CIUDADES

Vivir en California es demasiado caro. Ahora Apple quiere solucionarlo invirtiendo $2.000 millones

Vivir en California es demasiado caro. Ahora Apple quiere solucionarlo invirtiendo $2.000 millones



La presencia de empresas tecnológicas como Facebook, Google o Apple ha contribuido a encarecer el precio de la vivienda en aquellas ciudades donde se encuentran sus sedes. Conscientes de que no todo el mundo puede pagar los 3.150 euros que cuesta alquilar un apartamento en San Francisco, Apple se compromete a donar 2.250 millones y poner en marcha nuevas soluciones. Así, la tecnológica de Cupertino sigue los pasos de Google que, hace unos meses, prometió crear 20.000 viviendas asequibles para tratar de mejorar el acceso a la vivienda en San Francisco.
Medidas. Apple acaba de anunciar que se compromete a aportar 2.250 millones de dólares para tratar de minimizar la crisis de vivienda en la que se encuentra actualmente el estado de California. Tras reconocer que la situación es "insostenible" e "indigna para los ciudadanos", Tim Cook ha propuesto repartir la contribución económica de la siguiente forma: destinarán 1.000 millones a la creación de un fondo de inversión que ofertará vivienda asequible y otros 1.000 millones a facilitar la compra de una primera vivienda. La cantidad restante financiará la construcción de nuevas viviendas en suelo de la compañía y fomentará la creación de ayudas destinadas a la población vulnerable.
¿Por qué? La bahía de San Francisco en una de las zonas de Estados Unidos que mayor escalada de precios ha experimentado en los últimos 50 años y esto es responsabilidad de Apple, Google y Facebook. La irrupción de las tecnológicas y la "apropiación" de zonas como Silicon Valley ha provocado una disminución de la oferta en el mercado de la vivienda y un aumento de precios. Al reducirse la oferta y aumentar la demanda, los precios suben y lo hacen aún más si tenemos en cuenta que buena parte de los salarios de estas empresas superan las seis cifras.


Intervencionismo en el alquiler. Hace tan solo un mes el gobernador de California aprobó un nuevo marco legislativo que prohíbe subir más de un 5% los alquileres en todo el estado y que estará vigente durante la próxima década. Esta iniciativa se suma a la impulsada por otras ciudades del estado como Los Ángeles donde en los últimos años la vivienda se había encarecido una media de 562 euros. Pero sin duda el área de la bahía de San Francisco se lleva la palma en lo que al auge de precios se refiere: según el portal inmobiliario Zumper, el alquiler medio en San Francisco se sitúa en los 3.150 euros seguido de los 3.067 que cuesta una renta en Mountain View (ciudad donde está la sede de Google).
¿Altruismo filantrópico? Así ha calificado el senador Bernie Sanders la iniciativa de Apple a quien tacha de "hipócrita" por querer entrar en el mercado inmobiliario aprovechando unas circunstancias que ellos mismos han creado. Si además tenemos en cuenta que el último informe del Instituto de Impuestos y Política Económica destapó la evasión fiscal de empresas como Amazon, a la cual la declaración de la renta le salió a devolver a pesar de haber facturado 232.887 millones, el escepticismo de Sanders cobra sentido más allá de sus convicciones ideológicas.
Sin embargo, sus críticas no solo van dirigidas a la compañía de Tim Cook, sino también a otras tecnológicas como Facebook, Microsoft o Google que han seguido el mismo camino a lo largo de los últimos meses. Mientras Sundar Pichai prometió crear 20.000 viviendas asequibles para aumentar la oferta en Silicon Valley, Microsoft anunció que invertirá 500 millones de dólares en hacer lo mismo en Seattle.
El caso de Amazon. Seattle, la ciudad del estado de Washington donde se encuentra la sede del gigante del comercio electrónico, ha aumentado su población un 40% en las últimas dos décadas y ha experimentado un encarecimiento del coste vital. La compañía tecnológica crea empleos con un sueldo medio en torno a los 80.000 euros, un salario que duplica el de los ciudadanos ajenos al entorno laboral de Jeff Bezos. ¿Problema? El precio de la vivienda tanto en venta como en alquiler se ha incrementado un 70% en los últimos años y Seattle es hoy la tercera ciudad americana con más personas sin hogar: más de 11.000 ciudadanos no tienen casa.
Imagen: Jack Finnigan/Unsplash

 
Dakar, el caos hecho ciudad
Prepárate para vivir la esencia del África más puro




El barrio de Ngor, en Dakar, visto desde el océano


El barrio de Ngor, en Dakar, visto desde el océano © Getty Images




El sonido de los cláxones es incesante. El calor aprieta a más no poder. El taxista que te lleva hacia tu alojamiento, ese que le has dado por escrito en una hoja, no ha oído hablar del aire acondicionado en su vida y baja la ventanilla resignado. Tú, qué diablos, terminas por hacer lo mismo.
El tráfico es lo único que ves y sientes por ahora: los coches conforman una marabunta sin orden ni sentido en el que todos quieren llegar el primero. A toda costa. Sin ninguna prisa.



Las cabras, contadas por decenas -¿quizás centenares?- colapsan también lo que podrían denominarse, con mucha imaginación, las aceras. “¿Pero esto qué es?”, piensas entonces con los ojos a punto de salírsete de las órbitas.

Vista de Dakar


Que no te engañe esta calma, el caos está en su interior © Getty Images

Pues esto es África, querido. Y acabas de aterrizar en la capital de Senegal.
A pesar del shock que supone la llegada a una ciudad de estas características, te sorprendes a ti mismo cuando, al cabo de unas horas, te sientes como Pedro por su casa. La suciedad que inunda las calles, los socavones en medio de las carreteras o el ruido omnipresente se convierten en parte de tu nuevo mundo con una facilidad pasmosa.
En cuanto intercambias un par de sonrisas con los locales, que te saludan amistosamente –al fin y al cabo, estás en el país de la teranga, esto es, de la hospitalidad- sientes que todo está en orden. Al menos, por ahora.


Llega entonces el momento de lanzarte a conocer esta fascinante ciudad. Pero, ¿por donde empezar? Tranquilo, que ya te lo decimos nosotros.
LA VIDA QUE VIBRA EN LOS MERCADOS
Está claro: no hay un lugar más auténtico para entender cómo se mueve una ciudad que sus mercados. Y en el caso de África, esta afirmación toma todo su sentido.
La cuestión es que Dakar cuenta con una inmensa variedad de ellos, pero si hay uno que desprende luz, color y autenticidad a raudales (raro será encontrar a algún turista pululando por él), ese es el conocido como 'mercado de las telas': el Marché des HLM.

Marché Kermel


Marché Kermel, aquí encontrarás todo lo que quieres llevarte a casa © Alamy

Desplegado a lo largo de unas cuatro largas calles sin asfaltar, los puestos rebosan de telas de colores y estampados típicamente africanos –los bazin- a cada paso. La gente se arremolina en torno a los tenderetes, escudriña el género, compra y continúa su camino, mientras tú lo observas todo con los ojos emocionados de occidental.
Algo más popular entre los viajeros es el famoso Marché Kermel, en el centro de la ciudad: el lugar idóneo para encontrar todos esos productos locales que llevarte contigo a casa. Objetos de madera, máscaras, prendas típicas o pinturas tradicionales son solo algunos de los objetos por los que merece la pena desplegar tus armas regateadoras y conseguir acordar el precio más conveniente.


El peligro aquí –además de los carteristas- será cómo saber parar: si eres de los que amas las compras, lo tendrás complicado.
En medio del mercado, se encuentra un hermoso edificio circular levantado en 1860 –y fielmente reconstruido tras sufrir un incendio en 1997- en cuyo interior hay aún más puestos. En esta ocasión, dedicados sobre todo a carnes, frutas y verduras.
El momento crucial llegará, eso sí, cuando en la mezquita vecina suene la llamada a la oración. En ese momento todo se paraliza: los dueños de los puestos –decenas de ellos- se arrodillan en hilera a un lado de los tenderetes y comienza todo ese ritual que tan acostumbrados estamos a ver en el interior de las mezquitas. Esta vez, sin embargo, en plena calle.

