Albert Rivera y Ciudadanos

Lo de Ciudadanos es para alucinar
Por jeje, 8 jul 2019, 11:00
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POLÍTICA

El escrache a Cs en el Orgullo, desde dentro: “Nos lanzaron orín, lejía y compresas”
Desde Cs sitúan como "responsable último al sanchismo por sugerir que si los naranjas iban al Orgullo habría consecuencias", una actitud que comparan con la de Quim Torra cuando alentó a los CDR a "apretar" en el primer aniversario del 1-O
Publicado el 8 de Julio de 2019 - 19: 19
ANA BELÉN RAMOS

Y el episodio de tensión no terminó con el desalojo de la comitiva naranja, que se produjo en torno a las 22:30 horas de la noche ‘arropados’ por el cántico de “¡Fuera fascistas de nuestro Orgullo!” de los manifestantes. “Al salir me tiraron una copa de whisky a los ojos”, afirma Patricia.

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La comitiva de Ciudadanos es desalojada por la Policía CIUDADANOS

“Cuando se apagaron las cámaras, las autoridades nos dijeron que diésemos la vuelta a nuestras mochilas -con el logo de Ciudadanos- y que soltásemos los globos. Nos estaban siguiendo, algunos radicales venían a por nosotros”, se queja el militante de Cs.

el sindicato Unión Federal de Policía ha denunciado este lunes la agresión sufrida por seis efectivos del cuerpo que se vieron obligados a escoltar la marcha naranja, criticando en un comunicado que el dispositivo policial desplegado fue “insuficiente” ante las circunstancias sobrevenidas, que “impidieron la libertad ambulatoria a la citada comitiva”. “Solo con ayuda de las unidades de intervención policial y policía municipal, que lograron realizar un pasillo, se evitaron males mayores”, concluye el escrito.

https://www.elindependiente.com/pol...e-dentro-nos-lanzaron-orin-lejia-y-compresas/
 
Grande-Marlaska, ¿homosexual ofensivo o ministro del Interior
Grande-Marlaska, ¿homosexual ofensivo o ministro del Interior?



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Fernando Grande-Marlaska besa a Carmen Montón en la marcha del Orgullo. EFE

Mira que desde estas páginas hemos estando vapuleando una y otra vez a Ciudadanos por su comportamiento -a eso que hacen no se le puede llamar estrategia- tras las elecciones del 26 de mayo, pero hoy es el día en que hay que darles la razón por sus protestas contra lo sucedido el sábado pasado durante la manifestación del Orgullo LGTBI y en concreto contra las inauditas declaraciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Digamos para empezar que todas las personas pertenecientes a esos grupos que se manifestaban el sábado son gentes que han sufrido extraordinariamente a lo largo de los años. Ellos y quienes les precedieron, y eso ha sido así durante siglos en todos los países que hoy forman parte de las democracias liberales más avanzadas del planeta.


Por lo tanto, su reivindicación una vez que han conseguido el reconocimiento y el respeto de la legalidad a sus diferentes opciones sexuales y de vida incluye comprensiblemente lo que para muchos puede resultar un exceso de exhibición pública. Pero tantos años de presión, de persecución, de desprecios, exclusiones y padecimientos físicos, incluidas las palizas, la cárcel, las torturas e incluso la muerte, justifican de sobra lo ardoroso, apasionado y vehemente de su expresión de júbilo y su reivindicación de una igualdad de trato a la que no están dispuestos, con toda la razón, a renunciar.

El sectarismo excluyente y opresor contra el que se manifestaban los miembros LGTBI se ha instalado en sus filas con una virulencia inesperada

Hasta ahí, nada que objetar. Pero la cosa se tuerce cuando la marcha reivindicativa y en apariencia afectiva se convierte en una hostil demostración de sectarismo excluyente y violento. Además de profundamente injusto. Lo sucedido el sábado contra el grupo de diputados y miembros de Ciudadanos ha sido execrable y ha desacreditado profundamente el espíritu de respeto que se suponía que estaba en la base de la exigencia de todos esos grupos que se acogen a las siglas LGTBI.

Ha sido una agresión violenta, insultante y humillante. Y todos y cada uno de esos adjetivos la convierten en inadmisible y, por supuesto, condenable en todos sus términos. Pero es que, además, la agresión políticamente brutal es profundamente injusta. Lo sería en todos los caso, pero sucede que Ciudadanos lleva varios meses oponiéndose a las pretensiones de los diputados de Vox en distintas autonomías de reducir las ayudas a estos colectivos hacia los que el partido de Santiago Abascal demuestra un rechazo imposible de disimular bajo la capa de la eficiencia administrativa.

