Es la hora de que Felipe VI se ponga las pilas 07/09/2018

Registrado
21 May 2009
Mensajes
15.934
Calificaciones
47.896
Creo que no está, si es así que la moderación lo quite, por favor. Gracias

https://www.merca2.es/la-hora-felipe-vi-ponga-pilas/

Es la hora de que Felipe VI se ponga las pilas
07/09/2018



exculpado por Hacienda. En aquella situación se llegó a intuir un aviso a Mario Conde por parte de círculos próximos al Rey Juan Carlos, al enterarse de la preparación de un libro “Mi amigo el Rey”. Mario Conde, es el único de los tres guardianes de aquellos viejos secretos que sigue vivo. Además es el que tuvo, o tiene, la documental de aquella época, que se mantuvo –¿mantiene?– durante años en su caja fuerte.

Los “dineros de Juan Carlos I” serán el gran escándalo, que una vez revelado, al amparo de esa inviolabilidad de su posición durante décadas tal vez posiblemente no tenga consecuencias legales ni penales, pero dejará seriamente tocada a la monarquía. No como un rumor, sino con documentos. La clave es saber como y cuando. Si de golpe o por fascículos. Y si será con el Rey Emérito en vida. Cuando eso llegué -insisto, llegará-, Felipe VI debe tener un estatus objetivo incuestionable. Y eso no se va a lograr solamente recibiendo, estrechando la mano y acudiendo a las regatas de Palma. Hay que hacer cosas tangibles, objetivar lo que aporta la Monarquía a la sociedad. Para ello debe revolucionarse el enfoque de la Casa de Su Majestad el Rey.

En los años 80, participé como todos los estudiantes de mi generación, en el concurso “¿Qué es un Rey para ti?”. Allí, a falta de monárquicos de pura cepa, el sistema construía hábilmente juancarlistas. Desde niños nos explicaban que Don Juan Carlos era el árbitro que mediaba entre todos y la representación del país. Era doctrina pura. Sembrar a la vieja usanza en los más jóvenes.

Hoy, el concepto no pasa la prueba del algodón. Este concurso, “¿Qué es un Rey para ti?”, se sigue desarrollando, más de 30 años más tarde . Para sumar adeptos, incluso entre los más jóvenes, se requiere de la Casa del Rey iniciativas más modernas, disruptivas y algo más de sofisticación.


Esneda Taborda
Al rey le heredaron una papa caliente. Y convengamos que es el problema menor!!
Me gusta · Responder · 20 h


Luis Martin Garcia
Pues si estoy de acuerdo en todo y además me pregunto ¿alguien como único mérito es ser hijo de papá tiene que tener una posición tan bien pagada y privilegiada?
Me gusta · Responder · 3 · 20 h


Roberto Fernandez
Pues esperemos más pronto que tarde, saber estas cosas de estado, que nos repercuten a todos y que nadie,debe guardar como secretos de estado, por muy rey o jefe de estado que sea, ya está bien de salvadores que no lo han sido y se han aprovechado de su posición. Me parece un buen artículo y lo que queda por saber, que se sepa muy pronto. Comparto, yo no soy monárquico, soy republicano. A ver. Vale.
Me gusta · Responder · 3 · 21 h


Manuel M. Estévez García
Nada que añadir a lo suscrito un artículo impecable, real y difícil de cuestionar, YA ES HORA, DE QUE LA MONARQUÍA Y EL REY DEN SEÑALES DE VIDA DENTRO DE LAS PRERROGSTIVAS QUE LE DA LA CONSTITUCIÓN
Me gusta · Responder · 1 · 21 h


Salvador Lopez Guidet
Comparto todo lo suscrito
 
Conde si todavia tiene alguna documentación nunca hablará, su orgullo se lo impide, nunca querra quedar como el chivato.
Cuando lo metieron en la carcel sabia toda la merde que habia y no canto.
No lo hara a menos que alguien se los "robe" y salgan a la luz.
 
La verdad a medias de la monarquía parlamentaria


Argumentar que, puesto que la Constitución de 1978 fue sometida a referéndum y en ella figuraba la Monarquía definida como parlamentaria, la Monarquía ya se ha sometido a referéndum, es una parte de esa verdad a medias en que nos hemos instalado

Javier Pérez Royo
08/09/2018 - 20:34h
- PUBLICIDAD -
Familia-Real-Palacio-Felipe-VI_EDIIMA20140620_0059_27.jpg

La Familia Real saluda desde el balcón de Palacio tras la proclamación de Felipe VI

“La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria”, dice lapidariamente el artículo 1.3 de la Constitución. No debería, en consecuencia, poderse poner en cuestión que es así.

Y sin embargo, nos enteramos, por ejemplo, en información de eldiario.es publicada el pasado miércoles, que la amante del Rey Juan Carlos, Corinna, acompañada del embajador de España en Arabia Saudí, se había reunido con uno de los príncipes de la Casa Real de aquel país, en representación del Rey de España, para entablar negociaciones de naturaleza económica, en las que no queda claro dónde empiezan y acaban los intereses del Rey y los intereses del país.

