El baúl de los fragmentos perdidos

" Cada vez que te sientas extraviada, confusa, piensa en los árboles, recuerda su manera de crecer.
Recuerda que un árbol de gran copa y pocas raíces es derribado por la primera ráfaga de viento, en tanto que un árbol con muchas raíces y poca copa a duras penas deja circular la savia.
Raíces y copa han de tener la misma medida, has de estar en las cosas y sobre ellas: sólo así podrás ofrecer sombra y reparo, sólo así al llegar la estación apropiada podrás cubrirte de flores y de frutos. Y luego, cuando ante ti se abran muchos caminos y no sepas cuál recorrer, no te metas en uno cualquiera al azar: siéntate y aguarda. Respira con la confiada profundidad que respiraste el día que viniste al mundo, sin permitir que nada te distraiga: aguarda y aguarda más aun.
Quédate quieta, en silencio, y escucha a tu corazón. Y cuando te hable, levántate y ve donde él te lleve. "

Fragmento del libro: Donde el corazón te lleve - de Susana Tamaro
 
"El modo en que un hombre acepta su destino y todo el sufrimiento que éste conlleva, la forma en que carga con su cruz, le da muchas oportunidades —incluso bajo las circunstancias más difíciles— para añadir a su vida un sentido más profundo. Puede conservar su valor, su dignidad, su generosidad. O bien, en la dura lucha por la supervivencia, puede olvidar su dignidad humana y ser poco más que un animal. Aquí reside la oportunidad que el hombre tiene de aprovechar o de dejar pasar las ocasiones de alcanzar los méritos que una situación difícil puede proporcionarle. Y lo que decide si es merecedor de sus sufrimientos o no lo es."

Fragmento del libro: " El hombre en busca de sentido " de Viktor Frankl
 
@Akukeny que hermosos fragmentos nos has compartido... el Víktor Frankl es uno de mis libros de cabecera.
El de Susana Tamaro y el Águila Bicéfala no los conozco... pero después de haber leído tus fragmentos, los anoté para comprarlos.
Muchos saludos. :kiss:
 
@Akukeny que hermosos fragmentos nos has compartido... el Víktor Frankl es uno de mis libros de cabecera.
El de Susana Tamaro y el Águila Bicéfala no los conozco... pero después de haber leído tus fragmentos, los anoté para comprarlos.
Muchos saludos. :kiss:
Gracias a ti por tus palabras @Elizabetta Creo que te gustará leerlos. El de Susana Tamaro es muy ligero de leer, trata de los consejos de una abuela a su nieta, va cargadito de sabiduría y ternura. Hace mucho que lo leí
El de Antonio Gala, está en su línea, muy intenso, sentimiento y pasión van de la mano. Me gustó.
Hasta pronto, nos leemos y jugamos por ahí :kiss:
 
Gracias a ti por tus palabras @Elizabetta Creo que te gustará leerlos. El de Susana Tamaro es muy ligero de leer, trata de los consejos de una abuela a su nieta, va cargadito de sabiduría y ternura. Hace mucho que lo leí
El de Antonio Gala, está en su línea, muy intenso, sentimiento y pasión van de la mano. Me gustó.
Hasta pronto, nos leemos y jugamos por ahí :kiss:
Muchas gracias los voy a comprar... seguido me pasa que no encuentro un buen libro que leer, así que definitivamente me los compro los dos... De verdad muchas gracias... claro nos seguimos leyendo y jugando en el bajo sótano del foro libre.
Cuídate. :kiss::kiss:
 
El Canto del Pájaro - Antony De Mello

LAS CAMPANAS DEL TEMPLO

El templo había estado sobre una isla, dos millas mar adentro. Tenía un millar de campanas. Grandes y pequeñas campanas, labradas por los mejores artesanos del mundo. Cuando soplaba el viento o arreciaba la tormenta, todas las campanas del templo repicaban al unísono, produciendo una sinfonía que arrebataba a cuantos la escuchaban. Pero, al cabo de los siglos, la isla se había hundido en el mar y, con ella, el templo y sus campanas.

Una antigua tradición afirmaba que las campanas seguían repicando sin cesar y que cualquiera que escuchara atentamente podría oírlas. Movido por esta tradición, un joven recorrió miles de millas, decidido a escuchar aquellas campanas. Estuvo sentado durante días en la orilla, frente al lugar en el que en otro tiempo se había alzado el templo, y escuchó, y escuchó con toda atención. Pero lo único que oía era el ruido de las olas al romper contra la orilla. Hizo todos los esfuerzos posibles por alejar de sí el ruido de las olas, al objeto de poder oír las campanas. Pero todo fue en vano; el ruido del mar parecía inundar el universo. Persistió en su empeño durante semanas.

Cuando le invadió el desaliento, tuvo ocasión de escuchar a los sabios de la aldea, que hablaban con unción de la leyenda de las campanas del templo y de quienes las habían oído y certificaban lo fundado de la leyenda. Su corazón ardía en llamas al escuchar aquellas palabras... para retornar al desaliento cuando, tras nuevas semanas de esfuerzo, no obtuvo ningún resultado. Por fin decidió desistir de su intento. Tal vez él no estaba destinado a ser uno de aquellos seres afortunados a quienes les era dado oír las campanas. O tal vez no fuera cierta la leyenda. Regresaría a su casa y reconocería su fracaso.

Era su último día en el lugar y decidió acudir una última vez a su observatorio, par decir adiós al mar, al cielo, al viento y a los cocoteros. Se tendió en la arena, contemplando el cielo y escuchando el sonido del mar. Aquel día no opuso resistencia a dicho sonido, sino que, por el contrario, se entregó a él y descubrió que el bramido de las olas era un sonido realmente dulce y agradable.