Esa oposición del partido naranja está en el origen de no pocos de los problemas que están paralizando los pactos de Cs, PP y Vox en distintos ayuntamientos y comunidades. No es que no merezcan esa agresión, que por supuesto no la merece nadie, es que no habrían merecido ni siquiera una condena verbal porque Ciudadanos está luchando a brazo partido contra el posible intento de exclusión de quienes se agrupan bajo las siglas citadas.

Y ahora nos encontramos con que el sectarismo excluyente y opresor contra el que se manifestaban el sábado los miembros de los grupos LGTBI se ha instalado en sus filas con una virulencia inesperada que descalifica de plano la impostada pretensión festiva del desfile organizado. Y mientras nadie en el seno de ese colectivo condene con contundencia lo sucedido, habrá que concluir que este desfile es una versión más de las variadas pulsiones totalitarias que padecen muchos, demasiados seres humanos en cuanto sienten que han adquirido algo de poder.

Marlaska ha cometido un error descomunal que un ministro, y mucho menos si es de Interior, no se puede de ninguna manera permitir

Pero, con ser lamentable, probablemente la situación no habría llegado hasta los extremos intolerables que alcanzó si nada menos que un ministro del Interior del Gobierno de España no se hubiera atrevido a lanzar contra los diputados de un partido de la oposición al Gobierno a las masas furibundas y no les hubiera azuzado a la agresión.

Fernando Grande-Marlaska ha cometido un error descomunal que un ministro, y mucho menos si es de Interior, no se puede de ninguna manera permitir. El señor ministro ha relatado muchas veces el altísimo precio de dolor que se vio obligado a pagar cuando se decidió a decir a su familia que era homosexual. Una confesión que le mantuvo radicalmente alejado de su madre durante muchos años. Se entiende, por lo tanto, su entusiasmo al participar en la celebración del Día del Orgullo. Pero aquí se acaba la comprensión.

El ministro, en un alarde de falta de sutileza y de profunda irresponsabilidad, se permitió hacer una descripción burda y grosera de la posición de un partido político, Ciudadanos, por “pactar de forma obscena con quien limita derechos de LGTBI” dijo sin seguramente tener conocimiento preciso del campo en el que se está librando ahora mismo la batalla entre Ciudadanos y Vox. Pero añadió algo más, algo que nunca puede salir de la boca de un ministro del Interior. Dijo: “Y eso debe tener consecuencias”. Ni siquiera dijo “podría tener consecuencias”. No, no, lo que dijo fue “debe tenerlas”.

Es inaudito porque, una vez dada la bendición a las “consecuencias”, el ministro se hace irremediablemente responsable de ellas. Y no sirven para nada los tuits que le mandan desde el PSOE expresándole su cariño porque esto no va de amores sino de responsabilidades y la del ministro del Interior es inmensa porque con sus palabras se ha hecho precisamente coautor de lo sucedido.

Si hubiera mantenido el silencio al que debería haberle obligado su cargo, o si hubiera llamado al respeto y a la concordia, como era su obligación en tanto que responsable del Gobierno y del orden público, esos virulentos ataques, con intención además de humillar -no otra cosa es el episodio de la exhibición de su culo por parte de un sujeto que intentó defecar delante de los miembros de Ciudadanos-, no se le habrían podido adjudicar como cuota-parte, que diría Felipe González, de su responsabilidad. Pero lamentablemente no fue así y el ministro se dejó llevar por el fervor reivindicativo olvidando por completo su posición institucional.

Le gustará o no, pero mientras siga en el cargo él es ministro antes que homosexual. Y se ha olvidado de eso

Y, claro, luego resultó que el mismo señor que había provocado con sus palabras la sensación de impunidad de los agresores era el jefe de la Policía. Y, mira tú por dónde, nos encontramos con que el jefe de la Policía que contribuye a provocar los altercados inadmisibles contra unos ciudadanos pacíficos, se ve en la necesidad de enviar a la Policía a proteger a esos mismos ciudadanos agredidos. Pero el problema no es esto último. El problema es lo primero: que el jefe de la Policía no puede de ninguna de las maneras ser quien participa, aunque sea verbalmente, del acoso, hostigamiento y humillación de unas personas que son, además, diputados es decir, representantes del pueblo español.

En definitiva, y como me comentaba una persona con criterio, “un ministro del Interior no puede incitar a que se produzcan altercados que luego él mismo, a través de la Policía, tiene que resolver”.

