La casa donde vive Juan Carlos en Abu Dhabi

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Juan Carlos I está en Nurai, en pleno golfo Pérsico. Se hospeda en una casa con seis dormitorios, siete cuartos de baño, piscina y acceso a una playa privada. Habla a diario con familiares y amigos y no oculta que quiere volver a España
 
Cuando, el pasado 3 de agosto, partió rumbo a Abu Dabi (Emiratos Árabes Unidos), el rey emérito comunicó a su hijo, Felipe VI, que consideraba lo más conveniente para la Corona permanecer, “en estos momentos”, fuera de España. Nadie sabe a qué plazo de tiempo se refería ese indeterminado “en estos momentos”, pero el hecho de que el viaje se produjera en pleno verano hizo concebir la ilusión de que se trataba de unas vacaciones más o menos forzadas y de que en otoño, una vez despejado su horizonte judicial, estaría de vuelta.

Han pasado casi siete meses y Juan Carlos I sigue siendo huésped del jeque Mohamed Bin Zayed, príncipe heredero del emirato y gobernante de facto de la federación. Ambos son viejos amigos. Hay fotos antiguas en las que se les ve juntos en el palco del estadio del Manchester City, propiedad de la familia real de Abu Dabi y, más recientemente, el pasado día 15, almorzando en una terraza de la lujosa villa en la que reside el rey emérito. Está en Nurai, en pleno golfo Pérsico, y en la isla solo hay un complejo hotelero y 11 mansiones. La casa tiene seis dormitorios y siete cuartos de baño, además de amplios salones. Dispone de 1.050 metros cuadrados construidos y 4.150 de parcela, con una gran piscina y acceso a una playa privada.

El exjefe del Estado disfruta de una absoluta privacidad y ni siquiera se sabe quién es el dueño de la casa donde se hospeda, ya que su estancia en este país está rodeada por el secretismo, pero se sabe que el príncipe heredero tiene propiedades aquí.

De hecho, la foto del 15 de febrero la difundió el entorno del rey emérito para desmentir que estuviera gravemente enfermo, como aseguró la escritora Pilar Eyre.

Poco antes, la piloto de carreras emiratí Amna al Qubaisi había colgado en las redes sociales una imagen, que luego borró, en la que aparecía posando con su familia junto a Juan Carlos I. El aspecto que presentaba en ambas instantáneas era saludable. Mucho mejor que en la foto difundida a principios de año, en la que se le veía caminar por un puerto deportivo apoyado en dos escoltas; o la de agosto pasado, bajando de la escalerilla de un jet privado, a su llegada a la península Arábiga.

Juan Carlos I habla diariamente por teléfono con familiares y amigos. A varios les ha contado que está saludable “como un oso” y que dedica dos horas diarias a ejercicios de rehabilitación. Los médicos que le atienden en España están en contacto con él y alguno incluso se desplaza de manera regular para comprobar su estado de salud.

También le han visitado recientemente sus dos hijas, las infantas Elena y Cristina, que han pasado con él una semana. Era la primera vez que le visitaba Cristina, pero no Elena, que lo ha hecho en varias ocasiones. Su visita se conoció con motivo del 83 cumpleaños del rey emérito, el pasado 5 de enero.

Su hermana, la infanta Margarita, asegura que habla regularmente con él, que se protege mucho desde que estalló la pandemia y está bien. Sus nietos, los Marichalar y los Urdangarin, guardan silencio y solo su sobrina María Zurita le recuerda en las redes sociales: la última vez, con motivo del 23-F, cuando escribió: “Gracias por tanto”.

Los medios de comunicación emiratíes no han publicado una sola noticia sobre la estancia del exjefe del Estado español. Su presencia en Abu Dabi se convirtió en el elefante en la habitación (el tema del que nadie habla, aunque sea imposible ignorarlo) durante la reciente visita de la ministra española de Exteriores, Arancha González Laya. Ni la ministra ni sus acompañantes quisieron comentarlo. Preguntados sobre si se había abordado el asunto con sus anfitriones, contestaron: “No consta como objeto de debate o discusión en ninguna de las conversaciones bilaterales”. El mismo mensaje transmiten los altos cargos que en los últimos meses han visitado el país: “No sacan el tema, lo consideran un asunto privado”.

