Albert Rivera y Ciudadanos

¿Y en qué anda Girauta el internauta? Aún está a tiempo de cambiar de color...

ClPns4iWYAAKfuV.jpg:large
 
Como? No han ido los flamantes propietarios de las nuevas cañas de pescar?


jejejeje, no acudirán al mitin por miedo a que reparta cañas de pescar con anzuelos más grandes, porque según parce los que ha repartido pescan poco.
Los que estaban allí pescan en caladeros seguros, estos tienen el pescado servido en la mesa.
En serio, el mitin un fracaso.
 
IGNACIO RUIZ QUINTANO
Las inclinaciones de Albert Rivera
ignacio-ruiz-quintano.png


En nuestro pintoresco sistema político, el líder de Ciudadanos viene a ocupar el vacío dejado por el rey del mambo, o danzón del trato, Durán y Lérida

  • 0
  • Compartido 3 veces
Caricatura_AlbertRivera_Ferran_Monzo-khQB-U102512603102d7C-620x550@abc.jpg

Caricatura enviada por Ferran Monzó Rubio (Valencia) al concurso de ABC
IGNACIO RUIZ QUINTANO- 19/06/2016 a las 01:26:28h. - Act. a las 01:39:19h.Guardado en: Opinión - Temas: Albert Rivera , Elecciones 26 J
Albert Rivera recuerda físicamente a la doctora Brennan de «Bones», pero ideológicamente viaja en el pescante de Michelin Flynn, el casamentero de «El hombre tranquilo», sólo que Michelin Flynn es hombre de principios («When I drink whiskey, I drink whiskey, and when I drink water, I drink water»), mientras que Albert Rivera es hombre de pactos, la cultura pastelera del pacto, es decir, de mezclas, con lo que el «whiskey» puede salirte «water», y el «water», a precio de «whiskey».

En nuestro pintoresco sistema político, Rivera viene a ocupar el vacío dejado por el rey del mambo, o danzón del trato, Durán y Lérida (“Doña Rosita la pastelera”, llamaron los coñones decimonónicos a Martínez de la Rosa por menos): Rivera hace de Durán, y para hacer de Lérida tiene a Girauta, que es el único que ha dejado escapar alguna pista sobre la ideología del partido (que no es el “cesarismo bonapartista posmoderno” que dijo el humorista cultural Lassalle):

–Somos partidarios de un modelo federal en un espacio europeo liberal-demócrata.


Si las vendedoras del mercado de Constantinopla se interesaban por la disputa sobre «homoiousios» y «homoousios», ¿por qué las votantes de Madrid no van a caer sobre las urnas como si fueran las rebajas de Harrods atraídas por el glamour «centrista» de «liberales» y «demócratas»?

Rivera se mueve mucho, lo que impide que se centren sus asesores, que dudan, como sus votantes, entre ponerle el calcetín o aumentarle el relleno
En cuanto al «modelo federal» para España, es verdad que muchos lo pregonan y ninguno lo explica. Rivera debe de referirse al federalismo que Pi y Margall, que lo tradujo de Proudhon, puso en marcha en la primera República, cuya traca final fue el bombardeo de Alicante, Alcira y Cartagena. El otro federalismo es el americano de Hamilton, para lo cual habría que descuartizar España y convertir los pedazos en estados soberanos a fin de reunirlos en una federación que sería la envidia en el mundo.

Rivera es de temperamento nervioso, y cambia de inclinaciones como el Silva de «La procesión de los días» en la Restauración:

–A principios de mes soy monárquico, derechista, conservador; el día diez me hago liberal; hacia el veinte me trueco en socialista y suspiro por el reparto: Días antes de terminar el mes, abjuro de esos ideales y comprendo que no hay salvación sino en el anarquismo práctico. Entonces le pido dos duros al habilitado con la intención secreta y firmísima de hacer una bomba. Pero lo mismo es tener los dos duros que sentirme republicano posibilista. En alguna de estas etapas, usted y yo coincidiremos, sin duda. Podemos llamarnos, sin recelo, correligionarios.

¿Qué español, al menos una vez al mes, no se siente correligionario de Rivera?