Dependienta en el mercado de Sandaga


Dependienta en el mercado de Sandaga © iStock

A un paseo de apenas cinco minutos, se sitúa la céntrica Plaza de la Independencia: una destartalada explanada donde los locales se reúnen a conversar y a disfrutar del simple placer de ver la vida pasar, hace las veces de centro de la ciudad.
Rodeada de edificios coloniales que destacan entre los de más reciente construcción –digamos, por ejemplo, la Cámara de Comercio-, de ella parten algunas de las avenidas más importantes de la ciudad, como la Pompidou, que desemboca en otro de los famosos mercados senegaleses, el Sandaga: el más animado, el más céntrico y en el que se vende y compra absolutamente cualquier cosa.



Muy cerca, por cierto, se encuentra el puerto desde donde parten los ferrys que realizan el trayecto a la isla de Gorée, la tristemente conocida como 'Isla de los Esclavos'.
En ella permanecieron encarceladas gran parte de aquellas 20 millones de personas que posteriormente fueron vendidas, embarcadas y llevadas en condiciones infrahumanas hasta América, para sufrir la crueldad de la esclavitud. Una excursión para conocer de cerca aquel horrible pasado no tan lejano es más que recomendable.

Isla de Gorée


Isla de Gorée © Alamy

ENTRE MURALES POR LA MEDINA

Se trata del barrio más antiguo de la ciudad y en 2014 cumplió sus 100 años de historia: cuando a comienzos del siglo XX el gobernador francés, William Merlaud-Ponty, quiso concentrar en un mismo lugar a toda la población negra de Dakar, eligió este enclave muy cerca del mar situado en las afueras de la ciudad.
Hoy día, ya absolutamente inmersa en la vorágine de la capital y poblada de pequeños comercios y puestos callejeros, la Medina se ha convertido, probablemente, en el barrio más auténtico. Y una de las razones por las que esto es así es porque en ella se respira África a cada paso. Dentro de los hogares, pero sobre todo fuera.
El hecho de que se halle repleta de destartaladas casas de muy pequeñas dimensiones, habitadas a su vez por familias numerosas, hace que gran parte de los días la vida se desarrolle de puertas para afuera: en las calles.


La ropa tendida, el fogón que calienta la comida, los bebés que gatean y los animales que conviven en armonía conforman solo parte del cuadro que uno se encuentra al comenzar a deambular por sus callejuelas. Aquí, eso sí, quizás sea mejor guardar la cámara en la mochila: probablemente se sientan un poco intimidados si se topan con alguien haciendo fotos a diestro y siniestro.
Y también en el exterior, otro protagonista más: el color. El que pinta de vida los muros de las casas en una iniciativa que arrancó por la celebración de sus 100 años de historia y que ha convertido la Medina en todo un museo al aire libre. Este barrio, que vio nacer a personajes tan populares como al cantante Youssou N´Dour o el futbolista El Hadji Malick sy Souris, les rinde también homenaje en los murales, reivindicando de alguna forma sus raíces.

Vida de barrio en la Medina


Vida de barrio en la Medina © Alamy

Al salir a la avenida Blaise Diagne, de nuevo el caos y el bullicio te saludan. Los coloridos autobuses, estos tan típicos y característicos de Senegal conocidos como car rapide, te piden a gritos una foto.
Un corto paseo a pie te llevará hasta la mítica Patissérie Médina, una pequeña cafetería que alcanza su momento álgido a altas horas de la madrugada, pero a la que bien merece la pena ir, sea la hora que sea, para disfrutar de uno de sus exquisitos cruasanes acompañados de un chocolate caliente. Sí, créenos: incluso cuando hace calor, saben a gloria.



Si el hambre aprieta un poco más, lo mejor es que tomes un taxi, negocies con él el recorrido –imprescindible- y te deleites con un buen almuerzo en un restaurante autóctono. ¿Por ejemplo? En Chez Ndioufa o Chez Loutcha, ambos frecuentados por locales y sin demasiado glamour pero con una carta repleta de sabores de lo más auténticos. Una apuesta segura será –en ambos casos- el famoso pollo yassa tan típico de Senegal.
EL MONUMENTO DE LA DISCORDIA

El año 2010 trajo consigo el 50 aniversario de la independencia de Senegal, pero también algo más: el inmenso monumento que se diseñó para conmemorarlo y que acabaría estando en boca de todos por no ser, digámoslo suavemente, del agrado de una gran mayoría.

Monumento del Renacimiento Africano


Monumento del Renacimiento Africano © Alamy

Para llegar hasta este controvertido enclave, vuelve a tomar un taxi –lo sentimos, en esta enorme ciudad de casi dos millones y medio de habitantes, es lo que toca- y pídele al conductor que te lleve hasta el Monumento del Renacimiento Africano.
El camino probablemente te llevará a descubrir una zona en la que hasta ahora no habías hecho parada: la Corniche de Dakar, todo un paseo marítimo frente al Atlántico en el que lo que impresiona, más que ninguna otra cosa, es la cantidad de senegaleses que se concentran en toda su extensión para hacer deporte. A todas horas y todos los días.


Una vez llegues a la colina en la que se halla el monumento, recréate en admirar la inmensa figura de bronce que representa una familia formada por una mujer, un hombre y un niño, todos ellos mirando y apuntando hacia el otro lado del océano, allá donde llegaron como esclavos sus antepasados: América.
¿Sus dimensiones? 49 metros de altura, ni más ni menos. De hecho, se trata del monumento más grande de todo el continente africano.
Sin embargo, no fue la escultura en sí lo que causó tanto revuelo por estos lares –aunque el hecho de que aparezcan semidesnudos no gustó nada a algunos sectores-, sino más bien la historia que se esconde detrás: el monumento costó la friolera de 20 millones de euros y fue diseñado por el entonces presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que se aseguró de recibir un 35% de los beneficios que genere la obra.
Aquí te tocará llegar hasta los pies de la escultura, desde donde podrás admirar toda su grandiosidad. Eso sí, para ello prepárate para subir 198 escalones. ¡Nadie dijo que fuera fácil!
CENAR CON LOS PIES MOJADOS

No puedes irte de la capital de Senegal sin reservar una noche para cenar en un lugar muy especial: en la zona conocida como Pointe des Almades.


Se halla un tanto separada del núcleo de la ciudad, pero seguro que valorarás el placer de aislarte de esa locura caótica que gobierna por entero Dakar. Aquí encontrarás el remanso de paz que buscabas: un puñado de restaurantes a pie de playa donde, al caer la noche, disponen las mesas directamente en la arena. Muy local, muy humilde, pero con un encanto muy, muy especial.
Y será aquí, con la única luz de un farol, con el sonido de las olas –o del djembé de algún espontáneo local- y con un buen cuenco de exquisitos mejillones sobre la mesa –el pescado también lo elaboran fantásticamente, pero lo de los mejillones es simplemente maravilloso- donde te des cuenta de que, inevitablemente y a pesar de lo que podías imaginar, has caído rendido a la esencia de la África más pura.

Atardecer en Dakar


Llegados a este punto, habrás caído rendido a los encantos de Dakar © Getty Images


 
Dakar, el caos hecho ciudad
Prepárate para vivir la esencia del África más puro




El barrio de Ngor, en Dakar, visto desde el océano


El barrio de Ngor, en Dakar, visto desde el océano © Getty Images




El sonido de los cláxones es incesante. El calor aprieta a más no poder. El taxista que te lleva hacia tu alojamiento, ese que le has dado por escrito en una hoja, no ha oído hablar del aire acondicionado en su vida y baja la ventanilla resignado. Tú, qué diablos, terminas por hacer lo mismo.
El tráfico es lo único que ves y sientes por ahora: los coches conforman una marabunta sin orden ni sentido en el que todos quieren llegar el primero. A toda costa. Sin ninguna prisa.



Las cabras, contadas por decenas -¿quizás centenares?- colapsan también lo que podrían denominarse, con mucha imaginación, las aceras. “¿Pero esto qué es?”, piensas entonces con los ojos a punto de salírsete de las órbitas.

Vista de Dakar


Que no te engañe esta calma, el caos está en su interior © Getty Images

Pues esto es África, querido. Y acabas de aterrizar en la capital de Senegal.
A pesar del shock que supone la llegada a una ciudad de estas características, te sorprendes a ti mismo cuando, al cabo de unas horas, te sientes como Pedro por su casa. La suciedad que inunda las calles, los socavones en medio de las carreteras o el ruido omnipresente se convierten en parte de tu nuevo mundo con una facilidad pasmosa.
En cuanto intercambias un par de sonrisas con los locales, que te saludan amistosamente –al fin y al cabo, estás en el país de la teranga, esto es, de la hospitalidad- sientes que todo está en orden. Al menos, por ahora.