Pese a ser un expatriado de lujo que cuenta con tres ayudantes, cuyos sueldos y estancia en Abu Dabi paga Patrimonio Nacional, Juan Carlos I está deseando volver. Así se lo repite a todo el que quiere escucharle. Sin embargo, en el entorno del Gobierno y de Zarzuela se cree que tendrá que seguir esperando hasta que “estos momentos” de agosto de 2020, que le aconsejaron marcharse de España, sean ya otros momentos diferentes.


 
Está ahí porque él eligió donde quería ir.

Está ahí porque su hijo juzgó que era conveniente que se alejara ante las informaciones que nos llegaban casi a diario sobre sus turbios asuntos.

Está ahí porque el gobierno (PSOE) desea proteger a la monarquía pese a todo y a su hijo Felipe VI.

No sé cuando será el momento adecuado para que regrese si de lo que se trata es de seguir protegiendo a la monarquía pese a sus escándalos.

Y a pesar de todo, siguen las derechas diciendo que es Podemos quien está acabando con la institución, cuando la mayoría de españoles estamos hartos de que nos hayan toreado durante cuarenta años y quieran seguir haciéndolo, para preservar algo que ya es imposible salvar, por nefasto, por inútil, antidemocrático y caduco.

Está ahí, en una casa de super lujo y está, "como un oso" y se aburre "como una ostra": JC dixit.

Mientras aquí tratamos de sobrellevar una aguda crisis sanitaria y económica.

Qué pereza esta monarquía que solo causa problemas y cuesta tanto.
 
Juan Carlos I está en Nurai, en pleno golfo Pérsico. Se hospeda en una casa con seis dormitorios, siete cuartos de baño, piscina y acceso a una playa privada. Habla a diario con familiares y amigos y no oculta que quiere volver a España
siete? no tiene nada que envidiar al de la villa meona, la casa de la preisler y el boyer
 

El año del rey emérito en Abu Dabi no aplaca el escándalo y su vuelta depende de Felipe VI​


Esther Palomera
@estherpalomera

Foco
VIGILANCIA DEL PODER
Juan Carlos I en una imagen de archivo.
Juan Carlos I en una imagen de archivo. Daniel Ochoa de Olza / AP - Gtres
2 de agosto de 2021 21:22h
38

Se fue sin pedir perdón, sin rastro de arrepentimiento, con el título de emérito bajo el brazo y con decenas de titulares en las portadas nacionales e internacionales sobre sus cuentas en paraísos fiscales. Marchó a Abu Dabi. Según varias fuentes, no comunicó el destino en aquel momento ni al Gobierno ni a Felipe VI. Con su autoexilio, quería "contribuir", dijo, a que su hijo pudiera desarrollar su función constitucional "desde la tranquilidad y el sosiego", como si su comportamiento y su abultado patrimonio –supuestamente acumulado de forma ilícita– no hubieran provocado suficiente inquietud además de una profunda inestabilidad en la Jefatura del Estado.

Se cumple este martes el primer aniversario de la salida de Juan Carlos I de España. 83 años, 40 como rey, 58 de residencia en la Zarzuela, al menos un par de lustros de escándalos económicos y extraconyugales y 12 meses ya de largas vacaciones como expatriado de lujo –con tres ayudantes cuyos sueldos y estancia paga Patrimonio Nacional– en una isla exclusiva del golfo Pérsico desde donde manda señales a través de terceros sobre su intención de volver a España. La última vez que lo hizo fue la pasada Navidad. El emérito amagó con regresar, según se supo por algunos de sus amigos más cercanos y sin que Felipe VI y el Gobierno tuvieran conocimiento de ello. En La Moncloa y en Zarzuela saltaron todas las alarmas.

Un regreso del emérito con tres investigaciones judiciales abiertas en Suiza y la Fiscalía del Supremo indagando en España no convenía, pero Juan Carlos I transmitía a quien quisiera escucharlo que se sentía "dolido e injustamente tratado" por las instituciones de su país, por su propio hijo y por los españoles. "Solo habla del servicio prestado a España durante 40 años, pero nunca del daño causado", declaró entonces al elDiario.es un miembro del Gobierno, que entendía que del comportamiento actual y futuro de Juan Carlos I dependerá que "pueda pasar sus últimos días dignamente o morir sin honor".

