El entusiasmo era que por fin el heredero se csaba y con una inglesa, algo que no sucedía desde siglos atrás. Y con una Spencer, familia de casi tanta antigüedad como la monarquía británica. Fue una exaltación nacionalista y monárquica más que entusiasmo por la boda. Y los trapos que se ponía Diana en esa época, más nacionalismo aún. Ni la Queen en su lejana juventud se vistió tan rancia y antigua como Diana de casada. Luego quiso convertirse en icono de masa y de la moda pero Diana no tenía una personalidad formada ni le dio tiempo a tenerla, siempre se vestía para alguien, primero para la corona, luego para el médico pakistaní del que se enamoró locamenteRecuerdo los dias del compromiso y la boda. Ella entusiasmó desde el primer momento y su éxito ante las masas llegó a suscitar los celos de su marido, que no supo asimilarlo porque no la amaba.
Tenia una mirada preciosa, sus ojos, su sonrisa... Tenía una belleza propia e irrepetible, lo que tiene merito.