Llega entonces el momento de lanzarte a conocer esta fascinante ciudad. Pero, ¿por donde empezar? Tranquilo, que ya te lo decimos nosotros.
LA VIDA QUE VIBRA EN LOS MERCADOS
Está claro: no hay un lugar más auténtico para entender cómo se mueve una ciudad que sus mercados. Y en el caso de África, esta afirmación toma todo su sentido.
La cuestión es que Dakar cuenta con una inmensa variedad de ellos, pero si hay uno que desprende luz, color y autenticidad a raudales (raro será encontrar a algún turista pululando por él), ese es el conocido como 'mercado de las telas': el Marché des HLM.

Marché Kermel


Marché Kermel, aquí encontrarás todo lo que quieres llevarte a casa © Alamy

Desplegado a lo largo de unas cuatro largas calles sin asfaltar, los puestos rebosan de telas de colores y estampados típicamente africanos –los bazin- a cada paso. La gente se arremolina en torno a los tenderetes, escudriña el género, compra y continúa su camino, mientras tú lo observas todo con los ojos emocionados de occidental.
Algo más popular entre los viajeros es el famoso Marché Kermel, en el centro de la ciudad: el lugar idóneo para encontrar todos esos productos locales que llevarte contigo a casa. Objetos de madera, máscaras, prendas típicas o pinturas tradicionales son solo algunos de los objetos por los que merece la pena desplegar tus armas regateadoras y conseguir acordar el precio más conveniente.


El peligro aquí –además de los carteristas- será cómo saber parar: si eres de los que amas las compras, lo tendrás complicado.
En medio del mercado, se encuentra un hermoso edificio circular levantado en 1860 –y fielmente reconstruido tras sufrir un incendio en 1997- en cuyo interior hay aún más puestos. En esta ocasión, dedicados sobre todo a carnes, frutas y verduras.
El momento crucial llegará, eso sí, cuando en la mezquita vecina suene la llamada a la oración. En ese momento todo se paraliza: los dueños de los puestos –decenas de ellos- se arrodillan en hilera a un lado de los tenderetes y comienza todo ese ritual que tan acostumbrados estamos a ver en el interior de las mezquitas. Esta vez, sin embargo, en plena calle.

Dependienta en el mercado de Sandaga


Dependienta en el mercado de Sandaga © iStock

A un paseo de apenas cinco minutos, se sitúa la céntrica Plaza de la Independencia: una destartalada explanada donde los locales se reúnen a conversar y a disfrutar del simple placer de ver la vida pasar, hace las veces de centro de la ciudad.
Rodeada de edificios coloniales que destacan entre los de más reciente construcción –digamos, por ejemplo, la Cámara de Comercio-, de ella parten algunas de las avenidas más importantes de la ciudad, como la Pompidou, que desemboca en otro de los famosos mercados senegaleses, el Sandaga: el más animado, el más céntrico y en el que se vende y compra absolutamente cualquier cosa.



Muy cerca, por cierto, se encuentra el puerto desde donde parten los ferrys que realizan el trayecto a la isla de Gorée, la tristemente conocida como 'Isla de los Esclavos'.
En ella permanecieron encarceladas gran parte de aquellas 20 millones de personas que posteriormente fueron vendidas, embarcadas y llevadas en condiciones infrahumanas hasta América, para sufrir la crueldad de la esclavitud. Una excursión para conocer de cerca aquel horrible pasado no tan lejano es más que recomendable.

Isla de Gorée


Isla de Gorée © Alamy

ENTRE MURALES POR LA MEDINA

Se trata del barrio más antiguo de la ciudad y en 2014 cumplió sus 100 años de historia: cuando a comienzos del siglo XX el gobernador francés, William Merlaud-Ponty, quiso concentrar en un mismo lugar a toda la población negra de Dakar, eligió este enclave muy cerca del mar situado en las afueras de la ciudad.
Hoy día, ya absolutamente inmersa en la vorágine de la capital y poblada de pequeños comercios y puestos callejeros, la Medina se ha convertido, probablemente, en el barrio más auténtico. Y una de las razones por las que esto es así es porque en ella se respira África a cada paso. Dentro de los hogares, pero sobre todo fuera.
El hecho de que se halle repleta de destartaladas casas de muy pequeñas dimensiones, habitadas a su vez por familias numerosas, hace que gran parte de los días la vida se desarrolle de puertas para afuera: en las calles.


La ropa tendida, el fogón que calienta la comida, los bebés que gatean y los animales que conviven en armonía conforman solo parte del cuadro que uno se encuentra al comenzar a deambular por sus callejuelas. Aquí, eso sí, quizás sea mejor guardar la cámara en la mochila: probablemente se sientan un poco intimidados si se topan con alguien haciendo fotos a diestro y siniestro.
Y también en el exterior, otro protagonista más: el color. El que pinta de vida los muros de las casas en una iniciativa que arrancó por la celebración de sus 100 años de historia y que ha convertido la Medina en todo un museo al aire libre. Este barrio, que vio nacer a personajes tan populares como al cantante Youssou N´Dour o el futbolista El Hadji Malick sy Souris, les rinde también homenaje en los murales, reivindicando de alguna forma sus raíces.

Vida de barrio en la Medina


Vida de barrio en la Medina © Alamy

Al salir a la avenida Blaise Diagne, de nuevo el caos y el bullicio te saludan. Los coloridos autobuses, estos tan típicos y característicos de Senegal conocidos como car rapide, te piden a gritos una foto.
Un corto paseo a pie te llevará hasta la mítica Patissérie Médina, una pequeña cafetería que alcanza su momento álgido a altas horas de la madrugada, pero a la que bien merece la pena ir, sea la hora que sea, para disfrutar de uno de sus exquisitos cruasanes acompañados de un chocolate caliente. Sí, créenos: incluso cuando hace calor, saben a gloria.



Si el hambre aprieta un poco más, lo mejor es que tomes un taxi, negocies con él el recorrido –imprescindible- y te deleites con un buen almuerzo en un restaurante autóctono. ¿Por ejemplo? En Chez Ndioufa o Chez Loutcha, ambos frecuentados por locales y sin demasiado glamour pero con una carta repleta de sabores de lo más auténticos. Una apuesta segura será –en ambos casos- el famoso pollo yassa tan típico de Senegal.
EL MONUMENTO DE LA DISCORDIA

El año 2010 trajo consigo el 50 aniversario de la independencia de Senegal, pero también algo más: el inmenso monumento que se diseñó para conmemorarlo y que acabaría estando en boca de todos por no ser, digámoslo suavemente, del agrado de una gran mayoría.

Monumento del Renacimiento Africano


Monumento del Renacimiento Africano © Alamy

Para llegar hasta este controvertido enclave, vuelve a tomar un taxi –lo sentimos, en esta enorme ciudad de casi dos millones y medio de habitantes, es lo que toca- y pídele al conductor que te lleve hasta el Monumento del Renacimiento Africano.
El camino probablemente te llevará a descubrir una zona en la que hasta ahora no habías hecho parada: la Corniche de Dakar, todo un paseo marítimo frente al Atlántico en el que lo que impresiona, más que ninguna otra cosa, es la cantidad de senegaleses que se concentran en toda su extensión para hacer deporte. A todas horas y todos los días.


Una vez llegues a la colina en la que se halla el monumento, recréate en admirar la inmensa figura de bronce que representa una familia formada por una mujer, un hombre y un niño, todos ellos mirando y apuntando hacia el otro lado del océano, allá donde llegaron como esclavos sus antepasados: América.
¿Sus dimensiones? 49 metros de altura, ni más ni menos. De hecho, se trata del monumento más grande de todo el continente africano.
Sin embargo, no fue la escultura en sí lo que causó tanto revuelo por estos lares –aunque el hecho de que aparezcan semidesnudos no gustó nada a algunos sectores-, sino más bien la historia que se esconde detrás: el monumento costó la friolera de 20 millones de euros y fue diseñado por el entonces presidente de Senegal, Abdoulaye Wade, que se aseguró de recibir un 35% de los beneficios que genere la obra.
Aquí te tocará llegar hasta los pies de la escultura, desde donde podrás admirar toda su grandiosidad. Eso sí, para ello prepárate para subir 198 escalones. ¡Nadie dijo que fuera fácil!
CENAR CON LOS PIES MOJADOS

No puedes irte de la capital de Senegal sin reservar una noche para cenar en un lugar muy especial: en la zona conocida como Pointe des Almades.


