el campo de exterminio de Las Arenas, con 144 pobres muertos de hambre y enfermedad


MEMORIA HISTÓRICA
Mendigos a la puerta del restaurante Lhardy, en Madrid, en 1940. EFE/Hermes Pato
Juan Miguel Baquero
25 de agosto de 2020 22:32h
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@JuanmiBaquero
'Limpiar' España. A cualquier precio. La violencia extrema contra el rival ideológico desencadenó el genocidio fundacional del franquismo. Una fórmula del terror que sembró el país de fosas comunes –la mayoría todavía por abrir–, de cárceles y campos de concentración para disidentes de toda clase. Pero el franquismo sacó tiempo para meter en el saco también a los eternos derrotados: los buscavidas, desde los niños traperos, estraperlistas y recogecolillas, a los excluidos por "mendigos".




"Pronto, muy pronto, mis tropas habrán pacificado el país", dijo Franco al periodista Jay Allen. Corría el 27 de julio de 1936, el golpe de Estado sumaba una decena de días. "¿Significa eso que tendrá que fusilar a media España?", cuestionó el reportero. "He dicho a cualquier precio", subrayó el luego dictador. La tarea de limpieza había comenzado en el país de la desmemoria.

Y pronto el franquismo modificó, para un uso más crudo, la ley de vagos y maleantes aprobada durante la Segunda República, en 1933. La norma, conocida como la Gandula, no incluía castigo penal y corregía "comportamientos antisociales", con tipos que iban desde "mendigos profesionales" a "vagos habituales" o "rufianes y proxenetas".

Mujer de 90 años y “mendiga” de profesión.
En plena Guerra Civil, los golpistas ya prohibieron dar limosna. Luego la dictadura usó la ley para reprimir a personas sin recursos, incluyendo en este perfil a los homosexuales, y creando incluso campos de internamiento: los Reformatorios de Vagos y Maleantes. "Entre 1974 y 1975 se abrieron un total de 58.000 expedientes de peligrosidad social con 21.000 sentencias condenatorias", explica el profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Castilla-La Mancha, Damián González, en Violencia política y dictadura franquista.
Como profesión, "mendiga": el expediente de una mujer de 90 años en Córdoba es un claro ejemplo de esa represión contra la precariedad. Y uno de sus máximos exponentes está en un campo de exterminio: Las Arenas en La Algaba (Sevilla), con 144 pobres muertos de hambre y enfermedad.
El campo de exterminio para "mendigos"
En los años 40, justo después de la Guerra Civil, la escasez "mató de hambre a unos 200.000 españoles", calcula Damián González. La "terrible autarquía" significó "una estrategia represiva más" que favorecía a la "base social que había dado su apoyo al dictador", según el historiador. Todo "a costa de la miseria de los vencidos".
Y, en la "penuria", destacaba "ese medio millón de familias que por motivos diversos carecían de su cabeza de familia". Ahí estaban los buscavidas. "Existen casos documentados en los que por robar un poco de pan y tocino un jornalero fue condenado a seis meses de arresto mayor, y por unas gallinas la pena podía llegar hasta los dos años de prisión", precisa.
El Ayuntamiento de Sevilla creó, a inicios de los años 40, el centro de reclusión de Las Arenas en la vecina localidad de La Algaba. La idea era limpiar la ciudad de "mendigos". El lugar quedó pronto convertido en "un verdadero campo de exterminio", como relataba María Victoria Fernández Luceño, autora del libro Miseria y represión en Sevilla.
Hasta 144 personas murieron entre sus muros de hambre y enfermedad. Siguen enterrados en una fosa común. Otro ejemplo, unos años antes, sucedía en Málaga, cuando el 6 de julio de 1938 quedaba inaugurado un "campo de concentración de mendigos". En casos, el franquismo usaba a los presos, de toda condición, como parte del trabajo esclavo.
Porque la represión política fue una clave de bóveda de la dictadura franquista. "A diferencia de la republicana, en la España rebelde la represión tuvo un carácter absolutamente premeditado, sistemático, institucionalizado, hasta transformarse en un objetivo en sí mismo para la construcción del nuevo Estado", dice Damián González.

Condena por estraperlo a "1.000 pesetas" y "cien días" de cárcel
.El castigo a la precariedad
"Sí, hay varios casos de mendigos represaliados de Córdoba capital que me llamaron la atención", arranca Julio Guijarro. El investigador considera en esta categoría "no sólo los mendigos declarados como tales en su profesión tal como consta en su declaración o en sus expedientes penitenciarios, sino también aquellos de los que se intuye su situación de precariedad económica y social".
El archivero suma "hasta la fecha" un total de 11 "mendigos", con cinco mujeres, "de entre 48 a 90 años". Uno recibe "condena de muerte en consejo de guerra, conmutada por perpetua". Y cuatro "ejecutados sin juicio durante el terror caliente", "dos hombres y dos mujeres de entre 71 y 80 años", entre agosto de 1936 y enero del 37. O la mujer vecina de Córdoba de 90 años, "mendiga" de profesión, detenida en la Prisión Provincial.
"Serían los casos que detectaba de aquellos abuelos de entre 70 y 90 años que tienen su domicilio en el Asilo Madre de Dios, para mayores sin recursos y en situación de total precariedad, recogidos por la beneficencia municipal", continúa. Algunos sufrían "represión económica" con multas de "hasta 1.000 pesetas".
O más, como demuestra la fosa común excavada en el cementerio de La Salud: "Interpreto algunos hallazgos de Córdoba como un perfil muy raro de personas represaliadas, con lesiones terribles no curadas y con las que vivieron", explica el antropólogo Juan Manuel Guijo. Casos que no tienen "la menor coincidencia con lo que la información previa nos decía de sus perfiles".

Los niños de la calle
Y el castigo a la precariedad continúa. Los años 40 viven los inicios de la dictadura franquista desde la hambruna, el racionamiento y el estraperlo. Nace un país pobre, y empobrecido por la guerra, que trasiegan en las calles figuras casi fantasmagóricas. Invisibles salvo para el desprecio o la caridad.
La propaganda de la caridad motivó el Auxilio Social, una institución tutelada por Falange. En octubre del 37 "contaba con 711 comedores y 158 cocinas", refiere Laura Sánchez en 'Auxilio Social y la educación de los pobres: del franquismo a la democracia'. Este "socorro" ciudadano estaba "inspirado en las pautas sociales del nazismo alemán y del fascismo italiano", en palabras del catedrático de la Universidad Valladolid Pedro Carasa.
Y en Madrid bullían estos nuevos servicios sociales. Las calles recogían también a los perdedores de la guerra. En 1941, el régimen de Franco hizo una limpieza masiva de "mendigos" que repartió por el resto del país, contaba el escritor Rafael Abella en La vida cotidiana en la España de Franco. Los niños de la calle acabaron viviendo en los hogares infantiles del Auxilio Social.
Esta realidad retrata el libro Tipismo franquista. Recuerdos de una sociedad perdida (Arzalia ediciones) de David Pallol. Ahí están las figuras que visten España de crudeza. Desde los niños traperos que expurgan la basura para sacar… algo, a los trileros, estraperlistas de toda índole e incluso los recogecolillas. "Tipos sociales y oficios desaparecidos" que evocan "el retrato de una sociedad perdida", como queda descrita la obra del historiador del arte y escritor, también responsable de Madrid Art Decó y autor de Construyendo Imperio. Guía de la arquitectura franquista en el Madrid de la posguerra. La fotografía, pobre, que define toda una época que condenó a los eternos derrotados.

25 de agosto de 2020 - 22:32 h
 
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