Desde que se fue de España, el Gobierno niega haber transmitido indicación alguna a Felipe VI sobre la conveniencia o no de un hipotético regreso del emérito, si bien es consciente del daño que causaría a la Corona sin estar resuelto antes el asunto de dónde vivirá, ya que no se contempla en absoluto que regrese a la que fue su residencia oficial durante 40 años. Lo que nunca se ha ocultado en el Ejecutivo es la inquietud que suscita el deterioro causado a la institución y el desgaste producido al reinado de Felipe VI después de la acumulación de escándalos y de demasiadas señales de que el emérito "ha perdido todo contacto con la realidad y con los límites morales, éticos, políticos e institucionales". De ahí que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, manifieste en público cada vez que tiene ocasión su apoyo sin fisuras a la jefatura del Estado y el papel del actual monarca. "No hay mayor precio político que el que pagó ya Juan Carlos I con la abdicación por todos sus errores y a Felipe VI no se le puede imputar el pasado de su predecesor como jefe del Estado", añaden en La Moncloa, desde donde insisten un año después, en que no esperan un regreso temprano del emérito que, en todo caso, sería una decisión que le corresponde exclusivamente a la Casa Real. Sea la que fuera, añaden, el Gobierno "sólo acompañará a Felipe VI" porque será el jefe del Estado "quien decida".

Lo cierto es que, cada vez que hay rumores sobre un posible regreso, en la prensa española aparecen noticias sobre una nueva cuenta opaca, una irregularidad fiscal, una investigación de la fiscalía suiza o una declaración de Corinna Larsen, la amante que hace unas semanas presentó en Londres una demanda por amenazas para que "no revele secretos de Estado" contra Juan Carlos I y contra el CNI y pidió una orden de alejamiento contra el emérito y el personal de los servicios secretos.

En agosto de 2020 Juan Carlos I presentó su salida como una decisión voluntaria cuando en realidad Felipe VI y el Gobierno ya llevaban meses explorando fórmulas con las que mitigar el daño y el descrédito que había causado a la institución y al reinado de su propio hijo. La decisión se esperaba desde que un mes antes El País desveló que la amante del emérito Corinna Larssen había declarado ante el fiscal suizo que Juan Carlos le había donado 65 millones de euros que supuestamente le había regalado el rey de Arabia Abdullah bin Abdulaziz. Desde ese día se produjo un goteo de informaciones sobre las cuentas del anterior jefe del Estado en paraísos fiscales que cayeron como una losa sobre La Zarzuela y hasta provocaron que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificara de "inquietantes y perturbadoras" esas noticias. Varios ministros urgieron también al jefe del Estado a tomar una decisión drástica sobre su padre que sirviera de cortafuegos a la institución.

El padre de Felipe VI hizo saber a través de sus abogados que su marcha no suponía un intento de eludir la acción de la Justicia. En aquel momento –y en el mismo punto continúa el procedimiento un año después–, la Fiscalía del Supremo español y también la de Suiza investigaban sus cuentas en el extranjero, si bien no pesaba sobre él imputación alguna. La Agencia Tributaria española y el Ministerio Fiscal que mantiene abiertas tres investigaciones sobre la fortuna se han tomado el mismo tiempo en bucear en las cuentas de quien fuera jefe de Estado durante cuatro décadas que lo que tardarían en hacerlo en toda la vida fiscal de los 47 millones de españoles. Sin prisas. Y eso que él mismo ha lamentado ante algún allegado en estos meses que hay varias generaciones de españoles que sólo le recordarán por ser "el del elefante [en alusión a la cacería en Botswana en la que fue sorprendido, tras una caída que obligó a trasladarlo de urgencia a España, en plena crisis económica en abril de 2012], el de Corinna y el del maletín", y no por los servicios prestados a la democracia.

El pasado mes de julio El Confidencial desvelaba que el fiscal suizo había encontrado una nueva cuenta al emérito en la entidad Credit Suisse, de Ginebra, y que su titular era una sociedad panameña llamada Lactuva SA. Son, un testaferro "especializado en montar redes opacas" que montó la mercantil y que ya había servido al monarca para cobrar 100 millones de euros de Arabia Saudí. Según el mismo diario, el auténtico titular de la cuenta era un miembro del entorno familiar de Juan Carlos, que usó presuntamente el depósito para ocultar fondos a la Agencia Tributaria a través de la Fundación Zagatka, cuyo administrador es Álvaro de Orleans, el primo del rey emérito. Las operaciones habrían sido ordenadas directamente por el exjefe del Estado con el supuesto objetivo de ayudar económicamente a su familiar. Álvaro de Orleans ya ha reconocido pagos de viajes al anterior rey, algunos de ellos para visitar a Corinna, pero alega que lo hizo porque su padre dejó el encargo de cuidar y ayudar a las monarquías europeas. La Fiscalía suiza no tiene tan clara esa labor altruista e investiga si el aristócrata ejerce de hombre de los maletines para Juan Carlos I.