Se halla un tanto separada del núcleo de la ciudad, pero seguro que valorarás el placer de aislarte de esa locura caótica que gobierna por entero Dakar. Aquí encontrarás el remanso de paz que buscabas: un puñado de restaurantes a pie de playa donde, al caer la noche, disponen las mesas directamente en la arena. Muy local, muy humilde, pero con un encanto muy, muy especial.
Y será aquí, con la única luz de un farol, con el sonido de las olas –o del djembé de algún espontáneo local- y con un buen cuenco de exquisitos mejillones sobre la mesa –el pescado también lo elaboran fantásticamente, pero lo de los mejillones es simplemente maravilloso- donde te des cuenta de que, inevitablemente y a pesar de lo que podías imaginar, has caído rendido a la esencia de la África más pura.

Atardecer en Dakar


Llegados a este punto, habrás caído rendido a los encantos de Dakar © Getty Images


GRACIAS POR TU MAGNIFICA EXPOSICION, COMPAÑERA @Coti7495 , ME HA ENCANTADO, TIENE ALGO MAGICO DAKAR.-
 
La ciudad fantasma de Prípiat y el desastre nuclear ocurrido en Chernóbil hace 28 años no deja de atraer la atención de los medios de comunicación y del cine. El director de estadounidense Philip Grossman ha viajado a Prípiat para filmar un documental sobre esa tragedia usando una cámara instalada en un dron. ¡Suscríbete a RT en español! http://www.youtube.com/user/Actualida... RT en Twitter: https://twitter.com/ActualidadRT RT en Facebook: https://www.facebook.com/ActualidadRT RT en Google+: https://plus.google.com/+RTenEspanol/... RT en Vkontakte: http://vk.com/actualidadrt Vea nuestra señal en vivo: http://actualidad.rt.com/en_vivo RT EN ESPAÑOL: DESDE RUSIA CON INFORMACIÓN

 
«Pompeyas» en España: ocho «ruinas» sobresalientes
Ampurias, Numancia o Itálica son algunas de las «ciudades perdidas» de la historia. Cultura y turismo, «maridaje» perfecto
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Han encontrado El Dorado? Hallan una ciudad perdida en la selva colombiana
Un equipo científico ha descubierto una ciudad perdida en mitad de la selva, pudiendo ser una de las ubicaciones que dio inicio a la histórica leyenda de la existencia de El Dorado
Foto: ¿Han encontrado El Dorado? Hallan una ciudad perdida en la selva colombiana. (Reuters)


¿Han encontrado El Dorado? Hallan una ciudad perdida en la selva colombiana. (Reuters)
RUBÉN RODRÍGUEZ
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TIEMPO DE LECTURA3 min
23/10/2019 18:40 - ACTUALIZADO: 04/11/2019 12:45
Encontrar El Dorado se ha convertido en una de las grandes obsesiones de los descubridores, quienes llevan buscando desde hace varios siglos en la actual Colombia una supuesta ciudad con tanto oro que sería imposible poder imaginarlo. Ahora, más de 500 años después del nacimiento de la leyenda, unos científicos podrían haber resuelto el misterio, después de encontrar los restos de una ciudad perdida escondida entre la frondosa vegetación de la selva amazónica.
Los orígenes de la leyenda de El Dorado comenzó en el año 1534. Por aquel entonces, el explorador español Sebastián de Belalcázar hizo prisionero a un indígena, que terminaría siendo uno de los miembros más respetados de su comunidad. Tras varias conversaciones, aquel hombre le confesaría que el rey de su tribu hacía un rito habitualmente: cubrir todo su cuerpo en oro en polvo, bañarse en la laguna y desprenderse del preciado botín para ofrecérselo a los dioses.

Encuentran la 'ciudad perdida' de Camboya oculta en medio de la selva
RUBÉN RODRÍGUEZ
El estudio consisitó en dos fases: por un lado, con técnicas LIDAR; por otro, con una exhaustiva investigación a pie de campo para analizar metro a metro los restos




Los exploradores españoles ya habían sido capaces de confirmar por sí mismos que el terreno estaba lleno de importantes minas de oro, pero aquel prisionero les confesó que la ciudad de la que hablaba almacenaba cantidades ingentes, imposible de cuantificar. Aquel relato es el que provocó que los descubridores se volvieran locos con la búsqueda de El Dorado, sin encontrar absolutamente nada en sus múltiples intentos. Todo apuntaba a que se trataba de una misteriosa leyenda.
De hecho, los expertos llegaron a la conclusión de que El Dorado nunca existió y que simplemente se trataba de un mito. El minucioso estudio de los diferentes relatos que llegaron a nuestra época, permitió concluir que se trató de una simple deformación de la realidad: es cierto que los Muisca y los Tairona, tribus que ocuparon aquel territorio, fueron grandes orfebres, capaces de chapar en oro objetos fabricados con otros metales gracias a un avanzado método. Pero nada más.

Una balsa Muisca, una de las piezas que dio origen a la leyenda de El Dorado. (CC/Museo del oro de Bogotá)


Una balsa Muisca, una de las piezas que dio origen a la leyenda de El Dorado. (CC/Museo del oro de Bogotá)

Es muy probable que los exploradores de hace 500 años llegaron a la falsa conclusión de que, si eran capaces de tratar el oro, era porque existía una ciudad plagada de este metal precioso. Pero nada más lejos de la realidad: probablemente lo extraían y lo trabajaban, sin acumularlo, aunque es posible que lo usaran en sus ritos. De hecho, los expertos creen que la Laguna de Guatavita sería aquella que generó el mito. Pero El Dorado, tal y como se imaginó, es una simple deformación de la realidad.
Sin embargo, lo que sí fue real fue la existencia de ciudades muy avanzadas para su época en mitad de la selva colombiana, capaces de trabajar con oro de manera tan fantasiosa como para conseguir cubrir con este precioso metal todo lo que quisieran. Posiblemente los increíbles descubrimientos -colgantes, amuletos o pequeñas estatuas- que los exploradores llevaron a cabo les llevó a incrementar la leyenda de El Dorado. Y, ahora, se ha hallado una de esas ciudades.
 
Germania: así era la lunática capital imperial nazi que salvó al arquitecto de Hitler de la horca por el Holocausto
El proyecto nazi se libró de caer en el ridículo gracias a los alucinantes edificios que ideó Hitler y dibujó Speer





edificios nazis speer germania

El Capitolio que Adolf Hitler diseñó junto a su arquitecto, Albert Speer, como pieza central de la nueva capital del mundo, Germania.

Stephen Bayley (*)
14 NOV 2019 - 09:59 ART

P: ¿Fue usted un entusiasta nazi, artísticamente hablando?
R: Hum... Eh... Sí.

Los franceses tienen un dicho: “Comprender es perdonar”; pero en el caso de Adolf Hitler era más bien “comprender es condenar”.

Aunque, como apuntó el novelista Thomas Mann, es inútil negar (y necesario explicar) que las ambiciones satánicas de Hitler, sus odiosos asesinatos, sus crueles esclavizaciones y sus cultos a la muerte, fueron facilitados en gran medida por el arte. Sin los uniformes alucinantes, los edificios asombrosos y las impresionantes máquinas, el proyecto nazi habría parecido ridículo, así como malvado. La gente mala puede hacer cosas buenas, como descubrió Albert Speer.

Speer nació en 1905 y trabajó como asistente de Heinrich Tessenow, un arquitecto cuyo estilo y filosofía tendían un puente entre el clasicismo tradicional y el funcionalismo moderno. Speer se convirtió en cuanto escuchó a Hitler pronunciar un discurso en 1931. Si no necesariamente a la guerra total y al genocidio, sí a la grandilocuencia, a los gestos altisonantes y a la creencia de que él podría ser el padre del nuevo Germanisches Techtonik (edificio alemán). En 1934, pasó a ser el líder de la Schonheit der Arbeit Office (la oficina de la belleza del trabajo).

edificios nazis speer germania Recreación del Capitolio de Germania que hace la serie 'The Man in the Highcastle', una ucronía de un mundo en el que Alemania y Japón ganaron la Segunda Guerra Mundial.

Speer no era un matón nazi ignorante, sino un oficial de clase, un caballero (aunque de dudosos principios). Como arquitecto de Hitler, Speer recibió el encargo de crear Germania, una reinvención de Berlín concebida por un loco, e inspirada en Babilonia y Roma. Fue pensada como un centro simbólico y práctico del nuevo imperio alemán global. Y el trabajo de Speer era realizar el Gesamtbauplan fur die Reichshauptstadt (el Plan Total para la Capital Imperial).

