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Para mí esta foto marca un antes y un después en la historia de la monarquía española. Reniego de ella como lo habrían hecho mis padres, abuelos... al ver la escena protagonizada por el sucesor de Don Juan Carlos I, cometiendo la ordinariez de amonestar violentamente en público a la Infanta doña Elena, ende más, con el dedo en alto, gesto imperdonable aprendido como ya sabemos todos de su querida esposa, mientras esta sonríe con la cara de felicidad de la mala de la película: la venganza es dulce, parece. Reniego de esta monarquía, reniego de cuanto me enseñaron y reniego de los individuos que protagonizaron esta ofensa a una señora y esta lamentable espectáculo.
Es que la reina no tiene las arrugas en la cara...