Durante 2021, para tratar de eludir posibles responsabilidades penales, el padre de Felipe VI ha presentado dos regularizaciones fiscales por las que ha abonado de forma voluntaria más de cinco millones de euros. La constatación de que hubo fraude a Hacienda. La Zarzuela jamás se ha pronunciado al respecto y el Gobierno tan sólo para solemnizar lo que a estas alturas no parece tan obvio: que la justicia es igual para todos. Sobre un posible regreso de Juan Carlos I a España hay diversidad de opiniones. Están los que creen que debería volver cuanto antes y que no merece pasar sus últimos años de vida lejos del país al que sirvió durante tantos años y quienes defienden que el Gobierno debería acordar con Zarzuela sin más dilación un "regreso discreto" y una residencia "más discreta aún" donde pueda llevar una vida "cerca de sus familiares y amigos". Y es que aún hay quien cree que proteger al rey, sea Juan Carlos I o Felipe VI, es proteger a la democracia. Y de ahí la opacidad y el silencio, no sólo de la vida que lleva el emérito en Abu Dabi en este último año, sino de 40 años con demasiadas sombras que han convertido al emérito en el peor adversario de Felipe VI . "Nadie [como ya ha escrito el periodista José Antonio Zarzalejos] le ha procurado más daño moral y político que su progenitor, antes y después de su abdicación". Y es que costará que los españoles olviden que quien le antecedió en el trono arrastró por el fango el nombre de España, el de la Corona y el suyo propio durante al menos las dos últimas décadas.

Conclusión: sin noticias del emérito, salvo para trasladar que, de momento, no habrá regreso pero sí una visita de su hija Elena a Emiratos Árabes esta primera semana de agosto para que su primer aniversario de retiro dorado no lo pase solo. En una de las últimas visitas trascendió que tanto Elena como su hermana, Cristina, habían aprovechado para vacunarse en aquel país antes de que la Sanidad española les diese turno.



#30 Arouet
03 de agosto de 2021. 08:01 h
Ya que no se puede controlar el precio de la luz ni acabar con las colas del hambre, leña al emérito que eso queda muy progre. No se a que vienen estos golpes de pecho fariseos si todos sabíamos de los negocios del campechano y de su afición muy berlanguiana de coleccionar chochos como quién colecciona relojes. Pero era otra de las tarifas de la transición que de repente se ponen en cuestión. Cada día estoy más convencido de que si los políticos, por llamarles algo, y plumillas actuales hubieran protagonizado la transición, mis nietos seguirían cursando la FEN y los homosexuales seguirían siendo vagos y maleantes. A ver si os enteráis, la transición fue un pacto para acabar con la ignominia y en los pactos todos ceden y una de las cesiones fue la Monarquia y su modus vivendi intrínseco a su función. Y se aceptó, como se aceptó que siguieran los jueces y policías, piedra angular de la represión, los oligarcas franquistas, las redes del Movimiento y sindicales, reconvertidas a la democracia sin abandonar el franquismo sociológico. Esas tarifas se aceptaron porque se confiaba que con el paso del tiempo se pudiera avanzar en su corrección, sin embargo el golpe de Armada consentido por Campechano y la feliz entente de Campechano con Felipe para repartirse los mercados de petróleo, tú península arábiga y yo norte de Africa, Irak e Irán y por supuesto Venezuela, con la mujer de Solchaga de trader, frenó el proceso de desmantelamiento de los aparatos de la dictadura que bajo el felipismo volvieron a respirar tranquilos y desde ahí hasta hoy, élites corruptas y retrógradas al mando, cloacas fachones al mando, los asesinados por el genocida en las cunetas mientras a Villar Mir se le regalaban empresas. Esa es la terrible responsabilidad del sociatismo cañí aliarse con las élites y las cloacas para perpetuarse en el poder y en esa alianza entró también Campechano por eso los sociatas de hoy no pueden sino callar porque Campechano sabe demasiado de ellos y ellos de Campechano. A Campechano poco le importa lo que opinemos los españoles de el o si su hijo, al que considera un imbecil, va a acabar saliendo por Cartagena o por Barajas, a el lo único que le importa es conservar su inmensa fortuna y toquetear lo que pueda y le permita su salud.
 