En tiempos de crisis debe de ser tal la avalancha de perseguidores de sueños (en España, una nómina en la política) que el propio Rivera ha de imponer, a la manera del famoso cordón de terciopelo rojo de Studio 54, filtros de edad (creo que el tope está en 35 años), y límite de camas (dos por habitación), medidas que en política proceden del organicismo de Rhomer y del “cojonudismo” de Kim Jong-un, “ismos” de una excentricidad que ha seducido a Felisuco, líder del centro riverista en la Montaña.

Descalzo y con hombreras, Rivera se mueve mucho, lo que impide que se centren sus asesores, que dudan, como sus votantes, entre ponerle el calcetín o aumentarle el relleno.

Estamos, pues, ante un político a tono con la época: irrelevante doctrinalmente, reparte imperativos categóricos sin haber leído una línea de Kant, le dice al vecino quién debe mandar en su casa y cree que España le debe algo por haber hecho presidente del Congreso a Pachi López, cuyo abuelo, se resalta en Wikipedia, trabajó como taquillero en el Cine Mar de Portugalete.

Llegará lejos.
 
Que asco da el palanganero del Borbón


Rivera apela al rey para pedir el voto: "Como decía Felipe VI, los españoles ya no somos enemigos"
14663363861288.jpg

Albert Rivera abraza Juan Carlos Girauta tras interpretar 'Mediterráneo' en Madrid. ZipiEFE
 
Rivera ha cambiado cinco veces en seis meses su discurso sobre la política de pactos de Ciudadanos

  • Empezó pidiendo al PSOE que dejase gobernar al PP, después instó al PP a hacer esto mismo con el PSOE y en los últimos días está repitiendo que C's votará en contra de que Rajoy repita como presidente del Gobierno
  • Antes de los comicios, Rivera aseguraba que Ciudadanos votaría no a un Gobierno del PP o a uno del PSOE porque no representaban su proyecto
infoLibre
El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, ha cambiado cinco veces su discurso sobre la política de pactos de su partido en los seis meses que han transcurrido desde las elecciones generales del 20 de diciembre. Empezó pidiendo al PSOE que dejase gobernar al PP, después instó al PP a hacer esto mismo con el PSOE y en los últimos días está repitiendo que C's votará en contra de que el candidato conservador, Mariano Rajoy, repita como presidente del Gobierno, informa Europa Press.

Antes de los comicios, Rivera aseguraba que Ciudadanos votaría no a un Gobierno del PP o a uno del PSOE porque no representaban su proyecto. Sin embargo, el último día de la pasada campaña electoral anunció que C's se abstendría en la investidura de Mariano Rajoy o en la de Pedro Sánchez y se opondría a un Ejecutivo del que formase parte Podemos o en el que este partido fuese decisivo.

Una vez valorado el resultado electoral, con el PP como fuerza más votada pero sin alcanzar la mayoría, el líder de Ciudadanos defendió un gobierno de los conservadores en minoría, para lo cual ofreció la abstención de sus 40 diputados y pidió la de los 90 representantes socialistas. En aquel momento no puso ninguna objeción a que el presidente fuera Rajoy. Pero la situación cambió a partir del 22 de enero, cuando el jefe del Ejecutivo en funciones declinó la invitación del rey a presentarse a la investidura. Esa fecha marcó el principal punto de inflexión en la política de pactos de la formación naranja.


A partir de ese momento sostuvo que el candidato que tenía la iniciativa para formar gobierno era el del PSOE, Pedro Sánchez, por haber aceptado el encargo de Felipe VI, mientras que Rajoy había perdido su oportunidad. Los equipos negociadores de Ciudadanos y el PSOE iniciaron entonces las conversaciones que finalmente culminaron en el acuerdo de legislatura firmado el 24 de febrero. Esto supuso un cambio en la postura de C's, que antes no se planteaba ir más allá de un pacto de investidura como los alcanzados en ayuntamientos y comunidades autónomas.

Además, el acuerdo con los socialistas, que incluía más de 200 reformas, establecía que Ciudadanos no se abstendría, sino que votaría a favor de la investidura de Sánchez, un cambio de posición que el partido naranja asumió con naturalidad cuando solo faltaba una semana para que se celebrara el Pleno en el Congreso de los Diputados.