La modestia no tenía cabida en su concepción. Debía haber un Prachtallee (paseo de los esplendores) de cinco kilómetros que recorriera la ciudad de Norte a Sur. Tanto las avenidas ceremoniales como las pragmáticas autopistas fueron fundamentales en la visión que Hitler tenía de la dominación mundial en 1950. Había, por ejemplo, un plan de una ciudad llamada Nordstern (Estrella Polar) cerca de Trondheim, en Noruega, que se conectaría con Klagenfurt, en Austria, por una nueva carretera de 2.452 kilómetros de largo.

La superioridad alemana en granito sueco

edificios nazis speer germania
Maqueta de Germania, la Capital Imperial soñada por Hitler y cuyo proyecto, que encargó a Speer, se detuvo para atender los costes de la guerra.

La Reichshauptstadt (capital imperial) debía tener un Arco del Triunfo inspirado en el de París, pero mucho mayor, pues en opinión de Hitler, Napoleón no era más que un enano. La Cancillería de Speer doblaba en tamaño a la Galería de los Espejos de Versalles, para reflejar un ego el doble de grande que el del Rey Sol. Irónicamente, la expresión de la superioridad alemana de Germania debía construirse con granito sueco importado.

Al final, poco de Germania se llevó a término, aunque Speer llegó a presentar una calzada que iba de Este a Oeste (lo que fue posible gracias a un cruel y ambicioso programa de demolición), justo a tiempo para el 50 cumpleaños del Führer en 1939. Para 1943, la guerra acaparaba todos los esfuerzos y se detuvo el desarrollo. Y cuando el Ejército Rojo invadió Berlín, se opusieron —de forma comprensible— a la Cancillería de Speer y la destruyeron.

Es justo decir que Hitler, un artista y arquitecto frustrado de talento modesto, vio en estas disciplinas una forma convincente de articular su demente visión. Parece que sus primeras inspiraciones fueron las producciones de Wagner que vio de adolescente. Desde ese momento, Hitler quedó hipnotizado por los espectáculos de luz y fuego. Con estos artefactos teatrales, como Fafner en Parsifal, Hitler se transformó, de un pequeño gusano desagradable, en un monstruo aterrador.

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Recreación del interior del Capitol de Germania, destinado a ser el edificio cubierto más grande del mundo.

Aunque no se puede negar el compromiso del Führer con la arquitectura. La Biblioteca del Congreso de Washington guarda más de 3.000 documentos sobre arquitectura de su librería privada, incluyendo el Gesamtplan para Germania. Este Plan Total, claro, hace referencia a la idea de Wagner de convertir la ópera en una Gesamtkunstwerk (obra de arte total). Y las fotografías muestran un Hitler verdaderamente absorto en discusiones sobre modelos arquitectónicos.

Hay testigos de su entusiasta participación en presentaciones de diseño, haciendo intervenciones decisivas con sus propios bocetos. Se decía que podía retener en su cabeza los detalles de hasta 15 proyectos arquitectónicos diferentes a la vez. Un compañero en un viaje en tren de Múnich a Berlín coincidió con el Führer que iba charlando sobre la Puerta del León en Micenas, la Puerta de Ishtar en Babilonia, el Propileo de la Acrópolis de Atenas y la Puerta Roma, el arco triunfal de Federico II, en Capua.

Pero, ¿qué hizo realmente el arquitecto de Hitler?

El trabajo de Speer era satisfacer a su vesánico empleador. Aparte de la gran fantasía de Germania, Speer levantó una teatral Catedral de Luz, primero en Tempelhof, luego en Nuremberg. Para esto, requirió prácticamente todas las existencias de reflectores del Luftwaffe (el Ejército del aire alemán) y colocó 130 de ellos espaciados a intervalos de 12 metros, disparando vigas verticales a más de 7.600 metros de altitud. “El efecto estético”, anotó Speer, “superaba todo lo que yo había imaginado”.

edificios nazis speer germania

Estructura de prueba de carga pesada que se levantó para comprobar si el suelo aguantaría el peso del Arco del Triunfo proyectado para Germania, mucho mayor que el de París.

Como arquitecto, Speer se basó en una fórmula de columnatas clásicas (despojadas de detalles arqueológicos), cornisas enfáticas y pórticos, inspiradas en Schinkel, pero con un tope de 11. Su mayor edificio fue el pabellón alemán para la Exposición Internacional de París de 1937. Como el pabellón soviético de B. M. Iofan, era de un neoclasicismo lumpen. Según apuntó Hellmut Lehmann-Haupt en Art Under a Dictatorship (“el arte en las dictaduras”), los regímenes autoritarios tienden a hacer réplicas de mano dura de la arquitectura de la Atenas democrática de Pericles.

Pero Speer muy probablemente exageró su papel como diseñador interno de Hitler. El propio Führer era a menudo el padre de los conceptos arquitectónicos, así como quien elegía los materiales y, por supuesto, aportaba la financiación. De algún modo, Speer era el equivalente al Dr. Porsche, otro contratista que tan voluntariosamente cumplió los deseos del Führer. Uno ideó una ciudad lunática, el otro creó el Volkswagen, que nació como el Kraft durch Freude-wagen (el coche de la fuerza a través del disfrute).

El aeropuerto Tempelhof de Berlín fue diseñado por Ernst Sagebiel, no por Speer, y el Estadio Olímpico (que podía acomodar a 74.228 personas) fue obra de Werner Julius March, mientras el edificio nazi definitivo, el Hygienemuseum (museo de la higiene) de Dresden, fue diseñado por Wilhelm Kreis.

Las verdaderas ruinas de Speer

Ruinenwerttheorie (la teoría de la ruina) fue la idea del culto a la muerte por la que los edificios debían decaer con belleza. Aunque él no utilizó el término hasta 1969, es un concepto fundamental en el mórbido punto de vista de Speer sobre los edificios. Irónicamente, Germania nunca fue una ruina porque nunca existió.

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Maqueta a escala del Capitolio de Germania. Se puede comprobar el colosal tamaño de la construcción basta comprarla con el edificio situado a su derecha, la Puerta de Branderburgo de Berlín, de 26 metros de altura.

En los Juicios de Nüremberg, Speer persuadió al tribunal con éxito de que, aunque él era uno de los colaboradores más habituales de Hitler, no sabía nada del Holocausto. Como resultado, consiguió que no lo ahorcaran y fue enviado en su lugar a la prisión de Spandau hasta 1966. Aquí, mantuvo un proyecto tan imaginario, y quizá tan demente, como la propia Germania: utilizando mapas y guías de viaje enviadas por benefactores, Speer caminaba por el patio de la prisión, tomando notas, como si estuviera recorriendo el mundo.

En 1955, la escritora británica-húngara Gitta Sereny publicó una monumental semblanza de Speer, que lo descubría como un embaucador y un mentiroso que siempre supo del asesinato de los judíos.

Germania nunca fue construida, pero la ciudad que más sufrió la Blitzkrieg (la guerra relámpago) del Führer fue la última ciudad que vio Speer. Cuando murió en 1981, Speer se alojaba en el Claridge’s de Londres, la fantasía Art Decó preferida de los roqueros y las estrellas de Hollywood.

(*) Stephen Bayley, consultor, reconocido escritor y crítico cultural especializado desde hace más de 30 años en diseño y arquitectura, ha sido comisario de arte y profesor de Historia del arte en la Universidad de Kent. Fue el creador, junto con Terence Conrad del Boilerhouse Project, en el Victoria and Albert Museum, que fue el germen del actual Museo del Diseño de Londres. Ha publicado 15 libros sobre estética, diseño, s*x* y arquitectura (no necesariamente en ese orden).

 
Germania: así era la lunática capital imperial nazi que salvó al arquitecto de Hitler de la horca por el Holocausto
El proyecto nazi se libró de caer en el ridículo gracias a los alucinantes edificios que ideó Hitler y dibujó Speer





edificios nazis speer germania

El Capitolio que Adolf Hitler diseñó junto a su arquitecto, Albert Speer, como pieza central de la nueva capital del mundo, Germania.

Stephen Bayley (*)
14 NOV 2019 - 09:59 ART

P: ¿Fue usted un entusiasta nazi, artísticamente hablando?
R: Hum... Eh... Sí.

Los franceses tienen un dicho: “Comprender es perdonar”; pero en el caso de Adolf Hitler era más bien “comprender es condenar”.