Esto no es que sea imposible, sino que es inimaginable en una Monarquía Parlamentaria. Una reunión del amante de la Reina de Inglaterra o de la amante del Rey de Bélgica, acompañados del embajador correspondiente, con un príncipe saudí para hablar de negocios en representación de cualquiera de ambos monarcas, no es posible ni en una obra de ficción, porque carecería de la verosimilitud mínima para que pudiera ser efectiva.

La relevancia de la información publicada en eldiario.es, así como las informaciones que van apareciendo en este y otros medios de comunicación sobre las andanzas del Rey Juan Carlos I y Corinna, no es tanto de naturaleza penal como constitucional. Se podrá discutir si las conductas que figuran reflejadas en esas informaciones son constitutivas o no de delito y, si en el caso de que lo fueran, estarían o no protegidas por el principio de inviolabilidad del monarca, pero lo que no se puede discutir es que constitucionalmente son inaceptables, que son incompatibles con el artículo 1.3 de la Constitución.

Las conductas de las que estas publicaciones nos informan, que se refieren temporalmente a los últimos años de la ejecutoria del Rey Juan Carlos I, pero que nadie duda de que son conductas que se han venido sucediendo a lo largo de toda ella, se aproximan a la conducta de su abuelo Alfonso XIII y, en cierta medida, a la de su tatarabuela Isabel II. Son episodios propios de una Monarquía Constitucional, pero predemocrática, y no de una Monarquía parlamentaria.

Obviamente estos episodios no han sido la norma de la conducta del Rey Juan Carlos I. La Monarquía definida como “parlamentaria” en la Constitución de 1978, no es la Monarquía definida como “española” en las Constituciones de 1845 y 1876. Con la Constitución de 1978 la Monarquía ha convivido con el principio de legitimación democrática formulado en el artículo 1.2 CE. Y con un principio de legitimación democrática que ha operado como principio dominante en el sistema político. Desde esta perspectiva, la diferencia entre la Monarquía “parlamentaria” del 78 y la Monarquía “española” del 45 y del 76 es una diferencia real, no cosmética.

Por eso hablo de “verdad a medias”. En mi opinión, no cabe duda de que los elementos propios de la Monarquía parlamentaria han estado presentes durante el reinado del Rey Juan Carlos I. No cabe duda de que han estado, además, de manera dominante. Pero no de manera exclusiva y excluyente. No se ha producido la negación del principio monárquico como un principio de legitimidad, que es lo que ha ocurrido en todas las Monarquías parlamentarias sin excepción.

El Estado Constitucional democrático es compatible con una magistratura de carácter hereditario en la Jefatura del Estado. No es compatible con un principio de legitimidad monárquico que haga competencia de manera subrepticia al principio de legitimidad democrático. Esto es lo decisivo. La Democracia como forma política no puede tolerar la existencia de algún principio de legitimidad alternativo al principio democrático.

Esto es lo que no ha ocurrido nunca en la historia de España, con la excepción, obviamente, de la Segunda República. Jamás se ha extendido el poder constituyente del pueblo español a la institución monárquica. De una manera inequívoca en la Primera Restauración. Y de una manera “encubierta”, pero también inequívoca en la Segunda. La Monarquía siempre ha sido previa e indisponible para el poder constituyente del pueblo español. En la Primera Restauración el Título de la Monarquía de la Constitución no se sometió siquiera a la discusión de las Cortes Constituyentes de 1876. En la Segunda no se llegó a tanto, pero el Rey Juan Carlos I, que había jurado lealtad a las Leyes Fundamentales del Régimen del general Franco, no juró nunca lealtad a la Constitución de 1978. No es ella la que me ha traído a mí, sino que soy yo el que la ha traído a ella. Con esta ambigüedad se ha organizado política y jurídicamente la democracia española.

En España tuvimos una Primera Restauración acompañada de una fórmula constitucional liberal, predemocrática, que se podía en cierta medida homologar con lo que ocurría en el constitucionalismo europeo anterior a la Primera Guerra Mundial, pero que no podía serlo después de la Gran Guerra. Su incapacidad para transitar de la Monarquía Constitucional a la Monarquía Parlamentaria la condenó de manera inexorable. De ahí que, aunque la Monarquía no desapareciera hasta 1931, desde 1917 no hizo más que vivir en un estado de agonía. Hemos tenido una Segunda Restauración acompañada de una fórmula constitucional democrática, que se puede homologar con lo que ocurre en el constitucionalismo europeo posterior a la Segunda Guerra Mundial, pero contaminada por restos del pasado, que vienen en parte de la vieja “Monarquía Española” y en parte de las Leyes Fundamentales del Régimen anterior. Los efectos de dicha contaminación han sido tolerables durante los primeros cuarenta años de vigencia de la Constitución, pero ha dejado de serlo.