Un año de la ‘fuga’ de Juan Carlos I y más de seis sin que el CIS pregunte por la monarquía​


El último escándalo protagonizado por el rey emérito, que coincide con el aniversario de su huida de la justicia española, ha vuelto a alentar el debate sobre el modelo de Estado

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Cuando se cumple el primer aniversario de la huida de Juan Carlos I a Abu Dabi, el diario Público ha destapado un nuevo escándalo sobre el rey emérito. El exmonarca, después de abandonar el trono y cuando aún percibía asignación pública –cifrada en unos 190.000 euros anuales–, ocultó al menos cinco viajes realizados a Riad entre 2015 y 2018 para visitar a líderes de la dictadura saudita con los que mantiene estrechos vínculos.

Dichos desplazamientos no fueron publicados por Casa Real a pesar de ostentar título, algo que sí fue brevemente informado por el régimen árabe. Al menos dos se realizaron durante el año 2015, fecha en la que la dictadura saudí entroncaba su ofensiva contra Yemen, cobrándose la vida de más de 3.000 civiles, entre ellos, 700 niños. Asimismo, entre ese año y 2016, España se posicionó como uno de los principales vendedores de armas al país.

EL CIS SIGUE SIN PREGUNTAR SOBRE LA MONARQUÍA

Tras su abdicación, la polémica sobre la fortuna oculta del exmonarca no ha parado de lanzar a la palestra importantes nombres, tramas y países, incluso los de sus hijos y sobrinos. Un elaborado estudio las cifraba el pasado marzo en 273 hechos, 92 implicados, 18 países y 18 años, habiéndose visto ensanchadas en los últimos meses, incluso, tras las regularizaciones fiscales del Borbón en España, descubriendo posteriormente cuentas opacas que las pondría en tesitura de duda.

A pesar de ello, el principal centro de investigación sobre el nivel de satisfacción con las instituciones públicas y estatales, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), continua sin preguntar directamente sobre la monarquía –tan solo una vez sobre la valoración de Felipe VI, cuya gestión obtenía un 4,34 sobre 10– algo que, tras el último escándalo coincidente con el aniversario de su huida, ha vuelto a trascender en el debate.

Sobre todo, ligado a las voces que aseguran que la intención de Juan Carlos I es regresar al país.

 
Según informa Vanitatis, se ha tomado una semana de vacaciones en Seychelles antes de la visita que le hizo Elena, porque necesitaba descansar.


Algunos dicen que la monarquía simboliza unidad y estabilidad. Esta monarquía, por muchos intentos que hagan para que nos olvidemos de los escándalos de JC y aceptemos a Felipe, cada vez es más patente que ni olvidamos ni aceptamos.
Luego, ni estabiliza ni une. Al contrario.
 
El padre huido del país por corrupción.
La madre luciendo impúdicamente por interés una cornamenta de cierva.
La hermana sentada en el banquillo, juzgada y encontrada culpable. Con el escandaloso recochineo de que la libraron de ir a la cárcel.
Con el cuñado en la cárcel
Con una hermana cuya fealdad y altanería debería ser constitutiva de delito y que si no se pringó fue porque llegó tarde.
Casado con una mujer que se autodefine como "fulana lista"
Con un amigo, incluso más, compiyogui investigado por implicación en un delito de sangre.
Él mismo llegó a la jefatura del Estado mediante un golpe de Esatdo doméstico. Habiendo antes, cuenado estaba como princesito en expectativa de destino mentido, engañado y traicionado a todos los españoles bien nacidos tras la mayor matanza terrorista de España. Y habiendo antes amenazado que o hacía lo que le salía de su borbónica verija o mandaba todo a la M.
Aunque le llaman el Preparado no se sabe que tenga ninguna preparación intelectual, porque, oficialmente y que pueda acreditar nunca ha hecho nada. Nada de nada. Salvo divertirse.
No se sabe cual es su grado de discernimiento (porque como diría su amigo Monchito Jnez. Losantos nunca ha escrito un libro) porque nunca ha hablado en público, nunca ha sido entrevistado, nunca ha debatido. Por todo esto no se sabe ni que sabe ni que piensa ni para que vale. Nos podemos hacer una idea de su capacidad, de su valía cuando en una entrevista en la Casa Blanca con el Presidente correspondiente tuvo que llevar una chuleta sobre las rodillas, para poder mantener una conversación puramente protocolaria.
El único "mérito" que tiene para detentar (que no ostentar) la jefatura del Estado es que España sea un estado no democrático cuya forma de Estado es la monarquía. Más en concreto la borbonarquía*.

