La veían como una arribista y siempre la trataron como a la pariente pobre con la que se hace una obra de caridad. Cuando se conocieron, ella ya tenía un cierto reconocimiento poético y estaba con una beca Fullbright. Evidentemente, no tenía el dinero ni la posición social de él. Cuando lo dejó, después de denunciarlo, volvió a Galicia con su hija , casi con lo puesto y a vivir de su trabajo.
El filósofo pedorro puso el grito en el cielo porque no quería que su hija se criara en el tercer mundo o en Mordor, tal era el concepto de la tierra de su mujer.
El nene Gino Rubert, hijo mayor del primer matrimonio del filósofo pedorro, cuya trayectoria "artística" ha estado iempre auspiciada por papá, le tenía unos celos enfermizos a Luisa y a Xita, que ya de bebé era una cría encantadora.
Pedorro padre quería una nena para jugar a papá añoso y enrollado, que era algo que estaba muy de moda en los noventa. Pero, al mismo tiempo, no quería saber nada de mocos, llantos a deshoras, cólicos, primeros pasos ni de noches de insomnio. Tampoco podía entender que la madre de la criatura quisiera vivir todo aquello.
Prefería criar a hijos que, siendo mayores de treinta continuarán peleando por el cariño y la aprobación paternas que nunca han conseguido.
