DALAI LAMA HACE QUE UN NIÑO LE BESE EN LA BOCA

Sí, le pedía que le chupar la lengua. Lo que más me llama la atención es que lo hiciera en público, como si nada, algo que hasta ahora no se había visto antes. Y si está perdiendo la chaveta?

Puede ser. Y hace inconscientemente en público lo que sabe Dios cuánto tiempo lleva haciendo en privado.
 
Yo creo que ni remotamente pensó que lo estaban filmando. Esa es la sensación que me deja el vídeo.
 
Hay un problema con las lamas y es la estupida idealizacion que se hace de ellos gracias a cantantes y actores guys, Esta gente quye fueron priomocionadas por un nazi de coj*nes son lo peor de lo peor... lo que pasa es que tiene eso de que "los chinos los invadieron". +ç

La peor China comunsita es un paraiso al lado de lo teocracia fundemantalista loca que tenia esta gente que hasta tenian pohibida usar la rueda (eso si el dalai de los coj*nes tenia coches de lujo) y la gente tenia que cargar las cosas con carretillas, que eran unos esclavistas de coj*nes y que consideraban la mujer un animal parlante, de hecho en arabia saudi la mujer esta muuuucho mas considerada. Amen de se una panda de pedofilos locos

esclavistas, pedofilos, machisats en extremo,. bestiales , abusadores, un encanto de genet pero que guays en als canciones de mecano y en las chumianda de richar Gere

un resumen



Tibet antes de China
Antes de la llegada de los chinos, la población tibetana se dividía en 9 clases. Los siervos y las mujeres pertenecían a las clases más bajas y eran considerados animales parlantes. Existía mayor desigualdad que en la sociedad europea en la Edad Media y se conocía la rueda, pero estaba prohibida por la religión lamaísta a pesar de que los chinos inventaron la carretilla en el s I aC. (que sólo se utilizó en Europa a partir del s. XIII).
La Teocracia Tibetana prohibió el uso de la rueda porque es uno de los símbolos budistas, la Rueda del Dharma. Había 6.000 monasterios, que eran los centros de poder y de la cultura. Las órdenes monacales constituían latifundios feudales y contaban con enormes palacios, algunos de más de 1000 salas y 14 pisos. El 70% de las tierras pertenecía a los monasterios y el resto a la nobleza (lamas de rango superior). Sólo 626 personas poseían el 93 % de la tierra, la riqueza nacional, y el 70 % de los yaks.
En contraste la gran mayoría de los monjes venían de los siervos campesinos pobres. Estos muchas veces eran robados a sus familias y los monasterios se convertían para ellos en cárceles que no podían abandonar, y donde además de trabajar para los lamas ricos tenían que soportar toda clase de maltratos y torturas, incluyendo los calabozos monacales y violaciones pederastas.
El monje Tashì-Tsering narró que era práctica común en los monasterios que los niños campesinos sufrieran abusos sexuales, y que él mismo fue víctima de repetidas violaciones cuando niño al poco tiempo de ser llevado al monasterio a los 9 años.

La clase alta la formaban cerca del 2% de la población y el 3% eran sus agentes: capataces, administradores de sus fincas y comandantes de sus ejércitos privados. El 80% eran siervos, el 5 % esclavos y el 10 % eran monjes pobres que trabajaban como peones. Los siervos trabajaban durante 16 o 18 horas al día y estaban obligados a entregar a los dueños el 70 % de la cosecha. Pagaban impuestos por casarse, por el nacimiento de cada hijo, por cada muerte en la familia, por plantar un nuevo árbol, por mantener animales domésticos o de corral, por poseer una maceta con flores, por colocar un cencerro sobre un animal, por cantar, bailar, tocar el tambor y la campana, por ir a prisión y por su liberación.
Incluso los mendigos pagaban impuestos. Los que no podían encontrar trabajo pagaban impuestos por no tenerlo, y si viajaban a otra aldea en busca de trabajo, pagaban un impuesto por derecho de tránsito. Cuando la gente no podía pagar, los monasterios le prestaban el dinero con un interés de entre un 20 y un 50%.
Las deudas eran hereditarias. Los deudores que no podían pagar sus compromisos podían ser esclavizados durante todo el tiempo exigido por el monasterio, algunas veces por el resto de sus vidas.
Ni los siervos ni los esclavos recibían educación ni atención sanitaria
. La mortalidad infantil era en 1950 del 43% y la esperanza de vida era de 35 años. La viruela afectaba a una tercera parte de la población y en 1925 exterminó a 7000 habitantes de Lhasa. La lepra, la tuberculosis, el bocio, el tétanos, la ceguera, las enfermedades venéreas y las úlceras causaban gran mortalidad.
Las postura oficial de los monjes se oponía al uso de antibióticos. Les decían a los siervos que las enfermedades y la muerte se debían a los pecados y que la única manera de prevenir las enfermedades era rezar y pagar dinero a los monjes.
Habían muy pocas escuelas y no existían ni la electricidad, ni las carreteras. El analfabetismo era del 95%. Desde su nacimiento, los siervos pertenecían a un propietario. Su existencia, su muerte y su matrimonio dependían de la voluntad de su propietario. Podían ser vendidos, comprados, transferidos, propuestos como dote, ofrecidos a título de gracia por otros propietarios de siervos, utilizados para apurar deudas o intercambiados por otros siervos.
Frecuentemente, eran insultados y abatidos o debían afrontar incluso castigos de una destacada violencia: por ejemplo, se les arrancaban los ojos, se les cortaba la lengua o las orejas, las manos o los pies, se les arrancaban los tendones, eran ahogados o echados al vacío desde la cima de un acantilado.
Los siervos no podían usar los mismos asientos, palabras ni utensilios que los dueños. Eran castigados con latigazos si tocaban alguna cosa del propietario.
No podían casarse ni salir de una finca sin permiso del amo. Siervos y mujeres eran considerados animales parlantes que no tenían derecho a mirar a la cara a los amos.
En la Capital del Tibet (Lhasa) era legal comprar y vender niños.
Como las enseñanzas budistas prohíben quitar la vida humana, los monjes solucionaron este pequeño inconveniente torturando a los que infringían su ley, y luego "dejándolos a la merced de Dios" en la noche helada para que murieran.