Sin un referéndum sobre la Monarquía no es posible salir de la situación a la que hemos llegado. Una democracia no puede operar con ambigüedades sobre el principio de legitimidad en el que descansa su sistema político. Las dudas tienen que ser despejadas y solamente hay una forma de hacerlo. Argumentar que, puesto que la Constitución de 1978 fue sometida a referéndum y en ella figuraba la Monarquía definida como parlamentaria, la Monarquía ya se ha sometido a referéndum, es una parte de esa verdad a medias en que nos hemos instalado.

Cuanto más tiempo se tarde en entenderlo, peor.

https://www.eldiario.es/zonacritica/verdad-medias-monarquia-parlamentaria_6_812328769.html
 
Creo que no está, si es así que la moderación lo quite, por favor. Gracias

https://www.merca2.es/la-hora-felipe-vi-ponga-pilas/

Es la hora de que Felipe VI se ponga las pilas
07/09/2018



exculpado por Hacienda. En aquella situación se llegó a intuir un aviso a Mario Conde por parte de círculos próximos al Rey Juan Carlos, al enterarse de la preparación de un libro “Mi amigo el Rey”. Mario Conde, es el único de los tres guardianes de aquellos viejos secretos que sigue vivo. Además es el que tuvo, o tiene, la documental de aquella época, que se mantuvo –¿mantiene?– durante años en su caja fuerte.

Los “dineros de Juan Carlos I” serán el gran escándalo, que una vez revelado, al amparo de esa inviolabilidad de su posición durante décadas tal vez posiblemente no tenga consecuencias legales ni penales, pero dejará seriamente tocada a la monarquía. No como un rumor, sino con documentos. La clave es saber como y cuando. Si de golpe o por fascículos. Y si será con el Rey Emérito en vida. Cuando eso llegué -insisto, llegará-, Felipe VI debe tener un estatus objetivo incuestionable. Y eso no se va a lograr solamente recibiendo, estrechando la mano y acudiendo a las regatas de Palma. Hay que hacer cosas tangibles, objetivar lo que aporta la Monarquía a la sociedad. Para ello debe revolucionarse el enfoque de la Casa de Su Majestad el Rey.

En los años 80, participé como todos los estudiantes de mi generación, en el concurso “¿Qué es un Rey para ti?”. Allí, a falta de monárquicos de pura cepa, el sistema construía hábilmente juancarlistas. Desde niños nos explicaban que Don Juan Carlos era el árbitro que mediaba entre todos y la representación del país. Era doctrina pura. Sembrar a la vieja usanza en los más jóvenes.

Hoy, el concepto no pasa la prueba del algodón. Este concurso, “¿Qué es un Rey para ti?”, se sigue desarrollando, más de 30 años más tarde . Para sumar adeptos, incluso entre los más jóvenes, se requiere de la Casa del Rey iniciativas más modernas, disruptivas y algo más de sofisticación.


Esneda Taborda
Al rey le heredaron una papa caliente. Y convengamos que es el problema menor!!
Me gusta · Responder · 20 h


Luis Martin Garcia
Pues si estoy de acuerdo en todo y además me pregunto ¿alguien como único mérito es ser hijo de papá tiene que tener una posición tan bien pagada y privilegiada?
Me gusta · Responder · 3 · 20 h


Roberto Fernandez
Pues esperemos más pronto que tarde, saber estas cosas de estado, que nos repercuten a todos y que nadie,debe guardar como secretos de estado, por muy rey o jefe de estado que sea, ya está bien de salvadores que no lo han sido y se han aprovechado de su posición. Me parece un buen artículo y lo que queda por saber, que se sepa muy pronto. Comparto, yo no soy monárquico, soy republicano. A ver. Vale.
Me gusta · Responder · 3 · 21 h


Manuel M. Estévez García
Nada que añadir a lo suscrito un artículo impecable, real y difícil de cuestionar, YA ES HORA, DE QUE LA MONARQUÍA Y EL REY DEN SEÑALES DE VIDA DENTRO DE LAS PRERROGSTIVAS QUE LE DA LA CONSTITUCIÓN
Me gusta · Responder · 1 · 21 h


Salvador Lopez Guidet
Comparto todo lo suscrito



La incógnita es si cuando el viejo se vaya al cielo o al infierno , la pasta que deje a sus herederos sera aceptada por estos o la donaran a alguna causa en favor de los necesitados ( que no para promocionar el chiringuito y la nena de la manita ) dado el oscuro origen que presuntamente puede tener .

Mucho me temo que para entonces ya se encargaran los salvadores de la patria en predicar que todo estaba en orden y dar carpetazo al asunto.
 
La incógnita es si cuando el viejo se vaya al cielo o al infierno , la pasta que deje a sus herederos sera aceptada por estos o la donaran a alguna causa en favor de los necesitados ( que no para promocionar el chiringuito y la nena de la manita ) dado el oscuro origen que presuntamente puede tener .

Mucho me temo que para entonces ya se encargaran los salvadores de la patria en predicar que todo estaba en orden y dar carpetazo al asunto.
La pasta se las dejara a las hijas y nietos, a Felizpito y compañía les dejará el recuerdo.
 
Back