Que sea gay no le permite a Grande-Marlaska poner su condición por delante de su papel institucional que es el que le da a sus palabras la deplorable relevancia que han tenido. Le gustará o no, pero mientras siga en el cargo él es ministro antes que homosexual. Y se ha olvidado de eso.

https://www.elindependiente.com/opi...-homosexual-ofensivo-o-ministro-del-interior/
 
Un informe policial contradice la versión de Ciudadanos de lo ocurrido en la manifestación del Orgullo

El documento niega que se produjeran agresiones físicas y solo habla de un lanzamiento "aislado" de una botella de plástico vacía

La Policía asegura que agentes de paisano acompañaron a los miembros de Ciudadanos y que éstos no siguieron las instrucciones

eldiario.es
09/07/2019 - 07:35h
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Inés Arrimadas en la cabecera del grupo de manifestantes de Ciudadanos que asistió al Orgullo el 6 de julio. J.C. ROJAS DPA / GTRES

Los organizadores del Orgullo piden a Ciudadanos que hagan "autocrítica"
Lanzamientos de objetos, insultos, escupitajos, "miedo real", "violencia de la más extrema" y pasividad policial. Así describieron distintos miembros de Ciudadanos los incidentes del Orgullo del pasado sábado, cuando fueron increpados por asistentes a la manifestación. Ahora se ha conocido que un informe policial, elaborado por la Jefatura Superior de Policía de Madrid, contradice esta versión.




Lo desvela este martes El País y apunta a un documento en el que se niega que se produjeran agresiones físicas y tilda de "aislado" el lanzamiento de una botella de plástico vacía que no tuvo repercusiones. Asegura que solo hubo insultos y el lanzamiento de agua.

La Policía, según esta información, elaboró el lunes un informe tras las acusaciones por parte de Ciudadanos, en concreto de Begoña Villacís, de fallos en el dispositivo policial. La vicealcaldesa aseguró que solo iban acompañados de municipales mientras que los nacionales tardaron mucho en llegar. Atendiendo al informe, la Jefatura contradice esta descripción de lo ocurrido, al asegurar que iban acompañados en todo momento por agentes de paisano. Una protección que había solicitado el propio jefe de seguridad del partido.

El informe va un paso más allá y acusa al partido de no seguir "en ningún momento" las órdenes policiales ni sus consejos. Así en al menos tres ocasiones. Cuando se produjo la sentada para parar al grupo de Ciudadanos, la Policía descartó intervenir debido a que se hubiera producido más "alteración ciudadana" de la que se preveía evitar. Durante este bloqueo de hora y media, el informe concluye que solo hubo disparos de agua con pistolas de juguete.

Así, concluye el informe, cuando se decidió que salían de la marcha, apenas quedaban grupos aislados que les increparon, sin siquiera contacto físico. La Jefatura considera que la protección de paisano era suficiente y acorde a lo ocurrido y que en todo momento estaban arropados por el equipo de seguridad de la organización.

https://www.eldiario.es/politica/policial-contradice-Ciudadanos-ocurrido-Orgullo_0_918658182.html
 
ORGULLO MADRID
La policía contradice la versión de Cs sobre el Orgullo: "No hubo agresiones físicas"
El Nacional
Foto: EFE
Barcelona. Martes, 9 de julio de 2019
1 minuto
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Un informe policial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, que se ha elaborado como consecuencia de los incidentes con los miembros de Ciudadanos el día de la manifestación del Orgullo en Madrid, contradice la versión de los hechos de la formación unionista. Según fuentes policiales que han tenido acceso al informe y que han sido consultadas por El País, el documento no detalla ninguna agresión física y sólo deja constancia de los insultos y el lanzamiento de agua.


Este sábado se celebró la manifestación del Orgullo en Madrid donde, entre los millares de personas, había representantes de CIutadans, como la número dos del partido, Inés Arrimadas, que fue increpada por los asistentes y tuvo que abandonar la manifestación escoltada por la policía.

"Hoy ha sido un día de vergüenza, hoy ha sido un día de infamia. Nos han intentado agredir, nos han lanzado botellas, nos han lanzado latas, hielos, vasos, de todo, porque hay unos intolerantes que se parecen mucho a los fascistas de toda la vida que nos han querido expulsar del Orgullo", aseguró Arrimadas sobre los incidentes.

Ahora, el informe policial desmiente la violencia física y el lanzamiento de objetos peligrosos y añade que "Ciutadans no siguió en ningún momento las instrucciones policiales y tampoco los consejos" y que "en todo momento estuvieron acompañados por agentes de paisano".