Heinrich Harrer cuenta lo siguiente: "Se me refirió el ejemplo de un hombre que había robado una lámpara dorada en un templo de Kyirong... Se le cortaron las manos en público y su cuerpo mutilado, pero aún vivo fue envuelto en una piel de de yak mojada. Cuando dejo de sangrar se le tiró por un precipicio".
La situación de la mujer era peor. La palabra "mujer" ("kimen" en tibetano) significa "nacido inferior". Los lamas les impedían levantar los ojos más allá de la rodilla de un hombre, y le imponían el voto de silencio y lealtad por vida. A las adúlteras se les cortaba la nariz. Era común quemar a las mujeres por ser "brujas",
a menudo porque practicaban los rituales de la religión bon (antigua religión que las tribus tibetanas practicaban antes de que llegara el Lamaísmo).
Peor aún si cabe era el caso de los esclavos domésticos. Sus descendientes nacían como esclavos y seguían siéndolo toda la vida.
Heinrich Harrer describe una escena dantesca tras una procesión religiosa: "Los monjes desconfían de cualquier cosa que pueda poner en peligro su dominación... cualquiera que ponga en cuestión su poder es castigado". "Los monjes descargaron a ciegas sus bastones sobre la muchedumbre... vertieron recipientes de pez hirviente sobre la gente que aullaba de dolor; aquí uno con la cara quemada, allí otro gimiendo molido a golpes". "Los castigos pueden caer sobre la familia del responsable de un delito incluso bastante leve, véase imaginario".
También en delitos menores como el juego "los monjes son inexorables... más de una vez ha sucedido que alguien muriese tras la flagelación de rigor, la pena habitual". "Había esposas de todos los tamaños, incluyendo pequeñas para niños, e instrumentos para cortar narices y orejas, y quebrar manos. Para arrancar los ojos, había un gorro especial con dos agujeros que era presionado sobre la cabeza de manera que los ojos aparecían a través de los agujeros y podían ser arrancados con más facilidad. Había instrumentos para cortar las rótulas de las rodillas y los talones, o para cortar los tendones de las piernas. Había hierros de marcar, látigos, e implementos especiales para destripar".
Para delitos mayores, como a los responsables de las frecuentes revoluciones militares y guerras civiles que caracterizaban la historia del Tíbet antes de la reanexión en 1947 "se les reventaban los ojos con una espada". Algunos monasterios tenían sus propias prisiones privadas.
Fuentes:
La ruta de las ratas. Artículo: La ruta de las ratas - Capitan Miller.
 
Sí, le pedía que le chupar la lengua. Lo que más me llama la atención es que lo hiciera en público, como si nada, algo que hasta ahora no se había visto antes. Y si está perdiendo la chaveta?
siii en publico.. pero que nos esta pasando?
 
Esto es del 2019:

El Dalai Lama se disculpa por sus comentarios sobre las mujeres​


Anteriormente, en otras declaraciones a la cadena británica en 2015, había dicho que el futuro Dalai Lama podría ser una mujer y que de serlo, tendría que tener buen aspecto físico o de lo contrario "no serviría de mucho".
 

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