Pronto quedó tan absorto en aquel sonido que apenas era consciente de sí mismo. Tan profundo era el silencio que producía en su corazón... ¡Y en medio de aquel silencio lo oyó! El tañido de una campanilla, seguido por el de otra, y otra, y otra... Y en seguida todas y cada una de las mil campanas del templo repicaban en una gloriosa armonía, y su corazón se vio transportado de asombro y de alegría.

Si deseas escuchar las campanas del templo, escucha el sonido del mar.

Si deseas ver a Dios, mira atentamente la creación. No la rechaces: no reflexiones sobre ella. Simplemente, mírala
 
" Te encuentro.....
Te escucho........
Te hablo .....
Te abrazo......
Te beso........

Te tengo.......
Te aprieto......
Te atrapo.....
Te absorbo.....
Te asfixio.......

¿Te quiero?"

La ceremonia del té.Cuentos para pensar.Jorge Bucay.
 
Me he anotado algunos en mi lista de pendientes. Esto crece. Muchas gracias a todos, por compartir estas maravillas literarias :)
*
"Si tienes miedo de fracasar, yo te digo que empieces, fracases si no hay más remedio, te vuelvas a levantar y vuelvas a empezar.
¿Y si fracasas de nuevo? ¿Y qué? Vuelve a empezar.
No es el fracaso lo que nos paraliza y nos mantiene estancadas sino la renuncia a volver a empezar.
¿Qué más da que tengas miedo? Si tienes miedo de que algo se te eche encima y te pegue un mordisco, por lo que más quieras, afróntalo de una vez.
Deja que tu temor se te eche encima y te pegue un mordisco. De esta manera lo vencerás y podrás seguir adelante. Lo vencerás. El temor se te pasará. En este caso, es mejor afrontarlo directamente, sentirlo y vencerlo que seguir utilizándolo como excusa."

De Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola Estés
 
"Y me contó la historia de un muchacho enamorado de una estrella. Adoraba a su estrella junto al mar, tendía sus brazos hacia ella, soñaba con ella y le dirigía todos sus pensamientos. Pero sabía o creía saber, que una estrella no podría ser abrazada por un ser humano. Creía que su destino era amar a una estrella sin esperanza; y sobre esta idea construyó todo un poema vital de renuncia y de sufrimiento silencioso y fiel que habría de purificarle y perfeccionarle. Todos sus sueños se concentraban en la estrella. Una noche estaba de nuevo junto al mar, sobre un acantilado, contemplando la estrella y ardiendo de amor hacia ella. En el momento de mayor pasión dio unos pasos hacia adelante y se lanzó al vacío, a su encuentro. Pero en el instante de tirarse pensó que era imposible y cayó a la playa destrozado. No había sabido amar. Si en el momento de lanzarse hubiera tenido la fuerza de creer firmemente en la realización de su amor, hubiese volado hacia arriba a reunirse con su estrella”.

"Las cosas que vemos son las mismas cosas que llevamos en nosotros. No hay más realidad que la que tenemos dentro. Por eso la mayoría de los seres humanos vive tan irrealmente; porque cree que las imágenes exteriores son la realidad y no permiten a su propio mundo interior manifestarse. Se puede ser muy feliz así, desde luego. Pero cuando se conoce lo otro, ya no se puede elegir el camino de la mayoría. Sinclair, el camino de la mayoría es fácil, el nuestro difícil"

2 fragmentos del libro Demian, de Hermann Hesse
 
No puede faltar uno de mis preferidos, amo sus palabras siempre acarician mi alma, en este nuestro bello baúl el gran maestro Mario Benedetti:

“El buen compañerismo no consiste siempre en hablar o escuchar, en contarnos las vidas y las muertes, los amores y los desamores, en narrarnos novelas que leímos hace mucho y que ahora no tenemos a mano, en discutir sobre filosofía y sus suburbios, en sacar conclusiones de experiencias pasadas, en analizar y analizarnos ideológicamente, en intercambiar las respectivas infancias. El buen compañerismo consiste muchas veces en callar, en respetar el laconismo del otro, en comprender que eso es lo que el otro necesita en esa precisa y oscura jornada, y entonces arroparlo con nuestro silencio, o dejar que él nos arrope con el suyo, pero, y este “pero” es fundamental, sin que ninguno de los dos lo pida ni lo exija, sino que el otro lo comprenda por si mismo, en una espontánea solidaridad. A veces una buena relación, una relación que puede convertirse en amistad para siempre, se construye mejor con los silencios oportunos que con las confidencias intempestivas”

De, Primavera con una esquina rota
 
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Es la mayor tragedia con que el destino puede castigar a una persona. El deseo de ser diferentes de quienes somos: no puede latir otro deseo más doloroso en el corazón humano. Porque la vida no se puede soportar de otra manera que sabiendo que nos conformamos con lo que significamos para nosotros mismos y para el mundo. Tenemos que conformarnos con lo que somos, y ser conscientes de que a cambio de esta sabiduría no recibiremos ningún galardón de la vida: no nos pondrán ninguna condecoración por saber y aceptar que somos vanidosos, egoístas, calvos y tripudos; no, hemos de saber que por nada de eso recibiremos galardones ni condecoraciones. Tenemos que soportarlo, éste es el único secreto.
 
Yo os lo pondré directamente del ejemplar...
De uno de mis clásicos favoritos.
Espero que podáis leerlo bien.

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