Primera lección que nos ofrecen los surcoreanos: actuar con rapidez. A las pocas horas de conocerse el primer caso de infección en el edificio, el gobierno tomó la primera medida drástica, cerrarlo por completo. "Eso tuvo un efecto inmediato, cayeron por completo los casos de infectados en los días posteriores [se puede apreciar en el gráfico arriba]", explica Buesa.
Segunda lección: realizar tests PCR a las 1.143 personas del edificio (visitantes incluidos) y tener los resultados en menos de 24 horas.
Tercera lección: A los positivos se les aisló en hospitales y a los negativos se les obligó a quedarse en sus domicilios durante 14 días. A estos casos negativos, además, se les volvió a realizar varios tests duarante el periodo de dos semanas para asegurarse de que seguían sin estar infectados.
Leer este tipo de estudios me da envidia. Reflejan por qué la incidencia del coronavirus en España es 20 veces superior respecto a Corea del Sur
Cuarta lección: se investigó, hizo tests y monitorizó a todos los contactos y familiares de los 97 infectados, en total 225 personas. De esta forma pudieron confirmar 34 positivos en hogares, aislarlos, y asegurarse de que esta vía secundaria de transmisión no quedaba sin control. De poco sirve aislar a un caso principal si no aíslas también a todo su círculo de contactos.
Lo que conduce a la quinta lección, discutible en las formas pero no en el fondo: el uso de tecnología para rastrear los contactos. Entre el 13 y el 16 de marzo, es decir, solo 5 días después de producirse el brote, el ministerio de Sanidad surcoreano envió 16.628 mensajes de texto a todas las personas que habían estado más de cinco minutos cerca del rascacielos. Para ello, usaron los datos de geolocalización facilitados por los operadores, algo por lo que, eso sí, ya ha sido criticado el gobierno, al saltarse por completo la privacidad de sus ciudadanos.
"Aquí Corea del Sur claramente priorizó la salud pública frente a la privacidad. Pero seguro que hay formas de lograr algo parecido sin ser tan intrusivo en la intimidad de la gente. En cualquier caso, la actuación es envidiable, lograron romper las cadenas de transmisión en cuestión de dos o tres días", apunta Buesa. Para este virólogo es fundamental que el ministerio de Sanidad en España elabore junto con las empresas protocolos de trabajo para el día que regresemos a las oficinas. "Habrá que crear distancias mínimas, repensar espacios y aplicar las mismas medidas a cocinas o cantinas en las empresas que se aplican a la hostelería", señala. Y, en caso de que se produzca un brote, ejecutar un protocolo de forma similar a Corea del Sur, y no solo en oficinas. "Imagina la cantidad de vidas que habríamos podido salvar si hubiéramos aplicado estas medidas desde el principio en residencias de ancianos".
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Segunda lección: realizar tests PCR a las 1.143 personas del edificio (visitantes incluidos) y tener los resultados en menos de 24 horas.
Tercera lección: A los positivos se les aisló en hospitales y a los negativos se les obligó a quedarse en sus domicilios durante 14 días. A estos casos negativos, además, se les volvió a realizar varios tests duarante el periodo de dos semanas para asegurarse de que seguían sin estar infectados.
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Lo que conduce a la quinta lección, discutible en las formas pero no en el fondo: el uso de tecnología para rastrear los contactos. Entre el 13 y el 16 de marzo, es decir, solo 5 días después de producirse el brote, el ministerio de Sanidad surcoreano envió 16.628 mensajes de texto a todas las personas que habían estado más de cinco minutos cerca del rascacielos. Para ello, usaron los datos de geolocalización facilitados por los operadores, algo por lo que, eso sí, ya ha sido criticado el gobierno, al saltarse por completo la privacidad de sus ciudadanos.
"Aquí Corea del Sur claramente priorizó la salud pública frente a la privacidad. Pero seguro que hay formas de lograr algo parecido sin ser tan intrusivo en la intimidad de la gente. En cualquier caso, la actuación es envidiable, lograron romper las cadenas de transmisión en cuestión de dos o tres días", apunta Buesa. Para este virólogo es fundamental que el ministerio de Sanidad en España elabore junto con las empresas protocolos de trabajo para el día que regresemos a las oficinas. "Habrá que crear distancias mínimas, repensar espacios y aplicar las mismas medidas a cocinas o cantinas en las empresas que se aplican a la hostelería", señala. Y, en caso de que se produzca un brote, ejecutar un protocolo de forma similar a Corea del Sur, y no solo en oficinas. "Imagina la cantidad de vidas que habríamos podido salvar si hubiéramos aplicado estas medidas desde el principio en residencias de ancianos".
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