Irene Montero. Ex ministra de Igualdad, candidata de Podemos a las elecciones Europeas

Los rojos deben vivir bajo un puente o no son felices
Por michaelbuble, 25 Aug 2020, 09:35
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338756 - Los rojos deben vivir bajo un puente o no son felices
 
Si es de OK diario , todo mentira , ¿verdad ? , que inventiva tienen los periódicos derechones


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Irene Cayetana de los Monteros: mira, un burro volando


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El chiste que mejor ha explicado la entrevista masaje que Rosa Villacastín ha perpetrado en Diez Minutos a la madre de los hijos de Pablo Iglesias y sólo por ello, ministra de Igualdad, Irene Montero, es ese que la compara con una portada de Isabel Preysler en la revista Hola y dice algo así como: “Cuando lo pides por AliExpress versus cuando te llega”.

Como la entrevista es escrita no podemos escuchar los “jo, tía” ni los “súperdrásticas” de la de Vallecas, pero nos los imaginamos. La podemita posa para la revista del corazón con un vestido y un calzado que intentan parecer elegantes, sin conseguirlo, con un reloj de 100 euros que imita a un Rolex de 7.000 y en unas estancias que aparentan ser de una lujosa residencia, siendo sólo habitaciones del Ministerio. Pero todo esto coge sentido al leer la entrevista.


La periodista del corazón, que nunca ha ocultado su ideología progresista, su cercanía al PSOE y más recientemente, su simpatía por la extrema izquierda, hace un repaso a la actualidad de la ministra en el que le pregunta tanto por la monarquía, el trabajo de su Ministerio y la Unión Europea, como por sus hijos, las tareas de su hogar y su reciente enfermedad.

Pero de una forma sorprendente, Rosa Villacastín olvida preguntar a Irene Montero por la reciente imputación de su partido político, su tesorero, su gerente y su responsable de las campañas electorales, por un presunto delito de malversación y administración desleal. Tampoco se acuerda la periodista de pedir la opinión de la pareja de Pablo Iglesias acerca del caso ‘Dina’ en el que el líder de Podemos ha pasado de ser parte perjudicada a sospechoso de haber retenido durante muchos meses la tarjeta de su ayudante y habérsela devuelto completamente inutilizada.

Sí pregunta por esos supuestos escraches que denuncian estar sufriendo, pero sólo para darle la oportunidad de hacerse la víctima y echarle la culpa a la oposición, sin ni siquiera rebatirle cuando afirma que lo que les hacen “es diferente” de lo que ellos llevan años haciendo. Ni una palabra acerca de la pintada “fake” de Asturias, donde se inventaron un acoso que ni han denunciado, ni consta a sus escoltas ni a las fuerzas de seguridad que les protegían y del que no muestran ninguna prueba gráfica más allá de una pintada que apareció a kilómetros de su residencia y que a saber quién encargó. Tampoco le pregunta por esas denuncias que Pablo y ella han interpuesto contra tuiteros anónimos que amenazan con “collejas” a sus hijos, después de que ella misma fuera la primera en amenazar a los demás con guillotinas y tiburones.

Puro lavado de imagen. Publicidad y propaganda. El periodismo no es esto, Rosa, y tú lo sabes, porque llevas muchos años ejerciéndolo, con tu ideología, como todos, pero profesionalmente, no así.

Pablo e Irene han iniciado una maniobra de distracción y tú les has ayudado a tapar el panorama judicial que se abre ante ellos. La actualidad de Montero e Iglesias está marcada por las informaciones proporcionadas por su exabogado, José Manuel Calvente, al que despidieron con una falsa denuncia por acoso sexual ya archivada, cuando investigaba «graves» irregularidades en la financiación del partido; el caso del presunto robo de la tarjeta de Dina Bousselham; las obras de la nueva sede de Podemos; las denuncias del Tribunal de Cuentas y la investigación de la Comisión para la Prevención de Blanqueo de Capitales por los vínculos entre Podemos y una sociedad pantalla del chavismo. Estos son los escándalos que los ‘marqueses de Galapagar’ intentan tapar fingiendo ser víctimas de falsos escraches a los que llaman ‘acoso fascista’ para permitir a sus seguidores distraer la atención, vertiendo su odio contra la oposición.

La entrevista en Diez Minutos sólo ha sido la forma en la que Rosa Villacastín ha dicho a sus lectores que miren… un burro volando.