*BORBONARQUÍA: Dícese de la antidemocrática, corrupta, anacrónica, grotesca e irracional forma de estado metida de matute a los españoles y por la que los borbones hacen lo que le sale de los ....
 

El año del rey emérito en Abu Dabi no aplaca el escándalo y su vuelta depende de Felipe VI​


Esther Palomera
@estherpalomera

Foco
VIGILANCIA DEL PODER
Juan Carlos I en una imagen de archivo.
Juan Carlos I en una imagen de archivo. Daniel Ochoa de Olza / AP - Gtres
2 de agosto de 2021 21:22h
38

Se fue sin pedir perdón, sin rastro de arrepentimiento, con el título de emérito bajo el brazo y con decenas de titulares en las portadas nacionales e internacionales sobre sus cuentas en paraísos fiscales. Marchó a Abu Dabi. Según varias fuentes, no comunicó el destino en aquel momento ni al Gobierno ni a Felipe VI. Con su autoexilio, quería "contribuir", dijo, a que su hijo pudiera desarrollar su función constitucional "desde la tranquilidad y el sosiego", como si su comportamiento y su abultado patrimonio –supuestamente acumulado de forma ilícita– no hubieran provocado suficiente inquietud además de una profunda inestabilidad en la Jefatura del Estado.

Se cumple este martes el primer aniversario de la salida de Juan Carlos I de España. 83 años, 40 como rey, 58 de residencia en la Zarzuela, al menos un par de lustros de escándalos económicos y extraconyugales y 12 meses ya de largas vacaciones como expatriado de lujo –con tres ayudantes cuyos sueldos y estancia paga Patrimonio Nacional– en una isla exclusiva del golfo Pérsico desde donde manda señales a través de terceros sobre su intención de volver a España. La última vez que lo hizo fue la pasada Navidad. El emérito amagó con regresar, según se supo por algunos de sus amigos más cercanos y sin que Felipe VI y el Gobierno tuvieran conocimiento de ello. En La Moncloa y en Zarzuela saltaron todas las alarmas.

Un regreso del emérito con tres investigaciones judiciales abiertas en Suiza y la Fiscalía del Supremo indagando en España no convenía, pero Juan Carlos I transmitía a quien quisiera escucharlo que se sentía "dolido e injustamente tratado" por las instituciones de su país, por su propio hijo y por los españoles. "Solo habla del servicio prestado a España durante 40 años, pero nunca del daño causado", declaró entonces al elDiario.es un miembro del Gobierno, que entendía que del comportamiento actual y futuro de Juan Carlos I dependerá que "pueda pasar sus últimos días dignamente o morir sin honor".

Desde que se fue de España, el Gobierno niega haber transmitido indicación alguna a Felipe VI sobre la conveniencia o no de un hipotético regreso del emérito, si bien es consciente del daño que causaría a la Corona sin estar resuelto antes el asunto de dónde vivirá, ya que no se contempla en absoluto que regrese a la que fue su residencia oficial durante 40 años. Lo que nunca se ha ocultado en el Ejecutivo es la inquietud que suscita el deterioro causado a la institución y el desgaste producido al reinado de Felipe VI después de la acumulación de escándalos y de demasiadas señales de que el emérito "ha perdido todo contacto con la realidad y con los límites morales, éticos, políticos e institucionales". De ahí que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, manifieste en público cada vez que tiene ocasión su apoyo sin fisuras a la jefatura del Estado y el papel del actual monarca. "No hay mayor precio político que el que pagó ya Juan Carlos I con la abdicación por todos sus errores y a Felipe VI no se le puede imputar el pasado de su predecesor como jefe del Estado", añaden en La Moncloa, desde donde insisten un año después, en que no esperan un regreso temprano del emérito que, en todo caso, sería una decisión que le corresponde exclusivamente a la Casa Real. Sea la que fuera, añaden, el Gobierno "sólo acompañará a Felipe VI" porque será el jefe del Estado "quien decida".

