Francia debate el derecho a la legítima defensa de la mujer maltratada
La condena de Jacqueline Sauvage, que mató a su marido de tres disparos, genera el debate
https://elpais.com/internacional/2016/11/17/actualidad/1479395025_764137.html
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GABRIELA CAÑAS
París 23 NOV 2016 - 18:32 CET
¿Tiene derecho una mujer maltratada durante 47 largos años a vengarse de su marido, que además violaba a dos de sus hijas, disparándole fríamente tres tiros por la espalda? ¿Es el maltrato un atenuante a su delito?
El retrato de Jacqueline Sauvage, una humilde mujer que recoge sus canas en un moño, se ha convertido en un símbolo en Francia. Detrás de ese retrato está la compasión, pero, sobre todo, el debate.
¿Acaso lo que hizo Jacqueline Sauvage no es un acto de legítima defensa? No. No lo considera así la justicia con las leyes francesas en la mano. ¿Por qué no cambiarlas? ¿Por qué no introducir como atenuante el síndrome de la maltratada? 36 parlamentarias están a favor de revisar la ley.
Activistas de Femen se manifiestan por el indulto a Jaqueline Sauvage en Enero. FEMEN
El juicio a Jacqueline Sauvage y la condena, confirmada en apelación, han conmovido a la sociedad francesa.
Arropada por sus hijas, esta mujer que ha cumplido los 69 años en la cárcel, no oculta su crimen.
Aquel día de septiembre de 2012 dormía la siesta cuando su marido la despertó a gritos y la amenazó por enésima vez exigiéndole que preparara la comida.
El hombre abandonó el dormitorio y ella se levantó con una determinación inusual. “En ese momento, tuve una luz en el cerebro”, contó a los jueces. “Cogí la carabina de la habitación. La cargué.
Él estaba abajo en la terraza, sentado, de espaldas. Me acerqué y tiré, tiré, cerrando los ojos. Dudé para el tercer disparo”.
En el pequeño pueblo de Selle-sur-le-Bied, en la región céntrica del Valle del Loira, el carácter violento de Norbert Marot era bien conocido.
Le temían los vecinos, pero le temían sobre todo en casa: su esposa, casada con él a los 18 años y sometida a su dominio, su hijo Pascal, diana de sus golpes también, y dos de sus hijas, a las que violaba.
Aseguraba Jacqueline Sauvage ante los jueces que Norbert la pegaba una media de tres veces por semana y que ignoraba que cuando empuñó la carabina su hijo Pascal, huido de casa, acababa de suicidarse.
La condena de Jacqueline Sauvage, que mató a su marido de tres disparos, genera el debate
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GABRIELA CAÑAS
París 23 NOV 2016 - 18:32 CET
¿Tiene derecho una mujer maltratada durante 47 largos años a vengarse de su marido, que además violaba a dos de sus hijas, disparándole fríamente tres tiros por la espalda? ¿Es el maltrato un atenuante a su delito?
El retrato de Jacqueline Sauvage, una humilde mujer que recoge sus canas en un moño, se ha convertido en un símbolo en Francia. Detrás de ese retrato está la compasión, pero, sobre todo, el debate.
¿Acaso lo que hizo Jacqueline Sauvage no es un acto de legítima defensa? No. No lo considera así la justicia con las leyes francesas en la mano. ¿Por qué no cambiarlas? ¿Por qué no introducir como atenuante el síndrome de la maltratada? 36 parlamentarias están a favor de revisar la ley.
Activistas de Femen se manifiestan por el indulto a Jaqueline Sauvage en Enero. FEMEN
El juicio a Jacqueline Sauvage y la condena, confirmada en apelación, han conmovido a la sociedad francesa.
Arropada por sus hijas, esta mujer que ha cumplido los 69 años en la cárcel, no oculta su crimen.
Aquel día de septiembre de 2012 dormía la siesta cuando su marido la despertó a gritos y la amenazó por enésima vez exigiéndole que preparara la comida.
El hombre abandonó el dormitorio y ella se levantó con una determinación inusual. “En ese momento, tuve una luz en el cerebro”, contó a los jueces. “Cogí la carabina de la habitación. La cargué.
Él estaba abajo en la terraza, sentado, de espaldas. Me acerqué y tiré, tiré, cerrando los ojos. Dudé para el tercer disparo”.
En el pequeño pueblo de Selle-sur-le-Bied, en la región céntrica del Valle del Loira, el carácter violento de Norbert Marot era bien conocido.
Le temían los vecinos, pero le temían sobre todo en casa: su esposa, casada con él a los 18 años y sometida a su dominio, su hijo Pascal, diana de sus golpes también, y dos de sus hijas, a las que violaba.
Aseguraba Jacqueline Sauvage ante los jueces que Norbert la pegaba una media de tres veces por semana y que ignoraba que cuando empuñó la carabina su hijo Pascal, huido de casa, acababa de suicidarse.