Y lo peor de todo, aunque aquí ya nos aburrimos de leerlo y de escribirlo, es que a su alrededor casi nunca hay nadie que le diga: "Cállate la boca, Vacaburra" . Nada, se conforman con darle un lametón en el culo y ¡hala! que se quede contenta su majestad o mandará que nos corten la cabeza.
Menudo cesto de cobardes.
Menudo cesto de cobardes.