El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
06/08/2016
CHSSS...
NI ‘TIA PI’ NI PALMA
UN ‘LOOK’ INAPROPIADO
PREFIRIÓ EL CINE Y LOS ESCOLTAS
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Se sabía que la Infanta Margarita, la otra hermana de Don Juan Carlos, no estaría. Se repone de una de las dolencias de la familia: la rotura de cadera, restañada por ese mago de la cirugía, el doctor Ángel Villamor. Tampoco los Urdangarin, condenados al exilio suizo de Ginebra. La duda estaba en los letizios. Sobre todo en Felipe, por la grave situación política. Miren ustedes por dónde, hizo un esfuerzo y, cuando ya no se le esperaba, se presentó en el chalet de su tía en la urbanización Sol de Mallorca pero... sin Letizia. Una vez más, la inefable consorte daba la nota, daba el cante, con una falta total de respeto a la familia, a una señora de 80 años y, además, Infanta, demostrando su nula simpatía hacia ella. Puede que sea mutua. De nuevo, dejaba en mal lugar a su marido, que decidió viajar a Palma con sus hijas, demostrando públicamente que ella y sólo ella administra su tiempo, sus afectos y sus sentimientos. No le importa que Felipe sí acuda siempre a sus festejos familiares de papá y de su segunda esposa (los de mamá no, porque siempre está en casa). Incluso viajar hasta Italia, cerca de Roma, para festejar en familia la polémica boda de Telmay Jaime del Burgo, celebrada dos meses antes (matrimonio que acaba de romperse estos días). Cierto es que todos pensábamos que se habían divorciado hacía ya tiempo. ¡Interesan tan poco! Ni ella y mucho menos él. Pero allá que fue el buenazo de Felipe, incluso con sus hijas, aunque me consta que por Telma y por su ex siente la misma simpatía que Letizia por tía Pi.
Para que no quedara la menor duda del desaire a la Infanta, Letizia se presentó en Palma al día siguiente. Y junto a toda la Familia la vio en la cena a la que Don Juan Carlos les había invitado en el restaurante Flanigan, de su amigo Miguel Arias, en Puerto Portals. Era la primera vez en años (han pasado tantísimas cosas desde su llegada a la Familia Real) en las que se les veía compartiendo mesa y mantel a los Reyes eméritos, con la Infanta Elena y sus dos hijos Froilán y Victoria Federica, el Rey Felipe y sus hijas, Leonor y Sofía, y a Letizia. Ésta, como siempre, se hizo notar. Mientras Doña Sofía y la Infanta Elena aparecían vestidas de manera informal, de acuerdo con el lugar, ella quiso ‘apantallar’ con un look en negro: top con transparencias y lentejuelas, sin mangas, mostrando sus antiestéticos y musculados brazos (¡cuánto debe castigarse en el gimnasio!), pantalones de satén, gigantescos y originales pendientes y sandalias de tiras de pitón. ¡Toma ya!
La felicidad, a veces, también dura poco en casa de los ricos, en este caso del Rey Felipe VI, quien se prometía unas vacaciones en Palma, más o menos largas, más o menos tranquilas. Aunque la grave y crítica situación política no está para frivolidades y mucho menos para regatas, el buenazo del Jefe del Estado tuvo que interrumpir, el pasado miércoles, su estancia familiar en Marivent para regresar a La Zarzuela y seguir, desde el timón de su despacho, las entrevistas del presidente Rajoy con los líderes de los partidos políticos que tan mal se lo están haciendo pasar. En Palma se quedaron Letizia y sus hijas, pienso que contra su gusto. Bien es sabido la poca o nula simpatía por la isla y los deportes náuticos. Un ejemplo de ello es que, el día de la excursión marítima de sus suegros, su cuñada Elena, los hijos de ésta y los suyos a Porto Pí, ella volvió a dar la nota con su ausencia para volver a disponer del tiempo libre a su antojo. Según la compañera Rigalt “a todo esto la Reina en el cine viendo Sunset Song con dos escoltas”. También se hacía eco de ello, en su crónica, la más cortesana de las enviadas especiales (“Algún medio local aseguraba que Doña Letizia había sido vista en un cine de Palma”). La película en cuestión está basada en la novela de Lewis Grassic Gibbon y se trata de la historia de una mujer atrapada entre su belleza (ella lo es) y el odio a un lugar, Escocia (bien podría ser Palma). También sorprendió su ausencia en el concierto de Jaume Anglada. Ese cantante de verano, amigo sobre todo de Felipe. Letizia prefirió irse al cine.