Lo cierto es que, cada vez que hay rumores sobre un posible regreso, en la prensa española aparecen noticias sobre una nueva cuenta opaca, una irregularidad fiscal, una investigación de la fiscalía suiza o una declaración de Corinna Larsen, la amante que hace unas semanas presentó en Londres una demanda por amenazas para que "no revele secretos de Estado" contra Juan Carlos I y contra el CNI y pidió una orden de alejamiento contra el emérito y el personal de los servicios secretos.

En agosto de 2020 Juan Carlos I presentó su salida como una decisión voluntaria cuando en realidad Felipe VI y el Gobierno ya llevaban meses explorando fórmulas con las que mitigar el daño y el descrédito que había causado a la institución y al reinado de su propio hijo. La decisión se esperaba desde que un mes antes El País desveló que la amante del emérito Corinna Larssen había declarado ante el fiscal suizo que Juan Carlos le había donado 65 millones de euros que supuestamente le había regalado el rey de Arabia Abdullah bin Abdulaziz. Desde ese día se produjo un goteo de informaciones sobre las cuentas del anterior jefe del Estado en paraísos fiscales que cayeron como una losa sobre La Zarzuela y hasta provocaron que el propio presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, calificara de "inquietantes y perturbadoras" esas noticias. Varios ministros urgieron también al jefe del Estado a tomar una decisión drástica sobre su padre que sirviera de cortafuegos a la institución.

El padre de Felipe VI hizo saber a través de sus abogados que su marcha no suponía un intento de eludir la acción de la Justicia. En aquel momento –y en el mismo punto continúa el procedimiento un año después–, la Fiscalía del Supremo español y también la de Suiza investigaban sus cuentas en el extranjero, si bien no pesaba sobre él imputación alguna. La Agencia Tributaria española y el Ministerio Fiscal que mantiene abiertas tres investigaciones sobre la fortuna se han tomado el mismo tiempo en bucear en las cuentas de quien fuera jefe de Estado durante cuatro décadas que lo que tardarían en hacerlo en toda la vida fiscal de los 47 millones de españoles. Sin prisas. Y eso que él mismo ha lamentado ante algún allegado en estos meses que hay varias generaciones de españoles que sólo le recordarán por ser "el del elefante [en alusión a la cacería en Botswana en la que fue sorprendido, tras una caída que obligó a trasladarlo de urgencia a España, en plena crisis económica en abril de 2012], el de Corinna y el del maletín", y no por los servicios prestados a la democracia.

El pasado mes de julio El Confidencial desvelaba que el fiscal suizo había encontrado una nueva cuenta al emérito en la entidad Credit Suisse, de Ginebra, y que su titular era una sociedad panameña llamada Lactuva SA. Son, un testaferro "especializado en montar redes opacas" que montó la mercantil y que ya había servido al monarca para cobrar 100 millones de euros de Arabia Saudí. Según el mismo diario, el auténtico titular de la cuenta era un miembro del entorno familiar de Juan Carlos, que usó presuntamente el depósito para ocultar fondos a la Agencia Tributaria a través de la Fundación Zagatka, cuyo administrador es Álvaro de Orleans, el primo del rey emérito. Las operaciones habrían sido ordenadas directamente por el exjefe del Estado con el supuesto objetivo de ayudar económicamente a su familiar. Álvaro de Orleans ya ha reconocido pagos de viajes al anterior rey, algunos de ellos para visitar a Corinna, pero alega que lo hizo porque su padre dejó el encargo de cuidar y ayudar a las monarquías europeas. La Fiscalía suiza no tiene tan clara esa labor altruista e investiga si el aristócrata ejerce de hombre de los maletines para Juan Carlos I.

Durante 2021, para tratar de eludir posibles responsabilidades penales, el padre de Felipe VI ha presentado dos regularizaciones fiscales por las que ha abonado de forma voluntaria más de cinco millones de euros. La constatación de que hubo fraude a Hacienda. La Zarzuela jamás se ha pronunciado al respecto y el Gobierno tan sólo para solemnizar lo que a estas alturas no parece tan obvio: que la justicia es igual para todos. Sobre un posible regreso de Juan Carlos I a España hay diversidad de opiniones. Están los que creen que debería volver cuanto antes y que no merece pasar sus últimos años de vida lejos del país al que sirvió durante tantos años y quienes defienden que el Gobierno debería acordar con Zarzuela sin más dilación un "regreso discreto" y una residencia "más discreta aún" donde pueda llevar una vida "cerca de sus familiares y amigos". Y es que aún hay quien cree que proteger al rey, sea Juan Carlos I o Felipe VI, es proteger a la democracia. Y de ahí la opacidad y el silencio, no sólo de la vida que lleva el emérito en Abu Dabi en este último año, sino de 40 años con demasiadas sombras que han convertido al emérito en el peor adversario de Felipe VI . "Nadie [como ya ha escrito el periodista José Antonio Zarzalejos] le ha procurado más daño moral y político que su progenitor, antes y después de su abdicación". Y es que costará que los españoles olviden que quien le antecedió en el trono arrastró por el fango el nombre de España, el de la Corona y el suyo propio durante al menos las dos últimas décadas.