Aunque, como apuntó el novelista Thomas Mann, es inútil negar (y necesario explicar) que las ambiciones satánicas de Hitler, sus odiosos asesinatos, sus crueles esclavizaciones y sus cultos a la muerte, fueron facilitados en gran medida por el arte. Sin los uniformes alucinantes, los edificios asombrosos y las impresionantes máquinas, el proyecto nazi habría parecido ridículo, así como malvado. La gente mala puede hacer cosas buenas, como descubrió Albert Speer.

Speer nació en 1905 y trabajó como asistente de Heinrich Tessenow, un arquitecto cuyo estilo y filosofía tendían un puente entre el clasicismo tradicional y el funcionalismo moderno. Speer se convirtió en cuanto escuchó a Hitler pronunciar un discurso en 1931. Si no necesariamente a la guerra total y al genocidio, sí a la grandilocuencia, a los gestos altisonantes y a la creencia de que él podría ser el padre del nuevo Germanisches Techtonik (edificio alemán). En 1934, pasó a ser el líder de la Schonheit der Arbeit Office (la oficina de la belleza del trabajo).

edificios nazis speer germania Recreación del Capitolio de Germania que hace la serie 'The Man in the Highcastle', una ucronía de un mundo en el que Alemania y Japón ganaron la Segunda Guerra Mundial.

Speer no era un matón nazi ignorante, sino un oficial de clase, un caballero (aunque de dudosos principios). Como arquitecto de Hitler, Speer recibió el encargo de crear Germania, una reinvención de Berlín concebida por un loco, e inspirada en Babilonia y Roma. Fue pensada como un centro simbólico y práctico del nuevo imperio alemán global. Y el trabajo de Speer era realizar el Gesamtbauplan fur die Reichshauptstadt (el Plan Total para la Capital Imperial).

La modestia no tenía cabida en su concepción. Debía haber un Prachtallee (paseo de los esplendores) de cinco kilómetros que recorriera la ciudad de Norte a Sur. Tanto las avenidas ceremoniales como las pragmáticas autopistas fueron fundamentales en la visión que Hitler tenía de la dominación mundial en 1950. Había, por ejemplo, un plan de una ciudad llamada Nordstern (Estrella Polar) cerca de Trondheim, en Noruega, que se conectaría con Klagenfurt, en Austria, por una nueva carretera de 2.452 kilómetros de largo.

La superioridad alemana en granito sueco

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Maqueta de Germania, la Capital Imperial soñada por Hitler y cuyo proyecto, que encargó a Speer, se detuvo para atender los costes de la guerra.

La Reichshauptstadt (capital imperial) debía tener un Arco del Triunfo inspirado en el de París, pero mucho mayor, pues en opinión de Hitler, Napoleón no era más que un enano. La Cancillería de Speer doblaba en tamaño a la Galería de los Espejos de Versalles, para reflejar un ego el doble de grande que el del Rey Sol. Irónicamente, la expresión de la superioridad alemana de Germania debía construirse con granito sueco importado.

Al final, poco de Germania se llevó a término, aunque Speer llegó a presentar una calzada que iba de Este a Oeste (lo que fue posible gracias a un cruel y ambicioso programa de demolición), justo a tiempo para el 50 cumpleaños del Führer en 1939. Para 1943, la guerra acaparaba todos los esfuerzos y se detuvo el desarrollo. Y cuando el Ejército Rojo invadió Berlín, se opusieron —de forma comprensible— a la Cancillería de Speer y la destruyeron.

Es justo decir que Hitler, un artista y arquitecto frustrado de talento modesto, vio en estas disciplinas una forma convincente de articular su demente visión. Parece que sus primeras inspiraciones fueron las producciones de Wagner que vio de adolescente. Desde ese momento, Hitler quedó hipnotizado por los espectáculos de luz y fuego. Con estos artefactos teatrales, como Fafner en Parsifal, Hitler se transformó, de un pequeño gusano desagradable, en un monstruo aterrador.

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Recreación del interior del Capitol de Germania, destinado a ser el edificio cubierto más grande del mundo.

Aunque no se puede negar el compromiso del Führer con la arquitectura. La Biblioteca del Congreso de Washington guarda más de 3.000 documentos sobre arquitectura de su librería privada, incluyendo el Gesamtplan para Germania. Este Plan Total, claro, hace referencia a la idea de Wagner de convertir la ópera en una Gesamtkunstwerk (obra de arte total). Y las fotografías muestran un Hitler verdaderamente absorto en discusiones sobre modelos arquitectónicos.

Hay testigos de su entusiasta participación en presentaciones de diseño, haciendo intervenciones decisivas con sus propios bocetos. Se decía que podía retener en su cabeza los detalles de hasta 15 proyectos arquitectónicos diferentes a la vez. Un compañero en un viaje en tren de Múnich a Berlín coincidió con el Führer que iba charlando sobre la Puerta del León en Micenas, la Puerta de Ishtar en Babilonia, el Propileo de la Acrópolis de Atenas y la Puerta Roma, el arco triunfal de Federico II, en Capua.

Pero, ¿qué hizo realmente el arquitecto de Hitler?

El trabajo de Speer era satisfacer a su vesánico empleador. Aparte de la gran fantasía de Germania, Speer levantó una teatral Catedral de Luz, primero en Tempelhof, luego en Nuremberg. Para esto, requirió prácticamente todas las existencias de reflectores del Luftwaffe (el Ejército del aire alemán) y colocó 130 de ellos espaciados a intervalos de 12 metros, disparando vigas verticales a más de 7.600 metros de altitud. “El efecto estético”, anotó Speer, “superaba todo lo que yo había imaginado”.

edificios nazis speer germania

Estructura de prueba de carga pesada que se levantó para comprobar si el suelo aguantaría el peso del Arco del Triunfo proyectado para Germania, mucho mayor que el de París.

Como arquitecto, Speer se basó en una fórmula de columnatas clásicas (despojadas de detalles arqueológicos), cornisas enfáticas y pórticos, inspiradas en Schinkel, pero con un tope de 11. Su mayor edificio fue el pabellón alemán para la Exposición Internacional de París de 1937. Como el pabellón soviético de B. M. Iofan, era de un neoclasicismo lumpen. Según apuntó Hellmut Lehmann-Haupt en Art Under a Dictatorship (“el arte en las dictaduras”), los regímenes autoritarios tienden a hacer réplicas de mano dura de la arquitectura de la Atenas democrática de Pericles.

Pero Speer muy probablemente exageró su papel como diseñador interno de Hitler. El propio Führer era a menudo el padre de los conceptos arquitectónicos, así como quien elegía los materiales y, por supuesto, aportaba la financiación. De algún modo, Speer era el equivalente al Dr. Porsche, otro contratista que tan voluntariosamente cumplió los deseos del Führer. Uno ideó una ciudad lunática, el otro creó el Volkswagen, que nació como el Kraft durch Freude-wagen (el coche de la fuerza a través del disfrute).

El aeropuerto Tempelhof de Berlín fue diseñado por Ernst Sagebiel, no por Speer, y el Estadio Olímpico (que podía acomodar a 74.228 personas) fue obra de Werner Julius March, mientras el edificio nazi definitivo, el Hygienemuseum (museo de la higiene) de Dresden, fue diseñado por Wilhelm Kreis.

Las verdaderas ruinas de Speer

Ruinenwerttheorie (la teoría de la ruina) fue la idea del culto a la muerte por la que los edificios debían decaer con belleza. Aunque él no utilizó el término hasta 1969, es un concepto fundamental en el mórbido punto de vista de Speer sobre los edificios. Irónicamente, Germania nunca fue una ruina porque nunca existió.

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Maqueta a escala del Capitolio de Germania. Se puede comprobar el colosal tamaño de la construcción basta comprarla con el edificio situado a su derecha, la Puerta de Branderburgo de Berlín, de 26 metros de altura.

En los Juicios de Nüremberg, Speer persuadió al tribunal con éxito de que, aunque él era uno de los colaboradores más habituales de Hitler, no sabía nada del Holocausto. Como resultado, consiguió que no lo ahorcaran y fue enviado en su lugar a la prisión de Spandau hasta 1966. Aquí, mantuvo un proyecto tan imaginario, y quizá tan demente, como la propia Germania: utilizando mapas y guías de viaje enviadas por benefactores, Speer caminaba por el patio de la prisión, tomando notas, como si estuviera recorriendo el mundo.