La policía española decidió realizar este informe después de que dirigentes de la formación españolista criticaran la actuación de la policía en el momento de los hechos. La teniente de alcalde de Madrid, Begoña Villacís, ha acusado a la policía española de "tardar mucho en llegar" y actuar "de manera muy ineficiente cuando podía haber pasado cualquier cosa".


ORGULLO MADRID Arrimadas, increpada, abandona la manifestación del Orgullo de Madrid El Nacional
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Grande-Marlaska, ¿homosexual ofensivo o ministro del Interior
Grande-Marlaska, ¿homosexual ofensivo o ministro del Interior?



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Fernando Grande-Marlaska besa a Carmen Montón en la marcha del Orgullo. EFE

Mira que desde estas páginas hemos estando vapuleando una y otra vez a Ciudadanos por su comportamiento -a eso que hacen no se le puede llamar estrategia- tras las elecciones del 26 de mayo, pero hoy es el día en que hay que darles la razón por sus protestas contra lo sucedido el sábado pasado durante la manifestación del Orgullo LGTBI y en concreto contra las inauditas declaraciones del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.

Digamos para empezar que todas las personas pertenecientes a esos grupos que se manifestaban el sábado son gentes que han sufrido extraordinariamente a lo largo de los años. Ellos y quienes les precedieron, y eso ha sido así durante siglos en todos los países que hoy forman parte de las democracias liberales más avanzadas del planeta.


Por lo tanto, su reivindicación una vez que han conseguido el reconocimiento y el respeto de la legalidad a sus diferentes opciones sexuales y de vida incluye comprensiblemente lo que para muchos puede resultar un exceso de exhibición pública. Pero tantos años de presión, de persecución, de desprecios, exclusiones y padecimientos físicos, incluidas las palizas, la cárcel, las torturas e incluso la muerte, justifican de sobra lo ardoroso, apasionado y vehemente de su expresión de júbilo y su reivindicación de una igualdad de trato a la que no están dispuestos, con toda la razón, a renunciar.

El sectarismo excluyente y opresor contra el que se manifestaban los miembros LGTBI se ha instalado en sus filas con una virulencia inesperada

Hasta ahí, nada que objetar. Pero la cosa se tuerce cuando la marcha reivindicativa y en apariencia afectiva se convierte en una hostil demostración de sectarismo excluyente y violento. Además de profundamente injusto. Lo sucedido el sábado contra el grupo de diputados y miembros de Ciudadanos ha sido execrable y ha desacreditado profundamente el espíritu de respeto que se suponía que estaba en la base de la exigencia de todos esos grupos que se acogen a las siglas LGTBI.

Ha sido una agresión violenta, insultante y humillante. Y todos y cada uno de esos adjetivos la convierten en inadmisible y, por supuesto, condenable en todos sus términos. Pero es que, además, la agresión políticamente brutal es profundamente injusta. Lo sería en todos los caso, pero sucede que Ciudadanos lleva varios meses oponiéndose a las pretensiones de los diputados de Vox en distintas autonomías de reducir las ayudas a estos colectivos hacia los que el partido de Santiago Abascal demuestra un rechazo imposible de disimular bajo la capa de la eficiencia administrativa.

Esa oposición del partido naranja está en el origen de no pocos de los problemas que están paralizando los pactos de Cs, PP y Vox en distintos ayuntamientos y comunidades. No es que no merezcan esa agresión, que por supuesto no la merece nadie, es que no habrían merecido ni siquiera una condena verbal porque Ciudadanos está luchando a brazo partido contra el posible intento de exclusión de quienes se agrupan bajo las siglas citadas.

Y ahora nos encontramos con que el sectarismo excluyente y opresor contra el que se manifestaban el sábado los miembros de los grupos LGTBI se ha instalado en sus filas con una virulencia inesperada que descalifica de plano la impostada pretensión festiva del desfile organizado. Y mientras nadie en el seno de ese colectivo condene con contundencia lo sucedido, habrá que concluir que este desfile es una versión más de las variadas pulsiones totalitarias que padecen muchos, demasiados seres humanos en cuanto sienten que han adquirido algo de poder.

Marlaska ha cometido un error descomunal que un ministro, y mucho menos si es de Interior, no se puede de ninguna manera permitir

Pero, con ser lamentable, probablemente la situación no habría llegado hasta los extremos intolerables que alcanzó si nada menos que un ministro del Interior del Gobierno de España no se hubiera atrevido a lanzar contra los diputados de un partido de la oposición al Gobierno a las masas furibundas y no les hubiera azuzado a la agresión.

