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Esta chica vive en un mundo de irrealidad y fantasía (como toda esta gente, influencer, etc), totalmente desconectada del planeta Tierra. Cierto que parece una persona dulce y muy cariñosa, eso no se lo vamos a negar. Y tanto ella como el marido viven de put* madre, viajando, de fiesta en fiesta, de compras casi a diario, comiendo en restaurantes caros, con un estilo de vida totalmente superficial e insulso. Es que además jamás se hace eco de las cosas que pasan en la sociedad (por ejemplo, tema manada, tema Gabriel, que si mencionaron otras influs), ella pasa de todo, porque esas cosas feas no tienen lugar en su burbuja de sesiones de spa y piscinas de hotel. Que no digo que tenga que tener conciencia social, que obviamente no la tiene, pero coxx, que es algo básico si manejas redes sociales. La primera lección del community manager. Joder, si hasta Maria Antonieta se esforzó más y aún así le cortaron la cabeza.
El año pasado se fueron de viaje a Nicaragua a promocionar Ron de Caña, y creo que aún siguen siendo los dos promotores, o como se diga, de la marca pq lo volvieron a sacar después de ese viaje. Pero como su capacidad intelectual es mínima, no se les ocurrió googlear ( o sí, pero los Lereles les convencieron más) para enterarse de que en Centroamérica se han muerto hasta ahora, más de 20.000 trabajadores que recolectaban en los cañaverales para el dichoso roncito. Y la cosa no cambia. Vamos, que la situación es muy, muy grave.
Lo que pasa que estos no tienen tanta repercusión como Dulceida, si no se habría liado una movida similar a la de Sudáfrica.
Mi conclusión de esta parrafada es que parece que para triunfar en la vida y tener reconocimiento social, cuanto más te mires el ombligo, mejor.
El año pasado se fueron de viaje a Nicaragua a promocionar Ron de Caña, y creo que aún siguen siendo los dos promotores, o como se diga, de la marca pq lo volvieron a sacar después de ese viaje. Pero como su capacidad intelectual es mínima, no se les ocurrió googlear ( o sí, pero los Lereles les convencieron más) para enterarse de que en Centroamérica se han muerto hasta ahora, más de 20.000 trabajadores que recolectaban en los cañaverales para el dichoso roncito. Y la cosa no cambia. Vamos, que la situación es muy, muy grave.
Lo que pasa que estos no tienen tanta repercusión como Dulceida, si no se habría liado una movida similar a la de Sudáfrica.
Mi conclusión de esta parrafada es que parece que para triunfar en la vida y tener reconocimiento social, cuanto más te mires el ombligo, mejor.