En 1955, la escritora británica-húngara Gitta Sereny publicó una monumental semblanza de Speer, que lo descubría como un embaucador y un mentiroso que siempre supo del asesinato de los judíos.

Germania nunca fue construida, pero la ciudad que más sufrió la Blitzkrieg (la guerra relámpago) del Führer fue la última ciudad que vio Speer. Cuando murió en 1981, Speer se alojaba en el Claridge’s de Londres, la fantasía Art Decó preferida de los roqueros y las estrellas de Hollywood.

(*) Stephen Bayley, consultor, reconocido escritor y crítico cultural especializado desde hace más de 30 años en diseño y arquitectura, ha sido comisario de arte y profesor de Historia del arte en la Universidad de Kent. Fue el creador, junto con Terence Conrad del Boilerhouse Project, en el Victoria and Albert Museum, que fue el germen del actual Museo del Diseño de Londres. Ha publicado 15 libros sobre estética, diseño, s*x* y arquitectura (no necesariamente en ese orden).

Muchas gracias Compañera @Coti7495 , tengo en mi Biblioteca el libro de Albert Speer, MEMORIAS, y no me creo nada de lo que dice.-
Sigo pensando que el JUICIO DE NUREMBERG, fue una farsa.- Un abrazo.-
 
Límite de velocidad a 100 km/h durante el día: el plan de Países Bajos para reducir la contaminación

Límite de velocidad a 100 km/h durante el día: el plan de Países Bajos para reducir la contaminación





Pese a su cultura de la bicicleta, Países Bajos arrastra problemas históricos de contaminación y congestión viaria. Miles de coches toman las carreteras del país en hora punta, congestionadas casi por defecto a causa de lo estrecho de sus fronteras y lo denso de su población. Desde 2015, el gobierno ha tratado de combatir su problema más acuciante, el de las emisiones de óxido de nitrógeno, mediante el PAS, un programa destinado a reducir y controlar las partículas contaminantes en todos los sectores productivos.
El último paso, el más extremo, es limitar la velocidad en las autovías a 100 km/h.
¿Por qué? Porque el pasado mes de mayo una publicación del Consejo de Estado, bautizado como Informe Remkes, enmendó la política oficial del gobierno. Hasta entonces, el PAS obligaba a ciertos compromisos en materia de emisiones para cualquier actividad económica, incluida la construcción de nuevas viviendas. Bastaba con prever una reducción del óxido de nitrógeno para obtener el aval gubernamental. El Informe Remkes estableció que la práctica era insuficiente y que no se ajustaba a la legislación de la Unión Europea.
Si se quería edificar, los constructores debían demostrar que no incrementarían el volumen de óxido de nitrógeno en las áreas naturales protegidas del país. Una misión casi imposible.
Parálisis. Desde entonces, más de 18.000 proyectos se han paralizado a lo largo y ancho del país, agravando la crisis de acceso a la vivienda que adolecen los holandeses. A efectos prácticos, la sentencia del Consejo de Estado estableció una suerte de cupo al óxido de nitrógeno. Si el gobierno deseaba desbloquear la construcción de casas, debía reducir las emisiones de NOx en otras áreas productivas. ¿El blanco más sencillo? Los coches. Y en concreto, su velocidad.



Límites. El gobierno ha anunciado esta semana que los límites de velocidad en las autovías del estado se reducirán a 100 kilómetros por hora a partir de 2020. La limitación será elástica, y sólo se aplicará entre las 06:00 y las 19:00. En horas valle, los holandeses podrán conducir hasta un máximo de 130 km/h, en función del vial (el gobierno ya redujo al velocidad a los 120 km/h en algunos tramos). La medida goza de escasa popularidad entre los votantes del ejecutivo, una coalición de conservadoras y liberales.
Otras ideas. Países Bajos ha priorizado la construcción de nuevas viviendas a la comodidad de sus conductores. Como apuntan aquí, la decisión trastoca los tiempos de transporte de muchos holandeses, en especial los de Frisia: el trayecto entre Ámsterdam y Groningen, una de las ciudades más importantes del norte, podría aumentar hasta 25 minutos. Democristianos y verdes, en la oposición, habían planteado un "domingo libre de coches al mes", prohibiendo la circulación en todo el país.
No salió adelante, como tampoco la propuesta de D66, socio reformista dentro del gobierno, de reducir drásticamente la población de pollos y cerdos (a 50 millones y 6 millones cada una). Pese a su escaso tamaño, Países Bajos es uno de los principales exportadores de productos agroalimentarios del mundo. Las granjas industriales emiten en torno al 70% del NOx. La propuesta motivó la ira de los granjeros, que colapsaron las autovías con sus tractores.
Imagen: Carlos Felipe Pardo/Flickr
 
LA ANTIGUA CIUDAD ASTUR-ROMANA DE LANCIA.
Lancia

Introducción

Visitas: El yacimiento se puede visitar de lunes a viernes en horario de mañana, previa solicitud al ILC por escrito y para grupos de más de quince personas.
La antigua ciudad de Lancia se localiza en los terrenos altos entre los ríos Porma y Esla que hoy forman parte del municipio de Villasabariego y que se conocen como: “El Pico del Castro”, “Valdealbura”, “Socesareo”, “El Talancón”, etc. A la misma se puede acceder desde la carretera de Puente Villarente a Villasabariego, o por la carretera N-120, entre Villamoros y Mansilla de las Mulas.

El yacimiento arqueológico que parcialmente es propiedad de la Diputación de León ha sido declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Zona Arqueológica desde 1994. A pesar de un conocimiento mitológico de la historiografía más antigua, es reconocido desde el siglo XIX y XX por arqueólogos e investigadores como: Saavedra, Ricardo Velázquez Bosco, el Padre Fita, Gago Rabanal, J. Sanz Martínez, Antonio Blázquez, José María Luengo, Francisco Jordá Cerdá, Eladio Isla, Carmen García Merino y Manuel Abad, quienes contribuyeron de forma notable al progreso de las investigaciones. Sus publicaciones son los primeros trabajos de importancia para dar a conocer muchos datos acerca de las distintas épocas que se rastrean y para la valoración de este rico patrimonio arqueológico.

Desde 1996 hasta el 2010, se ha producido un avance significativo en el conocimiento del poblado prerromano, en la ampliación del urbanismo romano y en la evolución que experimentó la civitas en sus siete siglos de historia, gracias a la reapertura de las excavaciones por parte del Instituto Leonés de Cultura (Diputación Provincial de León).
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MUSEO ETNOGRÁFICO
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CON MARCAS DE LEON
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Palma empieza a aplicar la tolerancia cero ante el mal uso de los patinetes por la ciudad
El Consistorio sancionará a partir de ahora el 100% de las infracciones detectadas cuando se incumpla el decreto que regula los vehículos de movilidad personal
Josep María Aguiló
Actualizado:16/11/2019 01:52h

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El Ayuntamiento de Palma ha anunciado este viernes que a partir de ahora empezará a aplicar la tolerancia cero ante las posibles infracciones del decreto que regula la circulación de vehículos de movilidad personal —esencialmente patinetes—, que fue aprobado el pasado mes de junio. Tras un periodo transitorio de información y concienciación por parte de la Policía Local, que incluía también la imposición de algunas multas, el consistorio sancionará desde hoy el 100% de las infracciones detectadas.

«Una vez hecho el trabajo de proximidad, el jefe de Policía ha dado hoy la instrucción a todas las unidades para que hagan cumplir la norma a los vehículos de movilidad personal», ha explicado en rueda de prensa la teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana, Joana Maria Adrover, que estaba acompañada por el teniente de alcalde de Movilidad Sostenible, Francesc Dalmau. Cabe recordar que en el presente mandato el alcalde de Palma es el socialista José Hila, que lidera un tripartito conformado por el PSOE, Unidas Podemos y MÉS.

En la actualidad, Palma es la octava ciudad de España en número de habitantes, algo más de 400.000 en total. En ese contexto, la capital balear se ha sumado recientemente a otras grandes urbes como Madrid, Barcelona o Valencia a la hora de intentar regular la circulación de los patinetes por los espacios urbanos. En Palma, dichos vehículos pueden circular por los carriles bici, las calles residenciales señalizadas y las vías por donde sólo se puede ir a 30 kilómetros por hora. Por contra, los patinetes no pueden circular por las aceras, las plazas o los parques y jardines. Además, sus usuarios han de tener como mínimo 15 años de edad.