El siguiente giro se produjo a finales de marzo, tras la investidura fallida del líder socialista. Los de Rivera empezaron a hablar claramente de entrar en el futuro Gobierno de Sánchez, contradiciendo así la afirmación de que nunca formarían parte de un ejecutivo encabezado por otro partido. Para asegurar que el candidato socialista llegase a la Moncloa no bastaba con los votos de Ciudadanos, así que emprendieron una campaña para convencer al PP de que se sumase al acuerdo y, pese a haber ganado las elecciones, se abstuviera para hacer presidente a Sánchez.

Como no lo conseguían, Rivera acusaba a Rajoy de "personalismo", y tanto él como sus portavoces empezaron a insistir en una idea que se acabó convirtiendo en un mantra: que el "inmovilismo" de Rajoy a la hora de hacer reformas y su "inacción" frente a la corrupción en el PP demostraban que no podía liderar una nueva etapa política en España.

Las críticas contra el candidato 'popular' se intensificaron en abril. Rivera llegó a afirmar que si dependiera de su partido, ni Rajoy ni su actual equipo de gobierno seguirán en el poder tras las generales del 26 de junio, ya que solo pactarán con la gente "limpia" del PP que apuesta por la regeneración.

Durante la precampaña y en los primeros días de la campaña electoral, la pregunta recurrente que le han formulado a Rivera en actos y ruedas de prensa es si Ciudadanos hará presidente a Rajoy. Pero no quedaba demasiado claro; unos días parecía que lo descartaba y otros se interpretaba lo contrario. Finalmente, el líder de la formación naranja zanjó la cuestión el pasado miércoles. Se negó a compartir el Gobierno con el presidente del PP y a darle apoyo, pero también –y esto era lo que estaba en duda– a abstenerse en su investidura.

"No queremos que Rajoy siga gobernando", añadió tras señalar que sobre el dirigente 'popular' pesa la sospecha de la corrupción y que España debe estar gobernada por gente con "las manos libres y limpias". Lo que aún no ha revelado Rivera es qué persona debería poner el PP al frente del Gobierno para poder contar con el apoyo de Ciudadanos.

Aunque Ciudadanos haya ido cambiando de idea respecto a PP y PSOE, lo que siempre ha tenido claro es su política de acuerdos con Podemos y los partidos nacionalistas e independentistas: no gobernará con los "populistas" ni con los que "quieren romper España" y siempre se opondrá a cualquier acuerdo de gobierno en el que estén estas fuerzas. Rivera ha tratado de explicar los motivos de sus decisiones respecto a los pactos postelectorales. La oferta de abstenerse para dejar gobernar a otro partido la justificó por la gobernabilidad del país; el pacto con el PSOE, por el no de Rajoy al rey; el voto favorable de C's en la investidura de Sánchez, por el acuerdo de gobierno suscrito; y la idea de gobernar en coalición con el PSOE, por la "debilidad" que tendría un ejecutivo en minoría.

Además, el líder de Ciudadanos insiste en que su partido tuvo que "mojarse" porque en las circunstancias de la última legislatura no podía "quedarse en un rincón". Así, ha defendido la implicación de su partido porque el PP y el PSOE no hablaban entre ellos y el país estaba "bloqueado", destacando asimismo que el acuerdo con los socialistas "evitó que Podemos llegara al poder".

En una reciente entrevista en laSexta, a Rivera le preguntaron por qué los electores, que han visto cómo Ciudadanos ha cambiado de opinión varias veces, deben creerle ahora cuando dice que no investirá a Rajoy. "Es mi palabra contra la de los demás", contestó. "Pero que alguien piense si me imagina a mí o a algún compañero mío" dando explicaciones en rueda de prensa, como miembro de un Gobierno presidido por Rajoy, sobre "los papeles de Bárcenas, el aforamiento de Rita Barberá o lo que está pasando en algunas comunidades autónomas. Yo quiero formar parte de un proyecto que me crea", afirmó.
 
Tampoco es que me haga muy feliz,pensar lo que pienso de este hombre,pero no puedo evitar,verle blandengue,fofo,veleta e inestable.Sin consistencia.Me parece que su liderato al frente de su partido, no va a durar mucho.Mucha de su gente se queja de él y si no consigue lo que están invirtiendo en él, ciertos oligarcas.....Uff .Por eso sale la mayoría de las veces con una ansiedad que transmite a quien lo mira.
 
Back