Fernando Grande-Marlaska ha cometido un error descomunal que un ministro, y mucho menos si es de Interior, no se puede de ninguna manera permitir. El señor ministro ha relatado muchas veces el altísimo precio de dolor que se vio obligado a pagar cuando se decidió a decir a su familia que era homosexual. Una confesión que le mantuvo radicalmente alejado de su madre durante muchos años. Se entiende, por lo tanto, su entusiasmo al participar en la celebración del Día del Orgullo. Pero aquí se acaba la comprensión.

El ministro, en un alarde de falta de sutileza y de profunda irresponsabilidad, se permitió hacer una descripción burda y grosera de la posición de un partido político, Ciudadanos, por “pactar de forma obscena con quien limita derechos de LGTBI” dijo sin seguramente tener conocimiento preciso del campo en el que se está librando ahora mismo la batalla entre Ciudadanos y Vox. Pero añadió algo más, algo que nunca puede salir de la boca de un ministro del Interior. Dijo: “Y eso debe tener consecuencias”. Ni siquiera dijo “podría tener consecuencias”. No, no, lo que dijo fue “debe tenerlas”.

Es inaudito porque, una vez dada la bendición a las “consecuencias”, el ministro se hace irremediablemente responsable de ellas. Y no sirven para nada los tuits que le mandan desde el PSOE expresándole su cariño porque esto no va de amores sino de responsabilidades y la del ministro del Interior es inmensa porque con sus palabras se ha hecho precisamente coautor de lo sucedido.

Si hubiera mantenido el silencio al que debería haberle obligado su cargo, o si hubiera llamado al respeto y a la concordia, como era su obligación en tanto que responsable del Gobierno y del orden público, esos virulentos ataques, con intención además de humillar -no otra cosa es el episodio de la exhibición de su culo por parte de un sujeto que intentó defecar delante de los miembros de Ciudadanos-, no se le habrían podido adjudicar como cuota-parte, que diría Felipe González, de su responsabilidad. Pero lamentablemente no fue así y el ministro se dejó llevar por el fervor reivindicativo olvidando por completo su posición institucional.

Le gustará o no, pero mientras siga en el cargo él es ministro antes que homosexual. Y se ha olvidado de eso

Y, claro, luego resultó que el mismo señor que había provocado con sus palabras la sensación de impunidad de los agresores era el jefe de la Policía. Y, mira tú por dónde, nos encontramos con que el jefe de la Policía que contribuye a provocar los altercados inadmisibles contra unos ciudadanos pacíficos, se ve en la necesidad de enviar a la Policía a proteger a esos mismos ciudadanos agredidos. Pero el problema no es esto último. El problema es lo primero: que el jefe de la Policía no puede de ninguna de las maneras ser quien participa, aunque sea verbalmente, del acoso, hostigamiento y humillación de unas personas que son, además, diputados es decir, representantes del pueblo español.

En definitiva, y como me comentaba una persona con criterio, “un ministro del Interior no puede incitar a que se produzcan altercados que luego él mismo, a través de la Policía, tiene que resolver”.

Que sea gay no le permite a Grande-Marlaska poner su condición por delante de su papel institucional que es el que le da a sus palabras la deplorable relevancia que han tenido. Le gustará o no, pero mientras siga en el cargo él es ministro antes que homosexual. Y se ha olvidado de eso.

https://www.elindependiente.com/opi...-homosexual-ofensivo-o-ministro-del-interior/

¿Has visto la foto del que se bajó los pantalones para defecar delante de ellos? Qué mal gusto (y qué culo más feo).
Si esto se lo hacen a los podemitas, a los bilduetarras o a los catetonazis se lía la mundial. Pero cuando lo hacen ellos, está muy bien. Son las contradicciones de siempre y la doble vara de medir.
 
¿Has visto la foto del que se bajó los pantalones para defecar delante de ellos? Qué mal gusto (y qué culo más feo).
Si esto se lo hacen a los podemitas, a los bilduetarras o a los catetonazis se lía la mundial. Pero cuando lo hacen ellos, está muy bien. Son las contradicciones de siempre y la doble vara de medir.




Es que ya se sabe , lo de siempre , ellos son los más : TOLERANTES , DEMOCRÁTICOS , CON LA ÚNICA VERDAD , DANDO EJEMPLO EN TODO , NADA SECTARISTAS y por SUPUESTO LOS MÁS HONESTOS , los de estás conmigo o eras un fascista
 
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