Mette-Marit siempre llora, cuando le dan el estúpido premio de la paz a Obama, el salvador del mundo, en los matrimonios de otras personas y hoy.
Una vez, sus homologas eran mujeres fuertes, educadas y forjadas por la familia para enfrentar mucho más en la vida. Se casaban temprano por razon de Estado y se enviaban lejos de la familia, perdían los hijos en la guerra, fueron exiliadas o guillotinadas, sin perder la compostura y la dignidad. Aquí es un lloriqueo, qué nivel...