No se trata de sorpresa, sino de escándalo, vergüenza e indignación porque estas sucias prácticas dañan, no solamente a un partido político, sino a la convivencia y la democracia del país.A mí me sorprende 0. La línea entre la parcialidad y la manipulación es muy muy fina.
La trascendencia y las consecuencias que se derivan de ello son mucho más profundas y complejas de lo que parece. Somos o no somos demócratas, queremos una información lo más libre e imparcial posible -dentro de la legítima línea editorial- o no la queremos. Reivindicamos el derecho a una información veraz y contrastada o nos importa un pimiento.
Esa es la cuestión.