 
A Rolex o a Mango
ANÍBAL MALVAR
AGOSTO 26, 2020La Ministra de Igualdad, Irene Montero, durante su intervención en una sesión plenaria en el Senado. E.P./Jesús HellínLa Ministra de Igualdad, Irene Montero, durante su intervención en una sesión plenaria en el Senado. E.P./Jesús Hellín

El debate sobre el vestido de largo midi y con falda tableada de Irene Montero, diseñado por la factoría Mango y que cuesta en tienda 15,99 pavos, ha vuelto a despertar la hidra del guerracivilismo en España. Los españoles también sabemos hacer guerras civiles de couché, todo sangre cool o chic, y nos peleamos con la misma heroica fiereza por un enclave estratégico en la barra de un bar que por la falda tableada de Irene Montero. Yo no sé si tanta testosterona será sana.

A los que no estáis muy versados en geoestrategia política y militar, os pondré en antecedentes para que comprendáis la magnitud de la crisis cainita que está acechando borrascosamente a España.


El terrible acontecimiento que desató la tormenta, comparable quizá en trascendencia histórica al asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria en 1914, fue un posado de la ministra de Igualdad en la revista Diez Minutos para ilustrar una entrevista firmada por Rosa Villacastín. Las fotos perfumadas y acariciadoras de Ana Ruiz Hearst han llevado a lo más soberano del pueblo español a rebautizar a Irene Montero como La Preysler de Galapagar.

Ítem más. Los más holmesianos y evolucionados especímenes de la caverna, no tardaron en descubrir que la ministra fardaba de peluco que no veas, y lo que marcaba la hora en su lindo bracito era un Rolex valorado en 7.000 euracos. Era un Swatch de 110, pero ya se ha pintado un nuevo atributo indeleble en el retrato popular que voceará desde hoy la derecha ultramontana. Ya veréis qué poquito tardan los acosadores del chalet en reclamarle el Rolex a la ministra. O en preguntarle si lo pone en hora venezolana. Ya conocéis los tres tópicos del inagotable ingenio de estos distinguidos alborotadores.

Por otra parte, la que de malvado tiene este humilde cronista, decir que a uno le chirría notablemente ver a la ministra de Igualdad de un gobierno pretendidamente izquierdista poniendo morritos en una revista del corazón. Porque el couché, todo el couché, representa justo lo contrario de lo que vindica la ministra. El couché es un combinado de cosificación de la mujer con exaltación del modus vivendi de la más parasitaria oligarquía. Resumido así, suena un poco antirrevolucionario, camarada Irene.

Cuando surgió Podemos, el machirulismo español intentó denigrar a sus mujeres hablando de pelos en las axilas, falta de higiene, ropaviejismo, feminazismo y otras lindezas. Un miembro de la Real Academia Española, Félix de Azúa, demostró la fineza de su verbo con esta reflexión sobre Ada Colau en la revista Tiempo: "Una ciudad civilizada y europea como Barcelona tiene como alcaldesa a Colau, una cosa de risa. Una mujer que debería estar sirviendo en un puesto de pescado".

Ahora, además de estas viejas bilis, se lleva también mucho la cosificación fashion de la mujer podemita, que es a lo que se ha prestado inocentemente Montero dejándose transportar al lado rosa de lo oscuro.

La primera ministra podemita oficialmente fashionizada fue Yolanda Díaz. Un conocido medio, creo recordar que El Español de Pedro Jota, dedicó un reportaje a La elegancia imprevista de la ministra de Trabajo, como si las comunistas fueran todo el tiempo disfrazadas de planeta de los simios. Ahora, como Irene Montero no posa en taparrabos, ya es La Preysler de Galapagar. Eso le pasa por meterse en las fauces del couché. Parafraseando el chiste, ¿estamos a rolex o a Mango, querida Irene?


No sé porqué asociación de ideas me vienen éstas fotos a la mente.

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¿Que calificativos se le hubieran buscado si Irene Montero hubiera posado de ésta forma?

¿Buscona? ¿put*? ¿Frívola?

¿Cual?
 
Ah jajaja que ultra ni que narices. Cualquiera es libre de meterse con la pedorra chaquetera de la Villacastin.
Es que eso no es una entrevista, es un lavado de imagen de una corrupta cómplice de su pareja Pablo Iglesias.
Rosa Villacastin, de ayudar a Fraga cuando hacía queimadas y servirlas posteriormente cual buena chica de servicio, ha llegado a adorar a los de Podemos y ahí la tenemos trabajando en telemadrid y en casi todas las teles, eso no es periodismo es servir al poderoso, sea quien sea.
 
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