La pregunta que la opinión pública y, sobre todo, la publicada se hace es la de todos los años: ¿Hasta cuándo? Por supuesto, hasta que Letizia decida cambiar Palma por ese paraíso que nadie, sólo ellos, conocen. Aunque este año todo depende de si Rajoy consigue formar Gobierno. De no suceder así, sería una inaceptable frivolidad por parte de ellos desaparecer.
Compañera: en la boda de Inés Arrimadas, el novio de chaqué, en Jerez, a 40 grados y en una bodega (...) “A vivir que son dos días y el de en medio está lloviendo”, dijo orgullosa la mamá de la novia, cuando le preguntaron sobre la diferencia de edad de su hija con su compañero, un respetable y respetado aristócrata (...) ¿Por qué cuando los famosos padres presentan a sus hijos recién nacidos en una exclusiva bien pagada no se pixela el rostro del bebé , de acuerdo con la protección jurídica del menor (...) ¿Qué empresario “muy importante” figura en la lista de los hombres que han pasado por la entrepierna de la famosa, polémica y desvergonzada muchacha? (...) El conocido chef gusta promocionar tanto sus galardonados restaurantes con muchas estrellas Michelin como los desnudos de su polémica esposa que él mismo fotografía (...) Primero fue el embajador de Francia; luego el de Estados Unidos; el último, el de Italia. En los tres casos, la primera dama de la embajada, el marido de Su Excelencia (...) La joven diputada de nombre judío, dice que lo importante es no frivolizar las instituciones cuando ella es pura frivolidad (...) Va a tener razón Jacobo, el nieto de la duquesa, cuando dice que “llevar corbata puede ser una rebeldía”. ¿Seré yo un rebelde sin enterarme?

MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
06/08/2016
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Se sabía que la Infanta Margarita, la otra hermana de Don Juan Carlos, no estaría. Se repone de una de las dolencias de la familia: la rotura de cadera, restañada por ese mago de la cirugía, el doctor Ángel Villamor. Tampoco los Urdangarin, condenados al exilio suizo de Ginebra. La duda estaba en los letizios. Sobre todo en Felipe, por la grave situación política. Miren ustedes por dónde, hizo un esfuerzo y, cuando ya no se le esperaba, se presentó en el chalet de su tía en la urbanización Sol de Mallorca pero... sin Letizia. Una vez más, la inefable consorte daba la nota, daba el cante, con una falta total de respeto a la familia, a una señora de 80 años y, además, Infanta, demostrando su nula simpatía hacia ella. Puede que sea mutua. De nuevo, dejaba en mal lugar a su marido, que decidió viajar a Palma con sus hijas, demostrando públicamente que ella y sólo ella administra su tiempo, sus afectos y sus sentimientos. No le importa que Felipe sí acuda siempre a sus festejos familiares de papá y de su segunda esposa (los de mamá no, porque siempre está en casa). Incluso viajar hasta Italia, cerca de Roma, para festejar en familia la polémica boda de Telmay Jaime del Burgo, celebrada dos meses antes (matrimonio que acaba de romperse estos días). Cierto es que todos pensábamos que se habían divorciado hacía ya tiempo. ¡Interesan tan poco! Ni ella y mucho menos él. Pero allá que fue el buenazo de Felipe, incluso con sus hijas, aunque me consta que por Telma y por su ex siente la misma simpatía que Letizia por tía Pi.