Conclusión: sin noticias del emérito, salvo para trasladar que, de momento, no habrá regreso pero sí una visita de su hija Elena a Emiratos Árabes esta primera semana de agosto para que su primer aniversario de retiro dorado no lo pase solo. En una de las últimas visitas trascendió que tanto Elena como su hermana, Cristina, habían aprovechado para vacunarse en aquel país antes de que la Sanidad española les diese turno.



#30 Arouet
03 de agosto de 2021. 08:01 h
Ya que no se puede controlar el precio de la luz ni acabar con las colas del hambre, leña al emérito que eso queda muy progre. No se a que vienen estos golpes de pecho fariseos si todos sabíamos de los negocios del campechano y de su afición muy berlanguiana de coleccionar chochos como quién colecciona relojes. Pero era otra de las tarifas de la transición que de repente se ponen en cuestión. Cada día estoy más convencido de que si los políticos, por llamarles algo, y plumillas actuales hubieran protagonizado la transición, mis nietos seguirían cursando la FEN y los homosexuales seguirían siendo vagos y maleantes. A ver si os enteráis, la transición fue un pacto para acabar con la ignominia y en los pactos todos ceden y una de las cesiones fue la Monarquia y su modus vivendi intrínseco a su función. Y se aceptó, como se aceptó que siguieran los jueces y policías, piedra angular de la represión, los oligarcas franquistas, las redes del Movimiento y sindicales, reconvertidas a la democracia sin abandonar el franquismo sociológico. Esas tarifas se aceptaron porque se confiaba que con el paso del tiempo se pudiera avanzar en su corrección, sin embargo el golpe de Armada consentido por Campechano y la feliz entente de Campechano con Felipe para repartirse los mercados de petróleo, tú península arábiga y yo norte de Africa, Irak e Irán y por supuesto Venezuela, con la mujer de Solchaga de trader, frenó el proceso de desmantelamiento de los aparatos de la dictadura que bajo el felipismo volvieron a respirar tranquilos y desde ahí hasta hoy, élites corruptas y retrógradas al mando, cloacas fachones al mando, los asesinados por el genocida en las cunetas mientras a Villar Mir se le regalaban empresas. Esa es la terrible responsabilidad del sociatismo cañí aliarse con las élites y las cloacas para perpetuarse en el poder y en esa alianza entró también Campechano por eso los sociatas de hoy no pueden sino callar porque Campechano sabe demasiado de ellos y ellos de Campechano. A Campechano poco le importa lo que opinemos los españoles de el o si su hijo, al que considera un imbecil, va a acabar saliendo por Cartagena o por Barajas, a el lo único que le importa es conservar su inmensa fortuna y toquetear lo que pueda y le permita su salud.
Francia y España no tienen monarquía y nos superan en DEMOCRACIA Y TRANSPARENCÍA
 
Está ahí porque él eligió donde quería ir.

Está ahí porque su hijo juzgó que era conveniente que se alejara ante las informaciones que nos llegaban casi a diario sobre sus turbios asuntos.

Está ahí porque el gobierno (PSOE) desea proteger a la monarquía pese a todo y a su hijo Felipe VI.

No sé cuando será el momento adecuado para que regrese si de lo que se trata es de seguir protegiendo a la monarquía pese a sus escándalos.

Y a pesar de todo, siguen las derechas diciendo que es Podemos quien está acabando con la institución, cuando la mayoría de españoles estamos hartos de que nos hayan toreado durante cuarenta años y quieran seguir haciéndolo, para preservar algo que ya es imposible salvar, por nefasto, por inútil, antidemocrático y caduco.

Está ahí, en una casa de super lujo y está, "como un oso" y se aburre "como una ostra": JC dixit.

Mientras aquí tratamos de sobrellevar una aguda crisis sanitaria y económica.

Qué pereza esta monarquía que solo causa problemas y cuesta tanto.
 
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