En realidad el peor regalo que puedes hacer es un perfume, a no ser que el sujeto te haya tirado un montón de indirectas o lo hayas llevado a una cata de una perfumería sin que pille la indirecta.
Soy capaz de dejarme treinta o cuarenta euros en un perfume, que me regalen otro de ochenta y aparcar el caro porque no me entra el olor. Un ex mío tuvo la idea de regalarme un perfume que, entre que yo estaba hasta el moño del individuo y que el perfume no era de mi exquisito gusto, a mi vez lo regalé a mi abuela. A ella le gustó más. Y lo siento, no soy de las que suelen re-regalar los regalos que no me gustan, pero aquello era comprar una reconciliación un poco cara. Cosa que al pobre no salió bien, pero mi a mi abuela la hice contenta.
Mi ex era un cansino de los putos regalos. Él te regalaba cosas que a él le parecían que a mi me iban a gustar o que a él le gustaban y ya se pensaba que me tenía que gustar por narices. Mira, no sé cuántos perfumes me quité de en medio, de una conocida firma que me resulta de lo más hortera pero que a él se le antojó era la rehostia. De dárselos a mi madre y ponérmelos solo cuando estaba con él porque si no estaba "¿no te gusta?, que te lo he regalado", osea, que te regalaba algo y por coj*nes ya estabas obligada a usar esa cosa sí o sí (tuve que decirle que perdí unos pendientes pero no me los quise poner jamás de lo feos que eran). Con los perfumes era la rehostia: le encantaban los perfumes de vieja, pero de vieja-vieja. Me vino fenomenal tener a mi madre o abuela porque la situación era que no se lo podía regalar tan a la ligera porque luego el muy subnormal venía "¿no los usas?, ¿no te gusta?, con lo que he pensado en ti al tener este detalle". Solución para que me dejara en paz y se fuera a tomar por culo con su mal gusto: le llevé a una perfumería y en la sección de dicha firma, cogí el perfume más caro (ciento y pico euros hace muchos años) y dije "éste es el que más me gusta" (y era frasco de 50ml). Como pagar esa burrada por un perfume de tamaño medio era pura lógica y sabía que él no se lo iba a gastar, dejó de comprarme perfumes de mierda viendo mis gustos caros, pues yo cogía y decía "los perfumes que me regalas no están mal, pero el mío favorito es..." y ala, se acabaron los putos problemas. Si decía que me gustaban los que él me regalaba me traía más y yo ya no sabía cómo deshacerme de tanta mierda colonial y si decía que no me gustaban el señorito se enfadaba porque claro, él te los había regalado, ¡oh! te tenían que gustar por huevos. Qué cruz.