Dípticos informativos

Los ediles de Seguridad Ciudadana y de Movilidad Sostenible han presentado también este viernes la nueva campaña informativa del consistorio para dar a conocer de manera detallada el mencionado decreto a la ciudadanía. La iniciativa se denomina «Una nueva movilidad ha llegado para quedarse. No seas extraterrestre... ¡Infórmate!» y se desarrollará de manera progresiva a lo largo de los próximos meses.

«Queremos que sea una campaña que conecte con los jóvenes y está pensada para llegar a ellos con un mensaje muy claro, el de garantizar la convivencia dentro de un mismo espacio, que es la vía pública», ha explicado el regidor Dalmau. La citada campaña prevé la distribución de 10.000 dípticos informativos, que serán entregados por la Policía Local. Además, se han elaborado cuatro vídeos para dar a conocer las normas básicas que rigen para la circulación de los patinetes.

Por lo que respecta al régimen de sanciones por el mal uso de los patinetes, en la capital balear oscilan entre los 40 y los 200 euros. Las multas más leves se pueden imponer, por ejemplo, por circular por encima de la acera con un vehículo de movilidad personal, mientras que las más elevadas se pueden hacer efectivas en los casos de circulación temeraria, por ejemplo si una persona conduce un patinete habiendo consumido previamente bebidas alcohólicas o mirando el teléfono móvil mientras circula.

 
La puñalada a Venecia que la marea alta no nos deja ver
Hay algo más perverso que catalogar las inundaciones de Venecia como un fenómeno arbitrario de las mareas. Y es negar la posibilidad de que Venecia desaparezca por culpa del turismo masivo vacío.



Venecia inundada


Foto tomada el 17 de noviembre en Venecia © Getty Images





El gran peligro está en pensar que Venecia se hunde, sí. Pero no solo por el aumento del nivel del agua. Es una posibilidad que Venecia desaparezca por culpa del turismo masivo vacío. El mismo turismo que llenaría las redes de #PrayForVenice si algo terrible sucediera.

"Irónicamente, la sala se inundó dos minutos después de que la mayoría de partidos rechazaran nuestras enmiendas para luchar contra el cambio climático. No hay una imagen más significativa que el agua inundando la sala del Consejo para ilustrar toda la inconsistencia y la miserable acción administrativa de este gobierno". Son palabras de Andrea Zanoni, diputado regional del Partido Democrático, en su página de Facebook. Políticos negando el cambio climático con litros de agua empapando sus carísimos zapatos italianos.



Foto tomada el 15 de noviembre de 2019 en piazza San Marco


Foto tomada el 15 de noviembre de 2019 en piazza San Marco © Getty Images

Una estampa tragicómica que debería producir escalofríos a la comunidad internacional. Lo cierto es que el fenómeno cada vez más habitual de la “acqua alta” ha servido para destapar que algo se está haciendo francamente mal en la ciudad del Véneto. Y es que mientras uno de los patrimonios de la humanidad más importantes de nuestro tiempo corre el riesgo de sucumbir ante el empuje del mar Adriático, las autoridades miran incomprensiblemente hacia otro lado aplaudiendo la llegada de cruceros hasta el corazón de la ciudad.


“Lo curioso es que la política del Véneto ha dado la espalda al cambio climático y a sus consecuencias. Han asimilado que estas cosas pasan en Venecia y ya está. Eso sí, dudo que muchos políticos vivan en la ciudad de Venecia, que se está convirtiendo en una ciudad muy envejecida, porque la población joven se escapa en cuanto puede. Me temo que solamente un desastre más impactante (como la caída de algún edificio) pueda hacer que se asimile la gravedad de la situación de manera global”.

Son palabras de Miguel Ángel Cajigal, más conocido en Twitter con el alias de El Barroquista y miembro de ICOMOS, una organización internacional no gubernamental dedicada a la conservación de los monumentos del mundo, que ha aprovechado una de las peores inundaciones que ha afectado al 80% de la ciudad para destripar el mito de la arbitrariedad de las mareas, encender las señales de alarma contra el paso de los grandes cruceros y soltar un grito al cielo contra el fenómeno del turismo masivo vacío.



En pocas palabras, demuestra con cifras concretas, información rigurosa e imágenes reales que Venecia está construida sobre millones de pilotes de madera hundidos en el barro que podrían fallar si el paso de los cruceros siguen alterando el fondo marino.


Algo que provocaría una verdadera tragedia que haría reaccionar tarde y mal a las autoridades.



La única lectura positiva de todo esto es que ha servido para que muchos descubran la existencia de nuevo concepto alrededor del turismo de masas.

“Las inundaciones de Venecia ya forman parte del folclore del turismo de masas. El "acqua alta" se ha convertido prácticamente en otro reclamo turístico más. Venecia seguramente es la ciudad más castigada por el turismo masivo vacío. Cada vez es más obvio que mucha gente visita lugares de un gran valor sin conocer en absoluto ese valor. Fomentar ese modelo de turismo, que es algo que se hace indiscriminadamente, solamente acarrea todo tipo de problemas, porque si el viajero no conoce el valor del lugar que visita, es más probable que no lo respete”, comenta a Traveler.es.

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Perdónalos, porque no saben lo que hacen © Getty Images

Para demostrarlo ha realizado una encuesta entre sus miles de seguidores. Una encuesta que sería más aterradora si se hiciera con personas no interesadas en el arte:



“El formato mayoritario de viaje a Venecia es estancia muy corta y con pocas o ninguna visita más allá de San Marcos. Casi el 40% de personas no entraron en ningún museo o exposición, el 86% no asistieron a ningún tipo de espectáculo y casi el 35% no consideraron necesario entrar en ningún espacio cultural de pago. Teniendo en cuenta que hablamos de una de las ciudades más importantes del mundo a nivel cultural, creo que son cifras muy elocuentes. Como si alguien nos dijese que fue a Punta Cana pero no pisó la playa”.

Datos significativos que dejan entrever que hay un tipo de turismo imposible de concienciar aunque la tragedia esté cerca. La idea de "yo estaba allí aquel día" es demasiado poderosa para algunos.



Es más, si la tragedia sucediera sería la excusa ideal para llenar las redes sociales con #PrayForVenice y ganar un puñado de likes extra. Pero, ¿cómo se le puede hacer entender al turista que viaja en crucero que su agresión al casco antiguo de la ciudad es igual o peor que la del impacto del cambio climático?







“Hay una parte de ese mercado que es imposible de concienciar, porque hablamos de viajeros de otros continentes, que tienen una concepción del patrimonio cultural diferente, más laxa y mucho menos restrictiva”, asegura El Barroquista.
“Así que me temo que la única solución es hacérselo entender a las empresas que los transportan. A estas alturas creo que el impacto del crucerismo en muchas ciudades es percibido como negativo solo por sus habitantes (y ni siquiera por todos). Si visitas un espacio frágil, ya sea un parque nacional o un casco histórico milenario, hay unas normas a cumplir, te guste o no. Si haces el vándalo estando como espectador en un recinto deportivo te sancionan, pero si lo haces en un monumento valioso o un entorno histórico es probable que ni siquiera te identifiquen”.
Otra cosa bien distinta es que la solución pase por blindar la entrada de turistas de cualquier tipo. “Creo que la solución pasa por blindar su sostenibilidad. No se trata de prohibir el turismo, porque no tiene sentido. La culpa no es del turismo, sino del turismo sin control ni gestión de flujos”.


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Fotografía del día 17 de noviembre de 2019 en Venecia © Getty Images

Y señala a los que deberían cargar con la culpa o con el peso de la responsabilidad a sus espaldas: “No olvidemos que si la gente viaja a los destinos es porque desde el destino se hace promoción del mismo, especialmente con las grandes empresas de paquetes turísticos”.


Por esta razón ve más realista atajar el problema poniendo el foco a diferentes niveles: “La solución es múltiple: veto a cruceros en toda la Laguna; limitación estricta de circulación para vehículos a motor a solamente residentes y reparto; impulso al transporte público (que en Venecia es la mejor manera de llegar y moverse); y, en casos puntuales y extremos,
establecimiento de cupos diarios de visita con reserva previa. Es más fácil controlar el flujo en Venecia que en cualquier otra ciudad, porque los puntos de llegada son muy concretos. La otra vía es una adecuada educación patrimonial, pero me temo que en la maquinaria turística de hoy es muy difícil que se sancione o multe a un turista. Parece que cuando estamos haciendo turismo estemos exentos de pagar por nuestras faltas”.
https://www.traveler.es/viajes-urba...del-turismo-masivo-patrimonio-artistico/16635
 
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