Cuando era jovencita conocí en el lugar donde iba siempre de vacaciones a un chico francés. Vivía precisamente en Saint-Denis. Me dijo que le encantaba España porque no había nada de inseguridad comparado con el lugar de donde venía, y que no podía esperar a terminar sus estudios para mudarse a nuestro país. Estoy hablando de mis tiempos mozos, o sea, unos 30 años atrás... y ya por aquel entonces, los de la religión de la paz llevaban tiempo haciendo de las suyas.