Para que no quedara la menor duda del desaire a la Infanta, Letizia se presentó en Palma al día siguiente. Y junto a toda la Familia la vio en la cena a la que Don Juan Carlos les había invitado en el restaurante Flanigan, de su amigo Miguel Arias, en Puerto Portals. Era la primera vez en años (han pasado tantísimas cosas desde su llegada a la Familia Real) en las que se les veía compartiendo mesa y mantel a los Reyes eméritos, con la Infanta Elena y sus dos hijos Froilán y Victoria Federica, el Rey Felipe y sus hijas, Leonor y Sofía, y a Letizia. Ésta, como siempre, se hizo notar. Mientras Doña Sofía y la Infanta Elena aparecían vestidas de manera informal, de acuerdo con el lugar, ella quiso ‘apantallar’ con un look en negro: top con transparencias y lentejuelas, sin mangas, mostrando sus antiestéticos y musculados brazos (¡cuánto debe castigarse en el gimnasio!), pantalones de satén, gigantescos y originales pendientes y sandalias de tiras de pitón. ¡Toma ya!
La felicidad, a veces, también dura poco en casa de los ricos, en este caso del Rey Felipe VI, quien se prometía unas vacaciones en Palma, más o menos largas, más o menos tranquilas. Aunque la grave y crítica situación política no está para frivolidades y mucho menos para regatas, el buenazo del Jefe del Estado tuvo que interrumpir, el pasado miércoles, su estancia familiar en Marivent para regresar a La Zarzuela y seguir, desde el timón de su despacho, las entrevistas del presidente Rajoy con los líderes de los partidos políticos que tan mal se lo están haciendo pasar. En Palma se quedaron Letizia y sus hijas, pienso que contra su gusto. Bien es sabido la poca o nula simpatía por la isla y los deportes náuticos. Un ejemplo de ello es que, el día de la excursión marítima de sus suegros, su cuñada Elena, los hijos de ésta y los suyos a Porto Pí, ella volvió a dar la nota con su ausencia para volver a disponer del tiempo libre a su antojo. Según la compañera Rigalt “a todo esto la Reina en el cine viendo Sunset Song con dos escoltas”. También se hacía eco de ello, en su crónica, la más cortesana de las enviadas especiales (“Algún medio local aseguraba que Doña Letizia había sido vista en un cine de Palma”). La película en cuestión está basada en la novela de Lewis Grassic Gibbon y se trata de la historia de una mujer atrapada entre su belleza (ella lo es) y el odio a un lugar, Escocia (bien podría ser Palma). También sorprendió su ausencia en el concierto de Jaume Anglada. Ese cantante de verano, amigo sobre todo de Felipe. Letizia prefirió irse al cine.
La pregunta que la opinión pública y, sobre todo, la publicada se hace es la de todos los años: ¿Hasta cuándo? Por supuesto, hasta que Letizia decida cambiar Palma por ese paraíso que nadie, sólo ellos, conocen. Aunque este año todo depende de si Rajoy consigue formar Gobierno. De no suceder así, sería una inaceptable frivolidad por parte de ellos desaparecer.
Compañera: en la boda de Inés Arrimadas, el novio de chaqué, en Jerez, a 40 grados y en una bodega (...) “A vivir que son dos días y el de en medio está lloviendo”, dijo orgullosa la mamá de la novia, cuando le preguntaron sobre la diferencia de edad de su hija con su compañero, un respetable y respetado aristócrata (...) ¿Por qué cuando los famosos padres presentan a sus hijos recién nacidos en una exclusiva bien pagada no se pixela el rostro del bebé , de acuerdo con la protección jurídica del menor (...) ¿Qué empresario “muy importante” figura en la lista de los hombres que han pasado por la entrepierna de la famosa, polémica y desvergonzada muchacha? (...) El conocido chef gusta promocionar tanto sus galardonados restaurantes con muchas estrellas Michelin como los desnudos de su polémica esposa que él mismo fotografía (...) Primero fue el embajador de Francia; luego el de Estados Unidos; el último, el de Italia. En los tres casos, la primera dama de la embajada, el marido de Su Excelencia (...) La joven diputada de nombre judío, dice que lo importante es no frivolizar las instituciones cuando ella es pura frivolidad (...) Va a tener razón Jacobo, el nieto de la duquesa, cuando dice que “llevar corbata puede ser una rebeldía”. ¿Seré yo un rebelde sin enterarme?